jueves, 20 de diciembre de 2007

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En la triple frontera

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Me llama Maturana de Buenos Aires. "¿Hugo te recordás el día que hicimos un asado en tu casa el año pasado, cuando te hice hablar por celular con Sergio, mi amigo chileno de Buenos Aires? Bueno te cuento... lo cagaron a balazos. Le metieron trece tiros. El chabón había descubierto un fato groso en la triple frontera y lo cosieron a tiros. Ahora decime vos cómo estás". Le contesto que bien y que me cuente alguna novedad.

miércoles, 19 de diciembre de 2007

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No se admiten mujeres

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Ayer estuve en Punta Arenas, todo el día lloviendo, a cántaros. Entré a comprar a un almacén de Avenida Bulnes casi Maipú. Me atendió una mujer de casi cuarenta. Se pintaba las uñas mientras escuchaba a Barry White. Luego caminando por 21 de Mayo con Independencia entré a un bar, El Porteño, en donde había un cartel en la puerta que decía NO SE ADMITEN MUJERES. Le pregunté al dependiente el por qué del cartel, me contestó: "Porque siempre o casi siempre causan problemas". Recién ahí me di cuenta que había olvidado mi cámara en Puerto Natales.

viernes, 14 de diciembre de 2007

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¡¡¡Video prohíbido de Primer Plano!!!

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Ya de partida es inusual presentar un título así en este blog. Catastrofista. Trataré de estar a la altura de la circunstancia y presentarlo adecuadamente.

PRESENTACIÓN:

Se juntaron unos weones culiaos de un canal y empezaron a largar chuchadas como malos e la caeza. En la tele se hacen los pulios toos estos weones y fuera de allá se lo pasan a chuchá limpia. Putas que ordinarios que son estos weones culiaos. Ya filo con ellos, flaites rekuliaos,miren el video nomás.

domingo, 9 de diciembre de 2007

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Me pilló la tecnología

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Por la mañana estaba haciendo modificaciones a mi blog. Es que voy a comenzar por el comienzo. Me encantan las redundancias. Blogger había pasado a blogger beta, y tenía que elegir un nuevo template. Lo que implicaba que debía cambiar la plantilla anterior y meterme nuevamente a retocar el htlm del blog. Luego de buscar en Google, elegí una que consideraba buena, que en este caso fue Kubrick. Y allí comenzó el trabajo. Ir a la parte de estilo de la plantilla, al inicio, entre las etiquetas skin y skin. Sabiendo que las imagenes y los colores de fondo siempre aparecen dentro de las propiedades background de cada etiqueta, y allí comencé a modificar. También quise modificar el ancho de los post y para eso tuve que ir al código de la plantilla en donde dice:
outer-wrapper {
background:transparent url(bgcontainer.jpg) repeat-y scroll center top;
margin:0pt auto ;
padding:0pt ;
width: 736px;
}
y subir el valor a width:780px. Luego vino todo el proceso de personalizarla. Cambié algunas cosas. Deseché y modifiqué. Hasta lograr lo que quería. Puse un buscador, una nube de etiquetas, una foto en la sidebar bajo el buscador, un contador para optimizar el blog y ver de dónde y por qué palabras claves la gente entraba a la página. También agregué un Pagerank, luego lo retiré. Puse un libro de visitas y luego lo retiré. Y así, toda la mañana estuve lidiando con el nuevo blogger. Trabajé en aquello. En lidiar con el nuevo template, con el HTLM y el CSS y atendiendo el almacén. Viene Irene a comprar un kilo de papas, dos jugos en sobre, una salsa de tomates y una tarjeta para el celular de la hija. Me pregunta: "Oye nanito, tú tienes celular". Le contesto que no. Me dice: "A ti también te pilló la tecnología".

martes, 4 de diciembre de 2007

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Lanús y el día perfecto

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El día anterior uno sabe que el próximo día será el día perfecto. Y duermes pensando en aquello. Y sueñas sueños perfectos en donde todos los aviones aterrizan a horario. Y Scarlett Johansson te ama. Y viajas con ella por la costa napolitana en tu Ferrari. Y Scarlett siempre en segundo plano. Despiertas y ya sabes que es El Día Perfecto. Al mediodía estás invitado a la casa de los padres de Miguel Mazzeo en Lanús. La madre amasará los mejores tallarines del mundo. El padre te contará aquellas anécdotas de cuando trabajaba con Ringo Bonavena y uno se morirá de la risa. La hermana, la chica más linda de Lanús, te volverá a llenar el vaso del mejor vino del mundo. Los abuelos apacibles, serenos y sonrientes. La prima que aparece de pronto y se alegra de verte. Gente linda y diligente como no encontrarás en ninguna parte. Maravillosa gente. Y luego la frutilla del postre. Ir al estadio. Al estadio de Lanús ubicado en Gral. Arias y Guido. Y allí la hinchada más afiatada de argentina. La mejor hinchada, lo que pasa es que en Lanús todo es mejor. Todo es mejor porque corresponde a la mejor etapa de mi vida. Y fui muchas veces a su estadio. Vi a Lanús ganar, empatar y perder. Pero nunca lo vi campeón. Así mismo nunca nadie de Lanús vio campeón a Lanús. Como ahora, como este 2 de diciembre del 2007. Y mi alma se llenó de alegría. Hace diez años que no estaba tan contento, desde que nació mi hijo. Y lo celebré con él. Y nos abrazamos y lloramos. Acá en Puerto Natales. En la Patagonia. En donde dos hinchas de Lanús, los únicos hinchas de Lanús en Puerto Natales cantaron: "Es para Banfield que lo mira por tv".


Video de Lanús Campeón

viernes, 30 de noviembre de 2007

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Quilapayún en Puerto Natales

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No recuerdo ahora en qué año de la década del 80` fui a ver a Quilapayún en Buenos Aires. Pero sí perfectamente recuerdo que fui con Juliana. Las entradas eran caras y eso no importaba. Lo que importaba era el derrocamiento del Dictador. El pronto retorno de la democracia. Estar con los compañeros. Participar en la lucha. Juliana era una activa militante. Era argentina pero era una activa militante por la causa del pueblo chileno. Ella había terminado con Manolo. Otro activo militante del Mapu Obrero Campesino. Es que casi todos mis amigos eran militantes. Yo tenía mi corazón en la izquierda y militaba en la noble causa de levantar minas, en lo posible militantes. Me encantaban las minitas de izquierda no sé porqué. Tenían algo que aún hoy en día no entiendo. ¿Habrá sido la boina, el morral, la ausencia de maquillaje, el discurso, la lectura de Marcuse? No sé. Me gustaban. Aquella noche fuimos con banderas. Con todas las banderas. Con el corazón lleno de estrellas. Con la esperanza intacta. Entramos abrazados con Juliana al Luna Park y ondeando nuestras banderas. Fuimos miles. Aplaudimos, cantamos, lloramos, nos besamos y luego; al terminar el acto, nos fuimos a un hotel, y allí cantamos, lloramos, nos besamos e hicimos el amor. Mañana viene Quilapayún a Puerto Natales, actuará a dos cuadras de mi casa y lo hará gratuitamente. No iré. No voy a ir porque ya no está Juliana, las banderas, las estrellas y la esperanza.

martes, 27 de noviembre de 2007

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De nuevo

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¿Te cuento?... resulta que el sábado fui a la Disco, andaba con mi peto negro, la mini mini y con mis botas negras, de repente veo que viene José con su polola, hola me dice José y empezamos a conversar, me doy cuenta que la polola de José se pone celosa y yo mala, comienzo a coquetear con José, de repente ella le dice:"José dime que me quieres" y él le contesta: "Ya empezó esta media lesa de nuevo".

sábado, 24 de noviembre de 2007

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Un día en Puerto Natales

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Hoy me levanté a las 7.00. A las 7.10 desperté a mi hijo. A las 7.20 le serví su desayuno. A las 7.30 lo pasó a buscar el taxi para llevarlo al colegio. A las 7.40 lavé ropa; ropa de mi hijo, mi abuela y mía. Terminé a la 8.20, lavo a mano. Tomé desayuno. El desayuno terminó un cuarto para las nueve. Abrí el negocio. Llegó el pan. A las 9.10 llegó el primer comprador. Me conecté a Internet. Revise mi correo. A las 9.30 llegó Alicia. Cerré el negocio. Hice el amor con Alicia hasta las 10.00. Se fue Alicia a las 10.30. Se levantó la abuela. Llegaron vendedores, compradores y una vecina que vino a preguntar la hora. A las 11.00 fui a comprar carne. A las 11.15 presencié un choque. Una camioneta con un auto, ganó la camioneta. Llegué a casa a las 12. Abrí de nuevo el negocio. Comencé a preparar la comida. Comida china. Rodajitas de zanahoria, apio, soya, morrón verde y rojo, cebollitas, ajo, coliflor y dientes de dragón. Eso hasta la 1.00. Mientras seguía atendiendo el negocio. A la 1.20 llegó mi hijo del colegio. Lo mando a lavarse las manos. Lo cambio. Almorzamos. Vemos las noticias. El almuerzo termina a las 2.30. A las 3.00 voy con mi hijo a la canchita de enfrente a jugar fútbol. Hasta las 3.30. Nos bañamos. El baño termina a las 4.10. Sigo en el negocio. Y comienzo a leer un libro de cuentos de Bryce Echenique. Reviso mi correo. Me llama Marcela Muñoz Molina de Santiago y me pregunta cómo está mi resfriado, le respondo que estoy un 8% resfriado, que estoy mejor. Le digo que la quiero, ella me dice que me quiere. Son las 5.20 y preparo la once. A las 6.00 comienzo a planchar ropa, termino a las 7.00. entre las 7.00 y las 21.00 sigo leyendo el libro de Bryce Echenique , atiendo el negocio, contesto el teléfono, respondo correos, escribo un relato, juego con mi hijo, preparo su ropa para el día siguiente, reviso sus tareas y le doy un beso, le digo que lo amo. A las 9.00 veo las noticias hasta las 9.30. a las 9.40 acuesto a mi hijo, estoy con él hasta las 10.00. a las 10.30 cierro el negocio y me vengo al computador. Destapo una botella de vino tinto y navego. Escucho música. Esta noche es la noche de Jeane Moreau. Sí, la actriz, que también tiene canciones bellísimas. Abro el Word y escribo. Escribo este post. Alegrándome porque mañana que es sábado no me levantaré a las 7.00, sino que a las 8.00. Y a las 8.10...

martes, 13 de noviembre de 2007

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Confesiones por la Web

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Confieso que soy una chica que no puede llegar al orgasmo si no piensa en mujeres desnudas o en una escena lesbica. Esto pasa tanto cuando me masturbo como cuando hago el amor con mi novio. Cuando me masturbo la verdad es que no me importa pero cuando hago el amor con mi novio me siento mal al hacerlo porque si simplemente estoy haciendo el amor con el mirandole y besandonos y eso, no logro llegar al orgasmo, solo lo logro cuando me imagino que lo hago con una mujer o me imagino una escena lesbica. Me siento fatal porque ¿y si no me atrae sexualmente mi novio? Bueno, realmente si veo a un hombre desnudo no me dice nada, sin embargo si veo a una mujer desnuda, me excito (no demasiado, pero si mas que con un hombre). No quiero perderle ya que le quiero pero no se si esta bien lo que hago, y no se si deberia dejar de hacerlo o dejarlo con el e irme con una mujer (nunca he estado con una). ¿Se puede vivir una relacion con amor pero que tu pareja no te atraiga sexualmente? No se si soy lesbiana o bisexual, el caso es que el cuerpo femenino me atrae mas que el masculino, pero nunca me ha gustado una mujer, y hombres si.
Muchas gracias por los comentarios.

