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  Frecuencias cerebrales y estados de concentración mental: Los tres cerebros, Las ondas cerebrales, E
Zazen o Meditación
  Para meditar: La doma del animal
 

Tema 12:

ZAZEN o MEDITACIÓN

La palabra japonesa Zen deriva del chino Zenna, que es una corrupción del sánscrito Dhyana que significa meditación.

La parte filosófica del Budismo no es otra cosa que una preparación mental destinada a dar al aspirante las observaciones justas sin las cuales la conducta justa, el esfuerzo justo y la meditación justa no podrían tener lugar.

Para los budistas orientales esta parte de los estudios filosóficos va de suyo y cada uno lo posee en mayor o menor grado. Nacido en la India, el Budismo se expandió primero por la China y luego pasó al Japón. El contacto con la cultura particular de cada pueblo ha coloreado profundamente al Budismo original. Sin olvidar la doctrina, el Budismo Chino-Japonés se ha orientado hacia la esencia misma del Budismo.

La ignorancia, fuente de todos los males, impide la iluminación interior. Esta iluminación conmueve todas las nociones adquiridas con anterioridad produciendo una especie de cataclismo mental que los japoneses llaman Satorí.

Esta iluminación, este Satorí, es la esencia del Zen y se presenta como un punto de vista absolutamente fresco y nuevo sobre la vida y sobre uno mismo, o bien, en menor grado, sobre un punto particular de nuestra experiencia. Esto, no es fácil de adquirir. Es necesario conmover el ronroneo de nuestra razón y saltar por encima de nuestras barreras mentales inconscientes. Esto no significa de ninguna manera que el practicante vaya a convertirse en un idiota o en un confundido.

¿Cuál es la relación entre el ZEN y el JUDO? El JUDO es el ZEN del cuerpo, el activo; el ZEN es el JUDO mental, pasivo. Ambos tienen nombres diferentes pero en esencia no son más que una misma cosa.

El Zen se presenta como una de las formas más enigmáticas y potentes de disciplina espiritual en todo el mundo. Es una rama chino-japones del Budismo Mahayana que nació con el Maestro budista del siglo VI Bodhidarma (Daruma o el botador), que decía que el Zen sin la percepción del cuerpo no pasa de ser una simple meditación. Esto expresa una realidad fundamental en el JUDO que sirve de base para la filosofía del entrenamiento corporal que pretendía el Dr. Jigoro Kano.

Esta afirmación da realce al hecho de que el JUDO no se reduce a una actividad deportiva o de defensa personal; en verdad, la percepción del JUDO es tanto física como mental y espiritual.

Este es un concepto de difícil comprensión para muchos occidentales, especialmente para aquellos que sólo conocen el JUDO por sus manifestaciones inmediatamente evidentes.

La importancia del control del cuerpo y de la mente revoluciona la mentalidad oriental del budismo tradicional incorporando el concepto de la atención plena que detallaremos mas adelante. Por ello, dicen los maestros Zen que resulta peligroso darle demasiado valor a las palabras. Al contrario de otras religiones y de algunas sectas del budismo, el Zen no enfatiza el estudio de textos sagrados, sino que considera que la experiencia directa y la acción son los elementos más importantes para los estudiantes. No se espera de éstos que acepten una doctrina en base a la fe. Por el contrario, los estudiantes son estimulados a proseguir su entrenamiento de manera que puedan tener una experiencia personal de la unidad del Universo. La llave que proporciona el Zen para esa experiencia es un ejercicio denominado zazen. Sin él, el entrenamiento Zen no tendría ningún significado verdadero. No hay duda que el Maestro Kano incorpora el zazen con el principio activo del Ki-Ai para que puedan cumplirse en cada judoka los principios que son la base filosófica del JUDO: Eficiencia máxima en el uso de la energía (Seiryoku Zen ‘Yo) y Prosperidad y beneficios mutuos (Jita Kyoei).

