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Carlos D. Mesa Gisbert

por encargo del Instituto Nacional de Estadística  

La república oligárquica. Los liberales
Pando abrió el ciclo de veintiún años de gobiernos liberales, con una mentalidad modernizadora que marcó una nueva preeminencia de la economía y de le geopolítica interna de Bolivia, estableciendo el liderazgo de La Paz que tendría vigencia a lo largo de todo el siglo XX.

En 1900 se produjo un hecho crucial para la economía boliviana, Simón I. Patiño descubrió en la mina La Salvadora (Llallagüa), la veta de estaño más rica del mundo, comenzaba así la era del estaño en el país. Simultáneamente, los precios internacionales de la plata se derrumbaron y la minería boliviana de la plata colapsó, coincidiendo con el auge del estaño y los usos múltiples de este producto en el mundo. En poco más de dos décadas los llamados barones del estaño Simón Patiño, Carlos Víctor Aramayo y Mauricio Hoschild, se convirtieron en un poder económico y político decisivo en el país.

La guerra del Acre
El descubrimiento del árbol de la goma y su explotación (Antonio Vaca Diez desde 1876), determinó un auge económico muy importante entre 1890 y 1920, al punto que en las primeras décadas del siglo fue el segundo ingreso mayor después de los minerales. El éxito de la goma generó muy pronto problemas de límites en el norte en la frontera con Brasil. Los filibusteros, con el beneplácito del gobierno del Presidente brasileño Francisco Rodríguez Alves, pretendieron independizarse de Bolivia. Con un alto sentido de responsabilidad Pando decidió combatirlos y con un destacamento se dirigió al ignoto norte, en un viaje que en si mismo era una verdadera odisea. En la zona de Cachuela Esperanza y Riberalta en el Beni, se alzaba el imperio de Nicolás Suárez, el Patiño de la goma, quien pertrechó la columna Porvenir y colaboró al gobierno. La crisis bélica (1902-1903) con antecedentes en las expediciones de Muñoz, Lucio Pérez Velasco e Ismael Montes que tuvieron éxitos como el de Riosinho, Capueiro y Bagué, culminó cuando Brasil decidió intervenir en el conflicto, forzando al débil ejército de Pando a la negociación, pero las acciones del Presidente boliviano deben destacarse por sus éxitos militares y las dificultades que se vio obligado a superar en una expedición de meses desde los Andes hasta la amazonía. En 1903 en Petrópolis (Brasil), ambos países firmaron un tratado por el que se cedía el territorio del Acre a cambio de una compensación económica de dos millones de libras esterlinas y un ferrocarril .

Ismael Montes y la continuación del ciclo liberal
En 1904 fue elegido Ismael Montes quien nada más comenzar su gobierno tuvo que afrontar una de las más grandes responsabilidades históricas que hubiese tenido un mandatario boliviano, el tratado de 1904. El congreso debatió duramente el tema y a pesar de una fuerte oposición (Miguel Ramírez, Pastor Saínz, Fernando Campero, Román Paz, entre otros), la mayoría liberal se impuso. Se acordó la cesión a perpetuidad a Chile del Litoral a cambio del libre tránsito de mercaderías, la construcción del ferrocarril Arica- La Paz y 300.000 libras esterlinas. El mar a cambio de un plato de lentejas, fue la decisión pragmática de los liberales.

El dinero recibido de Brasil y Chile permitió al liberalismo un importante trabajo de modernización de las principales ciudades, particularmente La Paz. Se comenzaron vías férreas como La Paz-Beni, Viacha-Oruro, Oruro-Cochabamba, Oruro-Potosí y Potosí-Tupiza, un proceso vital de vertebración del territorio occidental.

El país se adecuó al patrón oro y se crearon nuevos bancos. Comenzó una etapa de bonanza económica apoyada por el auge gomero y estañifero. En el ámbito de la educación se contrató la misión belga presidida por Georges Rouma, que modificó curriculums y modernizó la educación nacional, instalando la primera normal para la formación de maestros. En lo religioso se aceptó la libertad de cultos.

En las elecciones de 1908 ganó Fernando Guachalla quien no pudo posesionarse al morir días antes de la transmisión del mando. Montes decidió prorrogar un año más su mandato de manera totalmente ilegal. Le sucedió Eliodoro Villazón quien ganó los comicios de 1909. El gobierno de Villazón fue uno de los más tranquilos y prósperos que haya tenido el país. Gozó de una economía en bonanza y en crecimiento, tuvo sucesivos superavits en los presupuestos nacionales, las exportaciones crecieron en más del 50 % y se instalaron tranvías en La Paz y Cochabamba. El gobierno contrató una misión alemana presidida por el Gral. Hans Kundt para modernizar el ejército, en una línea permanente de renovación militar que sostuvieron los gobiernos liberales. A diferencia de sus antecesores, respetó escrupulosamente la Constitución y los derechos ciudadanos, sin la presión de movimientos subversivos que había sido y sería una constante histórica.

En esa época surgieron las obras de Franz Tamayo y Alcides Arguedas que contrapusieron visiones de la sociedad, Tamayo en un vitalismo exaltador de los valores indígenas, Arguedas en una demoledora crítica al conjunto de la sociedad que perfilaría años después (1919) en Pueblo Enfermo. Dos importantes periódicos nacieron en el periodo liberal, el oficialista El Diario y el republicano La Razón.

En 1913 Montes volvió al poder en medio de una altísima popularidad, pero le tocó afrontar la crisis producida por la primera guerra mundial, tuvo que reformar el sistema financiero estableciendo que el único banco con capacidad para emitir moneda era el Banco de la Nación. La medida generó fuertes protestas, sumada a la contracción económica como producto de la caída de las exportaciones. Incluso se tuvo que suspender temporalmente el pago de la deuda externa. (1913-1916), pero en 1916 la situación se revirtió y el Presidente se ufanó de que por primera vez se superaron los 100 millones de pesos en exportaciones.

La situación en el agro se mantuvo inalterable, la expoliación de las tierras de comunidad no trajo consigo una modernización ni ampliación productiva, pero sí crecieron los terratenientes, entre ellos los presidentes Pando y Montes. El descontento indígena se expresó de nuevo con el levantamiento de Pacajes de 1914.

En 1917, igual que ocurrió con el último gobierno conservador, llegó a la presidencia por la vía electoral José Gutiérrez Guerra, un hombre tranquilo, más bien débil y con escaso ascendiente. Las pugnas entre liberales nacidas ya en 1904 con Pérez Velasco, culminaron con la escisión definitiva y el nacimiento del Partido Republicano en 1915, con figuras claves como el propio expresidente Pando y los futuros presidentes Bautista Saavedra y Daniel Salamanca. El asesinato del Gral. Pando en 1917 abrió una brecha insalvable, el crimen nunca esclarecido se achacó al gobierno y fue el san benito que ligó Gutiérrez desde el comienzo de su mandato.

Gutiérrez impulsó la llamada educación indigenal que era el primer esfuerzo por ocuparse de un tema central que solo resolvería la revolución nacional. En 1920 voló el primer avión en el país. Continuaron las obras de integración vial y se firmó el primer contrato de concesión de áreas para la explotación petrolera con la norteamericana Richmond Levering en el departamento de Santa Cruz.

En esos años comenzaron a surgir las primeras organizaciones gremiales en el ámbito de los ferroviarios y gráficos, llegaron incipientes las ideas anarquistas y socialistas y se organizaron las primeras federaciones obreras locales. El fracaso de la gestión de Montes ante la Sociedad de Naciones para reivindicar el mar y el fallido juicio de responsabilidades al expresidente, descompuso definitivamente el clima político.

Los republicanos.
Otros hombres para un mismo sistema

En 1920 el proceso conspirativo infatigable de los republicanos se tradujo en un golpe de estado ejecutado con mucha facilidad, que llevó al poder a una junta compuesta por Bautista Saavedra, Manuel Ramírez y José María Escalier. Casi veintiún años de gobierno ininterrumpido de los liberales terminó por agotar y debilitar a uno de los dos partidos políticos más importantes de la historia republicana de Bolivia.

