Carlos D. Mesa Gisbert
por
encargo del Instituto Nacional de
Estadística
La república
oligárquica. Los liberales
Pando
abrió el ciclo de veintiún años de
gobiernos liberales, con una mentalidad
modernizadora que marcó una nueva
preeminencia de la economía y de le
geopolítica interna de Bolivia, estableciendo
el liderazgo de La Paz que tendría
vigencia a lo largo de todo el siglo
XX.
En 1900 se produjo un hecho crucial para la economía
boliviana, Simón I. Patiño descubrió
en la mina La Salvadora (Llallagüa),
la veta de estaño más rica del mundo,
comenzaba así la era del estaño en
el país. Simultáneamente, los precios
internacionales de la plata se derrumbaron
y la minería boliviana de la plata
colapsó, coincidiendo con el auge
del estaño y los usos múltiples de
este producto en el mundo. En poco
más de dos décadas los llamados barones
del estaño Simón Patiño, Carlos Víctor
Aramayo y Mauricio Hoschild, se convirtieron
en un poder económico y político decisivo
en el país.
La guerra
del Acre
El descubrimiento del árbol de la goma y su explotación
(Antonio Vaca Diez desde 1876), determinó
un auge económico muy importante entre
1890 y 1920, al punto que en las primeras
décadas del siglo fue el segundo ingreso
mayor después de los minerales. El
éxito de la goma generó muy pronto
problemas de límites en el norte en
la frontera con Brasil. Los filibusteros,
con el beneplácito del gobierno del
Presidente brasileño Francisco Rodríguez
Alves, pretendieron independizarse
de Bolivia. Con un alto sentido de
responsabilidad Pando decidió combatirlos
y con un destacamento se dirigió al
ignoto norte, en un viaje que en si
mismo era una verdadera odisea. En
la zona de Cachuela Esperanza y Riberalta
en el Beni, se alzaba el imperio de
Nicolás Suárez, el Patiño de la goma,
quien pertrechó la columna Porvenir
y colaboró al gobierno. La crisis
bélica (1902-1903) con antecedentes
en las expediciones de Muñoz, Lucio
Pérez Velasco e Ismael Montes que
tuvieron éxitos como el de Riosinho,
Capueiro y Bagué, culminó cuando Brasil
decidió intervenir en el conflicto,
forzando al débil ejército de Pando
a la negociación, pero las acciones
del Presidente boliviano deben destacarse
por sus éxitos militares y las dificultades
que se vio obligado a superar en una
expedición de meses desde los Andes
hasta la amazonía. En 1903 en Petrópolis
(Brasil), ambos países firmaron un
tratado por el que se cedía el territorio
del Acre a cambio de una compensación
económica de dos millones de libras
esterlinas y un ferrocarril .
Ismael
Montes y la continuación del ciclo
liberal
En 1904 fue elegido Ismael Montes quien nada más comenzar
su gobierno tuvo que afrontar una
de las más grandes responsabilidades
históricas que hubiese tenido un mandatario
boliviano, el tratado de 1904. El
congreso debatió duramente el tema
y a pesar de una fuerte oposición
(Miguel Ramírez, Pastor Saínz, Fernando
Campero, Román Paz, entre otros),
la mayoría liberal se impuso. Se acordó
la cesión a perpetuidad a Chile del
Litoral a cambio del libre tránsito
de mercaderías, la construcción del
ferrocarril Arica- La Paz y 300.000
libras esterlinas. El mar a cambio
de un plato de lentejas, fue la decisión
pragmática de los liberales.
El dinero recibido de Brasil y Chile permitió al liberalismo
un importante trabajo de modernización
de las principales ciudades, particularmente
La Paz. Se comenzaron vías férreas
como La Paz-Beni, Viacha-Oruro, Oruro-Cochabamba,
Oruro-Potosí y Potosí-Tupiza, un proceso
vital de vertebración del territorio
occidental.
El país se adecuó al patrón oro y se crearon nuevos
bancos. Comenzó una etapa de bonanza
económica apoyada por el auge gomero
y estañifero. En el ámbito de la educación
se contrató la misión belga presidida
por Georges Rouma, que modificó curriculums
y modernizó la educación nacional,
instalando la primera normal para
la formación de maestros. En lo religioso
se aceptó la libertad de cultos.
En las elecciones de 1908 ganó Fernando Guachalla quien
no pudo posesionarse al morir días
antes de la transmisión del mando.
Montes decidió prorrogar un año más
su mandato de manera totalmente ilegal.
Le sucedió Eliodoro Villazón quien
ganó los comicios de 1909. El gobierno
de Villazón fue uno de los más tranquilos
y prósperos que haya tenido el país.
Gozó de una economía en bonanza y
en crecimiento, tuvo sucesivos superavits
en los presupuestos nacionales, las
exportaciones crecieron en más del
50 % y se instalaron tranvías en La
Paz y Cochabamba. El gobierno contrató
una misión alemana presidida por el
Gral. Hans Kundt para modernizar el
ejército, en una línea permanente
de renovación militar que sostuvieron
los gobiernos liberales. A diferencia
de sus antecesores, respetó escrupulosamente
la Constitución y los derechos ciudadanos,
sin la presión de movimientos subversivos
que había sido y sería una constante
histórica.
En esa época surgieron las obras de Franz Tamayo y Alcides
Arguedas que contrapusieron visiones
de la sociedad, Tamayo en un vitalismo
exaltador de los valores indígenas,
Arguedas en una demoledora crítica
al conjunto de la sociedad que perfilaría
años después (1919) en Pueblo Enfermo.
Dos importantes periódicos nacieron
en el periodo liberal, el oficialista
El Diario y el republicano La Razón.
En 1913 Montes volvió al poder en medio de una altísima
popularidad, pero le tocó afrontar
la crisis producida por la primera
guerra mundial, tuvo que reformar
el sistema financiero estableciendo
que el único banco con capacidad para
emitir moneda era el Banco de la Nación.
La medida generó fuertes protestas,
sumada a la contracción económica
como producto de la caída de las exportaciones.
Incluso se tuvo que suspender temporalmente
el pago de la deuda externa. (1913-1916),
pero en 1916 la situación se revirtió
y el Presidente se ufanó de que por
primera vez se superaron los 100 millones
de pesos en exportaciones.
La situación en el agro se mantuvo inalterable, la expoliación
de las tierras de comunidad no trajo
consigo una modernización ni ampliación
productiva, pero sí crecieron los
terratenientes, entre ellos los presidentes
Pando y Montes. El descontento indígena
se expresó de nuevo con el levantamiento
de Pacajes de 1914.
