| Miércoles, 11 de Marzo de 2015

11 años del 11-M: Pilar Manjón lamenta el abandono de las víctimas

La presidenta de la Asociación 11-M Afectados por el terrorismo denuncia el olvido por parte de las instituciones

La ceremonia oficial se solapa con la de la asociación, que este año recordará a las víctimas de 'El Descanso'

La última víctima del 11-M, Laura Vega, falleció en 2014 tras diez años en coma y en medio de un silencio mediático

La presidenta de la Asociación 11-M Afectados por el terrorismo, Pilar Manjón / EP
La presidenta de la Asociación 11-M Afectados por el terrorismo, Pilar Manjón / EP

Carlos Camino

Los atentados del 11 de marzo de 2004 se cobraron diez años después su víctima número 193. Laura Vega, en coma desde aquel fatídico día, falleció poco después de la conmemoración del décimo aniversario de la masacre. El silencio mediático sobre su muerte es parte de la sensación de olvido de medios, políticos y sociedad del crimen más importante de la historia reciente de España, en un año marcado por la resurrección del terrorismo yihadista.

"Estamos más en un tercer o cuarto plano de interés que en un segundo", se lamenta a ZoomNews Pilar Manjón, presidenta de la Asociación 11-M Afectados del Terrorismo. Las ceremonias de conmemoración oficial y de la asociación no han coincidido este año. "Nos han invitado a misa, pero nosotros seguimos manteniendo el programa de conmemoración de los diez años anteriores y ambas se solapan", indica Manjón, que agrega que este año también se ha ido a Torrejón (Madrid) para recordar a las víctimas de El Descanso, en 1985, presuntamente el primer atentado islamista en España que dejó 18 muertos.

Las ceremonias solapadas con la Asociación 11-M no son una novedad, como tampoco lo son otra clase de desencuentros con las administraciones políticas. "De vez en cuando se inaugura alguna plaza o algún parque y nos enteramos por la prensa. Nadie se pone en contacto con nosotros", explica Manjón. El último caso ocurrió a principios de mes, cuando el Ayuntamiento de Boadilla inauguró la Avenida Víctimas del Terrorismo, con la presencia de la AVT y sin un aviso para la asociación que preside Manjón. Un olvido especialmente sangrante en un año marcado por la resurrección del yihadismo y con proyectos de ley relacionados con este terrorismo, para los que tampoco se ha tenido en cuenta la opinión de la asociación.

Matanzas como la de París a principios de año, el auge del ISIS e incluso la detención de presuntos yihadistas en España, han devuelto la tensión a Europa. Más allá de la muerte del gendarme en la capital francesa tras el atentado contra la revista Charlie Hebdo, "no se han visto muchas imágenes muy duras. Son esas imágenes las que más influyen en las recaídas de los supervivientes y familiares, aunque no es lo mismo que si hubiésemos visto una ristra de cadáveres en un andén o las imágenes de muchas ambulancias", explica Manjón.

Con respecto al polémico pacto antiyihadista, que incluye de manera colateral la cadena perpetua revisable, Manjón lamenta que no se haya contado tampoco con la asociación que ella preside y que tiene a 1.700 inscritos. Pese a esto, Manjón no duda en criticar la ley: "No vemos claros avances y sí muchos retrocesos. Nuestra postura no es vender libertades conquistadas por seguridad", señala. Que solo sean dos partidos los que hayan pactado y "la generalización que desvirtúa el concepto de terrorismo", son parte de los puntos negativos que destaca la presidenta de la Asociación 11-M.

"En terrorismo, las altas nunca son definitivas"

Como muestra del olvido, un ejemplo es la muerte de Laura Vega, que no tuvo ninguna cobertura mediática, después de que la familia haya guardado silencio durante esta década. Más allá de su caso, el 11-M se cobra más víctimas que las mortales. Juicios, reclamaciones administrativas, apoyo psicológico y en desahucios son algunos de los puntos en los que trabaja esta asociación once años después de la mañana en la que explotaron los trenes rumbo a Atocha.

"Durante el último año hemos tenido 2.400 horas de terapia psicológica. En fechas como las navidades o en las cercanías de marzo se incremente la labor del equipo de psicólogos de la asociación", indica Majón. La Asociación 11-M cuenta con un equipo de diez terapeutas, que trabajan en sesiones individuales con traumas que pueden verse avivados por la cercanía de fechas especiales o por ver imágenes impactantes como las del accidente del tren de Santiago o las del avión de Spanair en 2008. "Ha habido ya altas, pero en el caso del terrorismo, las altas nunca son definitivas", señala.

Además, más allá de las consecuencias psicológicas, once años después siguen apareciendo "bastantes" casos con nuevas secuelas físicas. "Las víctimas nunca van a mejor. Por ejemplo hay mucho deterioro auditivo", indican desde la asociación que se encarga de las reclamaciones administrativas en este sentido, además de intentar paliar las dificultades económicas de muchas víctimas del 11-M.

Muchas de ellas, y familiares de asesinados, se vieron afectadas por el escándalo de las preferentes de Bankia, en las que quedaron atrapados sus ahorros e indemnizaciones. A ello se suma el problema del paro, agravado por las secuelas que arrastran del ataque terrorista. "Nuestros desahucios suelen ser de habitaciones. A una víctima del terrorismo la crisis le golpea doblemente, pues en muchos sitios no les quieren contratar porque tienen secuelas de los atentados", indica Manjón.

Lucha en los tribunales y contra el olvido

Diez años después de aquel horrible ataque que padeció la capital de España, en el mayor atentado hasta la fecha en suelo europeo, la tormenta legal continúa. A la Asociación 11-M Afectados del Terrorismo le quedan juicios pendientes como la causa en el Tribunal Supremo contra los colaboradores de la matanza. Además, el goteo de excarcelaciones o fugas de los últimos años también supone un golpe moral para las víctimas.

Más allá de las cuestiones legales, la asociación desarrolla una labor de memoria social, explicando en los colegios qué fue el 11-M. A muchos niños y jóvenes les queda lejos aquella trágica jornada en Madrid y los siguientes días que sacudieron España. Muertes en el olvido como la de Laura Vega, o cierto desdén hacia las víctimas, hacen pensar que los más jóvenes no son los únicos que no recuerdan qué ocurrió una mañana de marzo camino de la estación de Atocha.

Carlos Camino

Carlos Camino

No sabe estarse quieto. Ha juntado letras para la Agencia France Presse, El Confidencial y la revista Unfollow desde ciudades como París, Milán, Niza o Leganés. De vuelta a Madrid promete contarles quién era ese tal Lord Jones.

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