Marc Charles Birkgit nació en el barrio Rousseau de Ginebra, Suiza, el 8 de marzo de 1878. Siendo todavía un niño, con apenas dos años, falleció su madre, Louise. Su padre, Ernest Louis, sastre de profesión, fallecería cuando Marc tenía once años, siendo su abuela materna, Louise Annen-Maunier, quien se hizo cargo de él y de su educación. En 1895, con 17 años, entró en la Escuela de Mecánica de Ginebra, donde cursó sus estudios, graduándose como Diplomado en Ingeniería a los 20 años. La idea de continuar sus estudios en el Politécnico de Ginebra se quebró por la muerte de su abuela, tras lo cual, y ya sin familia, entró a trabajar en la empresa mecánica Thum. Poco después se incorporó al Ejército para realizar el servicio militar. Acabado su periodo militar, con 21 años, se trasladó a Barcelona, donde en aquella época, y a falta de profesionales cualificados, se recurría con mucha frecuencia a las escuelas profesionales suizas. Es entonces cuando contactaron con él y con Émile Bouvier, otro ingeniero suizo, Domingo Támaro y Carlos Vellino, que en aquel momento estaban intentando con poco éxito la construcción de vehículos eléctricos La Cuadra; recordemos que Carlos Vellino también era de origen suizo. Así Birkigt fue contratado por Emilio de la Cuadra, propietario de la Compañía General Española de Coches Automóviles E. de la Cuadra, a fin de ayudar, junto con Bouvier, con los graves problemas de puesta a punto de sus vehículos eléctricos. Birkgit no vio claro el tema de los motores eléctricos y tras algunos sonoros fracasos, convenció a de la Cuadra que sería mejor trabajar con motores de explosión. Con el visto bueno a la idea Birkgit concluyó con éxito su primer motor de explosión en diciembre de 1899, un motor de un cilindro, al que seguiría poco después otro de dos cilindros. Pero la empresa de Emilio de la Cuadra acabó cerrando a mediados de 1901, y Birkgit aprovechó para marchar a Ginebra, donde se casó el 23 de noviembre de 1901 con Eugénie Brachet.

De vuelta a Barcelona, en noviembre de 1902, entró como Director Técnico en la nueva empresa que José María Castro, el principal acreedor de Emilio de la Cuadra fundó, J. Castro, Sociedad en Comandita, Fábrica Hispano-Suiza de Automóviles. Como se puede fácilmente adivinar por el nombre de la nueva empresa, Birkgit empezaba a tener un gran peso específico en el mundo del automóvil. Los modelos Castro presentaron soluciones tecnológicas de primera línea diseñadas por el ingeniero suizo: transmisión por cardan, radiador nido de abeja, caja de cambios de 4 velocidades. No obstante la empresa Castro acabará, como su antecesora, en quiebra. En 1903 nace su primer hijo, Louis, al tiempo que Birkigt se hallaba inmerso en conversaciones con Francisco Seix y Damián Mateu para la puesta en marcha de una nueva empresa dedicada a la construcción de automóviles. En junio de 1904 se concretó esa idea con la creación de La Hispano-Suiza, Fábrica de Automóviles, S.A. Birkigt entró a formar parte de la nueva empresa en calidad de Director Técnico, aportando además otra de sus innovaciones: el concepto de 'automóvil acorazado'. En 1905 nació su hija Yvonne, curiosamente a bordo de un Hispano Suiza. En 1911, y tras la creación de la sucursal francesa de La Hispano-Suiza, Birkgit trasladó su residencia junto a su familia a París, a petición del Consejo de Administración de la empresa que le encomendó la tarea de dirigir la nueva fábrica situada en Levallois Perret, muy cerca de la capital francesa. Es en esa época, y a raíz de la fama mundial que han conseguido ya los automóviles Hispano Suiza y su creador, cuando Birkigt recibe ofertas de Panhard & Levassor y de Rolls-Royce para pasar a prestar sus servicios en tan importantes marcas; no obstante, pese a que posteriormente el propio Birkigt admitió que ambas ofertas eran sustanciosas económicamente, permaneció fiel a La Hispano-Suiza y a su Presidente, Damián Mateu. En 1913, al finalizar el contrato de arrendamiento de los locales que ocupa la factoría francesa, Birkigt se hubo de encargar de coordinar el traslado a la nueva factoría, situada en la localidad de Bois-Colombes, también próximo a París.