La principal práctica del Zen, como dijimos, es el Zazen, es decir, el ensimismamiento, la meditación. Esta práctica en JUDO se denomina mokuso y se realiza en posición zeiza (arrodillada con los gluteos apoyados sobre los talones). El mokuso debe practicarse diariamente o en su defecto, al iniciar y terminar una práctica de JUDO. La postura correcta es considerada muy importante, pues expresa el estado de la propia mente. La Zeiza simboliza el estado de unidad, en el cual, la mente y el cuerpo se vuelven una sola cosa. El tronco debe mantenerse erguido, de tal forma que si se quisiese trazar una línea imaginaria a partir del centro de la cabeza hacia abajo, esta pasaría por las orejas, los hombros, las articulaciones coxo-femorales y los maleolos externos (tobillos). En el Zazen las manos forman un gesto cósmico. La mano derecha reposa dentro de la mano izquierda, las uniones del medio de los dedos están en contacto y los pulgares se tocan suavemente. Los meñiques rozan ligeramente el bajo vientre con los brazos apenas retirados del cuerpo. Se produce así, una integración y una simetría propia de la posición clásica zazen. Cuando ella está correctamente formada, es fácil comprender por que se dice que cuando la postura es correcta, la práctica es correcta.

En el mokuso, la mente se focaliza, al principio, en la respiración, en ninguna otra cosa, de tal forma que estando esa conciencia focalizada paradojalmente, esté también expandida sin límites hacia lo que acontece en el mundo exterior. La inspiración se realiza inflando el bajo abdomen (saika tanden) y la espiración se efectúa contrayendo los músculos abdominales.

El mokuso ha sido dividido tradicionalmente en tres aspectos: ajuste de la postura; ajuste de la respiración y ajuste de la actividad mental (concentración). Esta división se hace simplemente con fines didácticos. En la práctica, el mokuso consiste en la unificación de la respiración, de la postura y de la concentración. Cada uno de esos aspectos influencia y es influenciado por los otros dos.

Pasaremos ahora a explicar esos tres procesos que constituyen el mokuso.

a) la respiración: No se exagera al decir que la respiración puede ser la llave de la espiritualidad a pesar de que esto resulte un concepto exótico para la mayor parte de los occidentales. A pesar de que en Occidente las personas puedan reconocer la importancia de la respiración en los esfuerzos atléticos o en los ejercicios de relajación, el control de la respiración generalmente no es encarado como una condición previa para una experiencia espiritual.

La respiración Zen difiere en dos aspectos principales de aquello que la mayoría de las personas considera como "respiración normal": es mucho más lenta y los movimientos respiratorios son controlados por los músculos del abdomen inferior y no por la musculatura del pecho. Mientras que una persona normal realiza una tasa promedio de 18 ciclos respiratorios por minuto, han sido observados Maestros Zen en los cuales la frecuencia respiratoria baja a menos de 4 ciclos por minuto durante el zazen.

Para que podamos comprender la naturaleza de la respiración abdominal en el JUDO, sería provechoso introducir aquí dos importantes términos japoneses, en general desconocidos en Occidente. El primero de ellos es: hara. Físicamente, el hara designa toda la cavidad abdominal. En JUDO, como en casi todos los Artes Marciales hablamos del Shita Hara refiriéndonos específicamente al abdomen inferior, o sea, la zona ubicada por debajo del ombligo. El segundo término es: tanden y se refiere al punto situado entre 2,5 a 3,5 centímetros por debajo del ombligo, constituyendo el centro del hara. En la tradición Zen el tanden es visto como el centro físico y psicológico del individuo. Físicamente es el centro de gravedad del cuerpo humano, que ya vamos a describir ampliamente cuando hablemos de la postura erecta. Psicológicamente, es considerado el centro de la personalidad.

El papel desempeñado por la respiración puede ser medido por un cuento fascinante de la filosofía hindú.

Los cinco sentidos, discutiendo entre ellos cual es el mejor y el más importante, se dirigen a Brahma y le preguntan: "¿De entre todos nosotros cuál es el mas importante?" Brahama les respondió: "El más excelente es aquél cuya ausencia haga empeorar el cuerpo".

La lengua (la palabra) se apartó por un año; después volvió y preguntó "¿Cómo pudieron ustedes vivir sin mí?". Los otros le respondieron: "Como los mudos: no hablando con la lengua, pero respirando con la nariz, viendo con los ojos, oyendo con los oídos, conociendo con la mente, generando con el semen. Así vivimos. Entonces la lengua retornó a su lugar.

Los ojos (la vista) se apartaron por un año; después regresaron preguntado: "¿Cómo pudieron vivir sin nosotros?".

Respondiéronle los demás: "Como los ciegos: no viendo con los ojos, pero respirando con la nariz, hablando con la lengua, oyendo con los oídos, conociendo con la mente, generando con el semen. Así vivimos". Entonces los ojos retornaron a su lugar.