En 1917, igual que ocurrió con el último gobierno conservador,
llegó a la presidencia por la vía
electoral José Gutiérrez Guerra, un
hombre tranquilo, más bien débil y
con escaso ascendiente. Las pugnas
entre liberales nacidas ya en 1904
con Pérez Velasco, culminaron con
la escisión definitiva y el nacimiento
del Partido Republicano en 1915, con
figuras claves como el propio expresidente
Pando y los futuros presidentes Bautista
Saavedra y Daniel Salamanca. El asesinato
del Gral. Pando en 1917 abrió una
brecha insalvable, el crimen nunca
esclarecido se achacó al gobierno
y fue el san benito que ligó Gutiérrez
desde el comienzo de su mandato.
Gutiérrez impulsó la llamada educación indigenal que
era el primer esfuerzo por ocuparse
de un tema central que solo resolvería
la revolución nacional. En 1920 voló
el primer avión en el país. Continuaron
las obras de integración vial y se
firmó el primer contrato de concesión
de áreas para la explotación petrolera
con la norteamericana Richmond Levering
en el departamento de Santa Cruz.
En esos años comenzaron a surgir las primeras organizaciones
gremiales en el ámbito de los ferroviarios
y gráficos, llegaron incipientes las
ideas anarquistas y socialistas y
se organizaron las primeras federaciones
obreras locales. El fracaso de la
gestión de Montes ante la Sociedad
de Naciones para reivindicar el mar
y el fallido juicio de responsabilidades
al expresidente, descompuso definitivamente
el clima político.
Los republicanos.
Otros hombres para
un mismo sistema
En 1920 el proceso conspirativo infatigable de los republicanos
se tradujo en un golpe de estado ejecutado
con mucha facilidad, que llevó al
poder a una junta compuesta por Bautista
Saavedra, Manuel Ramírez y José María
Escalier. Casi veintiún años de gobierno
ininterrumpido de los liberales terminó
por agotar y debilitar a uno de los
dos partidos políticos más importantes
de la historia republicana de Bolivia.
La llegada de los republicanos al gobierno encontró
a la nación bajo la égida del poder
del estaño. Patiño era ya a mediados
de los años veinte uno de los hombres
más ricos y poderosos del mundo. El
volumen de producción de sus minas
de estaño era clave en el mercado
mundial que él mismo controlaba, sus
intereses trascendieron nuestras fronteras
y tocaron varios países, su sede empresarial
en Estados Unidos y Francia, era propietario
de minas en Malasia y fundiciones
de estaño en Estados Unidos y Gran
Bretaña y del más importante complejo
minero en el país. Con un record máximo
de 48.000 toneladas producidas en
un año, Bolivia se convirtió en el
segundo productor mundial de estaño,
para entonces 22.000 obreros trabajaban
en las minas bolivianas.
Con una población de 2,1 millones de habitantes y su
principal ciudad La Paz con 135.000
almas en permanente y pujante crecimiento,
la sociedad comenzó a conocer los
atisbos de una clase media urbana.
La junta convocó a una asamblea que eligió Presidente
de entre tres candidatos Saavedra,
Salamanca y Escalier. Como resultado
de esa elección fuertemente manipulada
por Saavedra, surgió éste como Presidente
y el Partido Republicano Genuino de
Salamanca como opositor. El gobierno
de Saavedra estuvo signado por la
inestabilidad y la violencia, le tocó
un periodo turbulento y no tuvo contemplaciones
para someter a los revoltosos. Las
viejas reivindicaciones federalistas
de Santa Cruz inauguradas por Andrés
Ibañez en el siglo pasado resurgieron
en un movimiento liderado por Cástulo
Chávez que fue controlado. Se vivieron
también las masacres de Jesús de Machaca
en 1921 en contra de comunarios campesinos
y la de Uncía de 1923 que fue la primera
represión sangrienta en la minería
privada. Las condiciones económicas
continuaron críticas e igual que Montes,
Saavedra apeló al crédito externo
con el famoso y polémico empréstito
Nicolaus por 33 millones de dólares
que permitió pagar deuda anterior,
reducir el déficit fiscal y culminar
obras de infraestructura como la conclusión
del ferrocarril a la Argentina por
la vía de Villazón. Saavedra transfirió
ilegalmente la concesión petrolera
que en 1920 se le había dado a Levering,
a la Standard Oil, empresa que entre
1922 y 1937 apenas invirtió 17 millones
de dólares. El primer pozo se perforó
en 1922 y el primero productivo, el
de Bermejo, en 1924.
El crecimiento del movimiento obrero se tradujo en la
creación de la Federación Obrera del
Trabajo y en la primera gran huelga
ferroviaria de 1921. Pero el Presidente,
cuya formación sociológica le permitió
vislumbrar los desafíos de su tiempo,
impulsó y aprobó leyes como la de
accidentes de trabajo, la reglamentación
de huelgas y de conflictos entre el
capital y el trabajo, la jornada de
ocho horas, la regulación del trabajo
de mujeres y niños y el ahorro obligatorio
pionero de la idea de pensiones y
jubilación. Esas medidas le generaron
un importante respaldo popular y una
percepción distinta de la gente hacia
el poder gubernamental. Aunque en
general Saavedra vivió la paradoja
entre la represión y las medidas sociales
de avanzada. El fin de su gobierno
coincidió con el centenario de la
republica que pasó casi desapercibido
por el turbio clima político de la
época. Las elecciones de ese año le
dieron el triunfo a Gabino Villanueva
del oficialismo. El Presidente celoso
por la línea de independencia de pensamiento
de Villanueva apeló a una argucia
legal y anuló la elección. Se hizo
cargo del mando interinamente el presidente
del senado Felipe Segundo Guzmán que
convocó a elecciones. En enero de
1926 triunfó el candidato republicano
Hernando Siles.
Siles se desembarazó rápidamente de la figura de Saavedra
desterrando a su vicepresidente Abdón
Saavedra, que era hermano del exmandatario.
Rodeado por un grupo de jóvenes intelectuales
en los que germinaban las ideas nacionalistas,
creó el Partido Nacionalista con el
que intentó prorrogarse en el poder.
Como su antecesor, el gobierno contrató
un crédito por 13 millones de dólares.
Los republicanos marcaron el nivel
más alto de endeudamiento en el país
en la primera mitad del siglo XX,
con ese dinero superó el déficit fiscal,
continuó la construcción de infraestructura
ferroviaria y caminera y modernizó
el parque bélico del ejército. La
misión del norteamericano Wálter Kemerer
creó el Banco Central, estableció
una ley de presupuesto y creó la Contraloría
para el control y fiscalización de
la administración estatal. Los proyectos
de penetración al oriente tuvieron
que ver con la construcción del camino
a Santa Cruz, y el plan Grether para
la colonización agrícola. En 1929
salió al aire la primera emisión radial
en La Paz a cargo de los hermanos
Costas y radio Nacional.
También en 1929 Chile y Perú firmaron un tratado por
el cual Chile no podía ceder a un
tercer país (Bolivia) territorios
que habían sido originalmente peruanos,
con lo que se puso un cerrojo más
a la demanda marítima. En el Chaco
boreal se produjo el incidente de
fortín Vanguardia que fue atacado
por tropas paraguayas. En represalia
Bolivia tomó los fortines Boquerón
y Mariscal López. En esa situación
Siles prefirió la negociación y la
paz que se logró en esa oportunidad.