Qué os parece, ¡¡Coñazo he!! Confesiones de este tipo podéis encontrarlas en este sitio.
Vía Vagabundia

viernes, 2 de noviembre de 2007

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Un problema de distracción

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Comencé a colaborar en el año 1998. En aquella oportunidad di $2000. Se trataba de Raúl, un chico que estudiaba en Valdivia, Ingeniería Civil. Su madre, Rita, había organizado una serie de rifas para que Raúl saliera adelante con sus estudios. ¡Enhorabuena! Son causas que obligan y enternecen. En el año 1999 fueron cinco mil. En estas causas ni siquiera preguntas cuándo se tiró la rifa. Eso no importa. Lo más importante es colaborar. En el 2000 fueron $3.500 y la madre humilde se afanaba cada día más. El 2001 colaboré con $4000. Amén de otras colaboraciones, siempre seguía colaborando. Chile está hecho de muchas colaboraciones. Debajo de cada piedra aparece alguien pidiendo algo. En el 2002 fueron $5000, compré cinco listas de rifa sin esperar nada a cambio. La madre de Raúl me comentaba que a su hijo, "le va super-bien". Yo me alegraba por aquello. Pasó el 2002 y llegó el 2003 y colaboré nuevamente, esta vez fue con $2.500. Mis colaboraciones tenía que ver con la marcha del país y con mi economía.
Aquel año Raúl se recibió, me lo dijo su madre. La verdad que sentí alegría y alivio. Alegría por la feliz noticia y alivio por el término de mis colaboraciones. Un día caminando por la calle Bulnes veo que viene Raúl con traje y maletín. Pasó al lado mío y no me saludó. Pensé: "Bueno al final no es tanto, sólo fueron $17.000". Luego pensé que evidentemente no me reconoció. La gente anda muy distraída. Era seguramente el caso de Raúl. Un problema de distracción.

viernes, 26 de octubre de 2007

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Resulta que...

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La que hace La Revista me llama y me dice:
"Mira Hugo, resulta que Natales aún no está preparado para la buena literatura, resulta que hay algunas señoras que se molestaron porque publiqué dos artículos tuyos en donde uno termina con la palabra chucha y el otro termina con la palabra mierda, ellas se molestaron, dicen que está bien la revista pero que es mucho garabato, resulta que ahora en el artículo que te voy a publicar y que se llama Chendo, terminas nuevamente con la palabra Mierda, dices allí: "vago de mierda", yo te pregunto si me dejarías cambiarla, por ejemplo, con la palabra porquería. "vago de porquería".
Le digo que sí, que no hay problemas. Mientras pienso que ya no voy a colaborar más con su revista. Y que la palabra porquería es una mierda.

domingo, 21 de octubre de 2007

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Natales

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Perfecto
Todo de acuerdo con el todo
Hay viento
Los pájaros sobre el árbol de manzanas
Y una renga que viene a comprar
Un helado de lúcuma.

A Case Of You / Maria Pia De Vito

jueves, 18 de octubre de 2007

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Extraterrestres en Puerto Natales

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Indubitablemente los seres extraterrestres, los platillos voladores y los marcianos existen. Puerto Natales es una zona predilecta de estos seres u objetos no identificados. No identificados por gente que no es de acá. Pero los que somos natalinos sí podemos dar fe que en más de alguna ocasión nos hemos topado con ellos. Sin ir más lejos yo una madrugada venía de una borrachera mayor cuando me topé con dos seres muy extraños. Uno era de unos cuatro metros y el otro de medio metro, uno era verde y el otro azul, uno tenía tres orejas y el otro cinco, uno hablaba por el codo y el otro por celular. Me detuvieron y me llevaron a una nave que emitía rayos catódicos en frecuencia alfa, allí dentro me hicieron escuchar durante tres días seguidos canciones de José Alfredo Fuentes que me llevaron casi a la locura. Posteriormente fui abandonado en un local de Karaoke en donde estaba cantando La Erika, y allí perdí por completo la razón. Meses más tarde recibí esta grabación de un amigo paraguayo dándome cuenta de su experiencia. Después de escucharla ya no le temo a los extraterrestres, los platillos voladores ni a los marcianos, tampoco a las canciones del "Pollo" Fuentes ni al karaoke de La Erika.

miércoles, 17 de octubre de 2007

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Una buena oferta

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Y volvió El Pastor. Esta vez con su oferta de chocolates para vender a 10. Me dice, jodiéndome: "¿Cómo le va hermano?", y yo, jodiéndole: "Bien mi pastor". Distribuye sobre el mostrador caramelos de diversos colores. Le digo que a su edad -en verdad debe tener unos 10 años menos que yo pero se ve como de 20 más que yo- debería estar tranquilo en su casa y no andar por los caminos de la Patagonia vendiendo caramelos. Me dice que lo hace por la voluntad del Señor. Le digo que en una de esas, El Señor le dice que vaya a luchar a Irak, ¿iría? . Me contesta que El Señor no es leso. Que El sabe lo que hace. Me dice que yo tendría que leer las escrituras. La Biblia. "Es el libro sagrado Don Hugo, le aseguro que si Usted leyera la Biblia se inspiraría mucho mejor para escribir sus poemas". Le digo que es probable. Pienso que yo tendría que trabajar en la diplomacia. Ya retirándose me hace la última oferta. Una Biblia a 1500 pesos.

lunes, 8 de octubre de 2007

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Las cosas por su nombre

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En viejas construcciones de madera, un suspiro puede ser recepcionado en un ámbito distante del que fue emitido. Es así como te puedes enterar de aquello que no tenías por qué enterarte. Voy al baño y le digo a mi hijo que si llega gente al almacén le diga que me espere, que ya vuelvo. Escucho el timbre y también escucho partir a mi hijo desde la biblioteca al almacén. Desde el trono en donde leo a Borges -también allí tengo una pequeña biblioteca- escucho a mi hijo que le dice a Tuco Pocos Pelos que: "Mi papá está en el baño, ya viene". "Dile a tu papá que cague tranquilo que no tengo apuro". Siento los pasos de mi hijo que, desde el dormitorio me grita: "Dice Tuco Pocos Pelos que cagues tranquilo que él no tiene apuro". Me siento más aliviado y doy vuelta la página.

sábado, 6 de octubre de 2007

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Mensaje de texto

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Anoche vino Alicia, hacía mucho tiempo que no la había visto. Me sorprendió verla y más aún, me sorprendió su saludo que no fue saludo sino una pregunta. ¿Ustedes los escritores tienen una agrupación, se reúnen, se juntan, están en contacto? Le explico que yo en Natales no soy escritor. Sino que un tipo que trabaja en un almacén y que nunca pertenecí a ninguna agrupación literaria. Que conozco -es cierto-, a dos o tres escritores, pero que en verdad no sé si están agrupados o si se juntan. Nunca pensé en Alicia como una mujer interesada en la literatura, y su pregunta me descolocó. Por casualidad tú no conoces a un poeta que se llama Javier, me pregunta. Le contestó que sí, que conozco a Javier, le digo que Javier también escribe y que es mi amigo. Me pregunta si tengo su celular y si se lo puedo dar. Busco el número del celular de Javier y se lo doy. Me dice que no, que no es él. No es el Javier que casi todos los días me manda mensajes de texto. Mensajes de amor, textos de poemas, que me acosa día tras día con poemas maravillosos pero que producen en mí gran inquietud. Mi pareja está verdaderamente alarmado. Ya no soporta más esta situación, él está mal. Muy mal. Le digo que me muestre los mensajes de texto y lo hace.

"Día a día sigo tus pasos princesa". "Todas las cosas maravillosas se llaman Alicia". "Eres mi damisela azul bailando sobre la brisa". "Mi barca infinita lleva tu nombre". "El sol es un pálido reflejo de tu brillo". Un día más sin ti y la vida se torna insoportable". "Un día llegará en que mi agonía de mi amor por ti se trocará en dicha".

Me cuenta que está desesperada. Que Javier nunca le ha hablado. Que solamente le envía mensajes de texto. Que ella ni siquiera sabe que el tipo se llama Javier. Que le ha contestado algunos mensajes para saber más de él. Para tratar de averiguar su identidad, pero que no ha logrado mucho. Me dice que su pareja lo ha llamado de diferentes teléfonos pero que él no contesta. Y me cuenta que ahora está más preocupada aún, ya que su pareja le dijo en un momento de furia extrema -en verdad se lo dijo al buzón de voz de Javier-, "Mira conchaetumadre, si seguís molestando a mi mina te voy a denunciar a los pacos huevón de mierda, maricón culiao".

-Tengo miedo Hugo, por eso te vine a ver, no vaya ser cosa que mi pareja descubra quién es Javier y que le pueda pasar algo, no a mi pareja, sino a Javier.
Después hablamos de otras cosas y al despedirse me dijo: "Ojalá que mañana me mande un mensaje de texto".

viernes, 28 de septiembre de 2007

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El Señor Sánchez

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El señor Sánchez vivía en calle Valdivia con Ramírez. Yo aún vivo en calle Libertad con Valdivia. Toda una paradoja. El señor Sánchez vivía a siete cuadras de mi casa. Tenía un taxi. El señor Sánchez tenia un taxi. Uno de los pocos taxis de aquel entonces. No había más de tres o cuatro. ¡Y era tan lindo andar en taxi! Eran pocos los que tenían auto. ¡Y era tan lindo andar en auto! Me imagino que sería como ahora ir de vacaciones a Orlando. A Disneywolrd. Me imagino. Y el señor Sánchez tenía una particularidad. Una particularidad que lo llevó a ser llamado por ésa particularidad. "Cien pesos por cuadra". Él cobraba cien pesos por cuadra. Él tenía su propio taxímetro sui generis. Nadie sabrá nunca cómo arribó al cobro. Todos los Sánchez de aquella casa murieron. No quedaron vestigios. Y pocos recuerdan a "Cien pesos por cuadra". Diré que era un hombre grande, era un hombre grande como todos aquellos hombres de mi infancia. Al parecer era bueno, yo lo encontraba bueno, como a casi todos los hombres de mi infancia. Y me encantaba subirme a su taxi. A veces tenía sólo para cuatro cuadras. Otras para dos. Y así. Hasta que un día sólo tenía pasaje para media cuadra, cincuenta pesos. No lo aceptó. Me dijo que juntara por lo menos cien pesos para una cuadra. Que él no hacía viajes por media cuadra. Entonces pensé que era malo. Muy malo. Y me fui triste a mi casa. Ahora lo recuerdo como el hombre más maravilloso del mundo y a su taxi como al Ferrari que nunca tendré. Y cambiaría encantado mi biblioteca por andar nuevamente en su taxi. Aunque sea por un par de cuadras. Y que me diga como entonces, al bajar del taxi: "Chao chiquillo, cuídese".

miércoles, 19 de septiembre de 2007

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Culturas Superiores

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El distinguido historiador magallánico de origen croata Mateo Martinich, se las trae. A veces la gente sin darse cuenta mete la pata. Y la otra pata. Las dos patas. Es lo que le pasó a Mateo. Y de seguro que le seguirá pasando. Este enjundioso historiador, en su discurso de recepción del Premio Bicentenario 2006 otorgado por la Corporación Patrimonio Cultural de Chile, la Universidad de Chile y la Comisión Bicentenario del Gobierno de Chile, dijo: "Y conste que ello sucedió en una región de geografía hostil y dura; en una tierra cuyos habitantes originarios fueron incapaces de legar culturas superiores". Con esta profunda reflexión se puso inmediatamente al lado del fusilero y del torpe. De seguro seguirá caminando por las calles de Punta Arenas y del mundo, con ese aire autosuficiente de ser el brujo de la aldea y el absoluto detentor de la verdad.