La llegada de los republicanos al gobierno encontró a la nación bajo la égida del poder del estaño. Patiño era ya a mediados de los años veinte uno de los hombres más ricos y poderosos del mundo. El volumen de producción de sus minas de estaño era clave en el mercado mundial que él mismo controlaba, sus intereses trascendieron nuestras fronteras y tocaron varios países, su sede empresarial en Estados Unidos y Francia, era propietario de minas en Malasia y fundiciones de estaño en Estados Unidos y Gran Bretaña y del más importante complejo minero en el país. Con un record máximo de 48.000 toneladas producidas en un año, Bolivia se convirtió en el segundo productor mundial de estaño, para entonces 22.000 obreros trabajaban en las minas bolivianas.

Con una población de 2,1 millones de habitantes y su principal ciudad La Paz con 135.000 almas en permanente y pujante crecimiento, la sociedad comenzó a conocer los atisbos de una clase media urbana.

La junta convocó a una asamblea que eligió Presidente de entre tres candidatos Saavedra, Salamanca y Escalier. Como resultado de esa elección fuertemente manipulada por Saavedra, surgió éste como Presidente y el Partido Republicano Genuino de Salamanca como opositor. El gobierno de Saavedra estuvo signado por la inestabilidad y la violencia, le tocó un periodo turbulento y no tuvo contemplaciones para someter a los revoltosos. Las viejas reivindicaciones federalistas de Santa Cruz inauguradas por Andrés Ibañez en el siglo pasado resurgieron en un movimiento liderado por Cástulo Chávez que fue controlado. Se vivieron también las masacres de Jesús de Machaca en 1921 en contra de comunarios campesinos y la de Uncía de 1923 que fue la primera represión sangrienta en la minería privada. Las condiciones económicas continuaron críticas e igual que Montes, Saavedra apeló al crédito externo con el famoso y polémico empréstito Nicolaus por 33 millones de dólares que permitió pagar deuda anterior, reducir el déficit fiscal y culminar obras de infraestructura como la conclusión del ferrocarril a la Argentina por la vía de Villazón. Saavedra transfirió ilegalmente la concesión petrolera que en 1920 se le había dado a Levering, a la Standard Oil, empresa que entre 1922 y 1937 apenas invirtió 17 millones de dólares. El primer pozo se perforó en 1922 y el primero productivo, el de Bermejo, en 1924.

El crecimiento del movimiento obrero se tradujo en la creación de la Federación Obrera del Trabajo y en la primera gran huelga ferroviaria de 1921. Pero el Presidente, cuya formación sociológica le permitió vislumbrar los desafíos de su tiempo, impulsó y aprobó leyes como la de accidentes de trabajo, la reglamentación de huelgas y de conflictos entre el capital y el trabajo, la jornada de ocho horas, la regulación del trabajo de mujeres y niños y el ahorro obligatorio pionero de la idea de pensiones y jubilación. Esas medidas le generaron un importante respaldo popular y una percepción distinta de la gente hacia el poder gubernamental. Aunque en general Saavedra vivió la paradoja entre la represión y las medidas sociales de avanzada. El fin de su gobierno coincidió con el centenario de la republica que pasó casi desapercibido por el turbio clima político de la época. Las elecciones de ese año le dieron el triunfo a Gabino Villanueva del oficialismo. El Presidente celoso por la línea de independencia de pensamiento de Villanueva apeló a una argucia legal y anuló la elección. Se hizo cargo del mando interinamente el presidente del senado Felipe Segundo Guzmán que convocó a elecciones. En enero de 1926 triunfó el candidato republicano Hernando Siles.

Siles se desembarazó rápidamente de la figura de Saavedra desterrando a su vicepresidente Abdón Saavedra, que era hermano del exmandatario. Rodeado por un grupo de jóvenes intelectuales en los que germinaban las ideas nacionalistas, creó el Partido Nacionalista con el que intentó prorrogarse en el poder. Como su antecesor, el gobierno contrató un crédito por 13 millones de dólares. Los republicanos marcaron el nivel más alto de endeudamiento en el país en la primera mitad del siglo XX, con ese dinero superó el déficit fiscal, continuó la construcción de infraestructura ferroviaria y caminera y modernizó el parque bélico del ejército. La misión del norteamericano Wálter Kemerer creó el Banco Central, estableció una ley de presupuesto y creó la Contraloría para el control y fiscalización de la administración estatal. Los proyectos de penetración al oriente tuvieron que ver con la construcción del camino a Santa Cruz, y el plan Grether para la colonización agrícola. En 1929 salió al aire la primera emisión radial en La Paz a cargo de los hermanos Costas y radio Nacional.

También en 1929 Chile y Perú firmaron un tratado por el cual Chile no podía ceder a un tercer país (Bolivia) territorios que habían sido originalmente peruanos, con lo que se puso un cerrojo más a la demanda marítima. En el Chaco boreal se produjo el incidente de fortín Vanguardia que fue atacado por tropas paraguayas. En represalia Bolivia tomó los fortines Boquerón y Mariscal López. En esa situación Siles prefirió la negociación y la paz que se logró en esa oportunidad.
El intento errado de prolongarse en el gobierno llevó a Siles al desastre. En mayo de 1930 renunció y dejó el mando en manos de su gabinete para habilitarse en las elecciones. En junio el gobierno fue derrocado por un movimiento militar apoyado por civiles, el expresidente fue exilado y su casa saqueada.

Se instaló en el poder una junta militar presidida por Carlos Blanco Galindo quien convocó a un referéndum para modificar la Constitución en el régimen económico, la elección presidencial y los derechos y garantías ciudadanos. El aporte crucial de este gobierno, bajo la influencia de Daniel Sánchez Bustamante, fue la imposición de la autonomía universitaria y una reforma educativa, particularmente en el ámbito de la administración. Las elecciones fueron ganadas por los genuinos de Daniel Salamanca.

La guerra del Chaco
La llegada de Salamanca al gobierno marca un terrible camino en el destino de Bolivia. El Presidente creía que el país debía redimirse en el Chaco. El conflicto limítrofe con Paraguay tenía que ver con una región despoblada cuyos límites establecidos después de la independencia, comenzaron a precisarse mediante tratados a partir de 1879. Se trata de un triángulo con el río Parapetí al norte, el río Pilcomayo al oeste y el río Paraguay al este, ambos cursos de agua hacen vértice en la capital paraguaya, Asunción. Tras cuatro intentos fallidos -Bolivia reivindicaba el territorio hasta el propio límite de Asunción y Paraguay hasta el río Parapetí- el tema quedó en litigio hasta estallar primero en 1928 y luego en 1932 con el combate por la laguna Chuquisaca (Pitiantuta), que dio origen a la guerra en junio de 1932.

La guerra tuvo cuatro fases, la primera entre junio y diciembre de 1932, ambos países se preparaban para el combate en gran escala, fue la primera ofensiva boliviana y toma de los fortines paraguayos Toledo, Corrales y Boquerón. En Boquerón el Tte. Cnel. Manuel Marzana y 650 soldados bolivianos, escribieron una de las páginas más heroicas de nuestra historia militar, defendieron por más de un mes el fortín asediado hasta por 11.500 soldados paraguayos, que finalmente tomaron el fortín defendido hasta el último aliento. La respuesta paraguaya fue la retoma de los tres fortines y las victorias en Arce y Alihuatá, apenas paliadas por la exitosa defensa de Kilómetro Siete bajo el mando de Bernardino Bilbao Rioja. Estos hechos forzaron a Salamanca, bajo presión popular, a llamar a Hans Kundt general alemán que había estado varias veces en Bolivia, a quien le entregó el mando del ejército.