El
intento errado de prolongarse en el
gobierno llevó a Siles al desastre.
En mayo de 1930 renunció y dejó el
mando en manos de su gabinete para
habilitarse en las elecciones. En
junio el gobierno fue derrocado por
un movimiento militar apoyado por
civiles, el expresidente fue exilado
y su casa saqueada.
Se instaló en el poder una junta militar presidida por
Carlos Blanco Galindo quien convocó
a un referéndum para modificar la
Constitución en el régimen económico,
la elección presidencial y los derechos
y garantías ciudadanos. El aporte
crucial de este gobierno, bajo la
influencia de Daniel Sánchez Bustamante,
fue la imposición de la autonomía
universitaria y una reforma educativa,
particularmente en el ámbito de la
administración. Las elecciones fueron
ganadas por los genuinos de Daniel
Salamanca.
La guerra
del Chaco
La llegada de Salamanca al gobierno marca un terrible
camino en el destino de Bolivia. El
Presidente creía que el país debía
redimirse en el Chaco. El conflicto
limítrofe con Paraguay tenía que ver
con una región despoblada cuyos límites
establecidos después de la independencia,
comenzaron a precisarse mediante tratados
a partir de 1879. Se trata de un triángulo
con el río Parapetí al norte, el río
Pilcomayo al oeste y el río Paraguay
al este, ambos cursos de agua hacen
vértice en la capital paraguaya, Asunción.
Tras cuatro intentos fallidos -Bolivia
reivindicaba el territorio hasta el
propio límite de Asunción y Paraguay
hasta el río Parapetí- el tema quedó
en litigio hasta estallar primero
en 1928 y luego en 1932 con el combate
por la laguna Chuquisaca (Pitiantuta),
que dio origen a la guerra en junio
de 1932.
La guerra tuvo cuatro fases, la primera entre junio
y diciembre de 1932, ambos países
se preparaban para el combate en gran
escala, fue la primera ofensiva boliviana
y toma de los fortines paraguayos
Toledo, Corrales y Boquerón. En Boquerón
el Tte. Cnel. Manuel Marzana y 650
soldados bolivianos, escribieron una
de las páginas más heroicas de nuestra
historia militar, defendieron por
más de un mes el fortín asediado hasta
por 11.500 soldados paraguayos, que
finalmente tomaron el fortín defendido
hasta el último aliento. La respuesta
paraguaya fue la retoma de los tres
fortines y las victorias en Arce y
Alihuatá, apenas paliadas por la exitosa
defensa de Kilómetro Siete bajo el
mando de Bernardino Bilbao Rioja.
Estos hechos forzaron a Salamanca,
bajo presión popular, a llamar a Hans
Kundt general alemán que había estado
varias veces en Bolivia, a quien le
entregó el mando del ejército.
La segunda fase de la guerra, diciembre 1932-diciembre
1933, fue de total ofensiva boliviana
con la toma de Platanillos, Loa, retoma
de Toledo, Arce, Alihuatá y el avance
sobre Campo Jordán y Gondra. Su objetivo
específico era la toma de Nanawa,
el fortín defensivo paraguayo más
al sur al que llegaron los bolivianos.
En julio de 1933, 9.000 soldados bolivianos
atacaron a 9.000 paraguayos en Nanawa
sin éxito, con más de 2.000 bajas
bolivianas. Entre agosto y diciembre
de 1933 el comandante paraguayo Gral.
José Félix Estigarribia contraatacó
y retomó Campo Grande, Alihuatá y
Campo Vía, este último el peor desastre
militar boliviano en la guerra, con
la caída de dos divisiones,7.500 hombres
con todo su armamento. Solo se salvó
un destacamento de 3.000 hombres al
mando del Gral. Enrique Peñaranda.
Salamanca destituyó a Kundt y bajo
presión de los oficiales en el frente
nombró comandante en jefe a Peñaranda.
La tercera fase, diciembre de 1933 a enero de 1935,
fue de incesante ofensiva paraguaya,
que logró de manera fulminante hacer
retroceder al ejército boliviano y
llegó al río Parapetí tras haber tomado
Picuiba, Carandaití y el centro de
operaciones Ballivián, previamente
destruido por los bolivianos. El mayor
éxito nacional en ese periodo fue
Cañada Strongest con un saldo de 1.400
prisioneros paraguayos. En noviembre
de 1934, el Presidente Salamanca que
había tenido pésimas relaciones con
el alto mando durante toda la guerra,
fue derrocado cuando visitaba el frente
en Villamontes, rodeado por todo el
mando en campaña que lo obligó a dimitir.
Su vicepresidente José Luis Tejada
Sorzano se hizo de la presidencia.
La última fase del conflicto, enero a julio de 1935,
fue la defensa de Villamontes organizada
exitosamente por el Cnel. Bilbao Rioja,
que frenó en seco a Estigarribia y
salvó el petróleo boliviano. En julio
del 35 se hizo un acuerdo de alto
el fuego y recién en 1938 se firmó
la paz. La idea de que el petróleo
fue un móvil importante es relativa
ya que nunca se encontró petróleo
en el Chaco. Paraguay contó en todo
el conflicto con la ayuda argentina
cuyos intereses en territorio paraguayo
eran muy importantes.
El péndulo
entre viejo orden y Revolución
La guerra dejó una terrible sensación de fracaso en el
país, pero sobre todo despertó una
nueva conciencia en una sociedad que
se confrontó por primera vez en el
campo de batalla con la realidad de
sus diferencias étnicas y sociales,
la clase media estuvo cara a cara
con la mayoría quechua aymara que
no sabía por qué y por quien peleaba.
Simultáneamente, las corrientes de
pensamiento europeas, marxismo y fascismo
penetraban en la sensibilidad de una
joven elite intelectual.
En este contexto, en mayo de 1936 se produjo el golpe
de estado protagonizado por el Cnl.
David Toro que había integrado el
mando en la guerra, que marcó dos
cosas, la intención de los militares
de evitar cualquier fiscalización
de los civiles a su fracaso en la
guerra y el giro hacia ideas nacionalistas
que serían decisivas en la historia
del siglo XX. La corriente abierta
por Toro se definió como “socialismo
militar”, era en realidad una línea
nacionalista no exenta de las ideas
fascistas en boga entonces. La medida
fundamental de su gobierno fue la
nacionalización del petróleo, expulsando
a la Standard Oil, fue la primera
nacionalización que se hizo en toda
América Latina. Paralelamente creó
Yacimientos Petrolíferos Fiscales
Bolivianos (YPFB), la empresa estatal
del petróleo. Amplió sustancialmente
el número de ministerios, creó el
ministerio de Trabajo y colocó en
el cargo a un obrero fabril, Waldo
Álvarez, que aprobó el código de trabajo
e hizo la sindicalización obligatoria,
creó también el ministerio de Minas
y Petróleos. Fue un salto importante
en la lógica de una sociedad excluyente
y elitaria en el manejo del poder.
