GUIDO, Dr. Mario M. (1884-1946) Fue una de las figuras emblemáticas de la Unión Cívica Radical de la Provincia de Buenos Aires, especialmente en los últimos tres lustros de su vida.
Tuvo una relevante actuación en Bahía Blanca. Profesor de Derecho Público en la Facultad respectiva de la Universidad Nacional de La Plata, y fue un ciudadano con especial inserción en la sociedad de su ciudad y en la Provincia
A partir de 1920 fue diputado nacional. En 1924 y 1925 presidó la Cámara y fue, precisamente su designacioón, no avalad por el Comité Nacional de la U.C.R. lo que dio estado público a la ya evidente separación de las dos líneas que esran fácilmente visibles en el seno partidario: los de quienes, disciplinadamente, aceptaban las decisiones de los cierpos orgánicos y por otr lado la de los dirigentes que, discrepando con Don Hipólito Yrigoyen, en vez de dar el debate interno, prefirieron unirse a los clásicos y obvios enemigos de la U.C.R.
El doctor Guido se embarcó, pues en el llamado “antipersonalismo”, mas también es verdad que a la vuelta de pocos años, y en los momentos en que ser radical en la Argentina y especialmente en la Provincia de Buenos Aires era asunto muy peligroso, se reintegró con espontánea decisión y ánimo combativo al viejo tronco partidario y fue, junto con Honorio Pueyrredón, símbolo de la resistencia al terror, el fraude y la tortura.
Aquella fórmula Honorio Pueyrredón – Mario M. Guido, que el cinco de abril de 1931, sin medios, perseguida y encarcelada gran parte de la dirigencia radical, hizo hocicar al dictador fascista y a su también fascista ministro del Interior. Lamentablemente la “pureza” que se les ocurrió usar en ese momento a los electores del partido Socialista impidieron la proclamación de la fórmula, antes que el zarpazo totalitario esgrimdo por los mencionados sujetos anularan las límpidas elecciones.
El ridiculo cubrió a los payasesco y peligrosos personajes que se habían apoderado de la República. La U.C.R. en la adversidad mas tremenda de su historia, tenía sein embargo, para exhibir, una límpida conducta y para ejercer un digno magisterio, sin corruptos, con hombres que se jugaban la vida en pos de una idea, en defensa de claros intereses populares y que pudiendo correr en “auxilio” de los salvajes mandamases, prefirieron seguir a bordo de ese Partido que durante muchos años fue denigrado, junto al resto de los argentino, por los conductores de la justamente denominada década infame.
En 1940 el doctor Mario Guido fue elegido nuevamente diputado nacional, pero a poco de asumir otro golpe le impidió proseguir su mandato, que duaba hasta 1944.
Tuvo una importante trayectoria partidaria: formó parte varias veces del Comité Nacional y en 1945 llegó a presidir la Convención Nacional. Asimismo fue presidente del Comité de Bahía Blanca, miembro del Comité Provincial, etc.
Su actividad legislativa fue significativa y quedó traducida en debates y proyectos relevantes. Se ocupó especialmente de cuestiones agricolo.ganaderas y a temas vinculados al progreso de la legislación laboral, principalmente en materia salarial y previsional.
Mario M. Guido, como tantos cientos de radicales de su tiempo, supo de la cárcel y el exilio, sufriendo con valor, en carne propia, el despojo aleve de los siniestros personeros del rencor, de los que se burlaron del pueblo, estableciendo el “fraude patriótico” como barrera para que la ciudadanía, que ellos denominaban, imperiales, como “la chusma radical”.
El Dr. Guido falleció en Buenos Aires el 24 de junio de 1946, siendo presidente de la Convención Nacional. Sus restos fueron velados en la Casa Radical, el hogar de sus luchas ...
La fotografía del Dr. Mario M. Guido pertenece al archivo del autor.