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March 16, 2009 - Posts

Un día compraremos droga a los EE.UU.

por Daniel Samper Pizano de Diario El Tiempo de Bogotá

  

Publicado el 15 de Marzo de 2009

 

 La escena suena conocida. En el video aparece un pueblo que vive de la marihuana. Un funcionario admite que la economía regional depende en un 90 por ciento de la droga. La cámara recorre cafés y tiendas que venden yerba sin ningún problema. Ahora las imágenes salen al campo y vemos miles de robustas plantas de cannabis, aun en parques nacionales. El informe revela que el negocio local de narcóticos produce cada año miles de millones de dólares. Las autoridades confiesan que poco pueden hacer.

 

¿Colombia? ¿Bolivia? ¿Perú? Nanay: Estados Unidos. Son imágenes de cuatro reportajes divulgados recientemente por el canal gringo CNBC, que muestran hasta qué punto el estado de California -la octava economía mundial, por encima de España y Canadá- es territorio prácticamente libre para cultivar, vender y fumar marihuana. Los condados de Mendocino, Chino, Trinity y Humboldt viven de esta planta, que en Suramérica se reprime a tiros.

 

Varias normas facilitan su prosperidad. Una de ellas autoriza el empleo médico del producto, paraguas bajo el cual crecen y circulan miles de kilos al año. Pronto podrían regir nuevas leyes. Pero estas ya son de tipo fiscal, porque al Estado se le despertó la glotonería tributaria. El legislador Tom Ammiano empuja un proyecto que fija a la marihuana 50 dólares de impuesto por onza ("como se hace con el alcohol"), lo cual equivale a legalizarla y, de paso, ordeñar cada año casi mil millones a los contribuyentes que la fuman o a los pacientes que la aplican para aliviar diversos males.

 

El ilustre sheriff de San Francisco y otros políticos y funcionarios apoyan la medida. Al fin y al cabo, la economía marihuanera produce, según Ammiano, 14.000 millones de dólares, mucho más que lácteos y viñedos. Esta semana, la revista Time confirma las cifras y define el bareto como "un pasatiempo americano".

 

Es fácil convertirse en cannabicultor en California. Cualquier ciudadano puede sembrar un número de plantas con fines médicos o de consumo personal. Y es lucrativo: 20 matas rinden 100.000 dólares anuales. Si el granjero quiere conocer las actividades del sector, puede suscribirse a Grow, la revista gremial, que trata los problemas de la cultivadores de maracachafa como lo hace la revista de Asohuevo con las gallinas ponedoras en Colombia.

 

La industria funciona en macetas de hippys sexagenarios, en huertos domésticos y en laboratorios. Pero hay, además, extensas granjas que cosechan al aire libre o en invernaderos. Son negocios potentes que crean empleo. En las primeras trabajan numerosos mexicanos y en las segundas, obreros de origen asiático. Según reportaje de The New Yorker (julio 2008), en California crecen 20 millones de plantas de cannabis, la producción se multiplicó por 10 entre 1981 y el 2006 y es hoy "el producto agrícola de venta al contado más importante de Estados Unidos, aun por encima del maíz".

 

Pero no es solo la cantidad, damas y caballeros: examinen la calidad del material. Uno de los pilotos de la DEA que sobrevuelan el llamado Triángulo Esmeralda comenta en el documental con orgullo masoquista: "Nadie produce marihuana tan buena como la que se cultiva aquí".

 

Parece evidente que Estados Unidos se adueñó de la producción marihuanera que tantos dolores nos causó en otro tiempo. California es hoy una Guajira gigantesca que, según van las cosas, un día nos exportará mafafa. La solución es comprarla. Evitaríamos hampones y cultivos ilegales.

 

Poco a poco la droga blanda se está legalizando. Preguntas obvias: visto lo visto, ¿es sensato, justo, necesario que Colombia reforme su Constitución para convertir a los consumidores en criminales? ¿No convendría, más bien, iniciar diálogos para expulsar a la mafia del mundo de los narcóticos y ponerlo en manos de autoridades sanitarias y fiscales

 

cambalache@mail.ddnet.es

 

Daniel Samper Pizano