En el ámbito de estudio se han cartografiado 7.484 km2 de afloramientos permeables en los dos dominios pirenaicos, de los que 5.380 km2 son de naturaleza calcárea y el resto detrítica. En la margen izquierda del dominio del valle del Ebro, entre el Arga y el límite oriental de la cuenca se contabiliza una extensión de más de 6.000 km2 de acuíferos aluviales.

Los afloramientos correspondientes a los acuíferos más significativos están incluidos en los cerca de 6.000 km2 adscritos a alguna de las unidades hidrogeológicas. En estos acuíferos se ha estudiado en detalle los aspectos relevantes en cuanto a geometría y funcionamiento, que se encuentran desarrolladas en las monografías correspondientes.

A continuación se resumen las principales características de los acuíferos pirenaicos para lo que, en mor de una mayor claridad de exposición, se ha realizado una tipificación en función de su entidad, naturaleza, comportamiento hidrogeológico y ubicación. De esta forma, los grupos más relevantes son:

Existen además otros tipos de acuíferos de mucha menor entidad y de menor importancia en la planificación por razones varias como su difícil acceso por cuestiones topográficas, baja a media permeabilidad o de recursos exiguos.

Un caso son los acuíferos desarrollados las redes de fractura de algunos batolitos granitoides del Pirineo Axial como el de Panticosa. Si bien se trata de un recurso singular por sus características hidrotermales, su cuantía no es apreciable. En el más significativo, el de Panticosa se estima un recurso en torno a 0.09 hm3/año (IGME, 1994).

Las series terrígenas continentales del Eoceno medio – Oligoceno pueden considerarse como un acuífero detrítico multicapa en el que, aislados en un material de grano fino de baja permeabilidad, existen litosomas de grano más grueso con permeabilidad media. Estas series ocupan grandes extensiones en las cuencas terciarias de Jaca y de Tremp, aunque de difícil prospección por cuestiones como la accesibilidad de los litosomas permeables y su escasa transmisividad. Un caso similar son las pequeñas megabrechas calcáreas inmersas es las series flysch de la cuenca de Jaca.

También en las litologías de baja permeabilidad se pueden desarrollar acuíferos hipodérmicos sobre la zona superficial de alteración. En este caso, son acuíferos de escasos recursos y muy ligados al régimen de precipitaciones.

Estos acuíferos tienen no obstante gran relevancia para resolver pequeñas demandas en áreas alejadas de otras fuentes importantes de abastecimiento, si bien su papel intrínseco como portadores de escorrentía subterránea no es significativo y, hasta la fecha, no están adscritos a unidad hidrogeológica alguna.

 

3.2.1. Acuíferos cársticos regionales

Se incluyen en este apartado a los acuíferos de naturaleza carbonatada de gran entidad por su superficie de afloramiento y espesor. Se han desarrollado sobre las formaciones calcáreas del Jurásico, Cretácico, Paleoceno y Eoceno que constituyen el armazón de los grandes mantos de corrimiento pirenaico. Su presencia es constante en las unidades hidrogeológicas localizadas sobre las sierras interiores y exteriores. Las prospecciones petrolíferas realizadas durante la década de los años 70 los detectaron a gran profundidad bajo las cuencas terciarias de Jaca y de Tremp.

Estos acuíferos contribuyen de una manera muy importante al caudal de base de los ríos y a ellos se adscriben las surgencias más importantes que, en general, se realizan de forma difusa a los cauces. Además, constituyen el marco de justificación de los flujos subterráneos a escala regional.

A efectos de funcionamiento hidrogeológico, siguiendo la hipótesis formulada en ITGE-DGA (1994), se diferencian dos zonas de comportamiento diferenciado. Una zona dinámica que engloba las áreas de alimentación y descarga asociadas a sus afloramientos en las sierras pirenaicas, con un marcado componente cárstico, importantes desarrollos de la zona no saturada y flujos en dirección a la red fluvial. Bajo las cubetas terciarias de Jaca y Tremp se desarrolla una zona de confinamiento, alimentada por los remanentes no drenados en las surgencias frontales de las sierras interiores. Se trata de una zona de progresivo estancamiento del flujo, mineralización y termalismo de las aguas. El análisis de los datos procedentes de la exploración petrolífera en el área del Serrablo avala la existencia de estos flujos. Las surgencias termales de Tiermas con una temperatura de emergencia de 38ºC y una caudal del orden de 200 l/s son, según el estudio citado, son el exponente más notable de estos flujos.

