Consolidación y restauración de muro de Alafia, conjunto fortificado de Xivert (Castellón)

1. PROYECTO

Emplazamiento

Todo el lado sudeste de albacar, donde se integra el muro de Alafia de 12,45 m de largo, destaca por una evolución histórico-arquitectónica visiblemente compleja, atestiguada por diversas superposiciones de volúmenes construidos. Se trata de una zona con una destacada posición estratégica, relevante desde el punto de vista defensivo por ser la única de fácil aproximación al conjunto monumental. Un profundo foso, cavado al pie del muro y de las torres adyacentes, del mismo modo que los restos de un antemuro (barbacana), dan muestra de la preocupación por proteger y vigilar este flanco débil de la fortificación (F.1, 2).

    • F. 1
    • F. 2 Muro Alafia en el año 1917 (archivo Mas)

Descripción formal y material

Es posible que la excavación del citado foso fuese paralela a la construcción de la imponente fábrica del muro de Alafia que en realidad corresponde al paramento exterior, o recrecido, de una muralla preexistente.

En la alzada actual del lienzo de unos 9,80 m se diferencian tres partes, definidas por su técnica constructiva y por el material empleado (F.3).

    • F. 3

La primera parte corresponde a la base que, asentada directamente sobre la roca, salva las irregularidades del terreno. La mampostería es ordinaria, de grandes piedras sin trabajar y ripio, (quizá parte de la piedra obtenida en la excavación del foso), tomada con abundante mortero. Dado el acabado superficial realmente irregular, este volumen podría pertenecer, en su origen, al interior del antemuro, visible todavía a pie de la vecina torre de planta semicircular (F.4, 5).

    • F. 4
    • F. 5
    • F. 6

La siguiente franja del lienzo, un zócalo de unos 2,90 m de altura, está retirada unos 15 cm con respecto  a la parte superior de la base. La técnica utilizada en su edificación es la mampostería encajonada. El tamaño de los mampuestos colocados en hileras disminuye conforme el paramento gana en altura. En la parte superior derecha y en el centro se aprecian unos orificios que quedaron a la vista al degradarse la capa del tendido final del paramento, y que corresponden al paso de las agujas de soporte de las tapieras (F.6).

La tercera parte del paño, de tapial calicostrado y decorado con una sillería ilusoria, es la obra más emblemática de Xivert. Tanto desde el punto de vista histórico-testimonial, como constructivo, este paño impresiona y atrae para estudiarlo y contemplarlo después de probables 800 años de su levantamiento (F.7).

    • F. 7

El tapial calicostrado, base del muro, es por su composición material -gran porcentaje de cal, mas grava, arena y tierra- un autentico hormigón, reforzado por la capa de mortero de calicostrado. En su superficie existen importantes detalles que ayudan a determinar el tamaño de las tapieras y la forma de colocarlas, o sea el modo de fabricar el muro:

1. Unos orificios, similares a los identificados en el zócalo, aparecen en intervalos horizontales desiguales, los primeros prácticamente incluidos ya en la última hilada de la mampostería y que coinciden con la primera tapiada de nivelación. Todas las próximas hiladas-tapiadas, en total de seis, tienen una altura de 80 cm, de acuerdo a la distancia de los orificios. Encima, en el coronamiento, quedan todavía vestigios de una séptima hilada.

2. En las distintas tapiadas están marcadas unas líneas horizontales finas, que son las improntas de los tablones del encofrado (F.8). Es usual que al construirse una pared de tapial, en su evolución vertical se alternen diferentes largos de tapieras, así el resultado es una obra trabada, de estructura parecida al ladrillo o sillar. No es el caso del muro de Alafia. Tres líneas finas, pero claramente apreciables, recorren  de una forma continua toda la altura del tapial e indican el largo de las tapieras (F.3). La primera dista de la torre rectangular 4,05 m, la siguiente está a 2,85 m de la primera y la última línea sigue a 4,10 m. Existe una cuarta tapiera, de 1,45 m de largo, adosada a la torre de planta semicircular. El modo de repetirse las mismas tapieras en las hiladas siguientes indica que la fábrica no se trababa. La razón podría ser el adosado del tapial a la muralla preexistente, hecho que también conlleva, en parte, el encofrado a una sola cara. Los vestigios de la séptima hilada, de 50 cm de grueso, son la excepción por estar encofrada a dos caras. Quizá se trate del parapeto del paso de ronda, punto de control de la sierra de Irta y del mar.