Referencia:::

jueves, 13 de septiembre de 2007

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Sócrates y lo necesario

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Salvo las relaciones humanas casi todo es innecesario. No el Sol. Ni el Mar. Ni las Estrellas ni el Aire ni la Poesía, que sí es necesario. El resto es casi innecesario. Dicen que Sócrates un día paseando por el mercado junto a su esposa Jantipa, se sintió maravillado por la cantidad de cosas que no necesitaba. Y nosotros nos afanamos tanto en tener. Y hacemos trampa. Delinquimos. Sobornamos. Se nos va la vida en parecer. En creer que sin aquello no podríamos vivir. No podríamos existir. La tentación al alcance de la mano. Todos los productos en la vidriera. Esperándonos. Y nosotros ahí. Prestos a adquirir lo último de lo último. Aquello que dentro de un mes será viejo. Vetusto. Aquello que desecharemos casi al instante. Y lamentablemente también operamos en las relaciones humanas como con los productos. Y desechamos. Hay gente que no nos sirve. Que se quedaron. Que no avanzaron. Que dejaron de prestarnos utilidad. Que en el mercado de la vida se rezagaron. Que ya no tienen nada que ofrecernos. Que si bien en un momento determinado gozamos de su compañía, ahora no lo necesitamos. Porque progresamos y esos pobres infelices deberán esperar el último tren. Y la consigna es clara. Debemos avanzar. Hacía el nuevo producto. Que nos hará acercar a los dioses. A la quimera. A la fatuidad de creernos invencibles y eternos. Por eso debemos maravillarnos de una vez por todas, de aquella cantidad de cosas que no necesitamos.

miércoles, 5 de septiembre de 2007

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La edad y los cuernos

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La premisa de mis veinte era el fútbol y el sexo. Ahora lo sigue siendo. Diríamos que no he cambiado tanto. Bueno sí, algo ha cambiado. Recuerdo que casi al llegar los veinte tuve una cita con Leonor. Cerca del río. En su casa. Era nuestro primer encuentro. Su marido no estaba y teníamos toda la noche por delante. Llegué puntualmente a la cita. En estas cosas siempre he sido puntual. Las once de la noche eran las once de la noche. Estuve allí dos minutos antes de las once. El bocado era apetecible y se me presentó en todo su esplendor. Sería una velada inolvidable. A esa edad uno piensa que todas las veladas serán inolvidables. Hablamos de naderías insustanciales y pronto nos marchamos abrazados hacía la cama. Estábamos allí con besos y arrumacos y prontos para iniciar el himeneo cuando tocan la puerta. Seguramente la mujer sabía cómo era el modo de golpear del marido porque se angustió de manera sobresaliente. Yo también. Semidesnudo atravesé una pequeña ventana que daba al río. Mojándome atravesé el río. Desde la casa de Zacarías Barrientos salieron unos perros ladrándome. Se prendieron las luces de las casas colindantes. Corrí las dos cuadras que separaban su casa de la mía. Salté el cerco de mi casa con el corazón agitado y me recluí en mi dormitorio. Al otro día Leonor me dijo que efectivamente había sido el marido quien golpeó la puerta de la casa. Me comentó que él no se había dado cuenta.

Hoy tuve un encuentro con Rosario. También en su casa. El marido había viajado a Punta Arenas por la mañana y volvería al día siguiente. A las once y media de la noche de hoy, el marido regresó. Evidentemente algo había fallado. Me encontraba a esa hora en la cama de Rosario. Con Rosario. Esta vez me escondí en el ropero. Tranquilo. Rosario con un subterfugio barato sacó al marido y fueron a comprar una bebida. Yo escuchaba todo desde el ropero. Salí tranquilamente de mi escondite, fui al baño, me peiné y salí a la calle rumbo a mi casa. Llegué aquí y escribo este post, pensando en cómo han cambiado los tiempos. Y también la edad.

jueves, 30 de agosto de 2007

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Mi tío Olegario y La Fórmula

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Mi tío Olegario Miranda vivió siempre en el campo. En un cerro que se llama Dorotea, en Puerto Natales. Siempre sus conversaciones giraban en torno a los animalitos, el pastoreo y la esquila. Hasta el día en que se volvió loco. En ese instante abandonó el campo. Absolutamente. A partir de allí todo cambió. Sobre su casa revoloteaban helicópteros artillados de la marina norteamericana. Portaviones apuntaban sus misiles sobre su morada. Desde los helicópteros luces potentes alumbraban día y noche sobre su cabeza, por megáfonos lo instaban a entregar La Fórmula. Ella consistía en que el hombre, también la mujer, viviría 1000 años. Él la tenía. Eso lo sabía el presidente de U.S.A. Ellos la querían. No lo dejarían escapar.
Un día amaneció acostado con la esposa del presidente de Chile. Ella le decía que lo quería, que lo amaba. Que solamente estaba con el mandatario por una cuestión de protocolo. Yo solamente te quiero a ti Olegario, le decía. Donde tu vayas yo iré. Nada logrará separarme de ti. Nada. Quiero estar al lado tuyo y cuidarte. Envejecer juntos y vivir tranquilos en Osorno. Todo lo que debes hacer es compartir conmigo La Fórmula. Todo eso se lo decía la esposa del presidente. Y me tomaba fuerte la mano, me decía mi tío Olegario.
Fidel Castro tenía un constante diálogo con mi tío. Y vieras cómo me escucha Fidel. Hace cinco minutos antes que tú vinieras estuve con él. Quiere que yo vaya a Cuba y le entregue La Fórmula. Yo a él sí que se la daría. Pero igual no sé. No sé si Fidel después se pasa al bando contrario y se la entrega a los norteamericanos. ¿Y entonces yo qué hago? Me quedo a bolas peladas. Me decía mi tío.
La última vez que lo vi me dijo que cinco mujeres amazonas llegaron a su casa. Lo sacaron de la cama. Que con ramas de olivos lo golpeaban. Él iba desnudo por la calle Esmeralda rumbo al cementerio. Las mujeres cantaban una letanía y nombraban La Fórmula. Los golpes eran suaves. No le dolían. Al llegar a la puerta del cementerio, él logra escapar, las mujeres lo persiguen y no le dan alcance. Llega a su casa en donde lo están esperando Isabelita y López Rega. Ellos también querían La Fórmula.

El otro día fui a su casa y toqué la puerta. No salió nadie. Es posible que haya muerto. O en una de esas todos ellos. El gobierno norteamericano, la esposa del presidente, Fidel Castro, las cinco amazonas, Isabelita y López Rega se han unido. Raptaron a mi tío y ahora poseen La Fórmula.

viernes, 24 de agosto de 2007

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El mes pasado conocí a un senador

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¡I-M-P-R-E-S-I-O-N-A-N-T-E!. Fue en el aeropuerto de Punta Arenas. Abrigo piel de camello o de algún otro animal exótico. Traje de Armani. Zapatos de piel de lagarto, víbora o avestruz, seguramente diseñados por Manolo Blahnik, esos que cuestan 14.000 dólares. Zapatos que harían palidecer a Imelda Marcos. Anteojos Vintage con cristales orgánicos sepia degradé. Camisa Pierre Cardin y una corbata de seda al tono. Una maleta de cuero Samsonite 525 Series Epsilon y todo el fastidio de un tipo, que solamente por cortesía democrática, debe hacer la cola. Se desplazaba como un artista que quiere pasar desapercibido, con miedo a que venga un grupo de teenager y se abalancen sobre él a pedirle un autógrafo. Una autosuficiencia plena y total. Alguien de otro planeta. De otra estirpe. Invulnerable. En determinado momento aproveché el brillo de sus zapatos para alisarme el cabello. Sus ganas de pasar desapercibido contrastaba con sus ganas de ser reconocido. Su aire distante y solemne empero, alejaba a cualquier mortal de su centro ígneo. Era evidente que viajaba a la Capital para desempeñar su sacrificada labor. Por la tarde fui como siempre al Kiosco Roca, pero ya los sándwiches no tenían el mismo sabor.

martes, 21 de agosto de 2007

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A veces uno está despreocupado

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Pasa que a veces uno está despreocupado. Escribiendo estupideces. Poemas. Cuentos. Relatos. Cosas que varían entre lo divino y lo humano. Uno marcha por caminos laterales que pocos transitan. Vive en su propio mundo sin abandonar del todo el propio mundo del vecino. Por lo tanto también debes lidiar con fiscales, inspectores de tránsito, despachantes de aduana, ministros y pagar tus impuestos. Pero uno está en otro mundo, paralelo al de tu vecino. Pero como que te vuelves un poco pintoresco. Fantasmal. Y escribes una diatriba. Pongámosle el caso un artículo en contra del gobierno, del alcalde, del gobernador. Y como que no sirve de nada. No te hacen caso. No te molestan, es cierto, no te entablan una querella. No llega la policía a tu casa. No te ponen grilletes. Te dejan hacer. Dicen: "Ahí está otra vez el poeta escribiendo huevaditas". Mientras uno escribe naderías el resto hace su negocio. Te esquilman. Te arrebatan. Te satirizan. Te bajan el perfil a nivel ameba. Munidos de un poder omnímodo, se solazan con la pronta caída del poeta que una vez más se lo pasa escribiendo huevaditas. Y no dejan de tener razón. Y eso pasa porque a veces uno está despreocupado

jueves, 16 de agosto de 2007

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El día de mi muerte

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Voy a morir el 25/07/2009 a la edad de 57 años. Me preparo para salir a cenar, conecto la radio y dejo llenando la bañera mientras voy por una cerveza con la que empezar con buen pie la tremenda noche que me espera con esa preciosidad. Al volver al baño me doy cuenta que el agua se está saliendo, corriendo entro y cierro los grifos mientras antes de morir electrocutado pienso: 'mierda, la radio!' Todo esto lo supe en http://www.estasmuerto.com/ Veamos, a ver si te atreves. Dale, después me cuentas.
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Tres años después se inventaron los blogs

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Fuimos con mi amigo Juan Pablo Miranda a ver a la consultante. Aquella noche no teníamos nada que hacer. Por la radio del pueblo se anunciaba la llegada de la consultante. Así que fuimos. Decía la propaganda que ella - la consultante- te diría todo, todo lo que tú quisieras saber sobre tu pasado, tu presente y tu futuro. Así que fuimos. A reírnos un poco. Me miró a los ojos. Me tomó la mano. Se santiguó. Comenzó. Me dijo que había tenido una vida azarosa. Que amé a la persona inadecuada. Que fui abandonado. Que tuve problemas con la ley. Que amé a muchas mujeres y que muchas mujeres me amaron. Que había sido deportista. Que actualmente tenía problemas con el cigarrillo. Que estaba a punto de tomar decisiones. Que haría un viaje. Que una persona en particular me estaba haciendo daño. Que mis problemas a la larga se solucionarían. Y que sería conocido en muchas partes del mundo. A la salida, con mi amigo nos cagamos de la risa. Juan Pablo me dijo que la consultante había estado bien. Que mi pasado y mi presente se encuadraba con lo que había sido mi vida. Claro dije yo- es lo que dicen todas. Pero que en lo referente a que sería conocido en muchas partes del mundo la había pifiado. Se había equivocado. Y nos reímos.

Tres años después se inventaron los blogs.

jueves, 9 de agosto de 2007

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¿Sana envidia?

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Estamos en el aeropuerto Javier y yo. Esperando a Hugo, mi hijo, que viene de Santiago. Veo acercarse a Juan. Viene con una mujer hermosa. Pienso: ( "Que linda mina" ). Viene directamente hacía mí. Hola Hugo me dice. ( "Juan cada día está más flaco" ) Hola qué tal le contesto. Se lo presento a Javier. La mina me da un beso. ("¿Esta será la misma mina de Buenos Aires que me presentó en la costanera?"). Hola le digo y le doy un beso. Se la presenta a Javier. Qué haces por acá me pregunta. Esperando a Huguito le contesto. Tu debieras conocer a Huguito, le dice a su mina rubia; linda y rubia. ("Claro, mi hijo es un personaje que debiera conocer y a mí que me parta un rayo, al final yo no soy nada más que el papá de Huguito"). Y tú que haces acá le pregunto. Nos vamos por dos meses a San Francisco California -me dice-, de vacaciones y además allí haré un curso de audiovisual. ("Qué hijo de puta"). Nos despedimos.

Al otro día viene el abuelo a comprar al almacén y le comento que me encontré con Juan en el aeropuerto de Punta Arenas. Le digo al abuelo que andaba con su novia de Buenos Aires. Me dice que no, que no era la misma, que no era la novia de Buenos Aires, sino que era su nueva novia francesa. ("Qué hijo de puta").

Juan Mansilla de Puerto Natales, la verdad, si llegas a leer este post, pero de verdad te digo, te deseo suerte, verdaderamente suerte, en verdad. Pero... ¡Qué hijo de puta!

domingo, 5 de agosto de 2007

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Todas ellas

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Bloomingdales, Macys, Neiman Marcus, Librería El Cupido, Almacenes Preciado, Jumbo, El Corte Inglés, Alto Palermo, Zona Franca Punta Arenas, Ripley, Mattel, Supermercado Santa Isabel, Tottus, Barbie, Comercial El Faraón, Skate, Protocol, Juguetes El Osito, Carnes Natales, Els Tres Tombs, Toys, Plásticos Haddad, Redicol, Custo Barcelona, Drugstores, FAO, American Girl Place, The Scholatics Store, Sony Wonder Technology Lab, Abacus, Distribuidora Jamila, Disney, Eurekakids, Niu Tot Per Al Bebe.