Foto 3.1.1. Tiermas. Caudal de sondeo surgente (Oct-94)

 

En el dominio del Sinclinal de Jaca, los materiales permeables del Cretácico sólo adquieren cierta relevancia en las sierras interiores, especialmente hacia el oeste, en la unidad de Larra, donde constituye el acuífero más destacado. La poca deformación interna de gran parte de los mantos de corrimientos favorece su desconexión del conjunto Paleoceno – Eoceno suprayacente merced a las formaciones poco permeables de Zuriza y Areniscas de Marboré. No obstante, en las Sierras interiores aragonesas, la serie mesozoica muestra una mayor deformación y fracturación lo que puede comprometer el aislamiento de las series Cretácica y Eocena.

 

Foto 3.1.2. Manantial de las Traconeras, junto al cauce del río Gállego en Biescas (Nov-98)

 

En el resto del dominio, sus afloramientos son muy escasos y se limitan a las sierras interiores. Es este sector, los acuíferos más notables pertenecen a la serie Paleoceno – Eoceno, que en virtud de apilamientos tectónicos llega alcanzar grandes potencias (superiores a 1.000 m). En estas zonas albergan aparatos cársticos con extraordinarios desarrollos verticales como el sistema Arañonera o el de Punta de las Olas, a los que se asocian las descargas espectaculares de las fuentes de Escuaín en el Yaga el manantial de Santa Ana en el Subordán. Los manantiales "las traconeras" en Biescas, asociados al sistema cárstico de La Espelunga desarrollado sobre la falda meridional de Peña Telera, o los manantiales de "los batanes", asociados al sistema cárstico de El Mandilar en la sierra de Tendeñera, son otros ejemplos conocidos.

Hacia el E, en el Sinclinal de Tremp el Cretácico adquiere un gran desarrollo cartográfico, y pasa a constituir, conectado con el Jurásico, el acuífero más relevante. Las características geométricas de esta zona están definidas por los mantos de corrimiento del Pirineo Central y Oriental, con extensiones kilométricas y de escasa deformación interna.

En la parte central de este dominio, en la cuenca del ríos Conques, se localiza un área singular por sus características artesianas y cuya descarga natural ha originado las lagunas de Basturs. El acuífero del Cretácico superior se encuentra confinado por los materiales de permeabilidad media-baja de la formación Tremp. En esta área, buena parte de los pozos de explotación son surgentes.

En las sierras exteriores se dan dos condicionantes estructurales relacionados entre sí muy importantes para entender su funcionamiento hidrogeológico. En primer lugar, la serie mesozoica se adelgaza de forma notable hacia el S, ocasionando una mayor complejidad y menor continuidad lateral de las escamas de cabalgamiento. En segundo lugar, en estas zonas existen grandes acumulaciones de materiales salinos triásicos, posiblemente en relación con la migración de la sal hacia zonas marginales de la cuenca en donde la cobertera es más delgada (B. Martínez, 1991). Los materiales salinos, al actuar como niveles de despegue se emplazan bajo los planos de cabalgamiento, lo que provoca efectos barrera por su baja permeabilidad y desconecta hídricamente las escamas de materiales mesozoicos.

Las propiedades hidráulicas de estos acuíferos son muy variables en función de condicionantes geométricos, estratigráficos o de su posición con respecto a los flujos regionales. En líneas generales son acuíferos con una marcada componente cárstica, caracterizados por una gran variabilidad estacional y bajos tiempos de residencia. No en vano, las morfologías cársticas son muy frecuentes, tanto en formas de absorción, endocarst y tipologías de las surgencias.

 

Foto 3.1.3. Formas exocársticas a 1.840 m, desarrolladas sobre las calizas de la Fm.

Gallinera (Eoceno) de la sierra de la Estiva, en la cueva del Vellós

 

 

Las formas exocársticas son generalizadas sobre los afloramientos carbonatados emplazados a cotas altas. En tales zonas confluyen una menor actividad biológica, suelos poco desarrollados e importantes fenómenos de carstificación que aceleran la infiltración (foto 3.1.3). Los flujos generados sobre estas áreas de recarga tienen un menor contenido en CO2(g) y generan por tanto aguas menos agresivas que las infiltradas a cotas menores con mayor desarrollo de suelo y cobertera vegetal. Los fuertes gradientes topográficos del Pirineo determinan la coexistencia de distintos tipos de zonas de recarga en los manantiales, lo que da lugar a complicadas relaciones entre caudal y mineralización, de forma que no es infrecuente que incrementos de caudal que responden a la llegada de precipitaciones a cotas bajas estén acompañados de mayores valores de mineralización de las aguas.