    • F. 8
    • F. 9

Entre las medidas de longitud en al-Andalus estaban el codo mamuní (47 cm) y el codo rassasí (54 cm). Ninguna de las dos se ajusta al largo del encofrado de Alafia. Pero si tomáramos los aproximadamente 80 cm de alto de la tapiera como dos codos, el largo de la primera tapiera sería de 10 codos, el de la segunda de 7 codos, el de la tercera de 10 codos y el de la cuarta de 3,5 codos. ¿Podrían ser 40,3 cm un codo xivertí?

Una vez construido el muro, formado por zócalo y lienzo de tapial, se unificó y enalteció la superficie por aplicación de estuco en fino mortero de cal fingiendo despiece de fábrica. Así en el del zócalo se observan juntas ilusorias del sillarejo irregular. Este estaba probablemente en origen parcialmente oculto por el antemuro. El lienzo de tapial, fácilmente visible desde una considerable distancia, ostenta una monumental decoración de sillería ilusoria de aparejo isódomo, creada por juntas de estuco de cal de aproximadamente 15 cm de ancho y de 2 cm de grueso, en forma de relieve. Las juntas horizontales coinciden con la altura de las tapieras de 80 cm y en principio cubrían los orificios de paso de las agujas. Las 12 juntas verticales por hilada están separadas unos 60-110 cm entre si. La primera hilada de nivelación lleva un precioso despiece de sillarejo regular (F.6). El eje central de las juntas está marcado por una fina línea: se reconoce la impronta de una cuerda (F.9).

Lo que realmente hace del muro de Alafia una obra excepcional dentro de la arquitectura islámica de la península es una inscripción en letra arábica, realizada igualmente en estuco de cal tipo relieve, y colocada en la segunda hilada de la falsa sillería y que en realidad le da el nombre.. Según la doctora Carmen Barceló de la universidad de Valencia la inscripción dice “al-fatih Allah”, su traducción es “El que concede la victoria es Dios” ypodría datarse en el siglo Xll (F.3, 10).

al-fatih Allah, F.11ª Doctora Carmen Barceló leyendo la inscripción

El muro en general tiene unos 1,90 m de espesor, conformado por la yuxtaposición, al muro original, de dos recrecidos en tapial –al exterior con la inscripción- y uno en mampostería. Tanto la medida como la inspección del interior del muro se efectuaron a través del orificio de más de 50 cm de diámetro en el lado del albacar, y de unos 10 cm en el exterior, y que atraviesa horizontalmente todo el grueso del muro. Se detectó un considerable deterioro y descomposición de tapiales, expuestos a repetidas acciones degradantes de lluvias. En el desarrollo vertical del paramento interior, orientado hacia el albacar, se distinguen claramente varias secuencias de adosados a la muralla original, que sería con toda probabilidad el muro de mampostería almenado, de 50 cm de grueso (F.11). A un nivel inmediatamente inferior a las almenas se sitúan cuatro aspilleras creadas con piedras planas. En otro momento de actividad constructiva es cuando se tapian las almenas y se nivela su coronamiento, ambos con mampostería. En la franja rehundida, marcada en el asentamiento, quedan unos orificios de reducidas dimensiones, visiblemente redondos, y que traspasan todo el muro. Ambos detalles pertenecen probablemente al proceso de fabricación de tapial de recrecido, a tapieras y a agujas respectivamente.

