La mayoría de los trabajos de este arquitecto valenciano se encuentran en Sevilla y su zona de influencia, al ser nombrado en 1926 director general de las obras de la Exposición Iberoamericana de 1929, en sustitución de
Aníbal González. Entre sus trabajos más importantes destacan la iglesia de San Juan Bautista, en San Juan de Alnazfarache, el
Teatro Lope de Vega, el caserío del Cortijo de la Cebolla, la fuente de la Glorieta de San Diego, todo ello en Sevilla, diseñando también los planos para la reforma del Altar Mayor de la
Catedral hispalense.