Todas ellas les desea un Feliz Día del Niño.

sábado, 4 de agosto de 2007

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Mi revancha

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Cuando yo era niño siempre las noticias llegaban tarde a Puerto Natales. Vivíamos lejos muy lejos de donde las cosas sucedían. Demoraban en llegar las guerras, los asesinatos, los casamientos de los reyes o los mundiales de fútbol. No teníamos radio, ni televisión y algunas veces no teníamos ni siquiera luz. La cortaban antes de las ocho de la noche. Nuestra vida en la infancia era el juego y el juego. Es verdad que teníamos algunos periódicos en donde nos enterábamos de la última huelga de los trabajadores del Frigorífico. Pero de ahí no se pasaba. De a poco las cosas fueron cambiando. Hasta que llegó el martes 19 de abril del 2005. Pensé que era un buen día como para darle un escarmiento al mundo. A ese mundo lejano e inaprensible de mi infancia.
Aquel día era la elección de un nuevo Papa. Muchas de las fichas daban como ganador al Cardenal Joseph Ratzinger. Por lo tanto, mientras me preparaba un café, busqué en la Internet una foto del alemán aquel; de Joseph, y escribí un par de frases. Lo mantuve en blogger justo para darle click y ser el primero en dar la noticia al mundo. Me la jugaba... y en cuanto el Cardenal protodiácono, el chileno Jorge Arturo Medina Estévez salió al balcón para anunciar: Annuntio vobis gaudium magnum Habemus Papam y comenzó a pronunciar el nombre de Jo... Yo le di a Publicar. Fui el primero. Fue mi revancha. Fue volver a la infancia. Un juego de niño. Ver aquel post Acá.

viernes, 3 de agosto de 2007

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Miembro de la Real Academia de la Lengua

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Viene un tipo a comprar.

-¿Tiene alguna bebida lai?
-Sí, la Coca Ligth.
-Putas estas viejas culiá toman toa la noche y después quieren la gueá lai.
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Ella, Gustavo y el perrito

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Me dice que le gusta Gustavo. Que a la vez que es cariñoso posee mucha fibra muscular. Sí. Me dice que posee mucha fibra muscular. Pienso que eso de la fibra muscular lo tiene que haber sacado de alguna revista de físico culturismo o de algún canal como Utilísima o algo así. Me cuenta que sale con él un par de semanas. Que está verdaderamente enamorada. Comenta que Gustavo al lado de Daniel, su ex novio, no tiene dónde perderse. Dice que ambos, ella y Gustavo, tienen los mismo gustos musicales. Que les encanta los atardeceres en la costanera. Bailar en la Disco Milodón los sábados por la noche y los sándwiches del Massay. Lamenta eso sí que a Gustavo no le guste la pose del perrito. Cosa que a nosotros nos encanta. A ella y a mí. Dale tiempo al tiempo le digo. Mientras acabo con ella y ella acaba conmigo.
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Nos vemos dulzura

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Todas las chicas lindas se encuentran en otros continentes. Otros países. Otras ciudades. Otros barrios. Otros derroteros. Lejos muy lejos las profesionales jóvenes. Las altas elásticas. Las deportistas. Las presidentas. Las cirujanas y las cantantes de rock. Todas ellas pasan por la calle de enfrente. El rango de posibilidades se angosta cada día más. Creo estar preparado para mujeres de hasta un metro sesenta de estatura. De setenta a cien kilos de peso. Que vengan con hijos grandes y más de alguna operación. Con nietos y hasta bisnietos. Con un parche en el ojo y una pata de palo. Sin cobertura médica. Al borde del suicidio. Con el colón irritable. Preparado para las viudas. Para las que no saben qué significa el término blog. En fin, para aquella señora mayor que al atenderla en el almacén, se despidió con un; nos vemos dulzura.

sábado, 28 de julio de 2007

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Natales Paramount Pictures

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Regina me dice que vaya. Que es mi gran oportunidad. Que solamente deberé estar allí de ocho a dos de la mañana, seis horas. La cosa es en Los canallas del 43. Que actuaré de público. Lo que ella no sabe es que antes lo hice de humo y aplauso. Me pregunta si tengo algo que hacer entre las ocho y las dos de la mañana. Ella tiene un papel para mí. Es la primera película que se hará íntegramente en Puerto Natales. Son tres días de filmación. Los que hacen de público en el bar, deberán durante esos tres días utilizar la misma vestimenta. Seré extra sin emolumentos y actuaré para la posteridad. Realmente pienso que después de trabajar de humo y aplauso esto sería escalar un eslabón hacia el estrellato. Acodado en el almacén pienso en Tarantino. Descubriéndome. Diciendo: To this man it want for my new movie. Luego pienso que no. Que no podré. Ya que justo esta noche comienza la filmación de la primera porno en Puerto Natales en donde estaré ocupando el protagónico junto a Nacho Vidal y Silvia Saint. Le digo a Regina que no. Le pregunto si tiene algo que hacer de dos a cinco de la mañana. Me dice que no. La invito a que venga a casa. Tengo un papel para ella.

jueves, 26 de julio de 2007

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De vuelta a casa

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En un lejano y extraño país un equipo de fútbol sacó un tercer lugar. Al llegar este equipo de fútbol al lejano y extraño país fueron recibidos por un ómnibus de la Coca Cola y por miles de personas que salieron a la calle vitoreando a sus muchachos. Luego fueron trasladados al palacio presidencial en donde la presidenta los estaba esperando desde temprano por la mañana. Fueron tratados como héroes y entre otras cosas la presidenta de este lejano y extraño país les dijo: "Ustedes representan al Chile que queremos. Gracias no solo por darnos un gran triunfo, sino también esperanza". Por su parte el equipo campeón fue recibido en el aeropuerto por casi cien familiares que estaban muy contentos con los jugadores de vuelta en casa.

miércoles, 11 de julio de 2007

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22 detrás de una pelota

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Mientras miraba un partido del Fenerbahce contra Barcelona le escuché decir a mi ex pareja esta frase: "No sé que gracia le ven mirar el fútbol cuando son 22 tipos corriendo detrás de una pelota". En esta frase simplona y ramplona se esconde la soberbia supina de la ignorancia. Es difícil encontrar un espectáculo superior al fútbol en casi todas las artes. Allí vemos tal como tan bien lo diseñara el gran Alejandro Dolina- toda la comedia humana. Está el cobarde que siempre arruga, que se apaga en los momentos difíciles. El muchachito que salva el partido en el último minuto. El arquero que pasa de héroe a villano en fracciones de segundo. El centrodelantero aprovechador que hace que trabajen los otros y que en forma fortuita le rebota la pelota y gana el campeonato, luego aparece en la tapa de todos los periódicos y a sus compañeros ni lo nombran. El egoísta que siempre hace una de más, que nunca la entrega y generalmente pierde el balón. El dadivoso que generalmente trabaja para todo el equipo sin esperar nada a cambio. El defensa que para y para las andanadas del adversario y se mantiene incólume defendiendo su valla. El altruista que siempre se sacrifica por todo el terreno de juego. El que posee la magia y es distinto al resto, que es único y saca palomas de su galera. El pusilánime acomodaticio que le hecha la culpa al terreno de juego, a la lluvia y al árbitro. El bondadoso que prestamente socorre a un compañero e incluso a un adversario a incorporarse sobre el terreno si aquel se ha caído. El violento que cada vez que aparece un bulto sobre su punto de mira va y lo voltea sin miramiento. El caudillo que lleva al equipo sobre sus hombros y dirige a sus compañeros con instrucciones precisas. El generoso que ubica al jugador mejor perfilado y le da el pase gol que bien podría haberlo hecho él. El que renuncia a jugar bonito y mete la pierna cuando las cosas no están para bollos. El triste que deambula por todo el contorno de la cancha como si estuviera en trance, generalmente será sacado por el entrenador o por la hinchada. El farrero que siempre hace una de más y se pierde todas las oportunidades del juego. El simplón que juega como quien va a trabajar a una oficina de gobierno. La traición está ejemplificada en el tipo que no socorre, no acompaña, no ayuda y juega con desgano. En fin, vemos pasar ante nuestros ojos en ese gran espectáculo que es el fútbol, como bien lo dijimos, toda la comedia humana. Toda la gran estupidez humana. Toda la inconmensurable capacidad que tiene el ser humano de reír y llorar, de vivir en este pequeño mundo nuestro.

Será por todo aquello que alguna vez la poeta Marcela Muñoz Molina, sin duda una de las grandes poetas de este país, me preguntó: Oye Hugo a ti que te gusta el fútbol, dime, ¿yo en qué puesto de la vida juego, soy arquera, defensa, volante o delantera?

Y para terminar lo haré con una frase que dijo Albert Camus quien jugaba al fútbol allá en Argel: "Todo lo que soy en la vida se lo debo al fútbol".

domingo, 8 de julio de 2007

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La roja de todos

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Vergüenza, bochorno, turbación, deshonra, pena, dolor, abatimiento, deslealtad, sofocación, embarazo, indecoroso, humillación, abyección, escándalo, mancha, baldón, afrenta, apocamiento, batata, ignominia, desaprensión, deshonestidad, atolondramiento, maldad, embotamiento, alcohol, jarana, embrutecimiento, mala educación, desinterés, insulto, agravio, ultraje, desdén, mofa, vilipendio, vejación, deshonor, ignominia, burla, escarnio, zaherimiento, insulto, atropello, estigma, infamia, cuchillos, agresiones, oprobio, ofensa, mancha, desprestigio, mancilla, abuso, desaguisado, desacierto, relajación, equivocación, error, torpeza, yerro, destrozo, fechoría, trastada, insensatez, imprudencia, disparate, irracionalidad, ligereza, locura, dislate, imbecilidad, informalidad, inconsciencia, insolvencia, incompetencia y hasta cisco padre.

jueves, 5 de julio de 2007

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Los Pentacampeones

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En muchas partes son conocidos como el equipo brasileño. En otras como el scratch y en otras como la verdeamarela. En Chile son conocidos como los pentacampeones. Y eso hace la diferencia. Los maravillosos locutores chilenos dicen: "Ahí llegan los pentacampeones". "Ahí salen los pentacampeones". "Ahí se van los pentacampeones". Cuando la roja de todos sale a jugar con los pentacampeones se le hace así. Se cuelgan de los arcos cual murciélagos. Tienen miedo, son cobardes, tímidos, dejan de mascar chicles. Son previsibles. Entran a perder por poco con los pentacampeones. Tiemblan. Son evasivos en sus respuestas antes del encuentro con los pentacampeones. Son casi menos que nada. Les sale el derrotismo que llevan dentro. Les interesa el intercambio de camisetas. Parten corriendo a tener una de Robinho, una de Cicinho, una de Ronaldinho, una del que sea. También incluso sirve una del masajista. El inteligente, sagaz, perspicaz y carismático entrenador uruguayo de Acosta, sale a la cancha con dolor de estómago, para no decir otra cosa. Todos entran en shock, los locutores entran en shock, los jugadores, el uruguayo y la hinchada entran en shock. Esperemos que la rojita de todos crezca, que los maravillosos locutores desaparezcan, que Acosta se vaya y que de aquí en más juguemos contra un equipo brasileño.

Leer más sobre fútbol pinchando ACÁ.

sábado, 30 de junio de 2007

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La pareja de Patricia

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Me lo presentaron como la pareja de Patricia, me dijo Alberto: "Te presento a la pareja de Patricia". Estábamos en el bar Melissa encantados con la pareja de Patricia, luego llegó Alejandro a quien Alberto le presentó a la pareja de Patricia, le dijo: Te presento a la pareja de Patricia. Noté a Patricia un poco incómoda. De repente todos nos pusimos incómodos, hasta que llegó Spiro, obviamente que también le fue presentado a la pareja de Patricia. Spiro contó anécdotas de Groucho Marx y la reunión se tornó interesante, allí estuvimos un par de horas bebiendo cervezas, fumando y riéndonos con Spiro.

Pasaron un par de días cuando recibo un llamado. Era la pareja de Patricia que me dice: Hola, mira yo soy la pareja de Patricia ¿no sé si te recuerdas de mí?. Le dije que sí, que lo recordaba. Me llamaba para ver si el fin de semana podríamos ir a la casa de Patricia en donde nos regalarían con un asado. También estaban invitados Alberto, Alejandro y Spiro. Le dije que sí, que no habría problemas,que aquel fin de semana estaba disponible. Más tarde me llaman Alberto, Alejandro y Spiro, diciéndome que los había llamado la pareja de Patricia y que lo del asado iba.

