jueves, 4 de mayo de 2006

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Los jirones del Milodón

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Por Silvestre Fugellie.

Sucede que a veces tenemos un concepto erróneo de las cosas remotas y más aún si éstas corresponden a figuras legendarias, por no decir fantásticas. En el caso del milodón, un "grypotherium contemporáneo del hombre primitivo que, se supone, fue domesticado por este. Según datos obtenidos en la misma cueva, el perezozo tenía cinco metros de largo por dos de alto, y una pila de latinajos. Lo había descubierto Eberhard y Heinz en 1896; pero no el animal entero sino entero sino un trozo de piel con pelos de color rojo y con varios huesos adheridos. Estudios recientes aseguran que las muestras tendrían unos once mil años. El antro es enorme: ciento setenta metros de ancho por doscientos setenta de largo y cuarenta de alto. Lo único que nos queda del animal a los magallánicos del animal es la caverna, bastante visitada aunque ya solitaria y vacía, a lo menos de sus moradores primitivos. Mateo Martinic en "Última Esperanza en el tiempo" nos informa de cómo fueron desfilando los pedacitos milodónicos: "…lo extraído por Milward y Konrad, además de lo encontrado por Otto Nordenskjold, no fueron los únicos restos de milodón que conoció el mundo científico. Cada uno de los especialistas que trabajaron durante los años siguientes a 1896, extrajo su cuota grande o pequeña de huesos…" En Inglaterra creían que Charley Milward había descubierto un enorme animal antediluviano, un brontosaurio, reptil fósil del jurásico que medía dieciocho metros de largo. Milward fue capitán del vapor inglés Mataura de tres mil seiscientas toneladas de registro, que había naufragado el 12 de enero de 1898 a la altura del cabo Pilar, en la entrada occidental del estrecho de Magallanes, perdiéndose totalmente. Más adelante Milward se radicó en Punta Arenas y fundó un taller de reparaciones y fabricación de implementos marinos, situado en la esquina poniente de las calles Chiloé y Ecuatoriana. El animal hallado por el marino -pensaban los británicos- estaba incrustado en un glaciar sobresaliendo a la superficie sólo una parte pequeña. Milward, con algunas cuadrillas de operarios, había recuperado, armado, salado y embalado en gran cantidad de barricas el cuerpo destazado de la bestia teratológica, que más adelante enviaría al museo de Historia Natural de Soth Kensington. Apartándonos de esta imaginaria y azarosa aventura sobre las vicisitudes entre Milward y el monstruo, la verdad es que efectivamente el marino remitió pequeñas muestras de piel y huesos en un par de cubos; pero el cuero se pudrió durante la travesía por el trópico y sólo llegaron a un destino una masa putrefacta y un montón de huesos. Según Bruce Chatwin, pariente de Milward, el descubrimiento de Eberhard y Heinz con un ayudante de apellido Greenfield y un sueco llamado Klondike Hans, consistió en una calavera y un trozo de piel que tenía dos pies de ancho y cuatro de largo, con un lado lleno de pelo muy duro, incrustaciones de sal y cantidad de huesos adheridos. El doctor sueco Otto Nordenskjold también envió una muestra al museo de Uppsala. Otro tanto hicieron el doctor Francisco Moreno y el geólogo Rodolfo Hauthal al museo de La Plata. Y quizá cuántas más se escurrieron, reales o mauleras como aquellas inolvidables bolsitas conteniendo cenizas del incendio neroniano, siglos después de saltar la chispa infausta. La muestra sustraída por Charley Milward y Albert Konrad fue vendida por éste último a Inglaterra, no científica como podría suponerse, sino simplemente como vulgar negocio. A Konrad, por 1920, se le trastocó el cerebro y vino la manía de acumular pedruscos. Se cuenta que cierta vez le halló Eberhard en plena faena y al inquirirle el por qué juntaba tantas piedras, éste le habría manifestado en forma misteriosa y apenas musitada: "No son piedras, no, Herr Eberhard; es oro, puro oro".

