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François Ozon: “Un realizador es un voyeur y un manipulador”

‘Dans la maison’, Concha de Oro en el Zinemaldia, es la adaptación de una obra del español Juan Mayorga

El Director Francois Ozon / Carlos Alvarez (Getty Images)

François Ozon (París, 1967) ha encontrado por fin el mayor tesoro en San Sebastián. Ayer, ganó su primera Concha de Oro con su nuevo filme, Dans la maison, una combinación perfecta de realidad y ficción, de juego de apariencias y de divertidos mecanismos de maquinaciones, una mezcla entre el intelecto y la risa, inspirada en la obra El chico de la última fila,de Juan Mayorga.

 El director francés se pasea ya por la ciudad vasca casi como un vecino más. Asiduo del Festival de Cine de San Sebastián, es la tercera vez que competía en la sección oficial —en 2000 lo hizo con Bajo la arena y nueve años más tarde con Le refuge, filme con el que consiguió el Premio Especial del Jurado)— y, en esta 60ª edición, lo ha hecho con esta historia de un joven estudiante de instituto que, alentado por su profesor, comienza la escritura de un ejercicio de literatura penetrando en la vida real de la familia de un amigo.

Dans la maison, es el largometraje número catorce de este cineasta brillante y rompedor de 45 años y está protagonizada por Fabrice Luchini, la británica Kristin Scott Thomas, Emmanuelle Seigner y Denis Ménochet.

Hay muchos elementos en Dans la maison. Suspense, entretenimiento, algo de comedia y sorpresas. Ozon ha metido la cámara en una vivienda, ha entrado de lleno en la intimidad de una familia para elaborar un relato de lo que ahí pasa y de los caminos por los que transcurre ese proceso creativo. “Quiero que el espectador entre en la intimidad de una casa, que es algo así como entrar en una película. He buscado colocar al espectador en medio del proceso artístico. Hay que aceptar que el realizador es un voyeur y también un manipulador, pero para mí no es algo negativo ni despectivo, sino que es la realidad. También son unos mirones los espectadores cuando se sientan en la oscuridad de una sala para ver asesinatos, escenas de amor o cualquier otra cosa. Todo es puro voyeurismo”.

A Ozon se le ve más que tranquilo. La entrevista se realizó el día en que se proyectaba su película y desde bien temprano el realizador parisino desayunaba una coca-cola mientras atendía a la prensa. “Amo este festival, vengo con verdadero placer, sin angustias. Aquí parece que se relativizan más las cosas. También puede ser que, al ser francés, cuando voy a Cannes lo vivo con una auténtica presión. No lo sé, en cualquier caso, me alegro enormemente estar aquí”, decía antes de recoger el mas importante galardón de los que otorga Zinemaldia.

Eterno defensor de la comedia como parte de su cine, en Dans la maison ha introducido elementos hasta ahora desconocidos en su carrera, como son el juego entre realidad y ficción. Y parece divertirse con la idea. “Pienso siempre en la frase de Buñuel que decía que había que filmar los sueños como la realidad y la realidad como los sueños. Para mí la realidad, la ficción, los sueños todo se mezcla. En el inicio de la película, está muy claro, es una especie de pacto con el espectador, donde la realidad y la ficción están bien definidas, pero cuanto más avanza la historia todo empieza a mezclarse. Es entonces cuando el espectador tiene que decidir dónde empieza la realidad y dónde lo hace la ficción. Para mí todo es verdad”.

Es también Dans la maison un canto a la literatura, al esfuerzo y el valor del trabajo. Aunque no hay elementos autobiográficos, Ozon sí se reconoce en la relación entre profesor y alumno y en la pasión por su profesión. “He querido mostrar la relación y transmisión entre profesor y alumno. Algunos de mis profesores como Eric Rhomer o Jean Douchet significaron mucho para mí porque fue un auténtico intercambio. La transmisión de conocimientos entre profesor y alumno va en las dos direcciones. En esa relación se benefician tanto uno como otro. Todo de una manera muy lúdica. Cuando hay pasión ya no es trabajo. Para mí el cine no supone ningún trabajo, es el mayor placer que tengo”.

Aunque no se considera un hombre con vocación política, es el propio Ozon el que saca en la conversación el tema de la subida del IVA cultural en España. “¡Qué absoluta locura¡ En tiempos de crisis hay que hacer exactamente lo contrario. Es el arte, incluso el deporte, los que permiten a una nación volver a encontrarse, a vincularse, reunirse. Y aquí están haciendo todo lo contrario”.

Y lo extiende a Europa para proclamar que la cultura debería ser el verdadero lazo de unión. “Ya está bien de bancos y de economía. Nuestros esfuerzos tienen que estar dirigidos a la cultura. Puede que sea una utopía, pero yo creo en ellas.

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