Introducción
Actualmente se han vuelto a retomar las razones biológicas
como explicaciones fundamentales de la homosexualidad.
Últimamente se ha hecho especialmente famosa
la teoría que plantea que el hipotálamo de los homosexuales
es diferente al de los heterosexuales.
La ciencia no es neutra, y cada estudio que se
realiza pretende una finalidad concreta. El estudio sobre el hipotálamo
fue desarrollado por un investigador homosexual de EE.UU., con
la finalidad consciente de eliminar la culpa que se atribuye a
los homosexuales y trasladarla a la biología y así
conseguir apoyo del Estado para estas personas. Es evidente que
si la homosexualidad está programada genéticamente
no se puede culpar a nadie por tener deseos homosexuales. Este
ejemplo nos demuestra que siempre hay que intentar ver más
allá de lo que plantea una teoría. La ciencia nunca
es neutra, ya que los científicos que la construyen son
humanos.
Pero hay que ser conscientes de que unos mismos
resultados pueden ser utilizados de formas muy diversas. Tal vez
este investigador logre su objetivo y consiga que la Administración
de EE.UU. declare a los homosexuales objeto de atención
especial, pero con toda seguridad el gobierno de Hitler habría
utilizado esta misma justificación para una finalidad muy
diferente.
El Informe Kinsey
Entre 1937 y 1948 Alfred Kinsey realizó
el mayor y más completo estudio sobre sexualidad masculina.
Logró reunir datos de un total de 17.000 hombres, por lo
que se considera el estudio estadístico más fiable
nunca realizado sobre el tema. De la muestra estudiada Kinsey extraía
las siguientes conclusiones:
El 50% de los hombres son exclusivamente heterosexuales, sin contactos ni fantasías homosexuales de ningún tipo.
Un 13% de los hombres siente ocasionalmente
cierta atracción erótica hacia otros hombres.
Un 37% ha tenido alguna relación homosexual con orgasmo en su vida adulta.
Un 25% de los hombres tienen experiencias y
deseos homosexuales que van más allá de lo puramente
ocasional.
Un 18% tiene tantos deseos homosexuales como heterosexuales.
Un 13% es definitivamente más homosexual
que heterosexual.
A un 10% puede considerársele exclusivamente
homosexual.
Del estudio de Alfred Kinsey (1953) sobre la mujer
se deriva la conclusión de que la incidencia de la homosexualidad
entre mujeres es considerablemente menor que entre los hombres,
aunque también apunta que las mujeres tienen una sexualidad
más polimorfa y variada.
Sólo el 13% de las mujeres han tenido
deseos o experiencias homosexuales.
Exclusivamente homosexuales sólo puede
considerarse al 6% de la muestra.
Estos datos han sido confirmados de forma general
por estudios más recientes.
Conclusiones
Partiendo de esta información parece confirmarse
que la sexualidad, repitámoslo otra vez, es más compleja
de lo que siempre habíamos creído. Así, es
difícil hablar ya de dos grupos de personas, según
su objeto de deseo sexual. Más bien deberíamos plantear
la sexualidad humana como un complejo y cromático continuo
que va desde la heterosexualidad exclusiva hasta la homosexualidad
exclusiva.
Según los datos de estos estudios la mayoría
de los individuos se encontrarían en los estratos intermedios
de las dos tendencias. Muy probablemente es la sociedad la que por
medio de la educación y los modelos presiona más para
que los individuos que no se encuentran en los extremos del continuo,
acepten de forma incuestionable su papel como heterosexuales.