    • F. 11

La base de muro del albacar estaba oculta bajo ingentes capas de tierra. Las excavaciones arqueológicas anteriores a las intervenciones han permitido discernir, entre otros descubrimientos, el modo de asentamiento de la base sobre la roca y su relación con las construcciones adyacentes.

Estado de conservación

El estado de conservación del conjunto del muro tapial, incluido el decorado y el calicostrado, era muy deficiente. La mayoría de alteraciones materiales estaba provocada por el gran deterioro del coronamiento. Las pérdidas de su volumen tapial favorecieron la formación de extensas superficies de escorrentías: el agua que arrastraba la tierra y la depositaba en el paramento decorado, al mismo tiempo ocasionaba numerosos desprendimientos y pérdidas de mortero de las juntas de la “sillería”, la desagregación del calicostrado base y con ello filtraciones de agua hacia el interior de la fábrica (F.12, 13, 14). Igualmente los orificios de paso de agujas, originalmente unos elementos auxiliares indispensables para el levantamiento del tapial, servían ahora de conductos por donde penetran el agua y el viento al interior del volumen construido causando su degradación material. Una gran superficie del paramento tapial estaba cubierta por dañinas capas de microflora; su presencia ayudaba a la descomposición material. Entre los numerosos daños se distinguían zonas rotas por proyectiles, muestra de los efectos nefastos de las acciones bélicas (F.8).

    • F. 12
    • F. 13
    • F. 14

Cuadro de estado de conservación

El resultado del estudio general y detallado del muro de Alafia es el siguiente cuadro del estado de conservación. Aquí se enumeran tanto los daños como los restos de elementos constructivos o detalles destacables. El conocimiento de ambos era necesario para establecer las intervenciones restauradoras.

1. Pérdida de grandes volúmenes de tapial

2. Pérdida de volúmenes de mampostería

3. Mortero de juntas muy degradado

4. Juntas descarnadas

5. Desprendimiento del mortero en juntas de despiece ilusorio / Pérdidas de material

6. Perforaciones de tapial

7. Desagregaciones de calicostrado

8. Presencia de microflora

9. Extracción puntual de piedras

10. Restos de monocromía

11. Restos de tapial degradado / descompuesto

12. Hiladas de nivelación

2. OBRAS

Cuadro de intervención

1. Filtraciones por gravedad de mortero de cal en mampostería/tapial

2. Aplicación de biocida

3. Limpieza con agua desionizada

4. Retacado de juntas

5. Sellado de desprendimientos / desagregaciones

6. Restitución de tapial/calicostrado/juntas ilusorias

7. Mampostería nueva

8. Tapial nuevo en coronamiento

9. Entonación cromática en zonas restauradas

10. Impermeabilización de coronamiento

Proceso de restauración

Las obras de conservación y restauración fueron un conjunto de intervenciones que tuvieron por objetivo principal devolver al volumen de la muralla su consistencia y permeabilidad natural originales y así evitar la penetración de agua y otros agentes climatológicos al interior del tapial y de la mampostería.

La primera actuación consistía en filtraciones en relleno de vacíos, tanto en mampostería como en tapial, a través de bebederos o con ayuda de jeringas (F.15, 16). El material utilizado era lechada mixta de la siguiente dosificación: cal grasa en pasta, cemento blanco libre de sales, marmolina. Los trabajos auxiliares a este proceso, cuya finalidad era la consolidación y homogeneización del volumen interior del muro, fueron la restitución de zonas puntuales con mampostería ordinaria y el retacado de juntas en la mampostería.