 

Foto 3.1.4: Solencio de Batarás. A la izq una imagen del manantial activo (Feb-97, cortesía de F. Bescós)

A la dcha, en el mismo encuadre, la zona de surgencias (Feb.98)

 

Un tipo de surgencia típicamente cárstica son los Trop plein. Se trata de drenajes ubicados por encima de la cota regional de descarga activos sólo episódicamente cuando los manantiales de base son incapaces de drenar la gran afluencia de agua del sistema.

Este tipo de descarga es muy habitual en todo el ámbito pirenaico, con algunos casos muy espectaculares como el manantial del Ibón en Isaba (en el valle del Roncal), los batanes en Biescas (Gállego) o el Solencio de Bastarás (en la Sierra de Guara), todos ellos ligados a las calizas del Eoceno. Este último, uno de los más conocidos, forma parte de un sistema escalonado de emergencias a cotas entre 550 y 660 m de altitud, cuya descarga de base se realiza de forma difusa en el río Formiga (en los manantiales de Bastarás). Sus caudales varían estacionalmente entre 50 y 400 l/s, si bien cuando el sistema de Trop Plein es activo pueden ser de un orden de magnitud superior.

Las investigaciones sobre las propiedades hidrogeológicas de estos acuíferos se han centrado fundamentalmente en las sierras exteriores por ser las áreas más próximas a los centros de demanda urbana o agrícola de la depresión del Ebro (Alquézar, Nueno, Ólvena).

Uno de los acuíferos más investigados es el Cretácico de las serranías de la Llitera Alta (unidad hidrogeológica 3.04). Los ensayos de bombeo realizados por el ITGE, el MIMAM y ACESA muestran unas propiedades hidráulicas muy variables espacialmente, con valores de transmisividad desde 80 m2/día a valores por encima de 15.000 m2/dia. En el sector de la confluencia del Ésera con el Cinca el ensayo de bombeo de larga duración realizado en abril del 2000 por ACESA, con un caudal constante de 400 l/s, ha mostrado fenómenos de vaciado de cavidades que provocaron bruscos ascensos piezométricos (figura 3.1.3). En este sector la transmisividad del acuífero es máxima en la zona de descarga hacia el Cinca, con valores progresivamente menores en áreas más alejadas de la zona de descarga.

Foto 3.1.5. Ensayo de bombeo realizado sobre la Calizas del Eoceno

en Alquezar (Huesca)Abr-94

 

Las investigaciones realizadas en el entorno del manantial de Fuenmayor (Huesca) y en el frente meridional de la Sierra de Guara (Pascal, 1974; Servicio Geológico de la D.G.O.H., 1991, 1996) han puesto de manifiesto un funcionamiento marcadamente cárstico, con una red de drenaje muy jerarquizada que da lugar a coeficientes de agotamientos muy dispares. Los caudales del manantial muestran escasa persistencia, lo que evidencia la poca memoria del sistema y su elevada evacuabilidad. Los sondeos de investigación que el Servicio Geológico realizó en las inmediaciones muestran cualidades hidráulicas en el acuífero muy distintas.

 

Los resultados del ensayo de bombeo realizado en Nueno en 1991 sobre unas calizas Triásicas han mostrado un acuífero con una importante permeabilidad por fracturación y disolución con una buena capacidad de regulación.

 

3.2.2. Acuíferos cársticos de alta montaña.

Se incluyen en este grupo los afloramientos de calcáreos que afloran en la zona del Pirineo Axial, fundamentalmente de edad Devónico medio y Superior. Adquieren cierta relevancia para la explotación en aquellos lugares donde por razones estratigráficas o tectónicas alcanzan cierto espesor. Los afloramientos más extensos se localizan en la cabecera del Aragón, en la zona de la alta Ribagorza entre el Ésera y el Noguera Pallaresa, y en el Valle de Arán.

La complejidad tectónica del Pirineo Axial es responsable de la fuerte compartimentación de estos acuíferos, con unas direcciones de flujo condicionadas por los fuertes gradientes topográficos. Son relativamente frecuentes los casos de confinamiento. Habitualmente muestran un comportamiento cárstico s.s., con manantiales que muestran muy fuertes variaciones de caudal y escaso tiempo de residencia.

