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HISTORIA DEL HIMNO NACIONAL MEXICANO

Algunos Himnos nacionales han aflorado al calor de la unidad nacional o en el fragor del combate; otros han sido compuestos para estimular el amor y la lealtad a la Patria. Durante el Siglo XIX transcurrieron más de treinta años de convocatorias, pruebas y rectificaciones para acceder al Himno Nacional Mexicano.

Fue en el año de 1821 cuando se estrenó la primera composición de Himno Nacional suscrita por José Torrescano, cuya obra nunca alcanzó el grado de institucionalidad ni de aceptación en el ámbito de la sociedad civil mexicana.

Después de dieciocho años, la Academia de San Juan de Letrán lanzó una Convocatoria a efecto de obtener una Letra de un Himno Nacional mexicano. De las treinta composiciones recibidas, se eligieron dos: una del estadounidense Andrew Davies Bradburn, y otra del poeta Félix María Escalante. La musicalización de la obra de Bradburn fue escrita por el austriaco Henry Hertz. Empero, dicho Himno tampoco tuvo una recepción favorable entre el pueblo mexicano. Otro intento fallido que registra la Historia fue el del poeta de origen cubano, Juan Miguel Lozada, y del compositor europeo Carlos Boscha.

No fue sino hasta el año de 1853, por conducto de Miguel Lerdo de Tejada, que Antonio López de Santa Anna, convocó a un concurso Literario-Musical, "Para que haya un canto verdaderamente patriótico que, adoptado por el Supremo Gobierno, sea constantemente el Himno Nacional", como decía la convocatoria publicada el 12 de noviembre de 1853.

El Jurado Calificador integrado por los escritores José Bernardo Couto, Manuel Carpio y José Joaquín Pesado, declaró que, hecho el estudio de todas las composiciones literarias presentadas, encontraron que la de mayor mérito era la amparada por el tema intitulado "Volemos al combate, a la venganza, Y el que niegue su pecho a la esperanza, Hunda en el polvo la cobarde frente".

El autor de la Letra premiada resultó ser el poeta originario de San Luis Potosí, el Maestro Francisco González Bocanegra. Por otra parte, la música ganadora que fue compuesta por Juan Bottesini no fue aceptada por un pueblo cada vez más exigente en términos estéticos, por lo cual se lanzó otra convocatoria pública para presentar composiciones musicales para la Letra de Francisco González Bocanegra.

Se escribieron y recibieron quince composiciones musicales. Entre ellas, se falló a favor de la que ostentaba el epígrafe “Dios y Libertad”. Se procedió a buscar el sobre cerrado que debía contener el nombre del autor; dentro de él se encontró el epígrafe de referencia, así como las iniciales J.N. De inmediato se publicó un aviso solicitando al autor se identificase debidamente. El 12 de agosto de 1854, el Ministerio de Fomento, Colonización, Industria y Comercio, informó que el autor de la hermosa cortina musical era Don Jaime Nunó, músico catalán Director de bandas militares quien tras de residir en La Habana, Cuba, había llegado a México.

Tras los arreglos y ensayos de rigor, la composición adoptada como Himno Nacional, fue interpretada por vez primera la noche del 15 de Septiembre de 1854, en el teatro Santa Anna, que poco después cambio su nombre por el del Teatro Nacional. Esta primera interpretación estuvo a cargo de una compañía de ópera italiana que se encontraba en México, dirigida por el maestro Juan Bottesini. La obra conjunta fue interpretada por el Tenor Lorenzo Salvi y la Magnífica Soprano Claudia Florenti.