Masonería
en Cuba
Juan Carlos Linares
LA HABANA, marzo (www.cubanet.org) - La masonería está íntimamente
ligada a la historia de Cuba. Se afirma que la independencia del colonialismo
español en 1898 fue obra de masones. Cada símbolo nacional -himno,
bandera y escudo- fueron concebidos por hijos de la Escuadra y el Compás.
Masones fueron Carlos Manuel de Céspedes, considerado el Padre de la
Patria; Ignacio Agramonte, Antonio Maceo, José Martí y la inmensa
mayoría de los gestores de la república.
Al advenimiento del actual régimen, en 1959, la Masonería era
una institución fraternal pujante, entidad inseparable de las clases
vivas del país. Treinta y cuatro mil miembros aproximadamente, una
universidad, tres asilos, varias escuelas, 340 logias y un majestuoso edificio,
la Gran Logia de Cuba constituían su mayor patrimonio.
Con la ley de Reforma Urbana, dictada a comienzos de la década de los
años sesenta del siglo pasado, el Estado confiscó a la institución
masónica casi la mitad de los locales del edificio de la Gran Logia,
varios templos masónicos -algunos en construcción-, dos asilos y
todas sus escuelas. Fueron cerradas algunas logias por supuestas actividades
conspirativas, como la logia Perseverancia, en la ciudad de Cárdenas.
Además, la institución nacional masónica fue compelida a
clausurar la organización juvenil Asociación de Jóvenes
Esperanza de la Fraternidad (AJEF) y la universidad, por esa misma época.
Ninguna compensación recibió por las incautaciones y daños.
Marginada y sometida a toda clase de presiones por más de tres décadas,
la masonería se fue debilitando y perdiendo iniciativas, hasta llegar a
un tácito pacto de coexistencia con el Estado, a cambio de silencio y
aislamiento total.
Pero los tiempos cambian. Las sutiles transformaciones acometidas por el
gobierno de la Isla en los últimos tiempos han influido en las relaciones
entre ambos (Estado-Masonería). Promesas para permitir la fundación
de dos nuevas logias, una en la provincia de Holguín que se llamará
Roberto Ferrer Rodríguez, y otra en la provincia de Pinar del Río,
con el nombre de Armando Díaz Bravo; autorización para celebrar
algunos actos públicos, aunque estrictamente controlados; tolerancia para
con los iniciados. Como colofón, en fecha muy reciente la Oficina del
Historiador de La Habana aportó 26 mil dólares para la
reconstrucción del edificio de la Gran Logia. Son algunos aspectos que
confirman cambios en dichas relaciones.
Durante más de 44 años la masonería ha sido el cobijo
espiritual de una multitud de desafectos al sistema imperante, muchos de los
cuales cuestionan lo que implicarían tales concesiones gubernamentales en
el futuro.
Actualmente, con sus 314 logias diseminadas por todas las provincias y una
membresía que oscila entre 28 y 29 mil hermanos, esta organización
se integró, como miembro pleno, a la Confederación Masónica
Interamericana, y representa a la zona 2 del Caribe (Puerto Rico, República
Dominicana, Haití y Cuba). El flujo de visitantes que representan a las
Grandes Logias del área y a las delegaciones que incluyen a otras zonas
geográficas aumenta, lo que ha influido también en la
flexibilización del Estado para con el trabajo masónico.
El próximo 23 de marzo se realizarán las elecciones para un
nuevo gobierno masónico 2003-2006. Tres candidatos a Gran Maestro se
disputarán el máximo sitial: El Dr. Luis Romero Márquez, ex
Gran Maestro de 1977 a 1979, de 80 años, quien ejerce como técnico
radiólogo en una policlínica de Ciudad de La Habana, donde reside;
Lázaro Borrayo Martínez, actual Gran Tesorero, de 70 años,
jubilado de luminotécnico y fotografía, también de Ciudad
de La Habana, y Arnaldo Amado González Padrón, actual Gran
Diputado, de 61 años, residente en la provincia La Habana, quien trabaja
como chofer.
Cualquiera de los tres aspirantes que triunfe tendrá que enfrentar
dos grandes presiones. De un lado el Estado, que limita al mínimo el
desenvolvimiento de la institución fraternal, y del otro las constantes
críticas de los masones por el bajo poder de ejecutabilidad que han
manifestado los líderes de la masonería nacional en las últimas
décadas.
Las devoluciones de sus antiguas propiedades, libertad de acción,
mejores comunicaciones entre los masones de la Isla y los que habitan en el
extranjero, afiliados a logias irregulares, y permitir afiliarse a las mujeres
en la institución, son sólo algunas de las perspectivas de los
masones, miembros de una organización que por su pluralidad está
llamada a seguir formando parte de la historia de Cuba.
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