Los oídos (la audición) se apartaron por un año: después regresaron preguntando: "¿Cómo pudieron vivir sin nosotros?". Y los otros respondieron "Como los sordos: no oyendo con los oídos, pero respirando con la nariz, hablando con la lengua, viendo con los ojos, conociendo con la mente, generando con el semen. Así vivimos". Entonces los oídos retornaron a su lugar.

La mente se apartó por un año; después volvió y preguntó: "¿Cómo pudieron vivir sin mí?". Respondiéronle los otros: "Como los locos: no conociendo con la mente, pero respirando con la nariz, viendo con los ojos, oyendo con los oídos, generando con el semen. Así vivimos". Entonces la mente volvió a su lugar.

El semen se apartó por un año; después regresó y preguntó: "¿Cómo pudieron vivir sin mí?". Respondiéronle los otros: "Como los impotentes: no generando con el semen, pero respirando con la nariz, viendo con los ojos, oyendo con los oídos, conociendo con la mente. Así vivimos". Entonces el semen volvió a su lugar.

Ahora, al llegarle el turno a la respiración. Al apartarse empezaron a destrozarse todos los otros sentidos. Estos, desesperados, le claman "No partas Señora. Reconocemos que sin tu presencia no podríamos vivir".

Esta leyenda ilustra la actitud filosófica con que los orientales abordan el tema de la respiración.

Afirmar que en el Zen la respiración es abdominal (diafragmática) equivale a decir que ella está controlada por los músculos del hara. La inspiración se realiza a través de la relajación de los músculos del hara. Esto, automáticamente relaja el diafragma y, sin esfuerzo el aire es llevado al interior de los pulmones. El resultado es que el abdomen inferior (shita hara) se proyecta directamente hacia afuera y abajo. Una vez que los pulmones están llenos, el individuo hace presión con los músculos del hara y comienza la espiración. Este procedimiento es llamado fortalecimiento del hara. La espiración se realiza mucho más lenta que la inspiración. Si contáramos mentalmente del 1 al 4 para inspirar, debiéramos contar del 1 al 8 para expulsar. La sensación que deberá sentirse, estando en posición de pie, sería la de tocarse las puntas de los pies con el bajo vientre. Es común escuchar en las escuelas de Budismo Zen la expresión: "Cuando camine respire con los dedos de los pies". Lo que realmente ocurre es que el retraimiento de los músculos del hara provoca la contracción del diafragma, forzando al aire a salir de los pulmones. Los músculos se contraen de tal forma que el hara permanece saliente y el área ubicada inmediatamente por encima del ombligo se pone cóncava. El bajo vientre (saika tanden) permanece extendido durante todo el ciclo respiratorio, dando origen al término Barriga de Buda. Después de una práctica continuada, el perfil del judoka que se acostumbra al zazen se altera. Su bajo vientre .(saika tanden) se mantiene ligeramente abultado y el área del hara situado por encima permanece cóncavo, incluso cuando no está practicando zazen en JUDO, es decir en la vida diaria. Los movimientos respiratorios de los judokas deben ser constantemente monitoreados por el maestro o por los alumnos avanzados, hasta que el propio alumno se concentre en su saika tanden durante toda la práctica. Si se notara que la calidad de la respiración se está alterando, ellos, harán las correcciones necesarias para corregirla.

Hara y shita hara son palabras que no tienen equivalente en castellano. En éste designamos como vientre o bajo vientre un área que corresponde al cuerpo, pero en japonés son términos repletos de connotaciones psicológicas y espirituales. Decir de alguien que posee hara da la idea de que esa persona es segura y equilibrada, tanto física como psicológicamente. Desde el punto de vista físico, la persona con hara tiene el centro de gravedad en posición inferior a la de un individuo con la tradicional postura barriga para adentro y pecho para afuera que se acostumbra a presentar como ideal en Occidente. Un principio japonés dice que es mucho más difícil derrumbar a una persona con hara que a otra que no lo tenga, por lo menos así se asegura en todos los artes marciales.

La respiración con el hara es la manera natural de respirar. Los bebés respiran con el abdomen y tienen su hara notablemente desarrollado. A medida que el niño va creciendo, desenvuelve el hábito cultural de respirar con el pecho y adquiere una tensión muscular crónica en la parte superior del tronco. En el entrenamiento del zazen, se procura revertir el hábito de la respiración toráxica.