La segunda fase de la guerra, diciembre 1932-diciembre 1933, fue de total ofensiva boliviana con la toma de Platanillos, Loa, retoma de Toledo, Arce, Alihuatá y el avance sobre Campo Jordán y Gondra. Su objetivo específico era la toma de Nanawa, el fortín defensivo paraguayo más al sur al que llegaron los bolivianos. En julio de 1933, 9.000 soldados bolivianos atacaron a 9.000 paraguayos en Nanawa sin éxito, con más de 2.000 bajas bolivianas. Entre agosto y diciembre de 1933 el comandante paraguayo Gral. José Félix Estigarribia contraatacó y retomó Campo Grande, Alihuatá y Campo Vía, este último el peor desastre militar boliviano en la guerra, con la caída de dos divisiones,7.500 hombres con todo su armamento. Solo se salvó un destacamento de 3.000 hombres al mando del Gral. Enrique Peñaranda. Salamanca destituyó a Kundt y bajo presión de los oficiales en el frente nombró comandante en jefe a Peñaranda.

La tercera fase, diciembre de 1933 a enero de 1935, fue de incesante ofensiva paraguaya, que logró de manera fulminante hacer retroceder al ejército boliviano y llegó al río Parapetí tras haber tomado Picuiba, Carandaití y el centro de operaciones Ballivián, previamente destruido por los bolivianos. El mayor éxito nacional en ese periodo fue Cañada Strongest con un saldo de 1.400 prisioneros paraguayos. En noviembre de 1934, el Presidente Salamanca que había tenido pésimas relaciones con el alto mando durante toda la guerra, fue derrocado cuando visitaba el frente en Villamontes, rodeado por todo el mando en campaña que lo obligó a dimitir. Su vicepresidente José Luis Tejada Sorzano se hizo de la presidencia.

La última fase del conflicto, enero a julio de 1935, fue la defensa de Villamontes organizada exitosamente por el Cnel. Bilbao Rioja, que frenó en seco a Estigarribia y salvó el petróleo boliviano. En julio del 35 se hizo un acuerdo de alto el fuego y recién en 1938 se firmó la paz. La idea de que el petróleo fue un móvil importante es relativa ya que nunca se encontró petróleo en el Chaco. Paraguay contó en todo el conflicto con la ayuda argentina cuyos intereses en territorio paraguayo eran muy importantes.

El péndulo entre viejo orden y Revolución
La guerra dejó una terrible sensación de fracaso en el país, pero sobre todo despertó una nueva conciencia en una sociedad que se confrontó por primera vez en el campo de batalla con la realidad de sus diferencias étnicas y sociales, la clase media estuvo cara a cara con la mayoría quechua aymara que no sabía por qué y por quien peleaba. Simultáneamente, las corrientes de pensamiento europeas, marxismo y fascismo penetraban en la sensibilidad de una joven elite intelectual.

En este contexto, en mayo de 1936 se produjo el golpe de estado protagonizado por el Cnl. David Toro que había integrado el mando en la guerra, que marcó dos cosas, la intención de los militares de evitar cualquier fiscalización de los civiles a su fracaso en la guerra y el giro hacia ideas nacionalistas que serían decisivas en la historia del siglo XX. La corriente abierta por Toro se definió como “socialismo militar”, era en realidad una línea nacionalista no exenta de las ideas fascistas en boga entonces. La medida fundamental de su gobierno fue la nacionalización del petróleo, expulsando a la Standard Oil, fue la primera nacionalización que se hizo en toda América Latina. Paralelamente creó Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), la empresa estatal del petróleo. Amplió sustancialmente el número de ministerios, creó el ministerio de Trabajo y colocó en el cargo a un obrero fabril, Waldo Álvarez, que aprobó el código de trabajo e hizo la sindicalización obligatoria, creó también el ministerio de Minas y Petróleos. Fue un salto importante en la lógica de una sociedad excluyente y elitaria en el manejo del poder. Creó también, al estilo de la Alemania nazi, el rubro de propaganda dependiente de RR.EE. Era en un sentido mucho más abierto que el de Siles, la irrupción de una nueva generación que se hacía cargo de los asuntos del estado. Los socialistas de Enrique Baldivieso acompañaron a Toro en este esfuerzo. La caída de su gobierno como un frágil castillo de naipes en julio de 1937, hace pensar que estuvo siempre hipotecado a la fuerte personalidad y la popularidad arrolladora de su protegido el Tte. Cnl. Germán Busch, héroe de guerra, temerario y de carácter volatil. Llegó a la presidencia a los 33 años.

Busch demostró muy pronto que no era fácilmente manejable y mantuvo la línea de Toro. No tuvo contemplaciones con los opositores, desterró a Saavedra y sofocó un levantamiento de Toro fusilando a uno de los sublevados, llamó a palacio y golpeó sin contemplaciones al viejo escritor Alcides Arguedas que lo criticaba. A su lado se alinearon intelectuales de la talla de Baldivieso, Augusto Céspedes y Carlos Montenegro. En su gobierno se firmó la paz con el Paraguay, en lo económico tuvo que combatir un proceso de inflación moderada. El 24 de septiembre de 1938 creó el departamento de Pando consolidando la unidad política del país hasta hoy.

En 1938 convocó a una asamblea constituyente para modificar en esencia la Constitución de 1880 que solo había sufrido cambios parciales en 1921 y 1931. La asamblea reunió a una generación distinta y fue tan importante como la del 80. Allí estuvieron Renato Riverín, Valdivieso, Céspedes, Carlos Medinacelli, Fernando Siñani y los futuros presidentes Walter Guevara y Víctor Paz Estenssoro. El nuevo texto cambió la orientación liberal de la carta magna y subrayó la responsabilidad social del estado, limitó la propiedad privada insertando el concepto de la propiedad como derecho social, planteó la obligatoriedad de salud y educación por parte estatal. Era el comienzo de la era del intervencionismo estatal.

En abril de 1939 se declaró dictador, el 7 de junio de ese año dictó el decreto de obligación de entregar el 100 % de las divisas producto de las exportaciones al estado, afectando a la gran minería. En agosto de 1939 se suicidó en su casa. La sucesión fue resuelta por la fuerza del poder militar que instaló a Carlos Quintanilla en el gobierno.

Rápidamente se dejó en suspenso el decreto del 100 % de las divisas y se autorizó la libre exportación. El Gral. Bilbao, héroe de guerra y probable candidato presidencial, fue vejado y exiliado del país. Las fuerzas conservadoras se organizaron para las elecciones de 1940 y reunidas en la llamada concordancia, proclamaron candidato a Enrique Peñaranda que ganó las elecciones frente a José Antonio Arze, marxista.

El periodo 1935-1941 fue rico en el ámbito político y marcó el nacimiento de los partidos que sustituirían a liberales y republicanos. En 1935 nació el Partido Obrero Revolucionario de tendencia radical trotskista, en 1937 Falange Socialista Boliviana inspirada en el fascismo y la falange española. En 1940 el Partido de Izquierda Revolucionaria de inspiración marxista soviética y en 1941-42 el Movimiento Nacionalista Revolucionario, nacionalista con alguna influencia fascista, que se convertiría en el partido más importante del siglo XX.

Peñaranda llegó al gobierno coincidiendo con la segunda guerra mundial, su gobierno se alió rápidamente a Estados Unidos e indemnizó a la nacionalizada Standard Oil. a título de contribución con los aliados, Bolivia tuvo que aceptar precios ridículos por el estaño en un momento en que era el único productor mundial importante de occidente, dado que Malasia estaba bajo control de los japoneses. Se adoptó el plan de desarrollo planteado por el norteamericano Marvin Bohan y se creó la Corporación Boliviana de Fomento.

