Las críticas de La Script. Galanes de tres generaciones
El Fraude. Tiburones con corazón/ María Guerra
Corren malos tiempos para la reputación de los banqueros y altos financieros. Son los villanos oficiales de la película, y el reto que asume (y del que sale victorioso) el director debutante Nicholas Jarecki es hacer un retrato con matices de un tiburón de Wall Street.
El Fraude es una película convencional sobre un hombre acorralado por sus chanchullos y mentiras. Un Richard Gere maduro, pero derrochando encanto a sus 63 años, acierta en la interpretación de un tipo sinuoso y coherente en su patológica ambición. Susan Sarandon apoya perfectamente su coartada de esposa fiel y consentidora de los excesos de su marido.
El argumento de thriller avanza con ritmo tenso, arropado de buenos secundarios como Tim Roth, algunos flojean como Laeticia Casta y se encalla en los giros previsibles de la historia. Con todo, El Fraude es un digno retrato de la raza de prepotentes financieros que roban dinero y vidas ajenas a su antojo.
Resident Evil: Venganza. Solo para muy fans/ María Guerra
12 años después de la primera adaptación del videojuego llegamos ahítos a la quinta entrega de Resident Evil: la segunda fue Apocalipsis, la tercera: Extinción, la cuarta. Ultratumba y ahora vamos con Venganza. Más de lo mismo y específicamente para los admiradores entregados de la saga que serán los que se rían con los zombies pulpo, el delirante guion y acartonada interpretación de Milla Jovovich, que ya se toma a risa su personaje de heroína pistolera.
Atronadora banda sonora que ilustra la sucesión de pantallas de videojuego, que trascurren sin pies ni cabeza. Es un tremendo lío argumental que solo sirve a para arropar a Jovovich en su camino hacia ninguna parte, enfundada en su impecable traje de cuero negro sado-maso y con sus eternos pistolones.
La diva aporta una nueva faceta maternal, que no le pega nada. Divertida para seguidores y fans, pero un auténtico dolor de cabeza para los desprevenidos que caigan en la sala por error.
Magic Mike. Strippers con glamour/ Pepa Blanes
Steven Soderbergh es un director hecho y derecho, hasta tal punto que puede hacer lo que se proponga, incluso una película de strippers. El director de Traffic, Erin Brockovich y la saga Oceans’, -entre otros ilustres títulos- decidió contar la historia del actor Channing Tatum, que fue bailarín de un club de Striptease cuando tenía 19 años.
Soderbergh ha acertado con el reparto: Matthew McConaughey está brillante haciendo del director del club nocturno, bailando y cantando. El resto, Alex Pettifer, Joe Manganello, Matt Bomer y el propio Channing Tatum, además de tener unos cuerpos esculturales, bailan y actúan bastante bien. Las escenas de baile se convierten en números muy bien realizados.
El guion tiene puntos divertidos y la música es correcta. El problema es que la película, que empieza con mucha energía, pierde fuelle en el final. También falla cierto tono moral sobre las segundas oportunidades. Nada que ver con Full Monty, más bien se acerca a un Bar Coyote más gamberra y con mejor factura.
Bel Ami. Las amistades peligrosas se vuelven/ Pepa Blanes
Pensar en Robert Pattinson como un seductor capaz de manipular a Uma Thurman -con una voz rota irreconocible-, Cristina Ricci y Kristin Scott Thomas es una arriesgada idea que, al menos en Bel Ami. Historias de un seductor no convence. De hecho se convierte en el fallo principal de esta nueva versión del relato de Guy de Maupassant.
El pobre Pattinson se convierte en un seductor que no seduce y las actrices, estupendas todas ellas, se comen -interpretativamente hablando- al joven actor. Pero ni siquiera ese reparto femenino logra equilibrar la película de los debutantes Nick Ormerod y Declan Donnellan.
Ambientada en una Francia algo britanizada, la cinta tiene una fotografía y una escenografía impecables y es que sus directores provienen del mundo del teatro. El guión carece de ritmo y la sensualidad escasea en una cinta con mucho que envidiar a Las amistades peligrosas, de Stephen Frears.
Siete días en La Habana. Mirada de turista/ María Guerra
La Habana es una ciudad tan fascinante que produce la engañosa sensación de que todo el mundo tiene algo que decir sobre ella. Craso error. Este largometraje compuesto de siete segmentos de ilustres cineastas (Benicio del Toro, Pablo Trapero, Julio Medem, Gaspar Noé, Juan Carlos Tabío, Laurent Cantet y Elia Suleiman) se hunde en su propia superficialidad.
Los cortometrajes corresponden a un día de la semana, cuatro de ellos escritos por el cubano Leonardo Padura. Suleiman, Noé y Cantet prefirieron buscar sus propias historias. Ninguna de ellas brilla especialmente, más bien se nota una cierta premura y desapego. Se trata de una mirada fácil de turista, a una ciudad compleja, con un alma mucho más profunda que su espejo de pobreza.
Casi todas desprenden un tufillo de artista perdidamente enamorado. La mirada más sobria es la de Elia Suleiman, que sencillamente se filma a sí mismo vagando por una ciudad que no entiende. Resulta especialmente cursi la dirigida por Julio Medem y protagonizada por Daniel Bhrül.