La vida en la frontera entre México y Estados Unidos
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sábado, 13 de abril de 2019

Un extraño pedacito del muro
Por THE NEW YORK TIMES
Esta porción de la valla fronteriza se erige solitaria en una isla de césped en el sur de Texas, en la intersección de dos trochas.

Esta porción de la valla fronteriza se erige solitaria en una isla de césped en el sur de Texas, en la intersección de dos trochas. Tamir Kalifa para The New York Times

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Este muro tiene puertas y son muy grandes
Por Manny Fernández desde Los Indios, Texas
El muro fronterizo no suele verse tan corto ni tan extraño: se trata de unos gigantescos pilares de acero con extremos puntiagudos que parecerían imponentes... si tan solo hubiera más de ellos.
Esta cerca fronteriza tiene exactamente 36 barras de color borgoña. Se encuentra aislada del resto del muro en una isla de césped en el sur de Texas donde se cruzan dos caminos sin pavimentar. Está abierta tanto del lado izquierdo como del derecho. A paso veloz puede rodearse por completo en 17,36 segundos, un paseo rápido alrededor de un trozo de la seguridad fronteriza de Estados Unidos.
Aquí, la línea del muro fronterizo es punteada y zigzagueante. Se detiene, continúa y se vuelve a interrumpir. Tiene esquinas en las que gira y oscila tanto como el río Bravo. Además, tiene puertas. Algunas de estas puertas son verjas que se abren al ingresar un código en un teclado numérico. Otras son meras aberturas: un sendero atraviesa la cerca y deja una brecha que, en esencia, implica otro problema para la Patrulla Fronteriza.
Este minimuro es el raro resultado de dos de estas aberturas. La línea del cercado en la ciudad fronteriza de Los Indios, en Texas, se extiende hacia el norte del Puente Internacional Los Indios, unos 32 kilómetros al noroeste de Brownsville. El muro de tablillas de acero sigue una ruta paralela a la calle Robertson, en un paisaje rural de cultivos de maíz y sorgo. Sin embargo, en el punto en el que la calle Robertson se cruza con la avenida Río Grande, el muro fronterizo gira bruscamente a la izquierda y sigue hacia el oeste al lado de la avenida Río Grande.
Los diseñadores de la cerca crearon una abertura en Robertson, pero también pusieron otra en Río Grande. Así que cuando la cerca llega a esta intersección, las dos aberturas crean un trozo de muro sobrante en el medio: una valla gótica financiada con el dinero de los contribuyentes.
La semana pasada, el presidente Trump lamentó que existieran varias puertas a lo largo del muro fronterizo, durante una mesa redonda sobre seguridad en la frontera en Caléxico, California. Habló de un tramo de cercado a lo largo del río Bravo que se había edificado en el transcurso de gobiernos anteriores, y dijo que “no era un muro efectivo” porque tenía “36 puertas por las que podría pasar un camión”.
“Ahora vamos a cerrar esas enormes heridas abiertas en el muro y tendrá un gran impacto”, afirmó.
No obstante, no se sabe con certeza si el presidente está al tanto de que existe este pedazo de muro en Los Indios que fue construido alrededor del año 2009. Funcionarios locales y federales dijeron que el financiamiento se acabó antes de que pudieran cerrar las aberturas e instalar las verjas que iban a conectar a la isla de césped con el resto del cercado.
El demócrata Filemon B. Vela Jr., representante de Brownsville en el Congreso, cuyo distrito incluye a Los Indios, mencionó que ese pequeño pedazo de cercado ejemplificaba lo inútil que es un muro fronterizo, sin importar qué gobierno lo haya construido.
“Yo he votado en contra del financiamiento para todas las secciones del muro fronterizo que se han propuesto, y voy a seguir haciéndolo”, dijo Vela. “Las decisiones que se están tomando en Washington en cuanto a la ubicación de las cercas no tienen ningún sentido”.
Tal como lo sugirió el presidente, parece que este pequeño y extraño tramo dejará de existir muy pronto. Henry Leo, agente de la Patrulla Fronteriza que supervisa el área de Los Indios y está encargado de la estación de la agencia en Harlingen, Texas, mencionó que se están desarrollando planes para instalar las verjas necesarias en un periodo de uno a tres años.
“Sí solicitamos cercado y verjas adicionales para esta área, entonces lo que ven ahora no es el panorama completo”, aseveró Leo. “El plan es conectar ese pedazo de cercado y hacer que sea un muro ininterrumpido con verjas”.
Tanto Leo como el alcalde de Los Indios, Rick Cavazos, defendieron la cerca en el área, incluida la sección aislada, pues afirmaron que el cercado en general había ayudado a disminuir los cruces fronterizos ilegales. “He visto que los cruces y las detenciones han disminuido drásticamente como resultado del muro”, afirmó Cavazos, quien es agente retirado de la Patrulla Fronteriza. “En 2004, 2005, 2006, esta era un área de muchos cruces. La gente venía desde el río. Esas cifras se han reducido”.