Dos episodios mancharon gravemente esta gestión, el putsch nazi, una trama hecha por un agente inglés para descalificar al MNR acusando al Myr. Elías Belmonte de conspirar junto a la embajada alemana contra el gobierno. En 1942 una huelga en Catavi-Siglo XX, mina de Patiño, desató una de las mayores masacres de la historia de la minería con intervención del ejército. El saldo fue la muerte de por lo menos una veintena de trabajadores y medio centenar de heridos. Nunca se conocieron cifras oficiales. En diciembre de 1943, una alianza entre una logia militar radical denominada Razón de Patria e integrada por jóvenes oficiales y el MNR, derrocó a Peñaranda e impuso en la presidencia al Myr. Gualberto Villarroel.
Villarroel retomó la línea de Toro y Busch y enfrentó muy rápidamente la hostilidad de Estados Unidos que lo acusaba de simpatías por el nazismo. Tras seis meses de ardua negociación, el reconocimiento vino tras obligar a la salida de Montenegro y Céspedes del gabinete, figuras prominentes del movimientismo en el gobierno. El ministro más importante de ese partido fue Víctor Paz Estenssoro en Economía (el MNR estuvo fuera del gobierno entre abril y diciembre del 44). En 1944 se creó la Federación de Mineros, liderada por Juan Lechín y en 1945 el gobierno organizó el primer congreso indigenal, en el que se abolió el pongueaje (régimen de explotación de los campesinos que vivían en haciendas y eran usados gratuitamente por los hacendados). Las tensiones políticas condujeron a algunas acciones conspirativas que produjeron una brutal reacción del gobierno, que en 1944 asesinó fríamente en el camino a Yungas a cuatro prominentes figuras, Luis Calvo, Félix Capriles, Rubén Terrazas y Carlos Salinas, lo que se sumó al ajusticiamiento de 10 insurrectos en Oruro. Estos hechos terminaron por debilitar y acorralar al gobierno. Las fuerzas de derecha en peculiar alianza con el PIR, organizaron acciones permanentes de protesta, hasta que el 21 de julio de 1946 una turba invadió palacio, asesinó al Presidente y sus dos edecanes, lanzó el cadáver por un balcón a la plaza y lo colgó de un poste de luz. Fue el episodio más terrible en la historia de los presidentes de Bolivia.

El periodo 1946-1952 fue el último intento por el restablecimiento del viejo orden, primero bajo una junta civil presidida por Néstor Guillén y luego por Tomás Monje, ambos representantes de la Corte de Justicia. La junta convocó a elecciones que ganó muy estrechamente Enrique Hertzog sobre Luis Fernando Guachalla. Hertzog no pudo conjuncionar la alianza conservadora, lo que provocó siete cambios de gabinete en un periodo de algo más de dos años. El MNR estaba en plena organización en sectores populares y en centros mineros. El gobierno apenas pudo impulsar obras como la carretera Cochabamba-Santa Cruz. Finalmente, presionado por las fuerzas políticas tuvo que renunciar al cargo a favor de su vicepresidente Mamerto Urriolagoitia aduciendo razones de salud.

Urriolagoitia actuó con dureza, congeló salarios y prohibió el cierre de fábricas. En política internacional negoció sin éxito una solución a la mediterraneidad que se quebró por el pedido de Chile de usar aguas del Titicaca para riegos en su parte norte. Presidió el censo de 1950 que arrojó un resultado de tres millones de habitantes, predominio rural, alto grado de analfabetismo y una población aymara y quechua superior al 65 %. Todavía el oriente no mostraba signos de crecimiento significativo, La Paz tenía ya 320.000 habitantes.

En 1949 el MNR se sublevó en todo el país y llegó a organizar gobierno en Santa Cruz. La llamada guerra civil demandó una acción violenta del ejecutivo que llegó a bombardear por aire Santa Cruz y Cochabamba. Casi veinte días tardó en restablecer el orden. La convocatoria a elecciones en 1951 confrontó a las fuerzas tradicionales con el MNR. La candidatura de Paz (que estaba exilado en la Argentina) y Hernán Siles Zuazo como vicepresidente, obtuvo el triunfo por mayoría relativa frente a Gabriel Gosalvez. Urriolagoitia se negó a aceptar siquiera que el parlamento se reúna para elegir Presidente y dio un autogolpe, entregando el mando a las Fuerzas Armadas que colocaron en la presidencia al Gral. Hugo Ballivián. Fue el interregno final antes de la Revolución.

Ballivián convocó a elecciones, pero estas nunca se realizaron. Una conspiración entre el ministro de Gobierno Antonio Seleme y el MNR con Siles a la cabeza, transformó un golpe de estado en una insurrección popular. Entre el 9 y 11de abril de 1952 se combatió fieramente en las calles de La Paz y Oruro. El pueblo, los mineros de Milluni y carabineros de la policía sumados a la rebelión, lograron derrotar al ejército en heroicas acciones callejeras. El saldo del enfrentamiento fue 490 muertos y casi 1.000 heridos.

La Revolución Nacional
El nuevo gobierno revolucionario del MNR instaló en palacio a Paz y Siles. Las ideas gestadas en los años treinta y cuarenta comenzaban a hacerse realidad.

El primer paso fue el decreto del voto universal el 21 de julio de 1952, con esta medida se rompía la democracia excluyente y calificada del pasado, otorgando el voto a la mujer, a los analfabetos y haciendo elegible a cualquier ciudadano mayor de edad. De 130.000 electores en 1951 se pasó a 960.000 en 1956.

El otro objetivo clave era tomar el control total de la economía por la vía de descabezar a los tres grandes mineros del estaño, se consideraba que solo un estado fuerte, dueño de sus recursos naturales y de sus empresas de producción, podría desarrollar el país. Por eso, el 31 de octubre de 1952 Paz firmó el decreto de nacionalización de las minas, con lo que el 80 % de los ingresos de las exportaciones y los recursos del subsuelo pasaron a poder del estado. Acto seguido se creó Comibol la empresa minera estatal, se estableció el control obrero con derecho a veto, se despidió y recontrató a todos los trabajadores lo que le demando una fuerte erogación al erario.

En Agosto de 1953 se tomó la medida más trascendental del gobierno revolucionario, la reforma agraria que devolvió la tierra a los campesinos, de ese modo se incorporó a casi 2.000.000 de bolivianos a la economía, como el voto los había incorporado a la política. Fue un paso de liberación de la mayoría de los bolivianos.

En 1955 se dictó un nuevo código de la educación. La educación universal y obligatoria, la instalación de núcleos escolares rurales para los campesinos, marcaron un giro fundamental que universalizó un derecho esencial que había estado restringido y planteado discriminatoriamente a partir de la idea de una educación especial para los indígenas.

Otro de los objetivos básicos de la Revolución fue la diversificación económica y la vertebración del país. La inauguración de la carretera Cochabamba-Santa Cruz (la primera ruta asfaltada del país), permitió un acceso al oriente que marcó el impulso de crecimiento de Santa Cruz de la Sierra. Se construyó un ingenio azucarero, se impulsó la producción de petróleo hasta lograr exportarlo con el oleoducto a Arica. Se transfirieron fondos de Comibol para todo este proceso que si bien ayudaron a esta tarea, descapitalizaron a la empresa de la minería.

Junto a estas medidas se vivió el nacimiento de la Central Obrera Boliviana (abril de 1952), la creación de milicias mineras y campesinas, el cierre del colegio militar y la baja de más de 500 oficiales para reorganizar el ejército. El colegio militar se reabrió en 1954.

El costo de la Revolución fue alto, un proceso hiperinflacionario que llevó al boliviano a devaluarse en un 900 % en los cuatro años de gobierno de Paz. Los intentos de conspiración de FSB y sectores dentro del propio MNR, condujeron a la adopción de medidas represivas sin precedentes al abrirse campos de concentración en las minas y el altiplano, donde se vejó y torturó a centenares de presos.

