La carcasa del Moto G está fabricada en plástico. Lo primero que nos llama la atención es su parte trasera curva, muy suave al tacto (aunque un imán para las huellas), un aspecto que redunda en una mayor comodidad a la hora de agarrar el móvil. A cambio, el peso y grosor habituales en un dispositivo de este tipo se ven aumentados.
En concreto, el Moto G pesa 143g y tiene un grosor de 11.6mm, unos valores que para la mayoría de usuarios no supondrán ningún handicap. Aún así, la manejabilidad general del Moto G es sobresaliente, en parte a que su pantalla se queda en las 4,5 pulgadas, lejos del concepto ‘phablet’, permitiéndonos utilizar el terminal con una sola mano sin mayor problema.
Centrándonos en la pantalla del Moto G, podemos decir que el panel ofrece una calidad sorprendente para un móvil tan económico. Su resolución HD 720p, y una extraordinaria densidad de píxeles de 329 puntos por pulgada, hacen que ver películas, fotografías, leer documentos, o jugar a videojuegos 3D en este móvil sea una auténtica gozada. Los colores se muestran vivos y los negros muy profundos, todo gracias a un panel IPS asociado habitualmente a móviles de otras gamas superiores.
Por si esto fuera poco, y como ‘sorpresa’ final en este apartado, un cristal Corning Gorilla Glass 3 protege el panel ante posibles arañazos y golpes, de nuevo un elemento que suele estar presente en terminales de gama alta.
En cuanto al procesador, el Motorola Moto G incorpora un estupendo cuatro núcleos Snapdragon 400 de Qualcomm, funcionando a un ciclo de reloj de 1.2GHz, mientras la gráfica es una Adreno 305. La memoria RAM se queda en 1GB, una cifra que marca el estándar en las gamas de entrada y medias hoy en día, mientras que el espacio de almacenamiento interno se queda aproximadamente en unos 4 GB utilizables por el usuario de los 8GB reales que incorpora el dispositivo.
Llegados a este punto, encontramos uno de los pocos aspectos mejorables del Moto G, quizá el único, porque el ahora fabricante de Google (Motorola) no ha incluido slot microSD para ampliar la memoria, siguiendo la línea de lo que suelen hacer con su serie Nexus. De todas formas este punto tiene fácil solución: hemos dado de alta una cuenta de Orange Cloud para almacenar imágenes, documentos y demás archivos en la nube, así además tendremos nuestro propio disco duro virtual, con toda la información personal a buen recaudo y accesible desde multitud de dispositivos.
El sistema operativo que dirige el conjunto es Android Jelly Bean en su versión 4.3, aunque eso sí solo en el momento de abrir la caja y encender el terminal de la unidad que estáis viendo en pantalla. Minutos después del primer arranque, y tras el aviso en forma de notificación de que había una nueva versión de sistema Android, hemos tenido la oportunidad de actualizar el Moto G a lo último en Android, KitKat 4.4. Aquí es cuando el Moto G vuelve a sorprendernos por su rendimiento con todas las aplicaciones que hemos probado, y se adelanta a otros muchos terminales del mercado, la mayoría, que todavía siguen funcionando con versiones de sistema Android Jelly Bean.
En el apartado fotográfico el Moto G monta dos cámaras. La trasera tiene 5MP con flash LED y funciona bajo una app de Motorola bastante sencilla de utilizar, con las opciones básicas accesibles, como la del HDR. La frontal se queda en 1,3 MP y es perfecta para autofotos y videollamadas. Ambas graban vídeo en HD 720p, y ofrecen unas prestaciones más que razonables, que se corresponden con la gama media de los smartphones actuales.
La conectividad del Moto G incluye soporte para redes móviles HSDPA, WiFi n, GPS asistido y GLONASS, DLNA , Bluetooth 4.0 y Radio FM. En este apartado, quizá echemos en falta la compatibilidad con NFC y redes móviles 4G, pero la verdad es que no le podemos exigir estas prestaciones ‘adicionales’ a un móvil que ya de por sí tiene un precio tan ajustado.
Y llegamos a la batería, un elemento que en el Moto G alcanza los 2.070 mAh. En nuestras pruebas de rendimiento, y con los diferentes ajustes de ahorro de energía de Android KitKat activados, hemos llegado a la noche sin necesidad de recargar y con más del 10% de energía todavía disponible. Dependerá del uso, conexiones y de las apps que tenga activas cada usuario, pero se puede decir que el rendimiento de la batería es notable en función de lo que vemos hoy en día para un dispositivo de este tipo.
En resumen, podemos decir que el Motorola Moto G tiene posiblemente la mejor relación precio/prestaciones del momento en un smartphone, gracias a su diseño, procesador, calidad de pantalla, rendimiento de las aplicaciones y 'montar' lo último en sistema operativo Android, la versión KitKat 4.4. Se nota la mano de Google, y es una de las experiencias más puras de Android que podremos disfrutar este año en un smartphone tan asequible.