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Es la primera claqueta que Olivares tuvo en su vida. Hasta entonces había rodado sin claqueta. La gran final, del año 2005, fue su primer largometraje para el cine después de numerosos trabajos y documentales para televisión. “Para mí es el símbolo del cineasta. Era como una sofisticación de no de mi vida, pero sí de mi profesión”.

Con el número 65055, el director de Entre lobos guarda una matrícula china con la que realizó en 1998 y 1999 la ruta de Samarkanda desde Madrid a Singapur por tierra a bordo de dos camiones para un programa para TVE. “Cuando llegamos a China nos obligaron a cambiar matrículas de su país que luego debíamos devolver a las dos personas de enlace que nos acompañaron durante toda la travesía por el país”. Olivares, kilómetros antes de salir de China, en la frontera con Pakistán, se las apañó para retirar la matrícula, atada con unos alambres, y mentir a los funcionarios alegando que se debía de haber caído por el camino.

Son unas raquetas de las que se utilizan para caminar en la nieve procedentes del Yukón (noroeste de Canadá). Se las dio un trampero cuando realizó el descenso del rio Mackenzie en tres semanas.

Es un juguete, concretamente un automóvil, realizado con alambre y goma para las ruedas que Olivares compró en Malaui (África) y que lo compró en 1994 al artesano que los realizaba para los niños de su aldea.