En 1956 se realizaron las primeras elecciones con voto universal. Siles Zuazo obtuvo una abrumadora mayoría (82 %) ante el impacto de las medidas de cambio sobre todo a favor de los indígenas. Su tarea fue dura, implantar un programa de estabilización monetaria que superase la crisis económica. Esto lo enfrentó a la izquierda del MNR que se opuso al plan diseñado por el asesor norteamericano Jackson Eder. El Presidente tuvo que iniciar una huelga de hambre para lograr su objetivo que provocó la renuncia de Ñuflo Chávez, su vicepresidente. El plan tuvo éxito y la moneda se estabilizó, manteniendo el tipo de cambio de 12 pesos por dólar hasta 1972. En este periodo se aprobó un nuevo código del petróleo muy liberal para la inversión externa, se aprobó el código de seguridad social y una ley de cooperativas.

La extraña muerte del jefe de FSB Oscar Unzaga de la Vega, que se dijo se había suicidado en una casa donde se hallaba oculto y los hechos de sangre de cuartel Sucre en La Paz y Terebinto en Santa Cruz, mancharon el gobierno del Presidente Siles. En esos días se produjo la exitosa lucha de los cruceños por las regalías del petróleo.

En 1960 se convocó a elecciones, las tensiones internas del MNR llevaron a Paz a volver a candidatear para resolver el conflicto entre izquierda y derecha, postergando las aspiraciones de Wálter Guevara, quien rompió con su partido y creó el Partido Revolucionario Auténtico, presentándose a elecciones. Paz ganó cómodamente y ocupó por segunda vez el cargo. Paz pensó que después de los grandes cambios era necesario institucionalizar la Revolución (el modelo mexicano fue permanente como ejemplo para los bolivianos). Su primera medida fue una nueva Constitución (1961) que incluyó las minas nacionalizadas como patrimonio del estado, reconoció el voto universal y las milicias populares y estableció la reelección. La crisis de Comibol, sujeta a graves pérdidas y altos costos de producción por una burocracia excesiva, baja de ley de mineral y obsolescencia tecnológica, condujo al intento de reestructuración a través del plan triangular con la participación del BID y el gobierno alemán. En 1962 se hizo conocer el plan decenal, el primer plan que planteaba en el largo plazo el desarrollo del país y establecía la premisa de lucha contra la pobreza, en la lógica del desarrollismo bajo planificación estatal. Ese mismo año un desvío arbitrario de las aguas del río Lauca llevó a Bolivia a romper relaciones con Chile.

La idea equivocada de que él era el único que podía conducir el plan decenal, llevó a Paz a ir a la reelección en 1964, lo que dividió radicalmente a su partido y lo enfrentó con Siles, Guevara y Lechín. Ganó la elección como candidato único con el Gral. René Barrientos como vicepresidente, pero apenas tres meses después, en noviembre fue derrocado por Barrientos y el Gral. Alfredo Ovando, apoyados por las FF.AA., la oposición interna del MNR y varios sectores de la clase media. Demasiados años de gobierno, altos niveles de corrupción y un cierto distanciamiento con obreros y mineros, terminaron con su gobierno.

En esos doce años la ayuda económica de los Estados Unidos fue decisiva. Desde que en 1953 comenzó como donaciones, hasta los créditos de los sesenta, la ayuda convirtió a Bolivia en altamente dependiente, al punto que el tesoro vivía de esos créditos incluso para poder pagar salarios de la administración pública.

Bajo el signo de las Fuerzas Armadas
La revolución cubana (1959) había cambiado el equilibrio de poder en América Latina y abrió espacios para movimientos marxistas que intentaron la toma del poder. La respuesta de Estados Unidos con Kennedy fue la Alianza para el Progreso, pero tras su muerte fue la doctrina de seguridad nacional, que implicó gran respaldo a los ejércitos latinoamericanos, preparación antiguerrillera y finalmente apoyo para la toma del poder por parte de los militares como parte de una política anticomunista.

El gobierno de René Barrientos nació en esa lógica y en la del desarrollismo que ya había inspirado al MNR además de la doctrina de la CEPAL de proteccionismo y sustitución de importaciones. El gobierno de Barrientos tuvo cuatro etapas. Noviembre 1964-mayo 1965 con una junta que él presidió, mayo-diciembre de 1965 con la extraña figura de la co-presidencia que compartió con el Gral. Alfredo Ovando, enero-agosto de 1966 con el interinato de Ovando y 1966-1969 gobierno constitucional tras su triunfo electoral.

Barrientos jugó a dos puntas, enfrentamiento implacable con obreros y mineros que pasó por la rebaja y congelación salarial de 1965 y creación del llamado pacto militar-campesino heredando el fuerte arraigo del MNR en el campo. Su perfecto dominio del quechua lo ayudó en esa tarea. Los campesinos fueron la base de su respaldo popular. El interinato de Ovando demostró que éste era más proclive al concepto del nacionalismo revolucionario al firmar un contrato para la instalación de la primera fundición de estaño en el país. Barrientos organizó un partido propio que tuvo la efímera vida de su caudillo, se alió con viejos sectores desplazados por la Revolución y pequeños partidos de escasa significación. En la lógica del desarrollo impulsó proyectos como la presa hidroeléctrica de Corani, los caminos 1 y 4 de Cochabamba al Chapare que serían la base para la ruta nueva a Santa Cruz y el contrato de explotación de mina Matilde por una empresa norteamericana, además de la renovación del contrato con la Gulf que había llegado a Bolivia en los años cincuenta. En febrero de 1967 se aprobó una nueva Constitución que ratificó las incorporaciones de 1961, pero eliminó las milicias populares y la reelección.
El aparato represivo se oficializó con la ley de seguridad del estado y la creación de una unidad “especializada”, el Furmod. El episodio más trágico de esos años fue la masacre de San Juan, cuando unidades del ejército entraron a Siglo XX la noche de San Juan de 1967 y dispararon contra los mineros, causando la muerte de 27 trabajadores. El argumento fue que los mineros se organizaban para apoyar a la guerrilla del Che.

La guerrilla de Ernesto Che Guevara
En 1966 llegó a Bolivia el guerrillero argentino-cubano Ernesto Che Guevara para organizar un foco guerrillero que se expandiera en todo el surcontinente. Se estableció en Santa Cruz en la provincia Cordillera en las proximidades del río Grande. El contingente de la guerrilla era de 52 efectivos, la mayoría cubanos. Entre marzo y julio de 1967 los guerrilleros inflingieron fuertes bajas al ejército, que ante la contingencia fue entrenado por oficiales de los boinas verdes de los Estados Unidos y creó la unidad especializada de los Rangers. En julio una emboscada militar aniquiló una de las dos columnas guerrilleras y en septiembre el cerco aisló al Che. El 8 de octubre el Che fue capturado y el 9 fue muerto por un oscuro suboficial por orden del Presidente Barrientos y los comandantes Ovando y Juan José Torres. La victoria del ejército fue total y la guerrilla fue destruida.

Militares entre la derecha y la izquierda
El 27 de abril de 1969 el Presidente murió al chocar su helicóptero contra cables de alta tensión en Arque (Cochabamba). Lo sucedió su vicepresidente Luis Adolfo Siles Salinas. Siles llegó al mando sin poder real y bajo la presión militar jefaturizada por Ovando. Disolvió el Furmod y respetó escrupulosamente la Constitución, integró a Bolivia al Pacto Andino al firmar el Acuerdo de Cartagena rumbo a una integración económica indispensable para el desarrollo de la región. En agosto de 1969 se inauguró el canal estatal de televisión que había sido planificado en el gobierno de Barrientos.

La caída de Siles, fácilmente predecible, se produjo en septiembre de 1969. En incruento golpe Ovando tomó el poder y organizó un gabinete mixto entre jóvenes intelectuales de izquierda -entre los que se destacaba Marcelo Quiroga Santa Cruz- y militares. La medida trascendental de Ovando fue la nacionalización de la Gulf que revirtió al estado los importantes campos gasíferos que permitieron en 1972 el contrato de venta de gas a la Argentina. El gobierno abrió relaciones con los países socialistas comenzando por la Unión Soviética. El ministro José Ortiz Mercado presentó un proyecto de ley de bases del poder ejecutivo y un plan de desarrollo que retomaba las líneas del plan decenal.