El aprendizaje de la respiración endureciendo el saika tanden no es fácil y debe ser enseñado por un Maestro sumamente capaz. El entrenamiento necesario para que pueda experimentarse por primera vez la sensación del shita hara depende de cada persona. Para algunos es un aprendizaje casi instantáneo y para otros bastante dificultoso, pero con método y atención, gradualmente se llega a dominar. Con el entrenamiento la respiración se va haciendo cada vez más profunda y el vientre tiende a "caer".

La forma de respirar en JUDO es idéntica a la del zazen. Un individuo con la típica postura occidental es más pesado en la parte superior de su tronco, debido a la tensión muscular de los brazos y el pecho. Su equilibrio se encuentra así perjudicado por el ascenso de su centro de gravedad. En JUDO es conocido el axioma que dice. duro de brazos, flojo de piernas.

Decir que una persona tiene hara transmite también la idea de que es emocionalmente equilibrada. Ella no pierde el control y acepta con calma los problemas que el destino le reserva. En Japón se dice que el hara de alguien subió o que determinado individuo perdió su hara significando con eso que esa persona está alterada, fuera de sí.

Decir que alguien tiene hara incluye también el sentimiento de coraje y de capacidad para enfrentar la adversidad con seguridad y dignidad.

Se puede observar en una persona alterada como enseguida se le enrojece el pecho y lo avanza con la intención de agredir. Esa, física y mentalmente es una postura débil, porque al avanzar el pecho automáticamente sube su centro de gravedad y el equilibrio de su postura se debilita.

El hara también expresa la idea de generosidad. Así como nosotros en Occidente decimos que es una persona de buen corazón, en Japón dirían que tiene un gran hara. Hara también implica la idea de fuerza. Hacer algo con hara significa hacerlo con todas nuestras fuerzas, poniendo lo mejor de noso tros mismos, con total y absoluta sinceridad (veremos más adelante la idea del Kokoró-E). La persona con hara es considerada física y moralmente más fuerte.

ACHARYA CHIDRUPANANDA AVADHUTA

Para los estudiantes del Zen y así debiera serlo para los del JUDO, las ligazones entre los aspectos físicos y psicológico del hara no constituyen simplemente una metáfora. Con la continuidad del entrenamiento el judoka acabará por comprender que su estado psicológico, fluctúa de acuerdo al modo en que respira. Verifica que, al ser invadido por la cólera o dominado por el miedo o la ansiedad, su respiración se vuelve rápida, toráxica y poco profunda. La presión en la parte inferior del abdomen se reduce y el centro de gravedad se eleva hacia los hombros. En el acto de sujetar la ropa en JUDO (Kumi Kata) si el judoka endurece los brazos (temor, ansiedad, inseguridad, etc.) dicen los Maestros japoneses que está anunciando sus acciones futuras por teléfono. Sus manos en tensión parecen la campanilla del aparato antes de hablar.

Al endurecer los brazos la postura se torna físicamente menos estable. El judoka aprende mediante el entrenamiento del zazen a controlar sus reacciones emocionales. La inspiración se inicia con la relajación de la musculatura del bajo vientre. Al expulsar el aire, el judoka fuerza el vientre para abajo concentrando toda la fuerza en el tanden distendiéndolo hacia afuera. Antes de iniciar un ataque, el judoka hace una inspiración, y al realizar la acción expulsa (inconscientemente) aproximadamente un 20% del aire contenido, lo que le da la fuerza necesaria para realizar eficazmente el tsukuri y el kaké. Esta expulsión violenta del aire puede hacerse con sonido (Ki-Ai) o sin él.

El judoka debe ajustar continuamente su respiración de modo que pueda conservar el ritmo adecuado y necesario para cada acción, siempre concentrándose en el tanden.

Dicen los Maestros Japoneses: "Comience la acción con el tanden"; "respire con el tanden"; "concentre su fuerza en el tanden"; "camine con el tanden".

El saika tanden es, entonces, la base para la coordinación del poder físico y mental. Para cumplir con los principios de la naturaleza, la mente y el cuerpo deben trabajar unidos y coordinados. Para conseguir esa armonía es conveniente entrenarse en el uso eficiente del tanden.

El por qué de la insistencia de los Maestros Japoneses en el uso del tanden puede tener dos respuestas. Una sería que al tanden se traslada el poder de la fuerza corporal al lugar donde se encuentra el centro de gravedad del cuerpo humano, para que actúe (figurativamente) como punto de apoyo. El centro de gravedad lo tratamos en profundidad en el tema 15 cuando hablamos de la posición erecta (Shizentai).

