Estás en: Página de voz
Aumentar tamaño letra Reducir tamaño letra Imprimir página
Añade a tu blog Añade a tu blog
Guardar voz Guardar favorito
Buscar noticiasBuscar noticias sobre Azara, José Nicolás de en El Periódico de Aragón
Buscar en RedAragonBuscar webs sobre Azara, José Nicolás de en RedAragon

Categorías

Categorías y Subcategorías a las que pertenece la voz:

Biografías: Humanidades
Humanidades

 

Recursos de la voz

...

 
 

Azara, José Nicolás de


Contenido original GEA 2000

(Barbuñales, H., 5-XII-1730 - París, 26-I-1804). Célebre diplomático aragonés del siglo XVIII, durante los reinados de Carlos III y Carlos IV. Nació en el seno de una familia infanzona, y fueron sus hermanos Eustaquio, que murió siendo obispo de Barcelona; Félix, marino e ingeniero militar que sobresalió como naturalista y hombre colonizador del Río de la Plata; Lorenzo, presidente del cabildo de la catedral de Huesca y maestrescuela de la Universidad Sertoriana; Mateo, oidor de la Audiencia de Barcelona; Francisco Antonio, heredero de la Casa, y Mariana, que fue madre de Eusebio diplomático, ministro de Estado tres veces con Fernando VII-, de Dionisio Bardají y Azara -cardenal de la Santa Iglesia- y de Anselmo -célebre marino.

Sus primeros estudios universitarios los realizó en la Sertoriana oscense, obteniendo el bachiller en Leyes el 21-IV-1749, a la vez que practicó en dibujo y grabado, inicio de una gran afición por las artes que le llevó al mecenazgo del pintor Antonio Rafael Mengs y, con el tiempo, a poseer una de las colecciones de arte más importantes y codiciadas.

En el curso 1750-51 aparece como estudiante del Colegio Mayor de San Salvador de Oviedo en Salamanca, en el que permaneció durante mas de diez años dedicado a una intensa actividad literaria. Allí fue nombrado bibliotecario, en cuya ocupación pudo prepararse para orientar su futura biblioteca privada, que alcanzó más tarde, residiendo en Roma, la cifra de veinte mil volúmenes, obras clásicas fundamentalmente.

Terminados sus estudios, pasa en marzo de 1760 a la Secretaría de Estado en Madrid como preparación de un futuro, ya concebido, orientado a la diplomacia. En éste su primer cargo oficial permanece cinco años, viviendo intensamente aquella política que nos forzó a la guerra con Portugal e Inglaterra como consecuencia del Pacto de Familia suscrito ante los ataques ingleses a nuestras colonias. Es este período el que marca en Azara su impronta política y le dispone para sus futuros cargos en el extranjero.

E1 22-X-1765 es nombrado agente general y procurador del rey en la corte de Roma. Estaba entonces a la cabeza de la Iglesia Clemente XIII, y en la Ciudad Eterna hubo de permanecer durante treinta y dos años largos, en los que tuvo especialísima preponderancia ante dicho pontífice, Clemente XIV, Pío VI y Pío VII. El emperador de Alemania José II lo tuvo por estimadísimo consejero, y tanto la emperatriz Catalina II de Rusia como los reyes de Suecia y de Dinamarca, Federico de Prusia y el emperador de Rusia Pablo I, acudieron a su inteligencia y amistad en varias ocasiones. Desde noviembre de 1771 desempeña también la Agencia de Parma.

Cuestión muy espinosa y que hubo de tratar de resolver ante el papado fue la controvertida expulsión de los jesuitas, llevada a cabo con especial desapasionamiento y tacto, gracias al cual siempre separó sus sentimientos personales de los intereses públicos a los que debía servir por encima de todo. Otro asunto delicado que hubo de tratar fue el del venerable Juan de Palafox, que se pretendió subir a los altares y sobre el que escribió unas reflexiones impresas en Roma en 1777. Es nombrado caballero de Carlos III en 1771, y bailío Gran Cruz de San Juan de Jerusalén.

Viaja a España en 1774 hasta 1776, donde traduce y publica la obra de Bowles Introducción a la Historia Natural y Geografía física de España.

De regreso en Roma tiene el disgusto de ver desaparecer a Clemente XIV, en cuya elección tanto había intervenido, sucediéndole quien fue siempre dilecto amigo, el cardenal Braschi con el nombre de Pío VI.

E1 21-XII-1784 es nombrado embajador ministro plenipotenciario en Roma con retención de la Agencia, y en noviembre de 1789 accede a consejero de Estado. A partir de estas fechas la vida que hasta entonces se le había presentado como apacible se le torna extraordinariamente agitada, como fruto de las nuevas tendencias que suscita la Revolución francesa. Él, que estaba relacionado con los políticos de toda Europa no solamente por su cargo oficial, sino fundamentalmente por su amistad personal con ellos, se convierte en uno de los personajes políticos más avisados e imprescindibles, eje de los sucesos de Roma primero, y luego de la francofilia propugnada por Godoy, en París.