miércoles, 22 de diciembre de 2004

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La Cueva del Milodón

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TRAS LOS PASOS DEL MILODON

El Milodón, era un gran herbívoro y mamífero del género de los gravígrados que semejaba a un gran oso con cabeza de camello. Pertenecía a la misma familia el armadillo,el oso hormiguero y el perezoso actuales y, se calcula medía dos veces el tamaño de un hombre. Las causas de su extinción, hace 10 o 13 millones de años, no están del todo claras: pudo ser cazado por los primeros hombres que habitaron el extremo sur del continente, o porque los afectó un cambio climático muy importante, pues subió la temperatura y cambió en extremo la vegetación. Un tercer factor que pudo influir en la desaparición de esta especie, es la actividad volcánica, o bien pudo deberse a todos estos factores en su conjunto

VESTIGIOS

Fue un colono alemán, establecido cerca de Puerto Natales, el que en 1895, en compañía de unos amigos y su hijo, halló los restos de este animal prehistórico a 24 kilómetros de Puerto Natales. Lo que en realidad encontró Hermann Eberhard fue un trozo de piel de animal muerto que medía 1,50 de largo por 90 cms. de alto. El descubrimiento concitó la atención de muchos científicos que arribaron al lugar para denominarlo y desarrollar estudios paleontológicos, arqueológicos y morfológicos, sustentados en los vestigios hallados, vale decir, una garra, otros trocitos de piel y fecas del animal. Después de muchos análisis los científicos lo denominaron definitivamente como Mylodón Darwinii listai.
Las características ambientales propicias de la cueva hicieron que los restos del animal fueran encontrados en muy buena conservación. (El original fue vendido al British Museum).

LA CUEVA DEL MILODON

La Cueva del Milodón o Gruta Eberhard mide 30 metros de alto por 270 de longitud y 200 de profundidad. Está inserta dentro de un peculiar conglomerado de rocas denominado Silla del Diablo. A la entrada hay una réplica del animal en fibra de vidrio y un museo con la historia la paleontológica, arqueológica y morfológica del área. El lugar hoy se constituye en una gran atracción turística, siendo miles la personas que lo visitan diariamente entre octubre y marzo, aunque se puede visitar todo el año. En el lugar también se han encontrado abundantes restos de otras formas de fauna anterior a la ocupación humana. Actualmente, es quizás, el sitio más conocido por el público en el sector. Históricamente, ha sido tratado en novelas y libros de viaje, también ha sido escenario y motivo de extraordinarias aventuras míticas y fílmicas, por ejemplo: una expedición enviada a cazar un milodón vivo. Además ha recibido visitantes ilustres como los naturalistas Darwin, Nordenskjold y Skottsberg. Actualmente la entrada tiene un valor de $ 2.500 para los extranjeros y $ 1.500 para los chilenos.

SUGERENCIAS

Si viaja en forma particular después de salir desde Puerto Natales, diríjase aproximadamente 8 kilómetros, tome el desvío a la izquierda, hacia Puerto Prat, saliendo de este pueblo tome el camino de la derecha en el primer cruce, 4 Km más al norte encontrará otro cruce, esta vez tome el camino de la izquierda y recorriendo dos kilómetros más llegará a la guardería de Conaf. Camino señalizado, de ripio, transitable, todo el año, se recomienda en invierno el uso de vehículos altos y cadenas. Existe una guardería y un museo de sitio que tiene una oficina de atención de público. Se puede visitar todo el año. Cuenta con 2 áreas de merienda implementadas con mesones rústicos, basureros y letrinas sanitarias. Está a cargo de CONAF y no tiene cobro por su uso.
Senderos de Excursión: Sendero a la Cueva del Milodón (Sendero Cueva Grande):
Tipo de sendero educativo. Extensión: 800 m. y 30 minutos tiempo aproximado de recorrido. El sendero interpretativo cuenta con estaciones donde se explican diversas interrogantes relacionadas con el lugar que se visita. Es apto para todo tipo de público. En la parte exterior de la cueva del Milodón, el sendero está constituido con rodelas de madera y en la parte interior con piedra laja y cemento.