La idea del punto de apoyo sería la de cambiar un equilibrio inestable por uno indiferente. La otra respuesta, más profunda, más esotérica, pretende que así como el sonido encierra ondas sonoras, así como la luz posee ondas luminosas, la mente, que controla el accionar del cuerpo, tiene un poder real y comprobado (electroencefalógrafo) en las ondas mentales. Estas ondas son generadas por el constante funcionamiento del cerebro y el cerebelo y obtienen su energía del KI universal o cósmico, que impregna el medio ambiente. El cuerpo absorbe ese KI mediante la respiración, la piel y los alimentos. El mundo exterior ofrece continuamente estímulos en forma de energía exterior física y ésta se transforma en energía interior específica, a través de un proceso bioquímico que está asociado con una corriente eléctrica producida por los iones de las células.

No es extraño, entonces, que la energía de tales ondas genere un gran poder. Si se desea que nuestra mente funcione con más eficiencia se deberá concentrar las ondas mentales, no disiparlas o dispersarlas con pensamientos intrusos, internos o externos, que nos alejan del motivo central. Si hay dispersión mental, las ondas cerebrales serán incapaces de crear un poder centralizado.

La mente debe ser capaz de concentrarse de inmediato en el problema que aparece súbitamente y, además, de no quedarse concentrada en el problema una vez que éste aconteció. Un espejo refleja de inmediato la imagen del objeto presentado ante él, pero si el objeto se retira la imagen desaparece. Si la imagen anterior quedara en el espejo, éste no podría reflejar con claridad el objeto siguiente. Hay que concentrar la mente en forma instantánea en el asunto presente y para eso es necesario estar entrenado en el estado mushín que según el Maestro Zuzuki consiste en estar conscientemente inconsciente o inconscientemente consciente. Terminada la acción, no deberá retenerse la imagen de lo acontecido y se deberá volver al objetivo central de la concentración y eso se consigue con el estado zanshín. El concentrar la mente en un asunto y mantenerla allí, tiene todo el aspecto de una real concentración, pero no lo es en modo alguno, eso es sólo fijación.

El Maestro Krishnamurti dice que hay que vivir en acción, de instante en instante, y que eso sólo se consigue con la observación. El que simplemente mira y no observa lo que acontece a cada instante no vive realmente, deja pasar la vida por delante de sus ojos. La concentración por sí misma es capaz de convertirse en fijación. Si se intenta evitar la fijación, la concentración se hace imposible. Pero mantenerse en la fijación también es erróneo. Si estamos frente a un oponente y sólo observamos el movimiento de sus pies, no veremos las otras partes del cuerpo. Si en cambio, prestamos atención a todo el conjunto, no ofreceremos oportunidad de ataque a ninguna parte del cuerpo. El entrenamiento en zazen nos entrena para mantener la mente en calma, concentrarla por el más breve plazo posible, hacia todo el cuerpo del oponente y detectar así el movimiento de ataque de cualquiera de las partes de ese cuerpo. Esto sucede de la misma manera cuando los que pretendemos atacar somos nosotros. Esta concentración de la atención debe saltar como una chispa eléctrica de una a otra parte del cuerpo del oponente. El poder concentrarse en forma instantánea en cada parte de nuestro cuerpo y del oponente nos obliga a cambiar la posición y adecuar las defensas y los ataques en forma eficiente. El concentrar la atención en un sólo punto y fijar la mente en él, sería fatal. Esperar solamente el Tokui Waza (aplicación favorita) del oponente y descuidar la posibilidad de otro ataque, es un error que suele costar caro.

Todo esto que hemos dicho, resulta fácil decirlo, pero en la práctica es extremadamente difícil. Para llegar a un grado tan elevado de habilidades es necesario mucho y duro entrenamiento, pero no en Uchi Komi, en Yakusoku Gueiko, en Randori Renshú, etc., sino en Zazen. La mente se domina en el Zazen ya que en este se aprende a controlar la postura, la respiración y la mente.

Todo objeto cae si se lo deja libre en el aire. Si el cuerpo se relaja en el centro de gravedad tiende a bajar. La concentración en la cabeza, en los hombros o en los brazos es contraria a la ley de gravedad. Si en cambio, el pensamiento se concentra en la parte inferior del torso, la fuerza de los hombros desciende y el poder físico se colocará en el Tanden.