La gestión de Ovando se vio sacudida por la guerrilla de Teoponte, un grupo de jóvenes cristianos y marxistas que se internaron en la selva al norte de La Paz y fueron cazados como moscas por el ejército hasta su aniquilación total. Las muertes de los esposos Alexander, Jaime Otero y Jorge Soliz, que se le achacaron al gobierno, debilitaron su sustento hasta que en octubre de 1970 se produjo la crisis. Un grupo de militares de derecha bajo el liderazgo del Gral. Rogelio Miranda pidió la salida de Ovando, quien renunció, pero un golpe de mano del Gral. Juan José Torres que tomó la base aérea de El Alto cambio las cosas, los obreros con una huelga apoyaron a Torres que tomó el poder después de un fugaz triunvirato militar instalado por Miranda.

Torres mantuvo la línea nacional-revolucionaria de Ovando en medio de una creciente polarización del país y la acción descontrolada de los sectores de la izquierda radical. La inauguración de la fundición de estaño de Vinto, la reversión del contrato de mina Matilde y la creación de las corporaciones de desarrollo, fueron las escasas acciones administrativas de un régimen cercado por las posiciones extremas. El cuarto congreso de la COB (mayo de 1970) propuso el camino al socialismo y a los trabajadores como vanguardia de ese proceso. En junio de 1971 esas ideas se llevaron a la práctica con la creación de la Asamblea Popular que pretendía sustituir al parlamento (cerrado desde 1969), con la participación de mineros, fabriles, campesinos, intelectuales y universitarios. La Asamblea presidida por Lechín inauguró sesiones pero nunca pudo deliberar realmente.

Precisamente en 1971 se creó el Partido Socialista bajo la conducción de Marcelo Quiroga Santa Cruz y el Movimiento de la Izquierda Revolucionaria que jugaría un importante papel contra la dictadura de Banzer y en la construcción democrática posterior.

A estas alturas las posiciones ideológicas eran irreversibles, por un lado la izquierda cada vez más radicalizada, por la otra la derecha respaldada por el sector más fuerte de las FF.AA., los empresarios, la creciente clase media urbana que temía una ruta irreversible al comunismo, las dictaduras de Argentina y Brasil y por supuesto los Estados Unidos. La toma de el periódico El Diario, las tomas de haciendas en Santa Cruz a manos de Oscar Zamora Medinacelli de filiación maoista (fue candidato vicepresidencial del Gral. Hugo Banzer en 1993), la expulsión del Cuerpo de Paz y la liberación de Regis Debray (condenado a 30 años de cárcel por su participación en la guerrilla del Che), terminaron por hacer estallar la rebelión. El Cnl. Banzer logró aglutinar en torno suyo a los dos partidos más importantes de entonces, el MNR de Paz Estenssoro (del que se había dividido el MNRI de Siles Zuazo) y FSB.

El 19 de agosto de 1971 se produjo el golpe que terminó el 21 de ese mes con el triunfo de los insurrectos, el saldo sangriento tras los enfrentamientos en La Paz y Santa Cruz fue de casi 100 muertos y medio millar de heridos. El nuevo gobierno declaró ilegales a los partidos de izquierda, canceló el funcionamiento de la COB y toda organización sindical, clausuró las universidades y envió al exilio a centenares de bolivianos. En sus primeros años de gestión fue implacable y férreo en su acción contra los opositores.

Banzer se inscribió en la cara militar del nacionalismo, con el ingrediente fuertemente anticomunista de la época. Estatista y desarrollista en economía, se vio beneficiado por el extraordinario nivel de precios de las materias primas (el estaño llegó a cotizarse en ocho dólares la libra fina) y una gran apertura de créditos internacionales. Sobre esta realidad pudo mantener un nivel de crecimiento económico muy alto que se reflejó en un promedio de 5.8 % de crecimiento del PIB de manera sostenida entre 1971 y 1976 en que la economía comenzó a declinar de manera preocupante. Previamente tuvo que devaluar la moneda, lo que modificó el cambio después de 16 años y produjo una convulsión social importante. El gobierno creó simultáneamente nuevas empresas productivas estatales, (hilandería, aceites, automotriz, etc.) y una legislación de apertura a la inversión externa como la ley de inversiones y la de hidrocarburos. Con una proyección equivocada de crecimiento de la producción petrolera, se lanzó a un proyecto de ampliación de exportaciones que tuvo que suspenderse ante la demanda de consumo interno. En cambio, las exploraciones demostraron que Bolivia es un país básicamente gasifero. La venta de gas a la Argentina en 1972 representó un importante ingreso para el erario nacional. Se produjo un boom de la construcción en propiedad horizontal, particularmente en La Paz. Santa Cruz inició un despegue económico sin precedentes, aunque con algunos proyectos fallidos como el del algodón. Se llevaron adelante obras públicas de magnitud como la autopista La Paz-El Alto, la refinería de Palmasola, varios edificios públicos de gran envergadura en la sede de gobierno, se instalaron nuevos sistemas de telecomunicaciones y se compraron varios aviones nuevos para el Lloyd Aéreo Boliviano. La inversión pública fue intensa, pero el endeudamiento externo fue el más alto del siglo, al multiplicar la deuda en casi seis veces. Se redactaron nuevos códigos que sustituyeron al paquete de códigos dictado por Andrés de Santa Cruz, en materia civil, penal y de familia.
Se organizó el censo de 1976 que estableció una población de 4,6 millones de habitantes, una población urbana que se equilibraba progresivamente con la rural que aún era mayoría con el 58 %, un notable crecimiento de la ciudad de Santa Cruz (290.000 habitantes) y un proceso importante de migración de los Andes al oriente.

En noviembre de 1974 Banzer rompió con los partidos que lo apoyaban, los excluyó del gobierno y se apoyó exclusivamente en el respaldo de las FF.AA. La violencia desde el estado se tradujo en la masacre de Tolata en 1974, con un saldo de varios muertos ante las protestas por las medidas económicas del gobierno, el asesinato del Cnl. Andrés Selich, ex ministro del Interior de ese mismo gobierno y la participación de Bolivia en la llamada Operación Cóndor con las dictaduras de Chile, Argentina, Uruguay y Paraguay, que generó una acción represiva común con muertes y desapariciones. En 1976 fue asesinado en Buenos Aires el expresidente Torres, la oposición acusó al gobierno de ser el autor intelectual de ese crimen.

En 1975 el gobierno hizo la propuesta más seria de solución al problema marítimo con Chile. Tras el abrazo con Augusto Pinochet en Charaña, se reanudaron relaciones con ese país, la propuesta de un puerto al norte de Arica con un corredor soberano para Bolivia fue rechazada por Chile y las relaciones volvieron a suspenderse. En 1977, ante la presión interna y externa, Banzer convocó a elecciones que ganó como producto de un fraude monumental su delfín el Gral. Juan Pereda, frente a la pujante Unidad Democrática y Popular, una coalición de izquierda liderada por Siles Zuazo. Las elecciones fueron anuladas, Pereda respondió derrocando a Banzer en julio de 1978.

La nación sin rumbo
El periodo entre 1978 y 1982 fue el más inestable y caótico de toda la historia republicana de Bolivia con nueve presidentes en cuatro años y medio, siete de facto y solo dos constitucionales. La secuencia presidencial es: Gral. Juan Pereda (1978), Gral. David Padilla (1978-1979), Wálter Guevara (1979), Cnl. Alberto Natusch (1979), Lidia Gueiler (1979-1980), Gral. Luis García Meza (1980-1981), junta militar (1981), Gral. Celso Torrelio (1981-1982) y Gral. Guido Vildoso (1982).

