Agrupación fotográfica de Guadalajara


Historia del Maratón de los cuentos de Guadalajara

En 1992, el Ayuntamiento de Guadalajara organizó su primera Feria del Libro. Para atraer a los ciudadanos hacia las casetas de los libreros el Ayuntamiento diseñó un atractivo programa de actos culturales, entre ellos un Maratón de Cuentos.

Las ideas creativas no son de nadie. Están flotando por el aire al alcance de cualquiera, y las atrapa quien las busca con más interés o ilusión. De no haber nacido el Maratón de los Cuentos en Guadalajara habría aparecido más pronto o más tarde en cualquier otro lugar, pero en Guadalajara lo encontramos porque teníamos mucho interés y mucha ilusión.

El punto de partida contemplaba una premisa básica: en el programa de actividades de la primera Feria del Libro tenía que estar presente la narración oral, una de las mejores herramientas que existen para llevar a la gente hacia la literatura escrita. A partir de ahí empezaron a aparecer las ideas que confluyeron en el Maratón.

El primero se celebró el 23 de abril -Día del Libro- de 1992. Se convocó con veinticuatro horas de duración, desde las doce del mediodía de un viernes hasta la misma hora del sábado, con mucho entusiasmo pero también con miedo de que no hubiera historias para llenar todo ese tiempo. Las veinticuatro horas previstas inicialmente se sobrepasaron en media más, y hubo quienes se quedaron con las ganas de contar. Participaron importantes personalidades de la cultura vinculadas a la ciudad, como Antonio Buero Vallejo o José Luis Sampedro.

Los medios de comunicación locales le dieron bastante importancia, y alguna televisión nacional también lo recogió, cosa que llenó de orgullo a quienes habían contribuido con sus relatos o su presencia a hacerlo posible.

En 1993, el Maratón cambió de ubicación y de fecha: se celebró en el Palacio del Infantado, sede de la Biblioteca Pública, en el tercer fin de semana del mes de junio, fecha que se ha mantenido fija desde entonces. Duró treinta y seis horas y media y logró inscribirse en el Libro Guinness de los Récords.

Todos los maratones posteriores han ido introduciendo novedades. En 1994 se abrió un segundo escenario en el Palacio del Infantado, para el día, dejando el otro, más recogido, para la noche.

En 1995 siguió creciendo en horas, y surgió la idea de ampliar de una noche a dos, pero eso no llegó a ocurrir hasta 1996, año en el que, además, se invitó a participar a un narrador de cada una de las Comunidades Autónomas, para que estuvieran presentes todas sus tradiciones orales.

En 1997 nació el Festival de Narración Oral, que se celebra en paralelo en un pequeño teatro de la ciudad (Teatro Moderno), y sirve para dar a conocer algunos de los espectáculos de narración oral profesional más interesantes del momento. En 1998 se decidió no crecer más a lo largo –el fin de semana no da más de sí- pero sí a lo ancho, por lo que se añadió una nueva actividad: la Palabra Viajera, que lleva los cuentos a las personas que no pueden acudir al escenario del Maratón: enfermos, mayores, discapacitados, etc.

En 1999 la palabra siguió viajando, dando lugar al Maratón Viajero, conjunto de mini-maratones de varias horas desarrollados en varios pueblos de la provincia: Alcolea del Pinar, Alovera, Alustante, Atienza, Azuqueca de Henares, Brihuega, Cabanillas del Campo, Campillejo, El Casar, Cifuentes, Chiloeches, Fontanar, Horche, Humanes, Jadraque, Marchamalo, Molina de Aragón, Pastrana, El Pozo, Quer, Tórtola de Henares, Yunquera de Henares, Sacedón, Sigüenza, Torija, Torrejón del Rey y Uceda.

En 2001 el Maratón alcanzó dimensión europea con la presencia en el Festival de Narración Oral Profesional de un contador por cada uno de los países que formaban entonces la U.E. a la vez que pudo ser seguido por primera vez por Internet.

En 2002 se afianzó el Maratón de música, que pretendía complementar la oferta del Maratón, desarrollándose en los Jardines del Palacio.

En 2003 se añadieron tres novedades: nació el Maratoncillo especialmente enfocado a los niños, se celebró una "revista caminada" (una ruta por ciudad donde en cada rincón se contaba una historia) y por primera vez los cuentos pudieron ser seguidos por personas sordas gracias a su traducción a lengua de signos.

Por su parte, en 2004 el Maratón siguió abierto a la ciudad con la implicación de todos los colectivos que propongan nuevas actividades. Nacía el Maratón de Escultura en los Jardines, con la idea de seguir explorando en nuevos lenguajes, a la vez que se realizaban proyecciones fotográficas simultáneas con el Maratón de Música.

Así, palabra, imagen, música, ilustración y otros lenguajes han ido fusionándose en esta gran fiesta popular.


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