Erasmo de Rotterdam,

precursor de la Educación para la Paz

por

Llorenç Vidal

Última Hora (Palma de Mallorca), 29 de enero, y

Escuela Española (Madrid), 25 de enero de 2001

 

 

(Erasmo de Rotterdam por Hans Holbein el Joven)

 

 

      La llegada anual del "Día Escolar de la No-violencia y la Paz" (DENIP), que como es sabido se practica el 30 de enero de cada año, en el aniversario de la muerte del Mahatma Gandhi, y que en este año 2001 celebra su XXXVIII edición ininterrumpida desde su fundación en 1964, nos ofrece la posibilidad de reflexionar sobre alguno de los aspectos de la Educación No-violenta y Pacificadora. Y hogaño, pasado ya el puente del tercer milenio, podemos hacerlo sobre uno de los precursores renacentistas de la misma: Desiderio Erasmo de Rotterdam, por el matiz eminentemente educativo de su aportación pacifista, ya que la enseñanza erasmiana de la paz es una de las más valientes de su época y está animada por una fuerte intencionalidad pedagógica: la formación del príncipe cristiano, capaz de mantener en paz a su pueblo en el concierto del orbe cristiano y, a ser posible, en medio de todos los pueblos de la tierra. En cinco fundamentales aspectos podemos considerar en su pensamiento pedagógico pacifista:

      1. La paz, fruto de la caridad recíproca entre los seres humanos, constituye el estado natural del ser humano, "esa apacible criatura, engendrada de suyo para la paz y la benevolencia, creada para el bienestar de todos" (*), ya que Erasmo concibe a Dios como el Pacificador todopoderoso.

      2. La guerra  -fruto de la discordia, de la ambición, de la avaricia y de la venganza-  es un castigo de Dios y el peor de los males que pueden asolar la humanidad. Su obra "Querella de la paz" es uno de los más fuertes alegatos cristianos contra la guerra, contra el belicismo y contra la milicia, a la que llama "horroroso ministerio de la matanza organizada".

      3. La guerra y el espíritu belicoso  -que considera incompatibles con las enseñanzas de Jesucristo-  deben suprimirse totalmente entre los cristianos, ya que Cristo y la guerra no tienen nada en común. Suyas son estas palabras:

      "Decidme, por favor: ¿Por qué el combatiente en estas circunstancias reza y dice: Padre nuestro? ¿Osas llamarle Padre tú, que hundes el puñal en la garganta de tu hermano? Santificado sea el tu nombre. ¿Cómo podría deshonrarse más el nombre de Dios que con estas desavenencias tumultuosas entre vosotros? Venga a nos el tu reino. ¿Esto ruegas tú, que en tantos charcos de sangre proyectas establecer tu tiranía? Hágase tu voluntad así en el cielo como en la tierra. ¿Él quiere la paz y tú preparas la guerra? El pan de cada día pides tú al Padre común, tú, que prendes fuego a los panes de tu hermano, y aun a trueque de que se pierdan para ti, siempre que él no pueda aprovecharlos? ¿Y con qué boca dirás aquello? Perdónanos nuestras deudas así como nosotros perdonamos a nuestros deudores. ¿Esto dices tú, que con presura feroz te abalanzas al parricidio? Suplicas que el peligro de la tentación no se allegue a ti, ¿tú, que con peligro propio, arrastras al peligro a tu hermano? ¿Pides que se te libre del mal a ti que, por instigación del mal, maquinas para tu hermano un mal irreparable?".

      4. Sin embargo, al plantearse la problemática  -propia de su época-  de la licitud de que los cristianos declarasen la guerra a los turcos, Erasmo duda en su actitud pacifista integral y, basándose más en el Antiguo que en el Nuevo Testamento, admite, sin aprobarla plenamente, un especie de guerra defensiva contra los no cristianos que ataquen armadamente la Iglesia, aunque esta defensa violenta "no pertenece a la perfección evangélica".

      5. Elemento clave para el mantenimiento de la paz es el príncipe, futuro rey, a cuyo objetivo dedica su obra "Educación del príncipe cristiano", ya que tiene el poder político de declarar o no la guerra, porque "aun cuando los autores antiguos dividieron el sistema de gobernación de la república en dos artes, a saber: de la paz y de la guerra, el primero y principal cuidado en la formación del príncipe debe ahincarse en aquellas razones que atañen a regir sabiamente los tiempos de paz y deben poner su empeño más intenso en que jamás sean necesarias las ásperas obligaciones de la guerra". Y para conseguir este fin, Erasmo, en un plan de educación marcadamente monárquico y aristocrático, de acuerdo con la mentalidad renacentista, propone los siguientes medios didácticos: Conocimiento de los límites e instituciones del país; amor a la tierra que gobierna y a los seres humanos que la habitan; hacerse digno del amor y aprobación de sus súbditos; cultivo de las virtudes de clemencia, prudencia, integridad, templanza, sobriedad, desvelo, amabilidad, dulzura, tacto en las innovaciones y reformas, etc.; cuidar de que los bienes exteriores de su pueblo estén coordenados con los bienes de orden superior; cultivar la concordia entre los ciudadanos y procurar la adecuada educación de los mismos; esforzarse en mantener la paz y la amistad con todos, especialmente con los estados fronterizos, evitando la guerra y la violencia y aceptando el arbitraje en caso de conflicto, ya que el buen príncipe, el buen rey, el buen gobernante, debe ambicionar "la gloria sin sangre y sin daño ajeno", pues "no hay paz tan inicua que no sea preferible a la más justa de las guerras" y porque "este mundo es la patria común de todos".

      Siempre y en todo lugar "mientras ejerciere el mando, acuérdese que es hombre que manda a hombres, que es libre que manda a libres y, en último término, que es cristiano que manda a cristianos".

      Frente a la violencia de los malos no reaccionará violentamente, ni escuchará "a algunos tan duchos en el arte de la tergiversación que dicen no poderse sentir seguros si no rechazan con violencia la violencia de los malos. ¿Por qué en el cuento sin cuento de los emperadores romanos sólo los Antoninos Píos y Marco Aurelio, el emperador filósofo, no sufrieron atentados? No hay quien reine con más firme seguridad que quien está dispuesto a deponer el reinado, puesto que lo administra para la república no para sí" y ya que "hasta la hora presente nada se consiguió con pactos, nada con afinidades, nada con la violencia, nada con la venganza. Y, en cambio, de vuestra propia experiencia aprended lo que puede la aplacabilidad, lo que pueden los beneficios recibidos. Guerra siembra guerra y venganza arrastra venganza. Desde hoy la gratitud engendre gratitud: el beneficio traiga consigo beneficio, y parezca que es más rey el que cediera más de su derecho".

      Ideas que Erasmo de Rotterdam, acorde con el ambiente cristiano renacentista en que se desarrolló su vida, refiere a la educación del príncipe, futuro rey de un estado; pero que en la actualidad, en el contexto democrático, pluralista y multicultural en el que nos movemos y en el marco de la educación en valores, debe referirse no sólo a los gobernantes, sino a la educación de todos los ciudadanos, ya que, en sus mismas palabras, "la más firme esperanza de la república estriba en la educación racional de la niñez".

Llorenç Vidal

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Notas:

* Las citas están tomadas de la "Fundamentación de una Pedagogía de la No-violencia y la Paz" del autor de este artículo (Edit. Marfil, Alcoy) y de las "Obras Escogidas" de Erasmo de Rotterdam, edición preparada y traducida por el humanista mallorquín Llorenç Riber (Ed. Aguilar, Madrid), en las que se puede ampliar y profundizar el conocimiento de este tema.

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