Creó también, al estilo de la Alemania
nazi, el rubro de propaganda dependiente
de RR.EE. Era en un sentido mucho
más abierto que el de Siles, la irrupción
de una nueva generación que se hacía
cargo de los asuntos del estado. Los
socialistas de Enrique Baldivieso
acompañaron a Toro en este esfuerzo.
La caída de su gobierno como un frágil
castillo de naipes en julio de 1937,
hace pensar que estuvo siempre hipotecado
a la fuerte personalidad y la popularidad
arrolladora de su protegido el Tte.
Cnl. Germán Busch, héroe de guerra,
temerario y de carácter volatil. Llegó
a la presidencia a los 33 años.
Busch demostró muy pronto que no era fácilmente manejable
y mantuvo la línea de Toro. No tuvo
contemplaciones con los opositores,
desterró a Saavedra y sofocó un levantamiento
de Toro fusilando a uno de los sublevados,
llamó a palacio y golpeó sin contemplaciones
al viejo escritor Alcides Arguedas
que lo criticaba. A su lado se alinearon
intelectuales de la talla de Baldivieso,
Augusto Céspedes y Carlos Montenegro.
En su gobierno se firmó la paz con
el Paraguay, en lo económico tuvo
que combatir un proceso de inflación
moderada. El 24 de septiembre de 1938
creó el departamento de Pando consolidando
la unidad política del país hasta
hoy.
En 1938 convocó a una asamblea constituyente para modificar
en esencia la Constitución de 1880
que solo había sufrido cambios parciales
en 1921 y 1931. La asamblea reunió
a una generación distinta y fue tan
importante como la del 80. Allí estuvieron
Renato Riverín, Valdivieso, Céspedes,
Carlos Medinacelli, Fernando Siñani
y los futuros presidentes Walter Guevara
y Víctor Paz Estenssoro. El nuevo
texto cambió la orientación liberal
de la carta magna y subrayó la responsabilidad
social del estado, limitó la propiedad
privada insertando el concepto de
la propiedad como derecho social,
planteó la obligatoriedad de salud
y educación por parte estatal. Era
el comienzo de la era del intervencionismo
estatal.
En abril de 1939 se declaró dictador, el 7 de junio
de ese año dictó el decreto de obligación
de entregar el 100 % de las divisas
producto de las exportaciones al estado,
afectando a la gran minería. En agosto
de 1939 se suicidó en su casa. La
sucesión fue resuelta por la fuerza
del poder militar que instaló a Carlos
Quintanilla en el gobierno.
Rápidamente se dejó en suspenso el decreto del 100 %
de las divisas y se autorizó la libre
exportación. El Gral. Bilbao, héroe
de guerra y probable candidato presidencial,
fue vejado y exiliado del país. Las
fuerzas conservadoras se organizaron
para las elecciones de 1940 y reunidas
en la llamada concordancia, proclamaron
candidato a Enrique Peñaranda que
ganó las elecciones frente a José
Antonio Arze, marxista.
El periodo 1935-1941 fue rico en el ámbito político
y marcó el nacimiento de los partidos
que sustituirían a liberales y republicanos.
En 1935 nació el Partido Obrero Revolucionario
de tendencia radical trotskista, en
1937 Falange Socialista Boliviana
inspirada en el fascismo y la falange
española. En 1940 el Partido de Izquierda
Revolucionaria de inspiración marxista
soviética y en 1941-42 el Movimiento
Nacionalista Revolucionario, nacionalista
con alguna influencia fascista, que
se convertiría en el partido más importante
del siglo XX.
Peñaranda llegó al gobierno coincidiendo con la segunda
guerra mundial, su gobierno se alió
rápidamente a Estados Unidos e indemnizó
a la nacionalizada Standard Oil. a
título de contribución con los aliados,
Bolivia tuvo que aceptar precios ridículos
por el estaño en un momento en que
era el único productor mundial importante
de occidente, dado que Malasia estaba
bajo control de los japoneses. Se
adoptó el plan de desarrollo planteado
por el norteamericano Marvin Bohan
y se creó la Corporación Boliviana
de Fomento.
Dos episodios mancharon gravemente esta gestión, el
putsch nazi, una trama hecha por un
agente inglés para descalificar al
MNR acusando al Myr. Elías Belmonte
de conspirar junto a la embajada alemana
contra el gobierno. En 1942 una huelga
en Catavi-Siglo XX, mina de Patiño,
desató una de las mayores masacres
de la historia de la minería con intervención
del ejército. El saldo fue la muerte
de por lo menos una veintena de trabajadores
y medio centenar de heridos. Nunca
se conocieron cifras oficiales. En
diciembre de 1943, una alianza entre
una logia militar radical denominada
Razón de Patria e integrada por jóvenes
oficiales y el MNR, derrocó a Peñaranda
e impuso en la presidencia al Myr.
Gualberto Villarroel.
Villarroel
retomó la línea de Toro y Busch y
enfrentó muy rápidamente la hostilidad
de Estados Unidos que lo acusaba de
simpatías por el nazismo. Tras seis
meses de ardua negociación, el reconocimiento
vino tras obligar a la salida de Montenegro
y Céspedes del gabinete, figuras prominentes
del movimientismo en el gobierno.
El ministro más importante de ese
partido fue Víctor Paz Estenssoro
en Economía (el MNR estuvo fuera del
gobierno entre abril y diciembre del
44). En 1944 se creó la Federación
de Mineros, liderada por Juan Lechín
y en 1945 el gobierno organizó el
primer congreso indigenal, en el que
se abolió el pongueaje (régimen de
explotación de los campesinos que
vivían en haciendas y eran usados
gratuitamente por los hacendados).
Las tensiones políticas condujeron
a algunas acciones conspirativas que
produjeron una brutal reacción del
gobierno, que en 1944 asesinó fríamente
en el camino a Yungas a cuatro prominentes
figuras, Luis Calvo, Félix Capriles,
Rubén Terrazas y Carlos Salinas, lo
que se sumó al ajusticiamiento de
10 insurrectos en Oruro. Estos hechos
terminaron por debilitar y acorralar
al gobierno. Las fuerzas de derecha
en peculiar alianza con el PIR, organizaron
acciones permanentes de protesta,
hasta que el 21 de julio de 1946 una
turba invadió palacio, asesinó al
Presidente y sus dos edecanes, lanzó
el cadáver por un balcón a la plaza
y lo colgó de un poste de luz. Fue
el episodio más terrible en la historia
de los presidentes de Bolivia.
El periodo 1946-1952 fue el último intento por el restablecimiento
del viejo orden, primero bajo una
junta civil presidida por Néstor Guillén
y luego por Tomás Monje, ambos representantes
de la Corte de Justicia. La junta
convocó a elecciones que ganó muy
estrechamente Enrique Hertzog sobre
Luis Fernando Guachalla. Hertzog no
pudo conjuncionar la alianza conservadora,
lo que provocó siete cambios de gabinete
en un periodo de algo más de dos años.