Una calurosa tarde de abril, todo estaba tranquilo en la cerca aislada. El sonido más ruidoso provenía del suelo, cuando la maleza seca, la tierra y el pasto crujían bajo los pies. Los pilares de la cerca son tan rugosos como una lija y dejan partículas rojas en los dedos que parecen chile en polvo.
Otro aspecto curioso de esta cerca, ya de por sí extraña, es su ubicación.
De un lado está Estados Unidos, pero del otro también está Estados Unidos. La cerca abarca un territorio interno, lejos del río, cuyo centro marca la frontera oficial entre México y Estados Unidos. Eso significa que, de cierto modo, esta cerca de 36 tablillas divide el mismo país. En ese sentido, las aberturas en la cerca son necesarias: permiten que los ganaderos y los dueños de propiedades tengan acceso a sus tierras ubicadas al norte del río. Pero, al sur de la cerca, es una región que los lugareños llaman “tierra de nadie”.
Aquí, al igual que en cualquier otro lugar de la zona, la Patrulla Fronteriza realiza labores de vigilancia. Si caminas por el área, solo es cuestión de minutos para que dos agentes lleguen en vehículos con y sin identificación.
Manny es parte del equipo de periodistas del Times que actualmente se encuentran en la frontera. Cada semana, ellos compartirán parte de su reporteo sobre la frontera y las personas que pasan tiempo en ambos lados de ella.
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La cifra de la semana: 27.000
Ese es el número de niños que se espera que crucen la frontera y entren al sistema de control de inmigración en abril.
Esta semana, un artículo de Michael D. Shear, Miriam Jordan y Manny Fernandez explora los años de advertencias que alertaban sobre las fallas críticas del sistema de inmigración de Estados Unidos, y cómo fue que llegó a ese punto.
En días recientes, los funcionarios han tratado de describir la situación de maneras cada vez más funestas: “emergencia operativa”; “insostenible”; “colapso de todo el sistema”.
Un alto funcionario simplemente dijo: “El sistema está en llamas”.
Lee el artículo completo aquí.
Una semana intensa de noticias fronterizas
El 5 de abril el presidente Donald Trump estuvo en Caléxico, California. Lo acompañaban el congresista Kevin McCarthy, republicano por California y Kirstjen Nielsen, quien en ese entonces era la secretaria de Seguridad Nacional El 5 de abril el presidente Donald Trump estuvo en Caléxico, California. Lo acompañaban el congresista Kevin McCarthy, republicano por California y Kirstjen Nielsen, quien en ese entonces era la secretaria de Seguridad Nacional Al Drago para The New York Times
Por Caitlin Dickerson, reportera de inmigración para The New York Times
En primer lugar, se anunció la noticia de que la secretaria de Seguridad Nacional Kirstjen Nielsen había renunciado, muy probablemente a petición del presidente Trump. Después, al menos otros dos altos funcionarios del gobierno fueron despedidos. Todo esto ocurrió días después de que el presidente retirase a su candidato para la dirección del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas, y les dijera a los reporteros que había optado por una “dirección más tenaz”.
La semana pasada fue un torbellino en el tema de la inmigración, y todo parece indicar que el presidente planea triplicar su apuesta para asegurar la frontera. La cantidad inusualmente alta de despidos en Washington pareció indicar que a cualquiera que dude de los planes del gobierno se le invitará —si no es que se le obligará— a retirarse.
Trump actúa bajo una creciente presión ocasionada por los cruces fronterizos no autorizados que se multiplican de manera constante. Además, se enfrenta a la dolorosa realidad de que tras catorce meses de políticas estrictas diseñadas para desalentar la inmigración, él, el presidente que fue electo por la promesa de que aplicaría mano dura para frenar los cruces ilegales, no ha logrado socavarlos de manera significativa.
Por el contrario, quienes ocupen las vacantes actuales en su gobierno tendrán que enfrentarse a cantidades históricas de familias centroamericanas que buscan asilo, cuyos casos se están procesando con un sistema creado hace décadas y que no está equipado para manejarlos. Además, sus esfuerzos se verán frustrados por el mismo cuerpo de leyes y conciliaciones judiciales que hasta ahora han impedido que muchas de las propuestas del gobierno entren en vigor.
Esas leyes fueron las que llevaron a la caída de Nielsen, quien perdió su trabajo porque al mandatario le pareció que no era lo suficientemente implacable. A pesar de que durante su tiempo en el cargo se convirtió en el rostro de las políticas migratorias más controversiales de Trump, incluida la separación de familias, en privado ambos solían discutir cuando ella le advertía sobre las restricciones legales y logísticas que hacían que sus iniciativas de políticas fueran insostenibles.
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