Llegó el día del asado y todo transcurrió por carriles aceptables hasta que la pareja de Patricia se emborrachó. Tiró del mantel, sus manos convertidas en garras se pusieron a girar como aspas. Nos trató de pobres tipos muertos de hambre, se sacó la camisa y nos invitó a pelear. Le dio una patada al aparato de música y nos echó de la casa de Patricia. Nunca supimos su nombre. De esto ha pasado medio año. No hemos sabido nada más de Patricia ni de la pareja de Patricia.

domingo, 24 de junio de 2007

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¿Y tú cómo estás?

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Acabo de recibir un correo de la mujer que algún día rompió mi corazón. Me cuenta que murió Gonzalo. Me dice que tenía tres bypass. Que aún así seguía bebiendo y fumando. Que murió de un ataque masivo y fulminante. Al finalizar me pregunta: ¿Y tú cómo estás?

miércoles, 20 de junio de 2007

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El Secretario de la Cosa

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Me llama mi amigo el poeta Carlos Besoaín. Me dice que tiene ganas de brindar un par de charlas en los colegios de Puerto Natales. Solo hace falta una invitación a la Secretaría de Cultura de Río Gallegos, Argentina, en donde trabaja. Él se encargará de los pasajes y la estadía. Todo gratis. Una verdadera ganga. Besoaín es un poeta maravilloso. Poeta, músico y pintor.
Entonces me dirijo donde El Secretario de la Cosa. Llegó allí y prontamente El Secretario de la Cosa me hace pasar a su oficina. Le explico. Le llevo un libro de Besoaín que ni siquiera mira. Me dice que bueno. Que es una propuesta interesante. Que es bueno que haya cultura en Puerto Natales. Que visto los antecedentes de éste escritor haré lo atingente para traer a... ¿Cómo se llama el escritor? Besoaín le digo-, Carlos Besoaín. Claro, me dice, para traer a Carlos Besoaín a Puerto Natales.
Le dejo la dirección y el teléfono del poeta de Río Gallegos y me voy. Confiado.
De esto -como las condenas- hace un año y un día. El secretario de la Cosa nunca llamó. Y era gratis. Una ganga.
Verdaderamente una absoluta pérdida de tiempo en ir a hablar con El Secretario de la Cosa.

martes, 19 de junio de 2007

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El amigo Campos Menéndez

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La muerte del escritor Enrique Campos Menéndez, la semana pasada, hizo de recordatorio de uno de los temas silenciados expresamente durante la asombrosa transición a la chilena: la colaboración de escritores e intelectuales con la dictadura militar.

Apenas conocida su muerte, arreciaron las declaraciones de pesar, las notas blandamente evocativas, los artículos o cartas a los diarios, con frecuencia de quienes fueron sus propios colegas. La reacción que prevaleció fue la habitual en estos años de ceniza: el blanqueo. Esa suerte de empate moral sustentado en la desmemoria y la manipulación. Se le hizo un homenaje en Punta Arenas, se evocaron pormenores de su vida con tono de nostalgia; alguien recordó incluso el "coraje" que tuvo al "salvar" a algún izquierdista tras el golpe militar (como una y otra vez se ha hecho con el apóstol Jaime Guzmán), sin que por cierto jamás se especificara un solo caso en concreto.

Todos, o casi todos, se apresuraron en perdonar a un hombre que jamás pidió perdón.

Este tipo de postura la sintetizó, tal vez, el texto publicado el viernes por la escritora y periodista Elizabeth Subercaseaux, en su momento una férrea opositora al régimen de Pinochet: "Campos Menéndez se distinguió por su honestidad y consecuencia (...). Respetó a los opositores al gobierno que apoyaba. Tuve el honor de conocerlo de cerca, y puedo dar fe de que si hubo alguien bien intencionado, fue él".

¿Honestidad y consecuencia? ¿Respeto a los opositores?

Autor de Chile vence al marxismo (1973), Campos Menéndez se ufanaba de ser el primer civil de la cultura. "Yo era el regalón de los militares. Fui el primero que entró el 12 de septiembre a La Moneda. Fueron a buscarme para escribir los primeros mensajes de la Junta Militar", recordó una y otra vez. Por si alguien hubiese olvidado el tenor de esos mensajes, el Bando Nº 30, del 17 de septiembre de 1973, decía así: "Cualquier acción de resistencia de parte de grupos extremistas será pagado no sólo por los agresores, sino por quienes permanecen detenidos. Por cada inocente que caiga, serán ajusticiados diez elementos marxistas indeseables, de inmediato y con arreglo a las disposiciones del Código de Justicia Militar".

Coautor junto a Jaime Guzmán de la Declaración de Principios de la Junta Militar, más tarde nombrado director de la Biblioteca Nacional y luego embajador en España, Campos Menéndez redactó personalmente listas de libros que debían ser censurados, quemados públicamente o sacados de las bibliotecas. Convertido en el principal asesor cultural del régimen, hizo que el Premio Nacional de Literatura recayera en autores ignotos como Sady Zañartu (autor del himno del Regimiento Buin) y Arturo Aldunate Phillips (un ingeniero autor de Los robots no tienen a Dios en su corazón), en desmedro de escritores como José Donoso, Enrique Lihn o Jorge Teillier. Se opuso también a que le fuera otorgado el premio a María Luisa Bombal.
"Reconozco sus méritos, pero ella ya dejó de escribir", "está fuera de circulación", declaró. "Se dedicó al trago y eso la agarró fuerte. Da vergüenza verla".

Él sí obtuvo el Premio Nacional de Literatura, en 1986, con los votos del ministro de Educación de la época (un tal Gaete) y de sus amigos de infancia Tomás Mac Hale y Antonio Carkovic. Dos detalles: Campos Menéndez no renegó de Pinochet cuando cayó en desgracia, como tantos otros como él. Y cuando llegó la democracia, en 1990, no fue premiado con un alto cargo o una destinación diplomática, como Liliana Mahn, Federico Willoughby y tantos otros como él.

Pablo Azócar. Periodista y escritor

Publicado en El Mostrador

martes, 12 de junio de 2007

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Una vida interesante

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Tocan la puerta y abro. Era mi amigo con un amigo. Mi amigo viene embriagado y su amigo borracho. Las palabras tienen sus sutilezas. Nada más pasar mi amigo dice: Parece que no fue buena idea venir. Dice lo que dice y se queda profundamente dormido. Entonces me toca lidiar con su amigo que se encuentra con su hígado lleno de copas. Me dice: Tú podrías escribir sobre mi vida. Busco a alguien que pueda escribir sobre mi vida. Mi vida es muy interesante. Yo podría escribir un libro. Pero no puedo. Tú podrías hacerlo. Mientras lo escucho yo pienso que tendré que llamar un taxi para que mi amigo se vaya a dormir. Creo que tú podrías hacerlo. Escribir sobre mi vida. Si yo te contara...Es que tiene que haber alguien que escriba sobre mi vida. Sé que tú lo podrías hacer, y muy bien. Escribir sobre mi vida. Mi amigo entra en sueño profundo y yo pienso en que un taxi sería la solución para él. Al otro día tiene que trabajar y debe descansar. Todavía es temprano y podría dormir por lo menos unas seis horas. Su amigo me dice: Te voy a contar algo, resulta que hoy fui a ver por cable en el bar Evasión al Colo Colo. Estábamos con mi hermano y recibe una llamada en su celular y sabes qué.... Le digo cómo podría saber yo qué tipo de llamada había recibido su hermano. Le digo que no. Que no sabía. Me dice: Recibe la llamada en donde le comunican que su mujer estaba dando a luz. ¿Lo puedes creer? ¡Estaba dando a luz! Tú tienes que escribir sobre mi vida. Inmediatamente llamo un taxi. Mi amigo se incorpora y al salir me dice: Parece que no fue buena idea venir. Al otro día llamo a mi amigo y le pregunto cómo se encontraba y me dice que bien y qué por qué se lo preguntaba. Le comento que la noche anterior no se encontraba muy bien. Cómo lo sabes- me dice, bueno le digo, anoche cuando viniste a casa no estabas muy bien que digamos. Me dice: ¿Es que anoche fui a tu casa?. No se acordaba. En cuanto al pelmazo aquel que quería que escribiera sobre su vida. Lo estoy haciendo. Su vida es un par de pinceladas en donde lo único rescatable es que, cuando estaba en el bar Evasión mirando un partido de Colo Colo, su hermano recibió una llamada en que le comunicaban que había sido papá. Una vida la mar de interesante. ¡Que vida! ¿Qué vida?

jueves, 7 de junio de 2007

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Edad de imputabilidad

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Y la noticia se repite. Constantemente. Se trata de jóvenes bandoleros. Asaltantes. Drogadictos. Matan por pocos pesos. Se llevan un teléfono público. Un computador. Asaltan. Son malos. Muy malos. No tienen piedad. Y la gente se arma para defenderse. Y también los matan. Y mueren los chicos asaltantes. Y cada vez son más. Y más. Destruyen jardines infantiles. Se emborrachan. Se drogan. Una y otra vez vuelven a delinquir. Y cada vez son más los que comienzan la carrera delictual antes de la pubertad. Tienen 11, 12, 13 años. Y la cosa se torna imparable. De todas partes se alzan voces que dicen que hay que hacer algo. Y saltan los pedagogos. Los psicopedagogos. Los sociólogos. Los psicólogos. Los políticos. Los senadores. Los diputados. La señora presidenta. Los que saben. Todos saltan y saltan y saltan. No dejan de saltar. Y cada vez son más, más, más y más. Los que están fuera del banquete. Fuera de la fiesta. Fuera del jolgorio. Fuera del acceso. Fuera de lo mínimo. Muchos de ellos sin padres, sin madres, ni perro que les ladre. Sin posibilidad de educación, con dietas cercanas a un fakir, sin viviendas, sin gas, ni luz, ni agua. Sin agua. Sin agua. Sin agua. Y así no se puede vivir. Sin trabajo, sin un trabajo digno, sin un trabajo. Debe ser muy duro pasar un invierno sin trabajo. Pasar un día sin trabajo, una hora sin trabajo. Sin ni siquiera la posibilidad de tener un trabajo. Mirando por las vidrieras. Los artículos relucientes, mirando a gente bajar de sus automóviles, mirar a gente en los restaurantes. Comiendo. Mirar a los políticos desplazándose fugaces. Mirar a otra gente con buenos zapatos, con zapatos. Y en la casa nada, nada de nada. Ni arroz, ni pan, ni agua. Ni agua. Ni agua. Ni agua. Y gente de gobierno inaugurando tonterías. Un puente. Una plaza. Un hotel. Y ellos los abandonados de siempre sin acceso a nada. A nada. A nada. A nada. Y la fiesta continúa. Y en la periferia cientos de miles caminando alrededor de la noria. Buscando migajas. Pidiendo por favor. Anotándose en planes de desesperación a ver si consiguen un subsidio. De algo. De lo que sea. ¿Qué hacemos mientras tantos con nuestros jóvenes delincuentes? Bajamos la edad de imputabilidad y así nos protegemos de ellos. De ellos, de los desheredados, los olvidados, los marginados, los orilleros, los que danzan junto al desamparo. Las cosas seguirán así, hasta que a algún patán brillante que nunca falta, se le ocurra cobrar el aire. Entonces se lo cortarán. Y los chicos, nuestros chicos; se irán, se irán comprendiendo que este nunca fue un país digno de ser vivido. En donde la brecha entre rico y pobre es la misma que existe entre Andrómeda y la Tierra, 2,5 millones de años-luz.

Sin padre, sin madre, sin trabajo, sin educación, sin agua; yo no necesitaría un blog, no; necesitaría una pistola. Y buena puntería.

domingo, 3 de junio de 2007

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La orientadora

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Fui citado al colegio de mi hijo a una entrevista con la orientadora. La Real Academia Española de la Lengua dice que el Orientador/Orientadora, es la que orienta. Bueno, fui citado por la orientadora a una entrevista. Se trataba de alguna conducta inapropiada de mi hijo en el colegio. Vivo en un pueblo chico en donde todos nos conocemos. La orientadora vivía a dos cuadras exactas de mi casa. Cuando se casó se trasladó al centro del pueblo. La cosa es que la orientadora fue mi compañera de juegos y de horarios. Compartimos los mismos derroteros pueblerinos. El mismo cine, la misma plaza, el mismo colegio, el mismo loco, loco afán.