El MNR estaba en plena organización
en sectores populares y en centros
mineros. El gobierno apenas pudo impulsar
obras como la carretera Cochabamba-Santa
Cruz. Finalmente, presionado por las
fuerzas políticas tuvo que renunciar
al cargo a favor de su vicepresidente
Mamerto Urriolagoitia aduciendo razones
de salud.
Urriolagoitia actuó con dureza, congeló salarios y prohibió
el cierre de fábricas. En política
internacional negoció sin éxito una
solución a la mediterraneidad que
se quebró por el pedido de Chile de
usar aguas del Titicaca para riegos
en su parte norte. Presidió el censo
de 1950 que arrojó un resultado de
tres millones de habitantes, predominio
rural, alto grado de analfabetismo
y una población aymara y quechua superior
al 65 %. Todavía el oriente no mostraba
signos de crecimiento significativo,
La Paz tenía ya 320.000 habitantes.
En 1949 el MNR se sublevó en todo el país y llegó a
organizar gobierno en Santa Cruz.
La llamada guerra civil demandó una
acción violenta del ejecutivo que
llegó a bombardear por aire Santa
Cruz y Cochabamba. Casi veinte días
tardó en restablecer el orden. La
convocatoria a elecciones en 1951
confrontó a las fuerzas tradicionales
con el MNR. La candidatura de Paz
(que estaba exilado en la Argentina)
y Hernán Siles Zuazo como vicepresidente,
obtuvo el triunfo por mayoría relativa
frente a Gabriel Gosalvez. Urriolagoitia
se negó a aceptar siquiera que el
parlamento se reúna para elegir Presidente
y dio un autogolpe, entregando el
mando a las Fuerzas Armadas que colocaron
en la presidencia al Gral. Hugo Ballivián.
Fue el interregno final antes de la
Revolución.
Ballivián convocó a elecciones, pero estas nunca se
realizaron. Una conspiración entre
el ministro de Gobierno Antonio Seleme
y el MNR con Siles a la cabeza, transformó
un golpe de estado en una insurrección
popular. Entre el 9 y 11de abril de
1952 se combatió fieramente en las
calles de La Paz y Oruro. El pueblo,
los mineros de Milluni y carabineros
de la policía sumados a la rebelión,
lograron derrotar al ejército en heroicas
acciones callejeras. El saldo del
enfrentamiento fue 490 muertos y casi
1.000 heridos.
La Revolución Nacional
El nuevo gobierno revolucionario del MNR instaló en palacio
a Paz y Siles. Las ideas gestadas
en los años treinta y cuarenta comenzaban
a hacerse realidad.
El primer paso fue el decreto del voto universal el
21 de julio de 1952, con esta medida
se rompía la democracia excluyente
y calificada del pasado, otorgando
el voto a la mujer, a los analfabetos
y haciendo elegible a cualquier ciudadano
mayor de edad. De 130.000 electores
en 1951 se pasó a 960.000 en 1956.
El otro objetivo clave era tomar el control total de
la economía por la vía de descabezar
a los tres grandes mineros del estaño,
se consideraba que solo un estado
fuerte, dueño de sus recursos naturales
y de sus empresas de producción, podría
desarrollar el país. Por eso, el 31
de octubre de 1952 Paz firmó el decreto
de nacionalización de las minas, con
lo que el 80 % de los ingresos de
las exportaciones y los recursos del
subsuelo pasaron a poder del estado.
Acto seguido se creó Comibol la empresa
minera estatal, se estableció el control
obrero con derecho a veto, se despidió
y recontrató a todos los trabajadores
lo que le demando una fuerte erogación
al erario.
En Agosto de 1953 se tomó la medida más trascendental
del gobierno revolucionario, la reforma
agraria que devolvió la tierra a los
campesinos, de ese modo se incorporó
a casi 2.000.000 de bolivianos a la
economía, como el voto los había incorporado
a la política. Fue un paso de liberación
de la mayoría de los bolivianos.
En 1955 se dictó un nuevo código de la educación. La
educación universal y obligatoria,
la instalación de núcleos escolares
rurales para los campesinos, marcaron
un giro fundamental que universalizó
un derecho esencial que había estado
restringido y planteado discriminatoriamente
a partir de la idea de una educación
especial para los indígenas.
Otro de los objetivos básicos de la Revolución fue la
diversificación económica y la vertebración
del país. La inauguración de la carretera
Cochabamba-Santa Cruz (la primera
ruta asfaltada del país), permitió
un acceso al oriente que marcó el
impulso de crecimiento de Santa Cruz
de la Sierra. Se construyó un ingenio
azucarero, se impulsó la producción
de petróleo hasta lograr exportarlo
con el oleoducto a Arica. Se transfirieron
fondos de Comibol para todo este proceso
que si bien ayudaron a esta tarea,
descapitalizaron a la empresa de la
minería.
Junto a estas medidas se vivió el nacimiento de la Central
Obrera Boliviana (abril de 1952),
la creación de milicias mineras y
campesinas, el cierre del colegio
militar y la baja de más de 500 oficiales
para reorganizar el ejército. El colegio
militar se reabrió en 1954.
El costo de la Revolución fue alto, un proceso hiperinflacionario
que llevó al boliviano a devaluarse
en un 900 % en los cuatro años de
gobierno de Paz. Los intentos de conspiración
de FSB y sectores dentro del propio
MNR, condujeron a la adopción de medidas
represivas sin precedentes al abrirse
campos de concentración en las minas
y el altiplano, donde se vejó y torturó
a centenares de presos.
En 1956 se realizaron las primeras elecciones con voto
universal. Siles Zuazo obtuvo una
abrumadora mayoría (82 %) ante el
impacto de las medidas de cambio sobre
todo a favor de los indígenas. Su
tarea fue dura, implantar un programa
de estabilización monetaria que superase
la crisis económica. Esto lo enfrentó
a la izquierda del MNR que se opuso
al plan diseñado por el asesor norteamericano
Jackson Eder. El Presidente tuvo que
iniciar una huelga de hambre para
lograr su objetivo que provocó la
renuncia de Ñuflo Chávez, su vicepresidente.
El plan tuvo éxito y la moneda se
estabilizó, manteniendo el tipo de
cambio de 12 pesos por dólar hasta
1972. En este periodo se aprobó un
nuevo código del petróleo muy liberal
para la inversión externa, se aprobó
el código de seguridad social y una
ley de cooperativas.
La extraña muerte del jefe de FSB Oscar Unzaga de la
Vega, que se dijo se había suicidado
en una casa donde se hallaba oculto
y los hechos de sangre de cuartel
Sucre en La Paz y Terebinto en Santa
Cruz, mancharon el gobierno del Presidente
Siles. En esos días se produjo la
exitosa lucha de los cruceños por
las regalías del petróleo.
