EN
ESTA TIERRA LEGENDARIA del Mayab suceden muchas cosas misteriosas
que tienen mucha coincidencia con la realidad que hoy en día
suelen suceder en cualquier lugar de nuestra región maya.
Esta
leyenda es una de tantas que sorprenden a propios y extraños
por los hechos tan impresionantes que hoy exponemos en esta narración.
Este
personaje, es el primer protagonista, según él lo
vivió de esta manera:
Como
él es un campesino, siempre se levanta muy temprano para
ir a su milpa, pues en los años anteriores la tierra generosa
le ha dado muy buenas cosechas de todo lo que ha sembrado.
De
esta milpa se alimentan los animales y aves del bosque antes de
que el campesino levante todo su producto para consumo familiar;
y así todos vivían felices, hasta que un día
al llegar a su milpa encontró sus cultivos muy destrozados
por los pájaros y los animales; se puso furioso y empezó
a espiar a los pequeños y grandes destructores para cazarlos
y comérselos; los habitantes del monte vieron con tristeza
como el campesino mataba al venado, al puerco, al tejón,
a la ardilla; los pájaros chicos y grandes caían por
igual; así se pusieron muy ariscos y también ellos
espiaban el vuelo y chillaban con fuerza para que lo escucharan
los demás para huir con rapidez.
Pero
un día viernes, el campesino salió de su milpa muy
temprano, al subir en la tranquera y antes de entrar a su milpa,
se extrañó del silencio que reinaba a su alrededor
y, de pronto, escuchó una voz muy fuerte que le dijo:
-Desde
hoy no vuelvas a poner un pie en este suelo, porque has de saber
que eres un ingrato y la maldad se adueñó de tu persona,
porque ya no quieres a tu familia que muchos años te acompañó
en tu trabajo en esta tierra que les ha dado de comer por mucho
tiempo, ya te olvidaste de hacer los sacrificios que hacías
con todo tu corazón y como pago siempre levantaste muy buena
producción, aunque tus vecinos no gozaban de las mismas consideraciones.
¿Dónde
está el saká endulzado con miel, hecho con los mejores
frutos de la tierra?, ¿dónde está el Han-lil-col
que hacías en reciprocidad por todo lo que recibías?,
ya no quemas el pom o copal para perfumar el ambiente que te da
alegría y sus bondades con tu familia y tus hijos que ahora
lloran de dolor y miedo, por eso es que siempre has cosechado lo
que has sembrado y esta vez has sembrado mucha maldad, mucho egoísmo
en tu corazón y eso debe tener su castigo.
El
campesino le contestó:
-Tú
no puedes impedir que yo entre en mi milpa, porque yo la trabajé
y tú no tienes ningún derecho, mira a tu alrededor,
todo el cultivo de las orillas de la milpa está destrozado
por los pájaros y animales, yo trabajo para mí y no
para ellos, pues todos los años así lo han hecho siempre.
-Cállate
mal hombre, todavía eres muy ciego para ver bien, esta tierra
te da el doble de lo que tus vecinos cosechan porque aquí
está lo que les toca a todos, porque tú eres uno de
ellos pues vives de los productos de la tierra. Por eso tú
no puedes volver a esta tierra. El martes próximo te espero
para que nos matemos y dejes para siempre este lugar antes de que
salga el sol.
El
campesino muy valiente le contestó: así será,
porque tú eres muy chiquito y muy feo, seguramente no tienes
ninguna educación. En ese momento una avispa sembró
su aguijón en la ceja del campesino, quien cerró los
ojos por el dolor del piquete, al abrirlos nuevamente ya no se encontraba
el hombrecito y solamente veían gran diversidad de serpientes
venenosas que se enroscaban en la entrada de la milpa y lo obligaban
a alejarse rápidamente de ese lugar cumpliendo sin querer
las órdenes del alux de no volver a entrar a su milpa.
Cuando
llegó a su casa su esposa se sorprendió y le preguntó
qué tenía, pues regresó más temprano
que de costumbre, y él muy enojado le contestó: que
él ya no volvería a su milpa para traer maíz,
frijol, calabaza, camote, yuca, jícama, tomate, sandía,
etc. porque un malvado hombrecito llamado alux le dijo que el próximo
martes, antes de salir el sol, lo esperaba para matarse con él
ahí mismo, la señora le contestó: hace muchos
años mi abuelo me contó que todo aquél que
recibe amenazas y trata de eludir al alux, no vive para contar lo
que pasó y yo no sé qué hacer pues no te puedo
ayudar. Tengo mucho miedo porque todos aquellos que mata el alux
no se quedan en paz, pues se convierten en algún animal del
monte.