Llego a la cita y cuando me apronto a darle un beso en la mejilla a mi amiga de la infancia y de barrio, me dice buenas tardes. Pase por favor. Usted estaba citado a las cuatro de la tarde y ahora son las tres. Verá que hay otra persona que debo atender por lo tanto le ruego me dispense y que debe esperar su turno. Le comunico que debe haber un error ya que la nota decía las tres de la tarde. Bueno me dice- lo atenderé ya que aún no han llegado los apoderados que estaban antes de usted. Y así se desarrolló toda la entrevista. Usted, sabrá, señor, por lo tanto, en cuanto a, nuestras normas, le ruego señor, como habrá visto, no podemos tolerar, y le comunico, a usted, espero tenga a cuenta, estará de acuerdo conmigo que, por el bien de su hijo y el colegio, era lo que tenía que decirle.

Salí de allí pensando que tendría que haberle dicho: "Oye Eva: ¿te cuesta mucho tutearme?".

sábado, 2 de junio de 2007

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Licor de menta

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Era la tercera vez que venía a comprar licor de menta. Yo le dije entonces... ¿cuándo nos vamos a tomar un licor de menta juntos? Me respondió: Cuando tú quieras, siempre que no sea el fin de semana, porque está este otro. Este otro era el marido que trabajaba en el campo y llegaba solamente los fines de semana.
Por la noche viene Jorge y le cuento el cuento. Me dice: Oye Hugo dime, ¿y quién no ha sido en Puerto Natales este otro?. Pero me quedé pensando que es tan lindo ser este otro cuando en determinado momento uno no es este otro.
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Dorotea: Apuntes de un viaje

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LA MINA DE CARBÓN DE DOROTEA FUENTE DE RIQUEZA Y DE TRABAJO


Movidos por el deseo de conocer y de saber lo que ocurre en la región de Dorotea, a 25 kilómetros de nuestra ciudad aproximadamente, nos trasladamos a ese lugar invitados gentilmente por el propietario de la mina Natales, señor Miguel Rodríguez, el miércoles último.
La impresión recogida en general es desalentadora. Para empezar diremos que el camino que conduce a esa industria es tan malo que los vehículos deben hacer el recorrido en el doble de tiempo, con el consiguiente riesgo de romper la máquina, que como se sabe llega hasta Dorotea para extraer leña y carbón para abastecer las necesidades del pueblo. Lamentable es que haya tanto abandono por quienes tienen la obligación de habilitar y mantener en buen estado esa arteria de tráfico.
Como consecuencia del pésimo estado del camino que ocasiona roturas de consideración a los vehículos motorizados, la leña y el carbón deben pagarse cada vez más caros y esto podría evitarse en parte si el camino ofreciera mayores seguridades, con lo cual como es lógico, el recorrido se haría en menos tiempo. Muchos son los que han reconocido este mal y el beneficio que reportaría el acondicionar mejor este sector y basado en esto, han prometido su ayuda, es decir, obtener el dinero para que esto se haga, pero estas promesas sólo en mínima parte han sido cumplidas y el problema cada vez va adquiriendo mayores proporciones, corriendose el riesgo de que las personas que hacen este trabajo lo abandonen por no convenir a sus interese.

LA MINA DE CARBÓN

Después de un viaje lento y propenso a quedar en el camino, ya que el vehículo sale de un profundo hoyo para entrar en otro, llegamos a la mina de carbón conociendo en detalle el proceso de la industrialización de este metal. Para ello fue necesario entrar por la boca de mina y llegar al fondo de la galería donde esforzados obreros extraen de las profundidades de la tierra el ansiado carbón.
Simultáneamente se dan a la tarea, en ese lugar, los cortadores de leña y los camiones que son cargados para trasladar este producto al pueblo y un aserradero que elabora madera para las necesidades de la mina, construcciones y otros en pequeña escala.
Es fácil comprender la riqueza maderera y carbonífera que encierra la región del Dorotea y el porvenir que le aguarda, cuyo futuro, tiene que ser obligadamente de enormes proporciones, ya que estállamada a ser, con el correr del tiempo, un campo industrial magnífico.
Con respecto a la explotación del carbón sus actuales precarios medios, deberían ser reemplazados por otros, cuya mejor mecanización y sistema aseguren un mayor rendimiento, ya que este producto de calidad y de incalculable abundancia constituiría una de las grandes fuentes de riqueza y de trabajo con que contará Natales en el futuro.
Pero esto tendrá que ocurrir cuando el Estado se proponga ayudar y estimular a esta industria, proporcionándoles buenos caminos y créditos que permitan a su dueño explotarla en mayor escala, en tal forma que el carbón, aparte de bastecer las necesidades locales, sea vendido en otros mercados.
Constantemente nos estamos quejando de la falta de industrias y trabajo olvidándonos que ahí precisamente hay una, donde se puede absorver a muchos brazos cesantes y que junto con ello, se levantaría una industria que estápropensa a desaparecer porque no encuentra apoyo ni comprensión.

LOS POBLADORES DE DOROTEA

A medida que se aproxima al lugar de la mina, se va encontrando con las casas todas dispersas, de los obreros que se dedican unos al corte de leña, otros al trabajo del carbón y los más prestan servicios en la mina argentina de Río Turbio, distante de dos mil metros, más o menos de la frontera. Todos estos viven con sus familias precariamente y son sus hijos los que mayormente sufren las consecuencias, ya que se crecen en un ambiente que no es propicio para su edad. Viven, además en completa libertad, sin que nadie controle sus actos. Muchos de ellos al amparo de esto, se dedican a explotar a sus propios hermanos de miseria.
Consecuencia de esto es que hace unos días atrás, como ya era costumbre, culminó un hecho que ya es de dominio público, cuando gendarmes argentinos al traspasar la frontera y después de beber abundante alcohol, dispararon en contra de indefensos hombres, mujeres y menores, precisamente porque algunos pobladores de Dorotea viven al margen de la ley y las buenas costumbres, circunstancia que aprovecahn nuestros vecinos para violar la frontera cuantas veces quieran y sin respeto para nadie.
Para terminar debemos decir que es imprescindiblemente necesario que nuestras autoridades conozcan en detalle la vida y el proceso industrial que se observa en la mina Natales del Cerro Dorotea y se adopten medidas que den más seguridad a cada uno de sus habitantes y a la industria que allí existe.

Publicado en El Austral, 9 de abril de 1954, firmado por TRES A.

viernes, 1 de junio de 2007

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Carlos Vega Delgado: La increíble vida de Herr Pagel

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Albert Pagel, foto gentileza de Beatriz.
-"¡Albert! ¡Corre a la playa! ¡Qué hermoso velero!" El grito de su amigo Helmut lo despertó de la modorra veraniega en ese primer año de la última década del siglo XIX. Todos los habitantes de Rügen, esa pequeña isla del mar Báltico, conocían su debilidad por los veleros y el mar. Con sus doce años, sin abrocharse los zapatos, corrió hacia las cálidas arenas, quedando estupefacto al observar el paso de una hermosa fragata de casi cien metros de eslora, que surcaba el mar con más de tres mil metros cuadrados de velámenes desplegados en sus tres palos encandela. -"Algún día viajaré en esos barcos y recorreré el mundo"-, pensó, mirando el horizonte con una sonrisa ilusionada, intentando tapar con sus vivaces ojos la aventura que presentía en las lejanas costas que fueran el imperio de vikingos y hábiles navegantes. Con la lengua se humedeció los labios, mojándose los dedos con saliva para arreglarse el desordenado cabello. El galopar del navío sobre las olas tomó el ritmo de su corazón, que cada vez que se enfrentaba al mar sentí la urgente necesidad de la aventura. Era un llamado atávico... un grito que superaba la razón.

Rügen, región de Pomerania, Alemania, poseía entonces una economía centrada básicamente en la actividad pesquera y marítima. Albert, desde que dio sus primeros pasos, conoció los botes y las lanchas en sus juegos, disfrutando de la labor de las mujeres cuando reparaban las velas y las riñas de los marineros a la salida de las cantinas. Estaba decidido. ¡Hablaría con sus padres y saldría a conquistar el mundo! Europa vivía un clima de aparente paz. Hacía siete años que el continente no conocía de conflictos y, con la sola excepción de los Balcanes, desde los tiempos de Napoleón no se registraban guerras generales. El "heroico anciano", Guillermo I, y el "Canciller de Hierro", Otto Bismark, había logrado la ansiada unificación, modernizando los medios logísticos, las comunicaciones y creando un disciplinado y, por lo tanto, poderosísimo ejército. Sin dudas era la mayor potencia de Europa, con un estándar económico que superaba todo lo hasta entonces conocido que superaba todo lo hasta entonces conocido. El país, cuya población no alcanzaba los cuarenta millones, gozaba de una prosperidad inesperada, poseía la mejor red de ferrocarriles, la mayor producción de hierro y estaba a la cabeza de la industria.

Alto, macizo, colorín, con pulcras vestiduras y un incipiente bigote, Albert Pagel Phnke, con la destreza que le permitían sus joviales 14, subió la escalerilla del nuevo velero de la compañía Sloman, llevando sólo un atado en su espalda. -"¡Qué deseas, niño"-, preguntó el contramaestre. -"Buenos días... quisiera embarcarme"-, respondió tímidamente Albert Pagels, inhibido ante la dominante personalidad del contramaestre, sin atreverse a revelarle que ya era un hombre que hacía muchos años que esperaba la hora de encontrarse con el mar. Hans Foester, hercúleo y broncíneo, sabía que no tenía un niño enfrente... olía el alma marinera a kilómetro de distancia. Tenía la experiencia que dan las singladuras en los siete mares, consiente de haber encontrado un verdadero marinero. -"¿Y tus padres? ¿Qué dicen?"- le consultó. "Me despedí de ellos. Mi padre me bendijo y mi madre me deseo la mejor fortuna. Siempre supieron que algún día el mar me necesitaría.- dijo Albert. -Habla con Hermann, en la cocina. El te indicará donde podrás instalar tu coy. La paga es poca, pero se vive mucho-, murmuró, girando sobre sus talones, al tiempo que inhalaba el humo de una pipa que tenía tallada en su casona la cabeza de un bucanero.

Desde el primer instante se transformó en el predilecto de sus jefes. Una carrera meteórica lo llevó a grados inimaginables en corto plazo. No tenía problemas para desengancharse. Navegaba en una línea hacia Nueva York, a los 20 años, cuando lo sorprendió la guerra hispano-norteamericana. Por sus distinguidos antecedentes fue llamado a participar en el conflicto. ¡Era sus primeros contactos con el fuego de los cañones! En las costas aledañas de Manila, Filipinas, la escuadra norteamericana al mando de George Dewey atacó con denuedo a la española comandada por el almirante Patricio Montoja, destruyéndola el 1 de Mayo de 1898 en Cavité. ¡Terminaba así para siempre el dominio español de ultramar! La aventura, al igual que el nuevo siglo, recién comenzaba.

Mil novecientos lo sorprendió con el grado de contramaestre y 22 años de edad. En Pekín el asesinato del embajador alemán movilizó a las potencias. Fanáticos nacionalistas chinos cometían terribles excesos contra los extranjeros... nacionalistas expertos en artes marciales que al ser vistos en acción por los occidentales fueron bautizados como boxers (boxeadores), lo que daría su denominación a una guerra cruenta, breve y brutal, donde Pagels destacó combatiendo a las órdenes de von Waldersee en las orillas del río Pei-Ho. Las fuerzas internacionales eran dirigidas por Seymour, quien incentivaba a la batalla con la famosa frase "¡The germans to the front!". Finalmente, el 15 de agosto de 1900 las tropas inglesas, francesas, italianas, austríacas, alemanas, rusas y japonesas, ocuparon Pekín. ¡Era la primera manifestación conjunta de la Liga de las Naciones, que años más tarde daría origen a la Organización de las Naciones Unidas.

