Historia del Cine Argentino (1896-1945)
Artículo del columnista invitado Paraná Sendros para surdelsur.com
El Cine Mudo
La historia del cine argentino se inicia con la primera exhibición cinematográfica, con vistas de los Lumiére, el 18 de Julio de 1896. En 1894 había llegado el kinetoscopio y, a comienzos de 1896, un concesionario de kinetoscopios había experimentado proyecciones públicas con un aparato de su invención.
En 1897 comenzó la importación de cámaras francesas, y un francés residente en Argentina, Eugene Py, se convirtió en el primer realizador y camarógrafo con el corto La Bandera Argentina.
En 1898, filmando sus propias operaciones quirúrgicas, el doctor Alejandro Posadas inició el cine quirúrgico.
En 1900 aparecieron las primeras salas específicamente dedicadas al cine, y los primeros noticieros.
Desde entonces, cabe señalar los ensayos de cine sonoro en 1907.
El primer filme de ficción con actores profesionales, se llamó La revolución de mayo (1910).
El primer largometraje, fue Amalia (1914).
El primer gran éxito, Nobleza Gaucha (1915), costó 25.000 pesos y recaudó medio millón en seis meses, sin contar copias piratas.
El primer largometraje mundial de cine de animación fue El Apóstol (1917), y la primer mujer directora de Latinoamérica, también en 1917.
Entre melodramas, policiales, cintas cómicas y temas camperos; durante el período mudo, se hicieron más de 200 películas; destacándose los asuntos de clima tanguero de José Agustín Ferreyra. Sin embargo, nunca se organizó una verdadera industria, y ni siquiera se conservaron debidamente las películas.
El primer hombre de cine que utiliza en sus producciones un lenguaje cinematográfico fue José Agustín Ferreyra (1889-1943), el Negro Ferreyra, quien realiza un cine de autor. La gente concurría a la proyección de la película porque “dan una de Ferreyra”.
El Cine Sonoro
La verdadera industria surgió con el cine sonoro, en 1933.
Casi al mismo tiempo nació Argentina Sono Film, con Tango (1933) dirigida por Luis Moglia Barth, donde debutaron Libertad Lamarque, Tita Merello y Luis Sandrini.
Lumiton estrena, una semana después, Los tres berretines (1933), dirigida por Enrique T. Susini con Luis Sandrini. Los tres temas abordados son el tango, el fútbol y el cine encuadrados en un ambiente de familia, protagonizada por Luis Sandrini, con Luis Arata y Aníbal Troilo.Pronto, éstas, y otras empresas llegaron a producir, en estudios propios, unos treinta filmes anuales que exportaban a toda Latinoamérica; en especial los melodramas de Libertad Lamarque, las cómicas de Sandrini y, más tarde, también las de Niní Marshall.
En 1938 ya existían 29 galerías de filmación, aunque de equipamiento todavía precario. Los principales realizadores eran: El prolífico Moglia Barth. El más prometedor y hábil Manuel Romero realizador de películas como: La Muchachada de a bordo (1936); La muchacha del circo (1937) y Fuera de la ley (1937) drama policial prohibido en New York; y La vida es un tango (1939), entre otros.
El riguroso Mario Soffici, fue el autor Prisioneros de la tierra (1939), según encuestas el mejor filme del cine argentino, y otros dramas sociales y también algunas comedias. El poeta suburbano Leopoldo Torres Ríos filmó La vuelta al nido (1938), Pelota de trapo (1948) y Aquello que amamos (1959). El retórico pero efectivo Luis César Amadori fue el realizador de Dios se lo pague (1947) y Almafuerte (1949). El creador de comedias burguesas, Francisco Mugica, cuenta en su producción con filmes como Así es la vida (1939) y Los martes, orquídeas (1941). También tuvieron su protagonismo los más refinados Daniel Tynaire, Luis Saslavsky, de Alberto de Zavalía y Carlos Borcosque.
Pronto se sumaron Carlos Hugo Christensen con sus dramas y comedias de carga erótica como Safo (1943) y El ángel desnudo (1946), los directores de comedias Luis Bayón Herrera y Carlos Schlieper, y el director de cine épico Lucas Demare con: La guerra gaucha (1942) y Su mejor alumno (1944).
Tres hechos clave de los años ’40 fueron:
En primer término, la formación de la cooperativa Artistas Argentinos Asociados, con buena parte de la “intelligentzia” de la época. En segundo lugar, la crisis por falta de película virgen (consecuencia de la neutralidad argentina durante la segunda guerra mundial). Y en tercer término, la creciente intervención del Estado desde 1944. Con el tiempo, esto se traduciría en formas de censura, listas negras, reparto discrecional de película virgen y créditos blandos que sólo beneficiaron a los comerciantes de ocasión.
La segunda parte de este informe relata los hitos principales del Cine Argentino de 1945 a 1995, con las grandes figuras de la década del ’50, la creatividad de la generación del ’60, y el tiempo de revancha del cine argentino.