Apenas finalizado el traslado estalla la Primera Guerra Mundial, en 1914, y la nueva fábrica se ha de dedicar a la fabricación de armamento para el Ejército francés. Así las cosas, Birkigt junto a su familia se trasladaron de nuevo a Barcelona, donde el ingeniero suizo empezó a trabajar en un nuevo proyecto que les dará a él y a La Hispano-Suiza más relevancia de la que ya tenían: los motores de aviación, que a juicio de muchos expertos, contribuirían en buena medida a la victoria de las tropas aliadas en la Guerra, al darle a los aviones equipados con dichos motores una superioridad notable, y en consecuencia, el dominio del aire. Tras la finalización de la contienda, Birkigt, junto a su familia, volvió a Paris. Poco después, y a raíz de un impuesto especial que el gobierno francés pretende cobrar a la fábrica francesa, se inició un proceso que culminaría en 1922 en la desmembración de la empresa, pasando la sucursal francesa a tener entidad propia, a partir de ahora Societé Française Hispano Suiza, y en la que Birkigt pasó a tener el cargo de Vice-presidente, al tiempo que mantenía lazos laborales con ambas empresas en calidad de Inventor y Director Técnico de las mismas. En 1938 Birkigt dejó en Bois Colombes a su yerno, Maurice Heurteux, como jefe de producción, al tiempo que se trasladó a Ginebra para hacerse cargo junto a su hijo Louis de una nueva empresa: La Hispano-Suiza (Suisse), S.A. En 1940, tras la finalización de la Guerra Civil española, retornó a Barcelona con su hijo para ayudar a Miguel Mateu en un intento de reflotar la empresa española. Trabajaron padre e hijo en el desarrollo de un motor para camión, el Tipo 66, además de en diversas máquinas herramientas y el proyecto del cañón de 20 mm HS-404. En enero de 1945, Birkigt recibió en Barcelona la notificación de que había sido nombrado Doctor Honoris Causa por el Instituto Politécnico de Zurich: "Marc Birkigt, ingeniero, director general de las sociedades Hispano Suiza, Barcelona. En reconocimiento a este eminente constructor, que se ha mantenido fiel a la técnica creadora y que, gracias a un trabajo personal y obstinado ha realizado y perfeccionado sin descanso, automóviles, motores y maquinaria de calidad ejemplar que bajo el nombre de Hispano Suiza hace honor al de nuestro país, se le concede el grado de Doctor Honoris Causa ex-ciencias técnicas". Aunque ya había recibido distinciones importantes tanto en España (Gran Cruz de Isabel la Católica, Gran Cruz del Mérito Militar con distintivo blanco) como en Francia (Legión de Honor de la Republica Francesa), sin duda alguna éste fue el nombramiento más importante para él, pues provenía de su patria, patria que a pesar de su trabajo en Paris y Barcelona, nunca abandonó del todo, pues aprovechó siempre cualquier oportunidad para volver aunque fuera por unos días. Aprovechando esta distinción y a la vista de que La Hispano-Suiza en Barcelona estaba a punto de desaparecer, se trasladó a su país natal para reorganizar la fábrica suiza, reorientándola hacia las máquinas herramientas y dejando a su hijo Louis la dirección de la misma, al tiempo que su yerno Maurice se hace con la dirección general de las fábricas francesas. Marc Birkigt se retira discretamente a un segundo plano, aunque continúa al tanto de la marcha de las empresas, y se establece, ya definitivamente, en Versoix, muy cerca de Ginebra y en la misma orilla del lago Léman, en la villa Rive-Bleue, donde pudo practicar una de sus aficiones, navegar. Allí sufrirá más tarde un duro revés: su nieto Marc fallece en un accidente de aviación en junio de 1950. Marc Bikgit falleció el domingo 15 de marzo de 1953, a los 75 años de edad, víctima de un cáncer de pulmón.

Fotografía: ©Club Hispano Suiza