En 1960 se convocó a elecciones, las tensiones internas
del MNR llevaron a Paz a volver a
candidatear para resolver el conflicto
entre izquierda y derecha, postergando
las aspiraciones de Wálter Guevara,
quien rompió con su partido y creó
el Partido Revolucionario Auténtico,
presentándose a elecciones. Paz ganó
cómodamente y ocupó por segunda vez
el cargo. Paz pensó que después de
los grandes cambios era necesario
institucionalizar la Revolución (el
modelo mexicano fue permanente como
ejemplo para los bolivianos). Su primera
medida fue una nueva Constitución
(1961) que incluyó las minas nacionalizadas
como patrimonio del estado, reconoció
el voto universal y las milicias populares
y estableció la reelección. La crisis
de Comibol, sujeta a graves pérdidas
y altos costos de producción por una
burocracia excesiva, baja de ley de
mineral y obsolescencia tecnológica,
condujo al intento de reestructuración
a través del plan triangular con la
participación del BID y el gobierno
alemán. En 1962 se hizo conocer el
plan decenal, el primer plan que planteaba
en el largo plazo el desarrollo del
país y establecía la premisa de lucha
contra la pobreza, en la lógica del
desarrollismo bajo planificación estatal.
Ese mismo año un desvío arbitrario
de las aguas del río Lauca llevó a
Bolivia a romper relaciones con Chile.
La idea equivocada de que él era el único que podía
conducir el plan decenal, llevó a
Paz a ir a la reelección en 1964,
lo que dividió radicalmente a su partido
y lo enfrentó con Siles, Guevara y
Lechín. Ganó la elección como candidato
único con el Gral. René Barrientos
como vicepresidente, pero apenas tres
meses después, en noviembre fue derrocado
por Barrientos y el Gral. Alfredo
Ovando, apoyados por las FF.AA., la
oposición interna del MNR y varios
sectores de la clase media. Demasiados
años de gobierno, altos niveles de
corrupción y un cierto distanciamiento
con obreros y mineros, terminaron
con su gobierno.
En esos doce años la ayuda económica de los Estados
Unidos fue decisiva. Desde que en
1953 comenzó como donaciones, hasta
los créditos de los sesenta, la ayuda
convirtió a Bolivia en altamente dependiente,
al punto que el tesoro vivía de esos
créditos incluso para poder pagar
salarios de la administración pública.
Bajo el signo de las Fuerzas Armadas
La revolución cubana (1959) había cambiado el equilibrio
de poder en América Latina y abrió
espacios para movimientos marxistas
que intentaron la toma del poder.
La respuesta de Estados Unidos con
Kennedy fue la Alianza para el Progreso,
pero tras su muerte fue la doctrina
de seguridad nacional, que implicó
gran respaldo a los ejércitos latinoamericanos,
preparación antiguerrillera y finalmente
apoyo para la toma del poder por parte
de los militares como parte de una
política anticomunista.
El gobierno de René Barrientos nació en esa lógica y
en la del desarrollismo que ya había
inspirado al MNR además de la doctrina
de la CEPAL de proteccionismo y sustitución
de importaciones. El gobierno de Barrientos
tuvo cuatro etapas. Noviembre 1964-mayo
1965 con una junta que él presidió,
mayo-diciembre de 1965 con la extraña
figura de la co-presidencia que compartió
con el Gral. Alfredo Ovando, enero-agosto
de 1966 con el interinato de Ovando
y 1966-1969 gobierno constitucional
tras su triunfo electoral.
Barrientos jugó a dos puntas, enfrentamiento implacable
con obreros y mineros que pasó por
la rebaja y congelación salarial de
1965 y creación del llamado pacto
militar-campesino heredando el fuerte
arraigo del MNR en el campo. Su perfecto
dominio del quechua lo ayudó en esa
tarea. Los campesinos fueron la base
de su respaldo popular. El interinato
de Ovando demostró que éste era más
proclive al concepto del nacionalismo
revolucionario al firmar un contrato
para la instalación de la primera
fundición de estaño en el país. Barrientos
organizó un partido propio que tuvo
la efímera vida de su caudillo, se
alió con viejos sectores desplazados
por la Revolución y pequeños partidos
de escasa significación. En la lógica
del desarrollo impulsó proyectos como
la presa hidroeléctrica de Corani,
los caminos 1 y 4 de Cochabamba al
Chapare que serían la base para la
ruta nueva a Santa Cruz y el contrato
de explotación de mina Matilde por
una empresa norteamericana, además
de la renovación del contrato con
la Gulf que había llegado a Bolivia
en los años cincuenta. En febrero
de 1967 se aprobó una nueva Constitución
que ratificó las incorporaciones de
1961, pero eliminó las milicias populares
y la reelección.
El
aparato represivo se oficializó con
la ley de seguridad del estado y la
creación de una unidad “especializada”,
el Furmod. El episodio más trágico
de esos años fue la masacre de San
Juan, cuando unidades del ejército
entraron a Siglo XX la noche de San
Juan de 1967 y dispararon contra los
mineros, causando la muerte de 27
trabajadores. El argumento fue que
los mineros se organizaban para apoyar
a la guerrilla del Che.
La guerrilla
de Ernesto Che Guevara
En 1966 llegó a Bolivia el guerrillero argentino-cubano
Ernesto Che Guevara para organizar
un foco guerrillero que se expandiera
en todo el surcontinente. Se estableció
en Santa Cruz en la provincia Cordillera
en las proximidades del río Grande.
El contingente de la guerrilla era
de 52 efectivos, la mayoría cubanos.
Entre marzo y julio de 1967 los guerrilleros
inflingieron fuertes bajas al ejército,
que ante la contingencia fue entrenado
por oficiales de los boinas verdes
de los Estados Unidos y creó la unidad
especializada de los Rangers. En julio
una emboscada militar aniquiló una
de las dos columnas guerrilleras y
en septiembre el cerco aisló al Che.
El 8 de octubre el Che fue capturado
y el 9 fue muerto por un oscuro suboficial
por orden del Presidente Barrientos
y los comandantes Ovando y Juan José
Torres. La victoria del ejército fue
total y la guerrilla fue destruida.
Militares
entre la derecha y la izquierda
El 27 de abril de 1969 el Presidente murió al chocar
su helicóptero contra cables de alta
tensión en Arque (Cochabamba). Lo
sucedió su vicepresidente Luis Adolfo
Siles Salinas. Siles llegó al mando
sin poder real y bajo la presión militar
jefaturizada por Ovando. Disolvió
el Furmod y respetó escrupulosamente
la Constitución, integró a Bolivia
al Pacto Andino al firmar el Acuerdo
de Cartagena rumbo a una integración
económica indispensable para el desarrollo
de la región. En agosto de 1969 se
inauguró el canal estatal de televisión
que había sido planificado en el gobierno
de Barrientos.