Sendero Cueva Chica:

Este sendero es de una extensión de 35 m. confeccionado en su totalidad de piedra laja y cemento sin estaciones explicativas.

martes, 23 de noviembre de 2004

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Osvaldo Wegmann Hansen: El Milodón y el loco

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Otto Nordenskjold, entre otros. 
La Prensa Austral, 7 de mayo de 1981

Alimentando sueños de utopia el quimérico Albert Conrad murió loco, pobre y solitario. Se encontró un día su cadáver, tendido sobre el piso de la cabaña que habitaba en el valle del Río de las Vueltas. Junto a su tesoro, consistente en pedazos de cuarzo, que el insano recogía en sus largas exploraciones, se hallaron las más extrañas piedras sin valor. Ahora el sitio se denomina "Valle del Milodón" y, junto al Río de las Vueltas, en territorio argentino, cerca de la vieja y derruída cabaña, se levanta la alta reja de madera de una sepultura, con una cruz y una inscripción que dice: "Alberto Conrad (Q.E.P.D.), fallecido en febrero de 1931". No se sabe el día que murió, porque al hallar el cadáver, ya estaba descompuesto.
En el año 1894, poco después de arribar a estas latitudes, en busca de campos para iniciar la ganadería en la región, el capitán de la Marina Mercante alemana Hermann Heberhard, descubrió en la ladera del cerro Benítez, a 17 kilómetros al N.N.W. de Puerto Natales, una curiosa caverna, que poco tiempo después también llevó su nombre.
El año 1895, atraídos por el interés que Última Esperanza despertaba en Magallanes, llegaron a la región en viaje de estudios, el geólogo sueco Otto Nordenksjold, el sabio inglés Dusen y el zoólogo Ohlin.
Un marinero alemán llamado Alberto Conrad, que trabajaba con el capitán Eberhard, sirvió a los cientistas como guía, para explorar la zona, en busca de motivos de estudio, como ser ejemplares de flora y fauna y gea, sobre todo piezas de orígen volcánico. Entonces Conrad los llevó a la extraña caverna, decsubierta hacía poco tiempo por Eberhard y un guardiamarina inglés y les mostró semienterrados, los restos fósiles del milodón, despejados por Conrad. El animal prehistórico sería después de estudios, un desdentado del género glossotherium, llamado milodón, idénticos a los que Darwin descubrió en su época al sur de Bahía Blanca.
Expediciones científicas posteriores, como la de Hauthal, Roth, Lehmann y Nietche, encontraron todavía restos de ese animal prehístorico lo mismo que Emperaire muchos años después. Hallaron además esqueleto de un tigre desaparecido, félix listai, el terrible "tigre dientes de sable" que atacaba a los milodones. Todos estos huesos fueron llevados al Museo de la Plata y en mayor proporción al Museo de Londres donde aún estarían encajonados, según averiguaciones hechas en los últimos años por altos funcionarios de Magallanes.
La caverna del Milodón cobró gran importancia, en especial de parte de viajeros, de periodistas y de hombres de estudio. La caverna vecina, la cueva chica, en la que correteé en la infancia, es más impresionante, porque es estrecha, oscura, penetra en el cerro como un túnel, desciende y no se le conoce fin. Sobre ella se han hecho detalladas descripciones en libros, revistas y diarios nacionales y extranjeros.
Los curiosos que han logrado llegar hasta ella han querido siempre llevar un recuerdo y es así como a martillazos han destruído las estalactitas y estalacmitas de esta caverna y de la otra, para llevárselas como trofeos. De esta manera el gran atractivo de las cuevas, sobre todo de la chica, se va perdiendo y si no se toma una determinación enérgica, se terminará con la obra de cientos de años de la naturaleza.
La gente tenía una idea errónea de lo que fue el Milodón, pues creía que se trataba de un animal de proporciones gigantescas. Era grande sí, pero no tanto. Las dimensiones reales las da la estatua confeccionada en los últimos años por el escultor natalino Harald Krusseel, la que después de ser exhibida en el Museo de la Patagonia, fue trasladada definitivamente a la entrada de la gran cueva. Allí está, erguida, natural, idéntica, tal como lo vieron los hombres primitivos hace 10 mil años, con sus garras enormes, con que cogía las hojas de los árboles.
Lo que falta, para darle más vida y animación al paísaje, es una escultura del hombre primitivo, junto a la fogata, frente al Milodón, como fue realmente la vida en Ültima Esperanza en esos tiempos.