Otra vez se produjeron las tensiones entre el poder militar y los sectores conservadores frente a las corrientes democratizantes, pero sobre todo los partidos de izquierda en la idea de la ruta al socialismo. La fuerza política que aglutinó a la sociedad civil fue la UDP, formada por el MNRI, el MIR y el Partido Comunista, que ganó tres elecciones consecutivas (1978 en que fue víctima de fraude, 1979 y 1980). Las otras fuerzas importantes fueron el MNR ,el recientemente creado partido de Hugo Banzer Acción Democrática Nacionalista (1979) Y el PS1 de Marcelo Quiroga. El empate electoral de 1979 (UDP-MNR) produjo un empantanamiento que llevó a la presidencia interina a Wálter Guevara que fue derrocado apenas dos meses y medio después de posesionarse. El delirante golpe de Natusch desbarató el notable éxito logrado por Bolivia en la asamblea de la OEA en La Paz que representó el apoyo multilateral para la causa marítima. Sectores del MNR y MNRI apoyaron a Natusch que estuvo apenas 16 días en el poder, dejando un saldo de casi 200 muertos y medio millar de heridos en las calles de La Paz. La presidencia interina de Lidia Gueiler que sustituyó a Natusch tuvo como objetivo una nueva elección. En diciembre de 1979 se vio obligada a devaluar la moneda y soportar una fuerte presión popular.

En julio de 1980 llegó el golpe de Luis García Meza, cuyos paramilitares en la toma de la COB asesinaron a Marcelo Quiroga y dos dirigentes sindicales. García Meza abrió un periodo de poder atrabiliario, corrupción sin límites y vinculación de importantes ministros de estado con el narcotráfico, particularmente Luis Arce Gomez. En enero de 1981 nuevas medidas económicas condujeron a una masacre con el asesinato de ocho dirigente miristas acorralados por los agentes de Arce Gomez ministro del Interior en una casa de La Paz. El gobierno de García Meza (derrocado por presión popular en agosto de 1981) y sus sucesores llevaron las cosas a un punto tan negro que afectaron seriamente el prestigio de las Fuerzas Armadas. La única opción fue la convocatoria al congreso elegido en 1980 que ratificó la elección de ese año y permitió que Vildoso entregue la presidencia a Hernán Siles Zuazo (octubre de 1982).

Democracia y estado liberal
El gobierno de la UDP tuvo dos caras, estuvo signado por la incapacidad de administrar la grave crisis económica que los militares dejaron como herencia y por una vocación democrática que salvó el difícil proceso que se iniciaba. Con minoría en el congreso, una dura oposición de MNR y ADN y una presión insoportable de la COB y los trabajadores al mando de Lechín, el ejecutivo se encontró huérfano, adicionalmente el MIR en una muestra de inmadurez política abandonó el gobierno a los pocos meses de haber impuesto a través de su ministro Ernesto Aranibar la desdolarización que llevó al desastre a miles de pequeños ahorristas.

En menos de dos años la situación económica tocó fondo. La producción cayó en un 40 %, las exportaciones descendieron de 1.030 a 670 millones de dólares, el pib decreció hasta el límite de - 4,5 % en 1983, la inflación pasó de 123 % en 1982 a 8.767 % en 1985. Las reservas monetarias llegaron a cero. Las huelgas, bloqueos y marchas llegaron al paroxismo, el Banco Central paró 51 días, le cortaron el agua y la luz al palacio de gobierno y la casa presidencial. En marzo de 1984, 12.000 mineros tomaron y paralizaron la ciudad de La Paz. En junio el Presidente fue secuestrado por diez horas en un intento frustrado de golpe. La situación se hizo insostenible, el Presidente Siles hizo una nueva huelga de hambre sin éxito, la iglesia le pidió una actitud de desprendimiento que se tradujo en la renuncia a un año de su mandato y la convocatoria a elecciones.

En 1985 Hugo Banzer ganó la elección por mayoría relativa frente a Paz Estenssoro que obtuvo el segundo lugar. El caos económico provocó un retorno del votante de la izquierda al centro y a la derecha. Pero el congreso no ratificó a Banzer, eligió a Paz, por primera vez el segundo en el voto era ungido Presidente.

Paz comenzó su gobierno con una frase dramática pero real “Bolivia se nos muere”. Un equipo económico al mando de Gonzalo Sánchez de Lozada (presidente del senado, luego ministro de Planeamiento) diseñó un decreto con medidas económicas que se conoció para la historia por su número, el 21060. Era el comienzo de una nueva política económica en el país. El decreto planteaba una reducción del déficit fiscal mediante el congelamiento salarial y un aumento radical del precio de la gasolina (que cubrió en casi un 50 % los ingresos del tesoro por varios años), el cambio real y flexible del dólar a partir del mecanismo del bolsín, una subasta diaria de dólares en función de oferta y demanda, libre contratación, reducción de personal del estado, liberalización total del mercado y reforma tributaria. La medida fue rechazada por la COB que fue a la huelga, el gobierno respondió con el estado de sitio y confinamiento de dirigentes (Lechín terminó su carrera sindical renunciando en 1987 a la secretaría ejecutiva de la COB). El peso que había llegado a cotizarse en 1.800.000 por dólar fue sustituido por el boliviano, con seis ceros menos. Las medidas tuvieron éxito gracias a una alianza entre Paz y Banzer (octubre del 85) en el llamado Pacto por la Democracia que le dio al gobierno mayoría en el parlamento y le permitió aprobar las leyes que requería.

En 1986 la brutal caída de los precios del estaño forzó al gobierno al despido masivo de los mineros de Comibol (casi 23.000), lo que provocó una marcha desde Oruro a La Paz de más de 10.000 trabajadores que mediante el estado de sitio fueron detenidos por el ejército a medio camino. Fue el ultimo intento por salvar la minería nacionalizada. La explosión de la actividad del narcotráfico y la plantación de coca excedentaria que se había iniciado en la última etapa del gobierno de Banzer, llegó a niveles muy graves en los gobiernos militares de principios de los ochenta. La exportación de droga hacia los Estados Unidos y Europa llevó las relaciones de Bolivia con Estados Unidos a un grado de extrema dependencia y de condicionamiento por el tema coca-cocaína. Esto impulso al gobierno a dictar la ley 1008, instrumento implacable contra el tráfico de cocaína y producción ilegal de coca, así como la intervención de militares de EE.UU. en acciones absolutamente ineficaces contra el narcotráfico.

En 1987 se realizaron elecciones municipales, recuperando una tradición rota por la Revolución de 1952. El fortalecimiento de la democracia municipal fue clave para darle mayor poder directo al ciudadano. Desde entonces los procesos electorales municipales se realizaron regularmente.

En 1988 nacieron dos partidos populistas, Conciencia de Patria de Carlos Palenque un exfolklorista y notable comunicador que logró aglutinar a su alrededor a los sectores más desposeídos del occidente de Bolivia y Unidad Cívica Solidaridad de Max Fernández, empresario cervecero que sobre la base del poder de la CBN logró un respaldo de voto importante en sectores populares del valle y los llanos del país.

Paz Estenssoro terminó su gobierno habiendo logrado derrotar la hiperinflación y estabilizar la economía, una tarea que parecía imposible al iniciar su gestión, aunque el costo social traducido en un alto desempleo y un bajo nivel adquisitivo de los salarios fue muy alto. Las elecciones de 1989 contaron con un inesperado candidato, Gonzalo Sánchez de Lozada del MNR que ganó las elecciones por corto margen a Hugo Banzer. La ulterior elección en el congreso dio lugar a una sorprendente alianza entre Banzer y Jaime Paz Zamora, jefe del MIR, antiguos enemigos ideológicos aparentemente irreconciliables. Esa alianza le dio la presidencia a Jaime Paz que llegó al mando de la nación a pesar de haber sido tercero con apenas el 19 % de los votos populares.