La caída de Siles, fácilmente predecible, se produjo
en septiembre de 1969. En incruento
golpe Ovando tomó el poder y organizó
un gabinete mixto entre jóvenes intelectuales
de izquierda -entre los que se destacaba
Marcelo Quiroga Santa Cruz- y militares.
La medida trascendental de Ovando
fue la nacionalización de la Gulf
que revirtió al estado los importantes
campos gasíferos que permitieron en
1972 el contrato de venta de gas a
la Argentina. El gobierno abrió relaciones
con los países socialistas comenzando
por la Unión Soviética. El ministro
José Ortiz Mercado presentó un proyecto
de ley de bases del poder ejecutivo
y un plan de desarrollo que retomaba
las líneas del plan decenal.
La gestión de Ovando se vio sacudida por la guerrilla
de Teoponte, un grupo de jóvenes cristianos
y marxistas que se internaron en la
selva al norte de La Paz y fueron
cazados como moscas por el ejército
hasta su aniquilación total. Las muertes
de los esposos Alexander, Jaime Otero
y Jorge Soliz, que se le achacaron
al gobierno, debilitaron su sustento
hasta que en octubre de 1970 se produjo
la crisis. Un grupo de militares de
derecha bajo el liderazgo del Gral.
Rogelio Miranda pidió la salida de
Ovando, quien renunció, pero un golpe
de mano del Gral. Juan José Torres
que tomó la base aérea de El Alto
cambio las cosas, los obreros con
una huelga apoyaron a Torres que tomó
el poder después de un fugaz triunvirato
militar instalado por Miranda.
Torres mantuvo la línea nacional-revolucionaria de Ovando
en medio de una creciente polarización
del país y la acción descontrolada
de los sectores de la izquierda radical.
La inauguración de la fundición de
estaño de Vinto, la reversión del
contrato de mina Matilde y la creación
de las corporaciones de desarrollo,
fueron las escasas acciones administrativas
de un régimen cercado por las posiciones
extremas. El cuarto congreso de la
COB (mayo de 1970) propuso el camino
al socialismo y a los trabajadores
como vanguardia de ese proceso. En
junio de 1971 esas ideas se llevaron
a la práctica con la creación de la
Asamblea Popular que pretendía sustituir
al parlamento (cerrado desde 1969),
con la participación de mineros, fabriles,
campesinos, intelectuales y universitarios.
La Asamblea presidida por Lechín inauguró
sesiones pero nunca pudo deliberar
realmente.
Precisamente en 1971 se creó el Partido Socialista bajo
la conducción de Marcelo Quiroga Santa
Cruz y el Movimiento de la Izquierda
Revolucionaria que jugaría un importante
papel contra la dictadura de Banzer
y en la construcción democrática posterior.
A estas alturas las posiciones ideológicas eran irreversibles,
por un lado la izquierda cada vez
más radicalizada, por la otra la derecha
respaldada por el sector más fuerte
de las FF.AA., los empresarios, la
creciente clase media urbana que temía
una ruta irreversible al comunismo,
las dictaduras de Argentina y Brasil
y por supuesto los Estados Unidos.
La toma de el periódico El Diario,
las tomas de haciendas en Santa Cruz
a manos de Oscar Zamora Medinacelli
de filiación maoista (fue candidato
vicepresidencial del Gral. Hugo Banzer
en 1993), la expulsión del Cuerpo
de Paz y la liberación de Regis Debray
(condenado a 30 años de cárcel por
su participación en la guerrilla del
Che), terminaron por hacer estallar
la rebelión. El Cnl. Banzer logró
aglutinar en torno suyo a los dos
partidos más importantes de entonces,
el MNR de Paz Estenssoro (del que
se había dividido el MNRI de Siles
Zuazo) y FSB.
El 19 de agosto de 1971 se produjo el golpe que terminó
el 21 de ese mes con el triunfo de
los insurrectos, el saldo sangriento
tras los enfrentamientos en La Paz
y Santa Cruz fue de casi 100 muertos
y medio millar de heridos. El nuevo
gobierno declaró ilegales a los partidos
de izquierda, canceló el funcionamiento
de la COB y toda organización sindical,
clausuró las universidades y envió
al exilio a centenares de bolivianos.
En sus primeros años de gestión fue
implacable y férreo en su acción contra
los opositores.
Banzer se inscribió en la cara militar del nacionalismo,
con el ingrediente fuertemente anticomunista
de la época. Estatista y desarrollista
en economía, se vio beneficiado por
el extraordinario nivel de precios
de las materias primas (el estaño
llegó a cotizarse en ocho dólares
la libra fina) y una gran apertura
de créditos internacionales. Sobre
esta realidad pudo mantener un nivel
de crecimiento económico muy alto
que se reflejó en un promedio de 5.8
% de crecimiento del PIB de manera
sostenida entre 1971 y 1976 en que
la economía comenzó a declinar de
manera preocupante. Previamente tuvo
que devaluar la moneda, lo que modificó
el cambio después de 16 años y produjo
una convulsión social importante.
El gobierno creó simultáneamente nuevas
empresas productivas estatales, (hilandería,
aceites, automotriz, etc.) y una legislación
de apertura a la inversión externa
como la ley de inversiones y la de
hidrocarburos. Con una proyección
equivocada de crecimiento de la producción
petrolera, se lanzó a un proyecto
de ampliación de exportaciones que
tuvo que suspenderse ante la demanda
de consumo interno. En cambio, las
exploraciones demostraron que Bolivia
es un país básicamente gasifero. La
venta de gas a la Argentina en 1972
representó un importante ingreso para
el erario nacional. Se produjo un
boom de la construcción en propiedad
horizontal, particularmente en La
Paz. Santa Cruz inició un despegue
económico sin precedentes, aunque
con algunos proyectos fallidos como
el del algodón. Se llevaron adelante
obras públicas de magnitud como la
autopista La Paz-El Alto, la refinería
de Palmasola, varios edificios públicos
de gran envergadura en la sede de
gobierno, se instalaron nuevos sistemas
de telecomunicaciones y se compraron
varios aviones nuevos para el Lloyd
Aéreo Boliviano. La inversión pública
fue intensa, pero el endeudamiento
externo fue el más alto del siglo,
al multiplicar la deuda en casi seis
veces. Se redactaron nuevos códigos
que sustituyeron al paquete de códigos
dictado por Andrés de Santa Cruz,
en materia civil, penal y de familia.
Se
organizó el censo de 1976 que estableció
una población de 4,6 millones de habitantes,
una población urbana que se equilibraba
progresivamente con la rural que aún
era mayoría con el 58 %, un notable
crecimiento de la ciudad de Santa
Cruz (290.000 habitantes) y un proceso
importante de migración de los Andes
al oriente.