Terminado el conflicto continuó viajando, conociendo nuevas gentes y lugares. El término del primer año del siglo lo sorprendió con tres naufragios en el cuerpo. En uno de ellos incluso fue distinguido por haber rescatado al cocinero, quién no quería salir del bote, lo laceó al más puro estilo "Far - West", permitiendo así que el marino fuera arrastrado hasta la embarcación de salvamento. En España fue testigo de una insurrección y, por su temperamento, se vio envuelto en un romance que terminó con un sumario. Decidido a comenzar una nueva vida llegó al continente americano. Junto a dos compañeros de viaje emprendió la aventura con destino al "Chaco". Dormía confiado en los alrededores de Varadero cuando los amigos lo atacaron. Mientras uno le quitaba su puñal de caza, el otro le extrajo el revólver. Pagels despertó e intentó defenderse, recibiendo una herida cortopunzante en la clavícula izquierda que por poco le comprometió el corazón. Sin embargo, pese a la desgracia, la fortuna lo salvó en el último instante. Cuando lo iban a rematar con un balazo el arma no funcionó, pues tenía puesto el seguro. "Cogoteado" y herido por sus amigos llegó hasta la estancia de un alemán, que lo atendió como a un hijo.

Tres meses duró su convalecencia, parte de la cual transcurrió en un hospital. Pagels, percatándose que las intenciones de su samaritano compatriota eran casarlo con su hija, decidió emprender un rápido viaje a Buenos Aires. En la capital argentina debe laborar intensamente para sobrevivir. Trabaja lavando botellas y haciendo de pintor de brocha gorda en una cervecería de Palermo, pero cada día que transcurre se siente más enfermo. La malaria contraída en las orillas de Manila se agravaba ostensiblemente con el clima bonaerense. Necesitaba un aire fuerte, parecido al de su tierra escandinava. ¡Debía viajar hacia el sur! ¡La Patagonia sería su destino!

Allí aguardaban la aventura y la riqueza. Era la tierra promisoria, donde incluso fecundos placeres aguardaban a las manos trabajadoras. En 1903 desembarcó en el puerto de Punta Arenas, pero la vida no fue fácil. El clima era hostil, pero sano. Para poder comer no se hizo de rogar en la elección de su primer trabajo: faenar una ballena, lo que le permitió ganar su primera libra de oro, moneda corriente entonces en Magallanes. La lucha por la existencia fue acrisolando su carácter. Primero se transformó en pirquinero y más tarde en trampero, hasta que reunió el dinero suficiente para adquirir un bote de encina de 20 pies, constituyéndose en el primer lanchero a motor de Punta Arenas y rey de los pescadores de los canales. ¡Era toda una personalidad en la ciudad austral! No obstante, las malas relaciones entre el imperio y otras potencias colonialistas comenzaron a perjudicarlo en su relación social.

El gobernador del puerto lo distinguió con una aversión inaudita, mientras los ingleses sospechaban en él actividades de espionaje, quizás debido a que presidía los amigos de la Liga Naval alemana, donde se agrupaban los colonos germanos residentes relacionados con actividades marítimas. La salida de su embarcación era todo un espectáculo. Con su pujante motor danés monocilíndrico "Alfa" a parafina producía un característico sonido de "chuc-chuc", lo que motivó que la comunidad lo motejara con el nombre de capitán "Chucu-chucu". Pero no todo era odio. Pagels no sabía odiar... sólo amar. Amaba el mar, su patria, su trabajo. Y aprendió a amar más cuando conoció a Augusta Berndt, hija de colonos alemanes radicados en Llanquihue, con quién se casó en 1912. De este matrimonio nacerían 16 hijos, 8 de los cuales fallecerían prematuramente, lo que demuestra las duras condiciones de la zona. Sólo la mitad de los hijos llegaría a la edad adulta.

La vida parecía apacible cuando comenzaron a retumbar los tambores de la guerra. Magallanes se dividió entre las facciones, los rencores se incrementaron y la torre de Babel patagónica comenzó a tomar partidos, ya que el primer encuentro naval serio había tenido lugar en aguas chilenas, cayendo bajo el fuego de las baterías alemanas los navíos ingleses Good Hope y Monmouth el 1 diciembre de 1914. Alemania poseía gran cantidad de simpatizantes entre los marinos mercantes, cazadores de nutrias y loberos, por lo que el cónsul de ese país buscó ayuda entre quienes ejercían actividades marítimas en la zona. Conocía a cada uno de sus súbditos, mientras que el cónsul enemigo, el inglés, un viejo marino, no contaba con personal disciplinado y entrenado como lo era el caso de los germanos.

Pagels regresaba a su hogar tras una salida de pesca. Era habitual que estuviera en los canales. Algunas veces pescando, otras como guía. En 1907 había servido de guía a varios expedicionarios, siendo el más importante Skottberg, científico que agradecido había destacado su ayuda en un libro. La apacible y templada tarde del 6 de diciembre de 1914 Rodolfo Stubenrauch, cónsul alemán en Punta Arenas, se conmovería con un telegrama urgente proveniente de Montevideo. El "Invencible" y el "Inflexible", dos cruceros ingleses, además de otros buques menores, singlaban el Atlántico ya próximos a Puerto Stanley. El drama era inminente. ¡Allí estaba la escuadra alemana! Había que avisar a Von Spee, pues de lo contrario caería en la boca del lobo. La preocupación de los súbditos germánicos era comprensible y Stebenrauch, sin pensarlo dos veces, corrió a la casa de Albert Pagels, quién estaba en cama, después que resultara herido en su mano derecha al explotarle la recámara de su viejo rifle, que había guardado como souvenir de la guerra de los boxers.

El diplomático no tuvo piedad y le sobraron argumentos. Le habló de los intereses de la lejana patria, le ordenó levantarse y dirigirse de inmediato con destino a la Bahía Hewett, al sur este del Cabo Pilar, donde encontraría al vapor "Amasis", buque alemán de la línea Kosmos, que se hallaba fondeado y que debería transmitir el telegrama de aviso al almirante Von Spee. Pagels no titubeó. Se levantó con rapidez, se abrigó lo que se consideró suficiente para no empeorar su enfermedad y, junto a su viejo camarada Hans Schindich, se embarcó en su querida lancha a motor, la "Elfreda", que además poseía una pequeña vela.

A poco de salir del puerto los mares se contagiaron con la bravura de los vientos australes. Las densas nubes polares se fueron oscureciendo para comenzar a parir un temporal que hacía que el bote pareciera una cáscara de nuez en la bañera de un niño. La inestabilidad era absoluta, pero la decisión de continuar superaba los riesgos. ¡Proa al sur! Del éxito de la misión dependía la vida de más tres mil hombres. El 9 de diciembre, cansados, con hambre, sintiendo gruñir las vísceras y con un frío que traspasaba el cuero de los "calamorros", vieron a la distancia un crucero que navegaba a toda velocidad a su encuentro. La maniobra de ocultamiento no se habló. Pagels y Schindich se movilizaron sin intercambiar palabra y lograron esconderse. ¡Los ingleses!, pensaron, pero un rictus de rabiosa ira apareció en sus rostros cuando se percataron que se trataba nada menos que el "Dresden", que, herido, pero manteniendo su altivez, huía de la persecución de los buques ingleses después del desastroso combate de Las Malvinas, donde el almirante inglés Sturdee había alcanzado la flota alemana el 8 de diciembre de 1914, hundiendo los blindados Sharmhorst y Gneisenav y los cruceros Leipzig y Nuremberg.

Desesperados comenzaron a emitir señales para que la nave se detuviera. ¡Era tarde! Los mensajes no fueron captados y el "Dresden" -único sobreviviente del desastre- continuó su rumbo. Los desalentados marinos de la "Elfreda" siguieron su viaje, llegando hasta el "Amasis" para cumplir su misión. El inalámbrico quebró el silencio radial: -Graf Spee, responda... Graf Spee, conteste... No hubo respuesta.

En las Malvinas todo había terminado; sin embargo, aún quedaba un barco en corso: "El Dresden". El buque de guerra alemán apenas alcanzó a detenerse en Punta Arenas. Apresuradamente debió zarpar perseguido por el "Kent", navío británico que le pisaba los talones. Los alemanes, ya sin combustibles, orientaron el timón hacia el canal Beagle. Tenían pocas esperanzas y mucho frío, por lo que el capitán resolvió que un grupo de tripulantes bajara a tierra a cortar leña para las calderas. Cuando la desgracia se ensaña todos los males son pocos, y así fue como, por casualidad o exceso de custodia, un buque de guerra chileno los sorprendió en el Beagle, ordenándoles perentoriamente salir del lugar y continuar viaje.

Foto gentileza de Beatriz
Pese al gigantesco riesgo que entrañaba, el capitán resolvió regresar a Punta Arenas, aprovisionando carbón y saliendo de inmediato en dirección a Hewett Bay. ¡Por fin los alemanes magallánicos conocían su ubicación! Pagels, en varias oportunidades, les llevó víveres, repuestos de máquinas e informaciones, en su cúter de hasta dos toneladas de carga. En sus conversaciones con el comandante del "Dresden" comenzaron a nacer las inquietudes cuando el alto oficial le contó haberse contactado con extranjeros que decían ser inocentes pobladores. Rápidas diligencias permitieron conocer la verdad: ¡Eran interesados en ubicar el paradero del "Dresden" para informar a las autoridades británicas! Su conocimiento geopolítico de la zona, de las costumbres y hábitos, de las gentes y de las circunstancias, motivaron a que Pagels brindara un consejo de inmediato: ¡Huir al Atlántico e intentar romper el bloqueo olvidando cualquier posibilidad de seguir en corso!

Embarcándose en su "Elfreda" los llevó a Christmas Bay, en el canal González, sector que une el canal Bárbara con la bahía Stokes. Como lobos hambrientos los cruceros ingleses y sus chalupones mayores armados con torpedos portátiles sentían próximo el olor de la presa, por lo que el sigiloso navío germano cambiaba permanentemente de fondeadero, sin poder informar sobre su destino a los compatriotas residentes. Pagels buscaba y buscaba. Un día, fatigado por el viaje, cayó sobre el timón. Durmió plácido, como si estuviera en la cómoda cama de su hogar junto a su esposa, soñando que el "Dresden" se ocultaba tras una roca que en el sueño no pudo reconocer. Una ola lo sobresaltó. Se restregó los ojos, vio el peligro de la roca y viró el timón. -¡Salvado!- pensó, apretando los párpados aún aletargados por el descanso. Una gran mole lo desperezó absolutamente y, por instinto, gobernando en la oscuridad, dirigió su embarcación al lugar de su sueño, tras los montículos.

¡Allí estaba el "Dresden"! Los gritos de los tripulantes, que ya no solo lo identificaban sino que además comenzaban a quererlo, lo hicieron sentirse como disfrutando en su cálida isla Rügen, cuando celebraba las fiestas nacionales y junto a Hellmut y los demás barrabases de su edad corría descalzo sobre la arena de la caleta que lo había visto nacer. ¡Era su patria vigente sobre las olas en Tierra del Fuego!

Cuando orgulloso volvía a puerto su vida cambiaba. Nadie comprendía su actitud. Lo miraban como espía. Algunos amigos le viraban la cara. Sentí un rechazo absoluto. Pero, lo que más le dolía es que pensaran que tenía precio. Las amenazas no le preocupaban. Lo que le molestaba era que lo conminaran a que permaneciera neutral ofreciéndole 2.500 libras esterlinas, pues en caso contrario, ¡lo ahorcarían! No tenía miedo. Sabía que debía cuidarse, pues podía sufrir un atentado. Estaba consciente que se trataba de una guerra y cualquier cosa podía ocurrirle a él y a su familia. La incertidumbre lo resolvió a comenzar a dormir con la carabina bajo el brazo, dispuesto a defender su vida de cualquier modo.
El hundimiento del Dresden visto por la revista Caras y Caretas.
A los pocos días tuvo una nueva misión. Otra vez faltaban combustibles y provisiones en el "Dresden". Se había dispuesto que el "Sierra de Córdova", ex buque de pasajeros de la línea Bremen, con capacidad para 12.5000 toneladas de carbón y un almacén de provisiones escogidas, ubicara y abasteciera al crucero de guerra. La tarea era difícil. Los buques ingleses merodeaban en los canales y el capitán del "Sierra de Córdova" no conocía el estrecho de Magallanes. El capitán, sin saber de la existencia de un gigantesco banco de arena, el "Orange", increíblemente logró atravesar la Primera Angostura. Ni siquiera a los oficiales de los cruceros enemigos se les ocurrió que alguien pudiera intentar una maniobra tan audaz y cualquier curso de navegación hubiera sido fatal, ya que sin dudas habría sido considerado por la inteligencia inglesa.