Foto 3.1.6. Circo de Rioseta (Huesca) Drenajes de las calizas del Tobazo

 

Un acuífero relativamente bien conocido es el desarrollado sobre las calizas del Tobazo, en la cuenca alta del Aragón. Sus drenajes se realiza hacia el circo de Rioseta, a una cota mínima de 1.470 m s.n.m. y con surgencias sucesivamente más altas que se activan de manera progresiva durante los periodos de aguas altas. Estos manantiales, controlados durante la construcción del túnel carretero del Somport (MOPU, 1994) muestran unos agotamientos muy rápidos y una gran variación estacional de caudal (Figura 3.1.4), con valores de estío de apenas 5 l/s y puntas que superan ligeramente 1.000 l/s.

En el valle de Arán, el Servicio Geológico de Cataluña, ha llevado a cabo un estudio detallado de los principales sistemas cársticos, incluidas mediciones automatizadas de caudal y otros parámetros físico – químicos (Freixes, et. al., 1992, 1998). En esta zona se instala una de las capturas cársticas más espectaculares de la cordillera pirenaica, con un trasvase de la cabecera del Ésera a través de los sumideros del Forau de Aigualluts, la Renclusa y del Coll de Toro hacia el manantial del Güells de Joeu, en la cuenca del Garona. Este espectacular fenómeno es conocido desde antiguo y ha suscitado el interés de numerosos estudios desde principios de siglo (Romero Ortiz, 1929). La conexión hídrica de ambas cuencas fue demostrada de forma definitiva por Casteret en 1931 mediante un ensayo de trazado con fluoresceína.

Foto 3.1.7. Manantial de Güells de Joeu. Viella

 

 

El manantial de Güells de Joeu, el más importante de la cuenca del Garona, alumbra un caudal medio de 2160 l/s, muy irregular con valores extremos entre 250 y 15000 l/s.

Otro caso relevante es el Devónico de las estribaciones septentrionales de la Sierra del Cadí. Su drenaje natural más relevante es la Fou de Bor, con 200 l/s, captada para abastecimiento de Bor. Constituye la principal resurgencia de un notable sistema cárstico del acuífero Devónico, con trop plein asociados (Tuta Freda y Tuta de Barrancs). Los caudales punta del sistema pueden alcanzar 5 m3/s.

 

3.2.3.  Acuíferos cársticos no conectados a la red fluvial.

En las sierras interiores existen algunos acuíferos constituidos por materiales de la serie carbonatada del Cretácico a Eoceno instalados a cotas sobreelevadas de la red fluvial y desconectada de ella merced a litologías poco permeables. Constituyen acuíferos de marcada componente cárstica que drenan de forma centrífuga mediante manantiales en muchos casos muy estacionales.

El caso más espectacular se localiza en el sector de Ordesa – Monte Perdido. La serie detrítica del Cretácico terminal desconecta el acuífero Paleoceno - Eoceno inferior de la red de fluvial y las descargas se realizan de manera periférica a altas cotas: manantiales de Escuzana (2.250 m), Cotatuero (2.100 m), Garcés (2.800 m), Brulle (2.700 m), Font Blanca (1.900 m).

Foto 3.1.8. Manantial de Rigüello (Aísa, Huesca)

 

Otro caso significativo es la Sierra de Chía, constituida estructuralmente por un klippe formado por dolomías triásicas y calizas del Cretácico superior, apoyadas sobre formaciones margosas del Cretácico terminal poco permeables. En esta situación, el acuífero descarga por manantiales emplazados a cotas próximas a 1.000 m, algunos como la fuente de la borda Sauret, con caudales del orden del centenar de litros por segundo.

Existe otro pequeño klippe constituido por materiales del Cretácico superior que descansa sobre las arcillas de Keuper al S de la localidad de Bisaurri, cuya descarga se realiza por los manantiales de Veri, de pequeña cuantía (del orden de 10 l/s).

A menor escala, son frecuentes en las sierras internas la presencia de sinclinales colgados o klippes en materiales del Cretácico y Eoceno, con una morfología característica a la que frecuentemente se asocia el topónimo de "Castillo" (Castillo Mayor en el Cinca, Castillo de Acher en el Subordán). Este tipo de estructuras es muy favorable al desarrollo de notables formas exocársticas. El drenaje se realiza por manantiales periféricos en la zona de contacto con el yacente, con un régimen de funcionamiento vinculado a los episodios de lluvias.