El gobierno de Paz Zamora fue de sostenimiento, mantuvo la estabilidad económica y logró un crecimiento promedio del 3.4 % del pib, el más alto en los últimos quince años. La estructura de las exportaciones cambió, pasó de la casi exclusividad de minerales (estaño, zinc, tungsteno, plomo y plata) al gas en los años ochenta y a los llamados no tradicionales en los noventa, fundamentalmente soya y en menor medida madera. El gobierno no se atrevió a encarar su mayor desafío, un proceso de privatización que anunció y no realizó. El tropiezo mayor fue la concesión del litio en el salar de Uyuni que no se hizo ante presión de sectores radicales de los comités cívicos.

En 1992 se realizó el censo de población y vivienda, arrojando un total de 6.4 millones de habitantes, una mayor población urbana que rural (57-43 %) y un crecimiento espectacular de Santa Cruz, consolidada como segunda ciudad del país y primera economía de la nación. El analfabetismo que en 1950 era superior al 70 % había caído al 20 %.

Comenzó a ser importante el tema de la defensa de la ecología que requirió de una nueva legislación en este ámbito, como la ley de medio ambiente de 1992 y el reconocimiento de los derechos de los indígenas del oriente tras las marcha por el territorio y dignidad (1990), que estableció el concepto de territorios indígenas en esa región del país.

Los acuerdos políticos de 1992 permitieron la sustitución de una Corte Electoral seriamente cuestionada y el nombramiento de una nueva, que garantizó desde entonces elecciones limpias y libres de toda sospecha. Se comprometió también la aprobación de modificaciones a la Constitución política y se establecieron las bases de una reforma educativa. En el ámbito de la lucha contra las drogas, Paz Zamora planteó la idea de que coca no es cocaína, lo que lo enfrentó a Estados Unidos. Un nombramiento equivocado del jefe de la fuerza contra las drogas (FELCN), determinó la intervención abierta del embajador de Estados Unidos que obligó al Presidente a destituir a ese funcionario, al ministro del Interior y al comandante de la policía. Años después EE.UU. le quitó su visa de ingreso por supuestas vinculaciones con el narcotráfico. A fines de 1990 en un operativo para rescatar al empresario secuestrado Jorge Lonsdale, la policía mató a sangre fría a tres terroristas del grupo Néstor Paz Zamora que hicieron el secuestro, además de torturar y matar a otro terrorista en prisión.

En las elecciones de 1993 triunfó por segunda vez, pero en esta ocasión con holgura Gonzalo Sánchez de Lozada, frente a Hugo Banzer. El gobierno de Jaime Paz, aliado con ADN, estaba muy desgastado y acusado de creciente corrupción. Sánchez de Lozada y el MNR, presentaron un ambicioso programa de cambios estructurales que buscaban consolidar el giro de Bolivia a la economía de mercado. Para ello se alió con UCS y con el MBL de Antonio Araníbar y Miguel Urioste. Los tres pilares fundamentales del programa eran la capitalización, la participación popular y la reforma educativa.

La capitalización implicó la venta del 50 % de las acciones de las seis principales empresas del estado, YPFB, ENFE (ferrocarriles), ENDE (electricidad), ENAF (fundiciones), ENTEL (telecomunicaciones) y LAB (línea aérea). Este proceso representó un ingreso de 1.671 millones de dólares por el 50 % de esas empresas, el otro 50 % se destinó a inversión social directa traducida en acciones para todos los bolivianos mayores de 21 años en 1995 y en el pago a todos los mayores de 65 años de un bono anual individual denominado bonosol, el primero y único se pagó en 1997 por una valor de 248 dólares. Acusado de ser una medida electoral, el bono fue suspendido en el gobierno del Presidente Banzer.

La participación popular se transformó en una ley que implicaba la territorialización de los municipios (se establecieron 311 en el país), se repartieron fondos de la participación que salían de un 20 % de los ingresos nacionales y del 100 % de los ingresos municipales, los fondos del estado central se repartían en función de la población de cada municipio. Esto representó la posibilidad del ciudadano de administrar los fondos de su municipio y decidir sobre ellos. Municipios que antes recibían unos pocos miles de bolivianos pasaron a recibir millones (Villa Tunari por ejemplo, que en 1993 no recibía ni un peso del erario nacional, en 1994 recibió 1.2 millones de bolivianos).

La reforma educativa estableció cambios administrativos, incluyó a los padres en el proceso de fiscalización, estableció la educación intercultural y bilingüe, la transversalidad del currículo y una racionalización en el magisterio. Las medidas fueron duramente combatidas por la oposición y el sindicalismo y obligaron a Sánchez a dictar el estado de sitio para imponerlas.

Adicionalmente, el gobierno estableció la descentralización administrativa con la creación de consejos departamentales y la desaparición de las corporaciones de desarrollo, la reforma de pensiones que pasó al ahorro individual y aprobó las reformas a la Constitución que incluyeron dos nuevos tribunales, el Constitucional y el Consejo de la Judicatura, además de la Defensoría del Pueblo, el mandato presidencial de cinco años y la mitad de los diputados elegidos uninominalmente. En el ámbito de la justicia se hicieron importantes modificaciones al código penal y se eliminó la prisión por deudas y estableció la ley de fianza juratoria. También se aprobó la ley del Instituto de Reforma Agraria (INRA) que fue el paso más importante desde la reforma agraria del 53, reconociendo a las comunidades originarias y estableciendo impuestos a la mediana y gran propiedad entre otras medidas.

El juicio a Luis García Meza iniciado en 1986 e impulsado por el abogado Juan del Granado, terminó en 1993 con su condena a 30 años, el fallo comenzó a cumplirse cuando el exgeneral prófugo fue detenido en Brasil y extraditado a Bolivia. A fines de 1996 se produjo una acción policial con un saldo trágico de 11mineros y un capitán de policía muertos, el operativo manejado irresponsablemente se hizo para recuperar para sus propietarios las minas de Amayapampa y Capacirca, tomadas ilegalmente por los trabajadores.

En el periodo 1982-2000 se hizo énfasis en la infraestructura vial con obras como la terminación de la carretera Cochabamba-Santa Cruz (que pocos años después presentó serios problemas geológicos en uno de sus tramos), el asfaltado Patacamaya-Tambo Quemado que une al país con Arica y La Paz-Desaguadero. También se hicieron aeropuertos nuevos como el de Santa Cruz (Siles) y Cochabamba (Sánchez, Banzer). Uno de los proyectos más importantes que se cristalizó en esta etapa fue la construcción de un gasoducto entre Bolivia y Brasil para suministrar gas a los mercados de Sao Paulo y Porto Alegre. Fue la mayor inversión económica encarada en Bolivia, solo el lado boliviano demandó 550 millones de dólares. Pactado por Paz Zamora, construido en el gobierno de Sánchez de Lozada e inaugurado por Banzer. La venta de gas a Brasil representará importantes ingresos económicos al país.

En 1997 se convocó a nuevas elecciones que ganó Hugo Banzer con el 22 %, por encima de Juan Carlos Durán del MNR y Remedios Loza de Condepa. Banzer se alió con el MIR, UCS, Condepa y NFR (nuevo partido creado por el alcalde de Cochabamba Manfred Reyes Villa). En setiembre de 1997 convocó a un diálogo nacional del que salió una propuesta programática basada en cuatro pilares. Dignidad pilar relativo a la erradicación total de la coca excedentaria, programa que lleva adelante con gran éxito, oportunidad pilar vinculado al crecimiento económico, con una meta de crecimiento del 7 % al final del mandato, equidad pilar relativo a la lucha contra la pobreza e institucionalidad pilar referido al fortalecimiento del sistema judicial y de la democracia. En este campo se nombró una nueva Corte Suprema, a los miembros del Tribunal Constitucional, Consejo de la Judicatura y a la Defensora del Pueblo.

El gobierno afrontó una severa crisis económica en 1999 que lo obligó a dictar una ley de reactivación económica con la esperanza de revertir un indicador de crecimiento muy bajo para ese periodo. En 1998 prescindió de Condepa y en el 2000 del NFR.

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Fuente: Instituto Nacional de Estadística (INE)

 





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