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 EDITORIAL PRENSA ASTURIANA Director: Isidoro Nicieza

CULTURA
Juan López, Jan. Dibujante de cómics, autor de «Superlópez»: «Me gustaría ver a Woody Allen en el papel de Superlópez»

«Vivo de lo que me gusta», proclama Juan López (Barcelona, 1939), Jan. Pese a padecer de sordera total, este dibujante de cómics, que no humorista, ha desarrollado una prolífica carrera en competencia directa con los mejores autores.

Jan, autor de «Superlópez».
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PABLO AMOR

Tras el Gran Premio de la edición anterior, el Salón Internacional del Cómic de su ciudad natal le ha rendido homenaje de nuevo este año, con una retrospectiva de su obra gráfica. En un diálogo mantenido durante varios meses a través del correo electrónico, López asegura que escribir diálogos es sólo «cuestión de cultura y observación» y confiesa que no le «ocupa ni preocupa» la película que se prepara sobre su personaje más famoso, Superlópez, que acaba de cumplir 30 años.

-¿Qué tal su año de reinado?

-No creo merecer homenajes; los premios son sólo el reflejo de la opinión de algunos, una lotería. No obstante, cuando te toca, la reacción de los demás, sean colegas, fans o familiares, te emociona. Va a suponer que se me conozca más y mejor.

-De momento le han puesto a trabajar.

-Sí, he suministrado la mayor parte del material para la exposición, y el repaso me ha hecho recordar trabajos antiguos que me faltan, porque los editores de entonces se lo apropiaban o, como ocurrió en Cuba, porque estaba prohibido sacar un solo dibujo del país... Todo eso lo considero un patrimonio expropiado.

-Allí, entre 1959 y 1969, ejerció su profesión frustrada.

-Ahora vivo de lo que me gusta y trabajo me ha costado conseguirlo, pero mi ilusión eran los dibujos animados, un oficio en el que para cada tema hay que crear un estilo de dibujo. La época cubana es la que mejor recuerdo me ha dejado, ya que podía trabajar sin presión de interés comercial, en un ambiente de compañerismo y amistad que no he vuelto a encontrar.

-¿Ni siquiera en Bruguera, con la revista «Pulgarcito»?

-Esa editorial era muy retrógrada, paternalista e impositiva, registraban todo a su nombre sin preguntarte... Pero me permitió mantener a mi familia y le debo haber podido lanzar Superlópez a base de esperar cambios de mentalidad y de personal.

-¿Cómo nació el personaje?

-La editorial Euredit me encargó en 1973 un pequeño álbum de parodias de Superman. Tuvieron que convencerme, porque yo no me creo humorista. Además, estaba a punto de irme de viaje, así que ataqué la cosa con prisas y sin mucha fe; luego resultó que le había gustado hasta a la recepcionistaÉ Más tarde me di cuenta de que el personaje podía llegar a competir con otros que ya estaban arraigados, como MortadeloZipi y Zape, así que se lo propuse a Rafael González (director artístico de la editorial Bruguera). Aunque tuve que realizarlo al gusto de la casa, pensé que debía tener pacienciaÉ creía que, a la larga, Bruguera se tendría que modernizar.

-Pero no tanto como para publicar álbumes de contenido eróticoÉ

-A veces la necesidad te obliga a hacer trabajos que no aceptarías en situaciones normales: tras el cierre de Bruguera, me quedé sin trabajo e hice el álbum erótico Lascivia para Norma Editorial; luego me arrepentí, porque considero que la firma JAN debería ir siempre asociada a un espectro de lectores que va desde los 7 a los 18 años. Entonces me puse a dibujar todo tipo de personajes -Asterix, Zipi y Zape o Mortadelo- para álbumes coloreables y cuentos troquelados pero, desde luego, lo pasé muy mal.

-Ahora, pese a estar en una gran compañía como Ediciones B, su obra sigue sufriendo de una distribución escasa, comparada con otros personajes.

-Mortadelo y Filemón son muy populares y Los Simpsons tienen el apoyo de la televisión. Superlópez tiende a ser más selectivo, exige más al lector y supongo que por eso no es santo de la devoción de los comerciales que buscan vender cómics como rosquillas, cosa legítima.