Ante la amenaza de la Revolución francesa contra los Estados pontificios por los avances de los ejércitos napoleónicos, que irrumpieron en el norte de Italia lazándose contra la Lombardía y obteniendo de los duques de Parma y Módena lucrativas contribuciones, el papa Pío VI, que había rechazado antes los ofrecimientos de España a través de Azara, recurre a éste para impedir la invasión del Estado. Este momento marca la culminación de la carrera diplomática de quien era conocido como el Caballero Azara, y que tuvo su apoteosis tras la conclusión del armisticio de Bolonia, suscrito tras agotadoras discusiones con los comisarios franceses y con el propio Napoleón, quien admiró el talante de Azara al conseguir aminorar sus desmedidas exigencias presentadas con modales a los que la diplomacia no estaba acostumbrada.

Tras el armisticio que le valió el título de Caballero Romano, una recepción apoteósica, la acuñación de una medalla conmemorativa y el proyecto de un arco de triunfo, vino una reacción en contra de lo pactado, provocando la ruptura de aquél. Aun contando con la aprobación de la Corte y la confianza de los generales franceses y el mismo Directorio, el odio y la calumnia de los romanos hacia su persona supuso para él una gran amargura, que se acentuó con su destierro.

Los ataques del ejército napoleónico continuaron hasta que se firmó la paz del Tolentino, que provocó una elogiosa reacción de Bonaparte a favor de Azara, a quien consideraba salvador de la Ciudad Eterna, y en contra de los romanos. En 1798 Azara es nombrado embajador en París y allí permanece hasta que en abril de 1800 llega de vuelta a su casa de Barbuñales (Huesca). Aquí permanece hasta diciembre del mismo año, cuando, nombrado nuevamente embajador de España en París a instancias de Napoleón y Godoy, tiene que partir para Madrid y luego, en marzo de 1801, para la capital francesa. Allí, el duque de Parma le nombra ministro plenipotenciario en Francia y le concede el título de marqués de Nibbiano.

A fines de 1803 solicita y obtiene su jubilación, que disfruta muy poco, ya que en enero de 1804 muere en París. Su cadáver es trasladado a su pueblo natal, donde sus hermanos Félix y Francisco Antonio le entierran en la capilla parroquial familiar de San Juan, en mausoleo que al estilo de Cánova encargan al escultor Pascual Cortes; éste permanece actualmente, restaurado tras su demolición en el año 1936, al iniciarse la guerra civil.

Fue retratado por Mengs en magnífica pintura reproducida en grabados de Cunego. En grabados póstumos de Amills y Batanero se representa su busto, obtenido claramente de la indicada pintura. Con hábito de la Concepción se conserva un busto suyo hecho en mármol de Carrara por el escultor catalán Bover, y otro fundido en bronce debido al arte de Weston. Se conoce otro pequeño de Volpato en terracota, y una preciosa miniatura, posiblemente de la mano de Ana María Mengs, esposa del grabador Salvador Carmona.

Varias fueron las publicaciones del Caballero Azara, y entre ellas citamos, como más importantes, y además de la mencionada traducción de la obra de Bowles, las Obras de Garcilaso de la Vega ilustradas con notas suyas; las Obras de Antonio Rafael Mengs; Historia de Marco Tulio Cicerón, traducida de la del inglés Conyers Middleton e ilustrada con grabados de Salvador Carmona que representan bustos de clásicos célebres rescatados por él en las excavaciones de Tívoli, que figuraron en su palacio romano y que, regalados al rey, se encuentran hoy distribuidos por el palacio de Aranjuez y el Museo del Prado. Es de mencionar también Prudencio, poeta español; las Obras de Oracio y Virgilio, publicadas en Parma, y las Memorias de Azara.

• Bibliog.: Corona Baratech, C.E.: José Nicolás de Azara; Zaragoza, 1947. Olaechea, R.: La agencia de preces; Zaragoza, 1960. Álbum español y extranjero, Corona literaria artística y política en honor... del insigne caballero aragonés Azara; Madrid, 1956-57.

Últimas voces visitadas:

Home | Quiénes somos | Información Legal | Contacto | La GEA en tu Web | RSS

© DiCom Medios SL. C/ Hernán Cortés 37, 50005 Zaragoza
Inscrita en el Registro Mercantil de Zaragoza, en inscripción 1ª, Tomo 2563,
Seccion 8, Hoja Z-27296, Folio 130. CIF: B-50849983