Foto 3.1.9. Panorámica del klippe de Castillo Mayor e imagen de detalle del exorcarst desarrollado sobre el.

 

En otros casos los acuíferos se desarrollan en escamas emplazadas sobre yacentes poco permeables que dan lugar a manantiales de carácter más o menos estacional. Es el caso de los manantiales de "los Corralones", a 1.450 m s.n.m. y del manantial de Rigüello (foto 3.1.6), a 1.620 m de altitud, en las cuencas del Osia y Estarrrun respectivamente.

 

3.2.4. Acuíferos cársticos desarrollados sobre conglomerados

Adosados al frente meridional de las sierras exteriores se localizan potentes formaciones de brechas y conglomerados calcáreos, con edad Mioceno a Oligoceno. Estas formaciones son claramente visibles en Agüero, Riglos, Aniés, o Alquézar en el dominio del Sinclinal de Jaca, o en Alins y Baells, en el dominio del Sinclinal de Tremp. También en las sierras interiores del Sinclinal de Tremp se localizan grandes acumulaciones de conglomerados asociados a molasas del Oligoceno que, en la unidad hidrogeológica de Tremp (3.03) construyen los notables relieves de las sierras de San Salvador, Boumort y Comiols.

Estos materiales, muy cementados, pueden adquirir localmente buenas cualidades hidráulicas por fracturación y carstificación. Generalmente su principal papel hidrogeológico es actuar como dren de recursos procedentes de los acuíferos regionales carbonatados a los que están adosados. Así por ejemplo, algunas de las importantes surgencias de las sierras exteriores se verifican a través de estos materiales (Fuenmayor en el Flumen, manantiales de Bastarás en el Formiga). Su permeabilidad se reduce drásticamente en zonas alejadas de estas descargas.

Foto 3.1.10 Conglomerados de Riglos (en primer término a la derecha y de Agüero al fondo

 

No obstante, en algún caso pueden constituir acuíferos por fisuración y carstificación con un valor intrínseco claro, generando acuíferos propios con descargas asociadas significativas cono el manantial de Rivert (Lleida), en la cuenca del Noguera Pallaresa, con una aportación media del orden de 170 l/s y con un comportamiento claramente cárstico.

 

3.2.5.  Acuíferos aluviales

Son acuíferos de naturaleza detrítica, constituidos por arenas y gravas, de elevada permeabilidad primaria. Su dinámica de funcionamiento está íntimamente ligada a la del propio río, de forma que las aguas subterráneas y superficiales constituyen un único sistema hidráulico.

En el ámbito de los dominios pirenaicos del Sinclinal de Jaca y de Tremp sólo adquieren un desarrollo notable en la Canal de Berdún, ligados al río Aragón, y en el Cinca a su paso por las sierras marginales catalanas.

Este tipo de acuífero adquiere una singular importancia sobre la depresión terciaria del Ebro, donde constituyen la más importante y usualmente única fuente de agua subterránea. La fuerte presión agrícola a que se ven sometidos en este dominio condiciona su dinámica a la de las campañas de riego, que pueden constituir el mecanismo de alimentación más significativo.

 

Foto 3.1.11. Aluvial del Cidacos en Beire (Navarra)

 

 

3.2.6. Acuíferos detríticos colgados

Están formados por materiales granulares y sobreelevados con respecto a la red fluvial y, por tanto, desconectados de ella.

Incluyen los depósitos de morrenas y coluviales de las sierras interiores que dan lugar a pequeños drenajes muy vinculados al régimen de lluvias. Frecuentemente actúan como drenes de los recursos de los acuíferos calcáreos sobre los que se asientan , como ocurre en el circo de Armeña y en las sierras de Chía y Turbón. En estos casos muestran surgencias de mayor entidad y regularidad. Así, en la falda meridional de Sierra Ferrera se localizan algunos manantiales importantes relacionados genéticamente con el contacto con las margas cuisienses y, drenados a través de derrubios de ladera. Algunos con caudales muy significativos.

Otro tipo lo constituyen terrazas o glacis desconectados de la red fluvial que, como en el caso de los Arbas o en la Canal de Berdún, pueden alcanzar notables extensiones.