    • F. 15
    • F. 16

El siguiente trabajo, precedido por aplicación con pinceles de varias capas de biocida (a base de sales de amonio cuaternario) (F.17), para la neutralización de líquenes, se centró en la limpieza del tapial (F.18, 19, 20, 21). El objetivo de este complejo proceso era la eliminación de la gruesa capa de tierra y de los restos de líquenes neutralizados, ambos depositados en la superficie. Después de varias pruebas en zonas reducidas se eligió la limpieza basada en la aplicación de agua desionizada con pulverizadores (no aporta las indeseadas sales solubles al muro) y la retirada de los depósitos con esponjas naturales. Para no aportar demasiada agua al paramento por una parte, y para ablandecer la suciedad y por consiguiente no dañar la base durante la limpieza por otra parte, se cubrió la superficie con una papeta de pulpa de papel y agua desionizada. Es interesante apuntar que durante las pruebas se han salido a luz del día – y a intuidos- restos de color ocre claro y color amarillento sobre una finísima capa de estuco de yeso aplicado respectivamente en juntas y sillares ilusorios (F.22). La calidad del estuco es bonísima. Cuesta creer que esta decoración, que debería con seguridad resaltar la importancia del muro que, dada la inscripción, quizá fue parte de un oratorio al aire libre, permaneciera a la intemperie cerca de 800 años.

    • F. 17 Aplicación de biocida
    • F. 18 Pruebas de limpieza
    • F. 19 Apósitos con agua desionizada
    • F. 20
    • F. 21 Limpieza
    • F. 22 Restos de color ocre claro y color amarillento en sillares ilusorios

Al terminar la limpieza del paramento se sellaron los desprendimientos de la sillería ilusoria (F.23). Otros trabajos complejos, realizados al mismo tiempo, fueron tres reintegraciones: de tapial, de calicostrado y de juntas ilusorias (F.24, 25, 26). Aunque en los cuatro procesos citados se empleó mortero de cal grasa en pasta, este se diferencia por el tamaño de árido que lleva. Es decir, con la selección y el tamizado especial de arena de río se logro un fino mortero para el sellado y restitución parcial de juntas, el de calicostrado lleva arena de río lavada y al mortero de reintegración de tapial además de arena se añadía gravilla. Cabe decir que para cada mortero tipo se han realizado numerosas pruebas y que anteriormente a la reintegración de tapial se sanearon oquedades creadas por falta de su volumen. (F.27, 28).

    • F. 23
    • F. 24 Sellado y reintegración de tapial
    • F. 25 Reintegración de tapial
    • F. 26 Reintegración de juntas ilusorias
    • F. 27 Pruebas de morteros
    • F. 28 Saneado de tapial
    • F. 29 Aspecto final. La única intervención en la inscripción era su cuidadosa limpieza con agua desionizada de capas de tierra depositadas en la superficie.

Una vez restaurado el paramento exterior se procedió con el saneado del paramento orientado al albacar, creando una buena base para la restitución parcial del tapial calicostrado del coronamiento (F.30, 31, 32).

    • F. 30 Paramento interior liberado de capas de tierra después de las excavaciones arqueológicas
    • F. 31
    • F. 32
    • F. 33

En la fabricación del tapial hemos aprovechado la experiencia adquirida en el año 1997 durante la restauración de la torre Poniente del recinto superior. También ahora el componente principal era la tierra cribada procedente de las excavaciones arqueológicas: es la materia base de conglomerado formado además por cal grasa en pasta, arena, gravilla y grava. El calicostrado, un revoco interior de las tapieras que al desencofrar se convierte en protección exterior del paramento, es mortero de cal. En el coronamiento se respetaron unos restos de tapial y unos mechinales, que son posibles vestigios del paso de ronda.

Toda la superficie superior se impermeabilizó con una capa de fibra de vidrio y pintura de resina epoxi, tratada superficialmente con arena de río (F.33). El trabajo final fue la entonación cromática de las zonas restauradas realizada con tierras naturales en disolución hidroalcohólica.

Respecto a nuevo uso, ¿Para que tuviera que servir el muro restaurado? Simplemente para aportar a los que contemplan el muro milenario unos sentimientos elevados y despertar la admiración hacia los artífices inmortalizados en su obra construida.