-Con
esto que me dices yo también tengo miedo porque no sé
cómo defenderme, ya que con las escopetas de cacería
dicen que no se les hace nada, pero cuando ellos disparan con su
pequeño rifle sí matan de verdad. ¡Estoy desesperado!
La
señora le dijo: Mi abuelo decía que hay que preguntarle
a las personas más viejas de la comunidad, a los mejores
menes o curanderos que conocen muchos secretos de la naturaleza.
El
campesino fue a visitar a los abuelos más viejos de la comunidad
para explicarles su problema que no lo dejaba tranquilo, pero todos
le decían que ellos tampoco sabían nada y regresó
a su casa muy preocupado, pues había perdido hasta el apetito
y ya se aproximaba el día de encontrarse nuevamente con el
alux. Hasta que un buen día legó a la población
un viejito muy cansado y le preguntó al campesino qué
le sucedía, y el campesino contestó: yo no tengo nada,
(pues había perdido la confianza consigo mismo); yo conozco
tu problema buen hombre, pero primero regálame un pozo de
agua y un cigarro para decirte cuál es la solución.
Al
campesino se le iluminaron los ojos de alegría al escuchar
al señor que lo miraba detenidamente, enseguida le dio de
beber agua y le pidió que se sentara para escucharlo mejor
y sin que el campesino le contara su problema, esto lo dijo en un
tono serio y fuerte:
-Hoy
mismo compra 5 metros de manta cruda y sin que la hayan remojado
con agua, córtala para tu camisa, entera de la cabeza hasta
los pies, cuida de no dejar un solo agujero, porque por ahí
te pueden matar, solamente deja para ver al alux y cuando llegue
el momento no te vayas a molestar primero, deja que el alux hable
y te ofenda todo lo que quiera y cuando te diga que le dispares
primero no lo hagas, dile que él dijo que te quería
matar por eso él debe disparar primero y dile enseguida Xma-ichquil,
tzoroz y ya no podrá resistir, cuando él dispare no
te muevas de tu lugar, desde ahí le vas a disparar con unas
balas de sal ahumadas con chile seco quemado.
-Pues
muchas gracias señor, si cuando regrese de mi viaje me encuentras,
invítame a tu casa y cuéntame con tus nietos todo
lo que sabes.
Cuando
llegó el día martes muy temprano se levantó
el campesino, vistió como le explicaron, preparó su
rifle y se fue pero antes de entrar le volvieron a llamar diciéndole:
-Pues
bien, eres muy hombre, lástima que te veas muy feo. -Con
esa ropa que traes, quítatela para que mueras tranquilo y
dispara primero, porque ya es muy tarde y tengo que ir a hacer justicia
en otra parte, dispara si no tienes miedo porque eso es todo lo
que te queda.
El
campesino le dijo: no, dispara tú primero ya que no quieres
que yo entre en ese terreno xmá-ichquíl, tzoros, el
alux no aguantó más y disparó, todas las balas
de su rifle se regaron en el suelo ya que no lograron penetrar la
tela virgen, y todo el fruto del sip-chí quedó en
el suelo, enseguida el campesino le disparó con su rifle
y se escuchó un grito fuerte y el alux cayó, pero
antes de tocar el suelo se convirtió en una zorra y arrastrándose
salió de su milpa.
El
campesino observó que había un silencio absoluto y
asustado se quitó del lugar.
Desde
entonces toda la superficie de la tierra que producía muy
buenas cosechas para el campesino, nunca más volvió
a germinar ningún producto para alimentarse, como un castigo,
o justicia del alux, el cual ya no puede ni debe volver en esta
tierra misteriosa y muy pródiga para todos aquellos que trabajan
y comparten, sin egoísmo, lo que la naturaleza da para el
hombre del campo.
*
José Norberto Uc Colí (n. 1917). Calkiní, Cam.
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Fuente:
Leyendas y Tradiciones del Camino Real. José Domingo Uc. SECUD,
CONAFE, PAREB. Campeche, Cam. 1996. 76 p. |