Recopilación. Jorge Díaz Bustamante

miércoles, 13 de octubre de 2004

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Jorge Díaz Bustamante: Los misterios del milodón

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Un atractivo natural que se encuentra distante a 24 kilómetros de la ciudad de Puerto Natales, es la caverna "Eberhard"; más conocida como la "Cueva del Milodón".
"Es una caverna de 170 metros de ancho por 30 metros de alto y 270 metros de fondo. De su techo cuelgan numerosas estalactitas de sales calcáreas con forma de conos, originadas por la filtración de las aguas desde la superficie a través de miles de años"
El sitio fue descubierto en 1985 por Ernesto Von Heinz. Hermann Eberhard, un amigo y un ovejero. Desde su hallazgo, el lugar se ha rodeado de una serie de fantasías y misterios que le fue otorgando la imagenería popular.
Al poco tiempo de ser descubierto llegó el geólogo sueco Dr. Otto Nordenskjold, acompañado del británico Dusen y el zoólogo Ohlin, a quienes sirvió como guía un marinero alemán llamado Alberto Konrad. La expedición realizó excavaciones en el interior de la caverna, obteniendo una quijada, vertebras, una costilla y huesos varios. Que más tarde le permitieron establecer que pertenecían a un gran hervíboro y gravígrado extinguido, identificado para la ciencia como Gripotherium Darwinii, y más tarde como Mylodon darwinii, conocido popularmente como Milodón.
En la misma caverna, se descubrieron también las formas fósiles de un tigre (Felis listai o Smilodon neogaeum), de un Oso Pampeano (Arctotherium), de un zorro primitivo (Canis avus) y un guanaco. Había también un esqueleto de indígena, lo que permitía suponer la hipótesis sostenida, en ese tiempo, que el milodón había sido doméstico.
Una vez conocido el suceso, despertó la curiosidad de la comunidad científica, de modo que entre 1897 y 1900 fueron sucesivas las expediciones de paleontólogos y geólogos que visitaron este sitio, recogiendo nuevos restos y asombrándose del estado de conservación que mostraban las piezas extraídas de la gruta.
La presencia de los científicos portando palas y materiales para sus trabajos, generó la codicia de los lugareños y de distintos puntos de la zona se acercaron al lugar procediendo a excavar en busca de tesoros imaginarios. En la creencia de encontrar un "entierro" los ilusos no hicieron más que alterar el suelo de la caverna lo que afectaría naturalmente el proceso de futuras investigaciones.
A Alberto Konrad el marinero alemán que condujo la expedición de Nordenskjold, la fantasía popular le atribuyó ser el verdadero descubridor del milodón, se corría el comentario que los restos hallados en la caverna, habían sido vendidos a un Museo Británico en sumas considerables, de la que no habría tenido ninguna participación el infortunado marinero, que para entonces se había convertido en el hazmerreir de la localidad. Lo apodaban "Milodón Grande", a su compañero de aventuras, Bernardo Glinka, también de origen alemán y de trágico destino, le llamaban "Milodón Chico".
Lo cierto es, que Alberto Konrad vivió siempre pobre y en 1918, se fue a vivir al valle del Río de las Vueltas, donde tenía su cabaña y no permitía que nadie se acercara protegiendo los fabulosos tesoros que guardaba en su interior. En 1931, lo encontraron muerto junto a sus riquezas, que consistían en algunos cristales de roca y otras piedras sin ningún valor, que había encontrado en trece años de exploración de las montañas de esas regiones.
En Gran Bretaña se difundió la idea de que el milodón podría encontrarse con vida, debido al estado de conservación que mostraba un trozo de piel. Los aventureros y sensacionalistas no se hicieron esperar, el diario "The Daily Express" organizó una expedición bajo la dirección de Mr. Hesketh Prichard en colaboración con los señores Scrivener y Harthberg del Museo Británico.