-La supervivencia resulta aún más meritoria teniendo en cuenta su minusvalía.

-Soy sordo total desde los 6 años, una carencia que crea problemas de comunicación. Al principio me fue muy difícil buscar trabajo y relacionarme con los editores, pero pronto descubrí que escribir diálogos es sólo cuestión de cultura y observación. En México, por ejemplo, me dedicaba a apuntar todo tipo de frases de los periódicos, de los carteles y de las pintadas de las paredes; El tesoro del Ciuacoatl (álbum número 21 de las aventuras de Superlópez) está ambientado en ese país, y los personajes mexicanos hablan como auténticos mexicanosÉ

-¿Trató en vida a los otros dibujantes de su generación?

-A Vázquez un poco; era entrañable por su inmadurez y ha sido una «oportunidad perdida» para el cómic español. Con Escobar no pude hablar (sic), pese a que me lo encontraba a menudo en la sala de espera de Bruguera, y con Ibáñez sólo en los últimos años he tenido alguna conversación (sic). No creo que tengamos mucho en común; no me gustaba Escobar, excepto su primer Carpanta, porque lo encontraba repetitivo; me da horror la idea de pasarme la vida dibujando igual... Tampoco me gusta escenificar chistes en una página con final de persecución con garrote. Me gusta la vida y fuera.

-En sus historietas hay otro tipo de constantes, como la obsesión de Luisa, el principal personaje femenino, por llevar a Juan al cine, o su odio irrefrenable hacia Superlópez.

-Luisa representa la tontería. Es rutinaria, muy primaria y urbana; ir al cine con frecuencia está bastante extendido, pero en Luisa es una expresión de un dominio, sobre López, que no tiene. Intento que los personajes se complementen por confrontación, y resalto sus característicasÉ esos tics que los hacen entrañables para los lectores.

-Se atreve con el botellón, ¿no es una tarea demasiado mundana para un superhéroe?

-Desde el exterior, mi obra siempre se enfoca desde el punto del vista de Superlópez, pero para mí, el personaje es sólo el medio para expresarme y contar todo tipo de historias. En El gran botellón señalo cómo una actitud de los jóvenes es explotada, con la consiguiente reacción lógica que lleva al extremo de su prohibición, todo un síntoma de fracaso social. No creo que los superhéroes estén llamados a ninguna tarea concreta, porque no existen.

-En la historieta anterior, «Nosotros los Papino»,ha incluido a Bin Ladillen, un personaje con inequívoco referente real...

-Estaba trabajando en una historia acerca de Bin Laden, de quien ya sabía algunas cosas, cuando ocurrió lo del 11 de septiembre y la guerra de Afganistán. Ante la magnitud de los hechos, tuve que transformar el guión, ya que no podía prever en qué desembocaría todo el asunto. Tenemos Bin Laden para rato, porque no se trata tanto del personaje como del fenómeno que representa. Los personajes en sí son secundarios; me interesan más las situaciones que crean. En ese sentido, es más positivo Pujol que Aznar, por ejemplo.

-Superlópez, como muchos otros superhéroes, pronto tendrá versión de carne y hueso.

-No he visto muchas películas de superhéroes, salvo Superman. Prefiero el buen cine y el cómic pasa al cine porque hay crisis de ideas comerciales... Cada vez se superan con los efectos especiales y demás virguerías, pero eso no es buen cine. ¡Ojalá que la película de Superlópez lo sea!

-¿Ha visto la película de Mortadelo y Filemón?

-De Fesser ya me gustó El milagro de P. Tinto, y de Mortadelo y Filemón me ha impresionado lo bien reflejados que están los personajes. En el caso de Superlópez no puedo anticiparme a la creación de ningún director; Superlópez y Mortadelo no tienen nada que ver y requieren enfoques muy diferentes. Me gustaría ver a Woody Allen en el papel de Superlópez/ Juan López.

-¿En qué estado se encuentra el proyecto?

-No estoy al tanto de las gestiones que Ediciones B lleva con Sogecine principalmente, ni quiero interferir. Es algo que no me ocupa ni me preocupa. Como profesional, no me gusta meterme en el trabajo de los demás.


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03/10/2003 - Nº 321

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