Quedamos entonces que, el Saika Tanden es un punto de intersección mental y físico. Es el lugar de aplicación de las leyes del cuerpo y del espíritu. No es solamente el centro de gravedad físico, sino la unión de este centro con el poder de la mente y la energía.

b) la postura:

La postura correcta facilita a su vez la respiración correcta. Las posturas tradicionales adoptadas en el Zazen, son el loto, el medio loto pero en el JUDO se usa la postura Zeiza o arrodillada porque facilita enormemente la respiración abdominal. La figura Nº muestra a un judoka haciendo la posición Zeiza. Existen varios aspectos importantes que deben tenerse en cuenta en esta postura. En primer lugar, se debe sentar con firmeza, la espalda recta y el peso del cuerpo distribuidos uniformemente sobre los talones. Las rodillas deben estar separadas aproximadamente dos puños. De esta forma la estabilidad de la postura estará dada por el apoyo de los músculos, los empeines y el dorso de los dedos de los pies. Los dedos grandes o gordos de los pies se juntan. De esta forma queda formando un triángulo de apoyo que le da mucha firmeza a la postura facilitando el acto diafragmático de la respiración. La proyección del tanden hacia el suelo queda prácticamente en el centro del triángulo de apoyo. En esa posición, el hara queda destrabado y los músculos abdominales pueden ser relajados con más facilidad.

El otro punto, quizás el más importante, se refiere a la posición de la columna vertebral. Para que ésta permanezca derecha se tratará de hacer coincidir la línea de las orejas con las de los hombros con las articulaciones coxo-femorales y con los maleolos externos. En esa posición, las vértebras sustentan la parte superior del tronco, mientras los músculos del pecho, de las costillas, de los hombros y del cuello, permanecen relajados. Los músculos del pecho una vez relajados, no se necesitan en la respiración, permitiendo que la musculatura del hara asuma el control.

Cuando se respira con el hara, el centro de gravedad se ubica más abajo.

Las manos se cierran en canastilla apoyando el dorso de la mano derecha sobre la palma izquierda y se juntan las puntas de los pulgares. Los dedos índice se apoyan levemente tal como muestra la figura Nº

c) la concentración

El los DOJOS de JUDO los estudiantes novicios son enseñados a regular su concentración mental a través de una técnica llamada sosuku, que en japonés significa contar la respiración. Uno de los ejercicios más comunes consiste en instruir al novicio a contar cada espiración. Cuando llega a diez, vuelve a reiniciar la cuenta. Si la cuenta se pierde por distracción o por la aparición de pensamientos intrusos deberá reiniciarla. Este ejercicio puede parecer fácil, pero en verdad es sumamente complicado. Muchos novicios se llevan grandes sorpresas al descubrir su escaso poder de concentración. Pensamientos de todo tipo se encargan de distraer al estudiante que procura concentrarse en el conteo de su respiración. Por el hecho de estar dirigiendo su atención a la tarea básica de contar la respiración, el estudiante termina aprendiendo a no dejarse distraer en el conteo.

Por medio del susoku, el estudiante también aprende que la respiración, la postura y la concentración mental están interrelacionadas. Cuando la respiración y la postura son buenas, se hace más fácil concentrarse en la cuenta. Si acaso la respiración o la postura se deformasen, se perdería la concentración. Así, mantenemos la concentración a través del cuidado constante de la respiración y la postura.

Después de hacer practicado durante cierto tiempo el susoku, puede comenzar a hacerse otro tipo de ejercicios, como el colocar los puños en los muslos y los pulgares apretando el bajo vientre.

Para el estudiante de JUDO, el propio proceso de hacer cualquiera de las acciones propias del mismo es un acto de concentración. Durante todo el tiempo, él se esfuerza por prestar total atención a aquello que está haciendo. Procura mantenerse total e ininterrumpidamente concentrado, desde el saludo inicial hasta las aplicaciones técnicas y el saludo final. Así como en el susoku, el estudiante realiza ajustes en su respiración y en su postura al notar que está perdiendo la concentración y vuelve a dirigir su atención hacia lo que está haciendo. Por consiguiente, la misma interacción entre la respiración, la postura y la concentración encontrada en el zazen se aplica también en el JUDO.

Explicamos antes que la disciplina ZEN acarrea alteraciones físicas: el abdomen se contrae, la parte superior del tronco se descontrae y el centro de gravedad del cuerpo permanece bien abajo. La disciplina ZEN provoca alteraciones mentales. El judoka descubre que su capacidad de concentración aumenta y se vuelve capaz de evitar pensamientos intrusos durante períodos de tiempo cada vez más prolongados. Siente un nuevo estado mental e ingresa al dominio de la percepción ZEN.

 
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