Después de una breve recalada en Punta Arenas, el "Sierra de Córdova" huyó perseguido por los ingleses, escondiéndose en la ensenada Martínez, a cien millas de bahía Navidad, hasta donde el cónsul Stubenrauch envió un piloto -antiguo residente en Punta Arenas- con la misión de sacar de allí la embarcación para abastecer al "Dresden", oficial que había prestado grandes servicios a los barcos alemanes. Sin embargo, pasaban los días y la misión no se cumplía. El comandante del "Dresden" envió a Pagels hasta la ensenada Martínez portando un mensaje. La situación era alarmante y requerían combustible en forma urgente. Debían burlar el bloqueo y salir de inmediato de la bahía. -No podemos salir. Sería ir a una muerte segura-, dijeron el capitán y el práctico del "Sierra de Córdova". No necesariamente- replicó Albert Pagels- Existe una forma de salir y yo la conozco. ¡Yo los saco!

Los oficiales se miraron sorprendidos. Les parecía increíble la seguridad que demostraba ese alemán que, disponiendo sólo de una pequeña embarcación a motor, asumía la responsabilidad de comandar en tan difíciles circunstancias el gigantesco carguero. El capitán sopesó las probabilidades. Al comprender que no tenía otra chance se decidió, manifestando: -No se hable más. Intentémoslo. La oscuridad era intensa y los vientos huracanados levantaban fuerte marejadas. Pagels, impertérrito en el puente de mando, daba las órdenes de zarpe, mientras a su lado el capitán y la oficialidad intercambiaban miradas de preocupación. Pagels observaba a los marineros atisbando en cubierta.

Recordaba sus primeros años en el mar, cuando ni siquiera hubiera soñado nunca que algún día capitanearía una embarcación como la que ahora conducía. No tenía los grados ni los cursos suficientes, pero la universidad de la vida le había entregado una indiscutible capacidad. El "Sierra de Córdova" singlaba con luces apagadas y con una malla de alambre sobre la chimenea para evitar chisperíos delatores. Todos trataban de hacer el menor ruido posible. Parecía un barco fantasma surcando un mar mitológico. Cada tripulante sentía que era un momento crucial, quizá único en su vida. Pagels no quitaba los ojos de la oscuridad, paseándose entre los voladizos del puente de mando. ¡Era el único que tenía conciencia exacta del gran riesgo que significaban las rocas!

Apretaba los dientes temiendo escuchar el sordo sonido de la quilla rascando el fondo marino. ¡Sería el final no sólo para ellos, sino, además, para los marinos del "Dresden" y para la esperanza de la gloria de la armada alemana! Los minutos se hacían tan largos que parecían medirse en horas. No obstante, el tiempo transcurría inexorablemente y las distancias se acortaban. -¡El "Dresden" a proa!- resonó un grito que quebró el largo silencio. Un ¡Viva! Estentóreo atronó en cubierta, mientras los oficiales se abrazaban en el puente de mando.

Pagels sonrió, encendió su pipa y degustó la mejor bocanada de toda su vida... sin siquiera imaginarse que a esa misma hora su mujer daba a luz a su primera hija. No hubo descanso. Las tripulaciones de inmediato comenzaron el trasvasije de carbón y provisiones, lo que concluyó con rapidez. ¡La tarea estaba cumplida! Pero habría una última vez que Pagels volvería al "Dresden". La nave ya estaba en la costa occidental cuando le ordenaron entregar una orden al capitán Luedecke. Burlando a los ingleses, que no le perdían pisada, llegó hasta el barco de guerra, entregándole el sobre al alto oficial. -Gracias- le dijo Luedecke- Sus servicio no tienen precio y algún día les serán reconocidos. Ahora nos vamos mar afuera y ya no requeriremos sus servicios. Sin embargo le voy a solicitar una última tarea. Siga navegando, para que los ingleses crean que nos continúa abasteciendo y que nos ocultamos en algún sector de los canales".

No hubo abrazos ni mayores formalidades. Ambos se apretaron fuertemente la mano y con respeto se miraron. ¡Era un hasta siempre! Pagels continuó navegando. Sabía que lo vigilaban estrechamente y que corría riesgos, pero comprendía también la importancia de su tarea. Cada día ganado significaba mayor seguridad para el crucero germano. Al regresar al muelle de Punta Arenas después de una ardua jornada de pesca, el odiado gobernador marítimo lo miró con sorna y, sonriendo, le dijo: -Hundieron el "Dresden". Pagels sintió un estremecimiento, pero no movió un músculo. Tampoco respondió. Simplemente caminó lento en dirección a su hogar. Pensativo subió la larga avenida.

La casa estaba muy calefaccionada. Augusta preparaba un strudel. Pagel la besó suavemente en la frente, soltando la pregunta que le quemaba el alma. -¿Hundieron el "Dresden"? -Sí- respondió su mujer- La radio dijo que el 14 de marzo el "Glasgow" lo cañoneó en la bahía de Cumberland, en la isla de Juan Fernández. Según otros, el capitán ordenó abrir las válvulas y volar la santabárbara al ser descubiertos por el "Kent" y el "Glasgow". Sintió que una lágrima luchaba por salir. Disimulando su dolor tomó la tetera y se sirvió un café. -Estoy muy cansado- murmuró- voy a recostarme un rato. Augusta sabía lo que Albert estaba sufriendo. No respondió y siguió aderezando el dulce.

Terminada la guerra el capitán Pagels volvió a reencontrarse con varias de las amistades que lo habían evitado. Sin embargo, si vida básicamente se centraba en el hogar y en los canales. La guerra se había perdido, pero Alemania, cual Ave Fénix, comenzaba a resurgir de las cenizas. La asunción de Hitler al poder en 1933 tuvo especial significado para él y para gran parte de los alemanes de ultramar. Sentía bullir su nacionalismo. Con orgullo veía que cada vez eran más respetados. La personalidad del nuevo Canciller lo sorprendía; no obstante, el despertar general germano lo hacía sonreír de satisfacción. Una mañana lo despertó el cartero con correspondencia certificada. ¡El gobierno alemán lo llamaba para entregarle la Cruz de Hierro de 2° y 1° categorías, por los grandes servicios brindados a su patria!

En agosto de 1939 se embarcó en dirección a Europa, siendo recibido en Alemania con todos los honores por las autoridades de la Marina. Pero otra vez llegó la guerra. Los cañones comenzaron a asolar el viejo continente y la ceremonia de condecoración no se efectuó. Ya iniciadas las batallas tuvo la posibilidad de conocer al Führer. Los jefes de la Armada le acordaron una cita que nunca pudo cumplirse, pues el día previsto Hitler sobrevivió milagrosamente a uno de los muchos atentados que sufriera durante su mandato. Al ser entrevistado, años más tarde, Pagels recordaría: "Ofrecí mis servicios a las fuerzas armadas y marché al frente. Debido a mis años no podía empuñar el fusil, pero se me encargó que dictase conferencias a las tropas sobre temas patrióticos, aspectos geográficos y en especial sobre Sudamérica. Así me correspondió servir en el ejército, en la marina, aviación y en las fábricas de material de guerra. El final del conflicto me sorprendió recuperándome de una doble hernia en una colonia de reposo ubicada a 9 kilómetros de la localidad germana de Shoenebeck. El 1 de mayo de 1945 los rusos entraron a la colonia. Trataron de detenerme en varias oportunidades, sin resultados. Finalmente lo lograron y me llevaron a presencia de los jefes, a quienes alegué que era sudamericano. Un jefe militar conocía Magallanes y habló de Tierra del Fuego y de Punta Arenas. Se interesó por mí y me prometió hacerme Jefe de Policía, lo que acepté por temor a que después me trasladaran al interior de Rusia y de esta manera perdiera la única esperanza de evadirme. Después de una serie de peripecias, logré sacar de a poco mis cosas de la zona rusa y fugarme a la zona inglesa, donde ya tuve toda clase de facilidades para regresar a Chile".

Tras infinidad de aventuras, cansado y enfermo, llegó al Consulado Chileno en Franckfort, donde después de mucho tiempo pudo degustar una de sus predilecciones: una taza de té. Estaba viejo y débil, por lo que debió permanecer tres semanas hospitalizado antes de retornar a la Patagonia. Al irse de Magallanes pesaba 112 kilos. Ahora, enfermo, su corpulencia era sólo cosa del pasado, pues apenas alcanzaba los 50 kilos. En su cama tuvo tiempo para leer una obra de la cual era protagonista principal: "Der Lotse on Feuerland" (El pilotín de Tierra del Fuego), de 200 páginas, escrita por W. Hoeppner-Flatow y editada en 1940, ya en plena guerra, en su país natal. Allí aparecía bajo el nombre de Geor Brencken y cada página le recordaba pormenores de la odisea del "Dresden".

La última siempre lo emocionaba, por lo que cuidadosamente inició su lectura: "El comandante Lancy se presenta a enrostrarle a Brencken su estúpida terquedad en rechazar sus mejores ofrecimientos. Al alemán le acaban de entregar una cajita con un emisario... Con un titubeo el alemán alzó su mano, abrió la cajita y contempló las cruces que yacían sobre el terciopelo. En un susurro le contestó: -"¿Para qué lo hice, dice usted?" -y aún bajó más la voz- "¡Tal vez por éstos!" El oficial británico se encogió de los hombros con expresión de sorna: -"¿Para esa...? -y se arrepintió de decir "porquería"- "¿Para un pedacito de hierro?... Brencken asintió con seriedad: -"¡Sí -dijo- para un pedacito de hierro!".

Pagels cerró el libro, apagó la luz y por primera vez en muchos años se durmió con una sonrisa apacible. Días después se embarcó con pasaje gratuito en el Santa Elena, con destino a Buenos Aires. Allí continuó hacia Punta Arenas en el vapor "Arauco", adonde llegó de 1951. Le pesaban sus 73 años, lo que no fue obstáculo para que comenzara a escribir. Sus aventuras hasta 1939 fueron editadas en un volumen de 150 páginas titulado "Mi vida", en cuya redacción contó con la asesoría del escritor Federico Freksa, obra de la cual, lamentablemente, son escasos los ejemplares en Magallanes. Durante la guerra se efectuaron 7 ediciones, con un total de 47.000 ejemplares.

Un segundo libro, donde narraba sus experiencias de la Segunda Guerra Mundial hasta casi finalizar la década de los 50, no fue publicado. Los manuscritos se los facilitó al escritor alemán Schimitt-Tanwald, quien se encontraba de paso en Punta Arenas, sin que hasta la fecha se hayan tenido noticias de su destino. El reconocimiento merecido sólo le llegó en sus últimos días, cuando personalidades de todo el mundo llegaban hasta Magallanes con el único propósito de visitarlo y algunos a entrevistarlo. Es el caso de Sir Eugen Millington Drake, autor del voluminoso libro "El drama de Graf von Spee y la batalla del Río de la Plata", editado en 1960. Este caballero inglés vino en 1956 a Punta Arenas a encontrarse con Pagels, a fin que éste le aclarara detalles respecto al mensaje enviado por el almirante Von Spee.

El tiempo había cicatrizado las viejas heridas de guerra cuando el británico y el alemán se encontraron en el salón de té del Hotel Cabo de Hornos. -"Herr Pagels, I supuse?"- dijo el británico, parodiando a Morton Stanley, en su histórico encuentro con Livingstone en el Africa. El anciano se puso de pie y le tendió la mano. Se saludaron cordialmente. -"Me lo imaginaba más viejo"- comentó Sir Eugen- "se conserva usted muy bien". -"No crea. Los años pasan... Ya no estamos tan jóvenes". Después de asesorarlo respecto a su participación durante la Primera Guerra Mundial, Pagels apretó fuertemente la mano de Sir Eugen, y por un instante recordó la misma escena vivida durante su despedida del comandante Luedecke. Sacando y encendiendo la pipa salió lentamente del foyer del hotel. Caminaba apoyado en su bastón en la Plaza de Armas cuando se sintió atraído por el monumento a Hernando de Magallanes, donde el navegante lusitano descansa con el pie apoyado sobre un bauprés. "Este fue un gran aventurero. -pensó- Soy feliz en Magallanes, aunque a veces me siento inquieto. Será que tantos años después vuelvo a vivir más tranquilamente, sin temores ni peligros".

Reinició la marcha, atrayendo con su apostura y su metro ochenta de estatura la atención de los caminantes, muchos de los cuales ni siquiera sabían quién era el imponente anciano que con orgullo lucia su gorra naval.

Revista Impactos. Año 2 - nro. 18 Punta Arenas, 2 de marzo de 1991

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