La expedición británica venía dispuesta a darle caza ¡ nada menos que al propio milodon!. Luego de agotadoras jornadas recorriendo el pie oriental de los Andes de la Patagonia Austral, los aventureros se dieron por vencidos. El 5 de abril de 1899, en el patio del hotel "Kosmos" de Punta Arenas, se procedió a rematar la tropilla de 27 caballos utilizados en la expedición, por un valor de $ 65.
El sitio siguió ejerciendo misteriosa atracción a los habitantes de la zona. En 1946 el empleado de Correos y Telégrafos y observador meteorológico de la Estación local, Raúl Scotti, encontró el esqueleto de un animal que llamó inmediatamente la atención, y la noticia fue divulgada por la prensa y las radios de la región, se informaba que se había descubierto los restos de un animal muy extraño, especie de iguana o canguro, poco conocido. Un corresponsal, en su entusiasmo imaginativo afirmó que se trataría de un "saurio" o de un injerto de cocodrilo con oveja.
Realizadas las investigaciones pertinentes, se determinó que el esqueleto en cuestión pertenecía a una oveja, probablemente de la Estancia Consuelo, y de la que sólo se había hallado la espina dorsal, algunas costillas sueltas y roídas por perros o zorros, un hueso de la pata unido a la cadera por un nervio semiputrefacto. Lo demás lo hizo la imaginación popular que realizó todo tipo de conjeturas en cuanto al mentado hallazgo.
Los sucesos en torno al milodón y la misteriosa caverna, han tenido importante trascendencia literaria; no olvidemos el hermoso cuento "El cementerio de los milodones" de Osvaldo Wegmann Hansen, surgido seguramente de numerosas anécdotas de los lugareños y, "Patagonia" de la autoría del escritor británico, que por esas paradojas del destino es sobrino de Charley Milward; Bruce Chatwin.
Milward era un capitán de marina mercante que llegó a las costas de Punta Arenas, después de sufrir un naufragio. Una vez instalado en la región visitó la zona de Ultima Esperanza y viendo la posibilidad de lucrar con el hallazgo del milodón, realizó una operación ilegal para enviar los restos del desdentado al Museo Británico. Un trozo de piel fue enviado a la casa de los abuelos de Chatwin. Lo que motivó el posterior viaje del autor de "Patagonia" en busca de la fascinación de sus recuerdos:
"Entre los ayudantes de Erland Nordensjold se encontraba el minero de oro Albert Konrad. Cuando los arqueólogos abandonaron el lugar, instaló una choza de cinc junto a la boca de la cueva y comenzó a destrozar las capas estratificadas con cargas de dinamita. Charley fue en su ayuda y volvió con grandes trozos de piel y pilas de huesos y garras que para entonces eran artículos altamente comerciables. Despachó la colección completa al Museo Británico y después de intensos regateos con el doctor Arthur Smith Woodward (quien sospechaba que Charley estaba tratando de aumentar el precio, al enterarse de que quien pagaba era Walter Rothschild) la vendió por 400 libras esterlinas"
Más tarde, en el mismo sector, se encuentran dos cavernas más. La imaginación popular otorgó a la más pequeña de ellas una serie de creencias que perduran hasta hoy día. Se dice que la "cueva chica" estaría conectada vía subterránea con el sector de Laguna Sofía, otros afirman que tendría salida al mar y que en su interior se oye el cauce de un misterioso río. Ciertos o no, estos hechos provocan el encanto y fantasias de quienes visitan el lugar.
"La formación geológica cueva del Milodón, compuesta por tres cavernas y el conglomerado rocoso denominado "Silla del Diablo", fue declarado Monumento Histórico por decreto N| 138 del 2 de enero de 1968. Bajo la administración del Presidente Don Eduardo Frei Montalva"
En la actualidad, en la caverna "Eberhard", existe una replica del milodón diseñada por el profesional magallánico Harold Krüsell Johansen.

Bibliografia

"Ultima esperanza en el tiempo", Mateo Martinic Beros
"Patagonia", Bruce Chatwin.
La Revista de Ultima Esperanza, 1943
"Noticias Gráficas de Magallanes" 1946
Taller de Geografía Fisica-Puerto Natales, informe: recopilación investigativa sobre Monumentos Históricos, Bustos y Monolitos Públicos de la provincia de Ultima Esperanza. 1.999.

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