En noviembre de 1974 Banzer rompió con los partidos
que lo apoyaban, los excluyó del gobierno
y se apoyó exclusivamente en el respaldo
de las FF.AA. La violencia desde el
estado se tradujo en la masacre de
Tolata en 1974, con un saldo de varios
muertos ante las protestas por las
medidas económicas del gobierno, el
asesinato del Cnl. Andrés Selich,
ex ministro del Interior de ese mismo
gobierno y la participación de Bolivia
en la llamada Operación Cóndor con
las dictaduras de Chile, Argentina,
Uruguay y Paraguay, que generó una
acción represiva común con muertes
y desapariciones. En 1976 fue asesinado
en Buenos Aires el expresidente Torres,
la oposición acusó al gobierno de
ser el autor intelectual de ese crimen.
En 1975 el gobierno hizo la propuesta más seria de solución
al problema marítimo con Chile. Tras
el abrazo con Augusto Pinochet en
Charaña, se reanudaron relaciones
con ese país, la propuesta de un puerto
al norte de Arica con un corredor
soberano para Bolivia fue rechazada
por Chile y las relaciones volvieron
a suspenderse. En 1977, ante la presión
interna y externa, Banzer convocó
a elecciones que ganó como producto
de un fraude monumental su delfín
el Gral. Juan Pereda, frente a la
pujante Unidad Democrática y Popular,
una coalición de izquierda liderada
por Siles Zuazo. Las elecciones fueron
anuladas, Pereda respondió derrocando
a Banzer en julio de 1978.
La nación
sin rumbo
El periodo entre 1978 y 1982 fue el más inestable y caótico
de toda la historia republicana de
Bolivia con nueve presidentes en cuatro
años y medio, siete de facto y solo
dos constitucionales. La secuencia
presidencial es: Gral. Juan Pereda
(1978), Gral. David Padilla (1978-1979),
Wálter Guevara (1979), Cnl. Alberto
Natusch (1979), Lidia Gueiler (1979-1980),
Gral. Luis García Meza (1980-1981),
junta militar (1981), Gral. Celso
Torrelio (1981-1982) y Gral. Guido
Vildoso (1982).
Otra vez se produjeron las tensiones entre el poder
militar y los sectores conservadores
frente a las corrientes democratizantes,
pero sobre todo los partidos de izquierda
en la idea de la ruta al socialismo.
La fuerza política que aglutinó a
la sociedad civil fue la UDP, formada
por el MNRI, el MIR y el Partido Comunista,
que ganó tres elecciones consecutivas
(1978 en que fue víctima de fraude,
1979 y 1980). Las otras fuerzas importantes
fueron el MNR ,el recientemente creado
partido de Hugo Banzer Acción Democrática
Nacionalista (1979) Y el PS1 de Marcelo
Quiroga. El empate electoral de 1979
(UDP-MNR) produjo un empantanamiento
que llevó a la presidencia interina
a Wálter Guevara que fue derrocado
apenas dos meses y medio después de
posesionarse. El delirante golpe de
Natusch desbarató el notable éxito
logrado por Bolivia en la asamblea
de la OEA en La Paz que representó
el apoyo multilateral para la causa
marítima. Sectores del MNR y MNRI
apoyaron a Natusch que estuvo apenas
16 días en el poder, dejando un saldo
de casi 200 muertos y medio millar
de heridos en las calles de La Paz.
La presidencia interina de Lidia Gueiler
que sustituyó a Natusch tuvo como
objetivo una nueva elección. En diciembre
de 1979 se vio obligada a devaluar
la moneda y soportar una fuerte presión
popular.
En julio de 1980 llegó el golpe de Luis García Meza,
cuyos paramilitares en la toma de
la COB asesinaron a Marcelo Quiroga
y dos dirigentes sindicales. García
Meza abrió un periodo de poder atrabiliario,
corrupción sin límites y vinculación
de importantes ministros de estado
con el narcotráfico, particularmente
Luis Arce Gomez. En enero de 1981
nuevas medidas económicas condujeron
a una masacre con el asesinato de
ocho dirigente miristas acorralados
por los agentes de Arce Gomez ministro
del Interior en una casa de La Paz.
El gobierno de García Meza (derrocado
por presión popular en agosto de 1981)
y sus sucesores llevaron las cosas
a un punto tan negro que afectaron
seriamente el prestigio de las Fuerzas
Armadas. La única opción fue la convocatoria
al congreso elegido en 1980 que ratificó
la elección de ese año y permitió
que Vildoso entregue la presidencia
a Hernán Siles Zuazo (octubre de 1982).
Democracia
y estado liberal
El gobierno de la UDP tuvo dos caras, estuvo signado
por la incapacidad de administrar
la grave crisis económica que los
militares dejaron como herencia y
por una vocación democrática que salvó
el difícil proceso que se iniciaba.
Con minoría en el congreso, una dura
oposición de MNR y ADN y una presión
insoportable de la COB y los trabajadores
al mando de Lechín, el ejecutivo se
encontró huérfano, adicionalmente
el MIR en una muestra de inmadurez
política abandonó el gobierno a los
pocos meses de haber impuesto a través
de su ministro Ernesto Aranibar la
desdolarización que llevó al desastre
a miles de pequeños ahorristas.
En menos de dos años la situación económica tocó fondo.
La producción cayó en un 40 %, las
exportaciones descendieron de 1.030
a 670 millones de dólares, el pib
decreció hasta el límite de - 4,5
% en 1983, la inflación pasó de 123
% en 1982 a 8.767 % en 1985. Las reservas
monetarias llegaron a cero. Las huelgas,
bloqueos y marchas llegaron al paroxismo,
el Banco Central paró 51 días, le
cortaron el agua y la luz al palacio
de gobierno y la casa presidencial.
En marzo de 1984, 12.000 mineros tomaron
y paralizaron la ciudad de La Paz.
En junio el Presidente fue secuestrado
por diez horas en un intento frustrado
de golpe. La situación se hizo insostenible,
el Presidente Siles hizo una nueva
huelga de hambre sin éxito, la iglesia
le pidió una actitud de desprendimiento
que se tradujo en la renuncia a un
año de su mandato y la convocatoria
a elecciones.
En 1985 Hugo Banzer ganó la elección por mayoría relativa
frente a Paz Estenssoro que obtuvo
el segundo lugar. El caos económico
provocó un retorno del votante de
la izquierda al centro y a la derecha.
Pero el congreso no ratificó a Banzer,
eligió a Paz, por primera vez el segundo
en el voto era ungido Presidente.
Paz comenzó su gobierno con una frase dramática pero
real “Bolivia se nos muere”. Un equipo
económico al mando de Gonzalo Sánchez
de Lozada (presidente del senado,
luego ministro de Planeamiento) diseñó
un decreto con medidas económicas
que se conoció para la historia por
su número, el 21060. Era el comienzo
de una nueva política económica en
el país. El decreto planteaba una
reducción del déficit fiscal mediante
el congelamiento salarial y un aumento
radical del precio de la gasolina
(que cubrió en casi un 50 % los ingresos
del tesoro por varios años), el cambio
real y flexible del dólar a partir
del mecanismo del bolsín, una subasta
diaria de dólares en función de oferta
y demanda, libre contratación, reducción
de personal del estado, liberalización
total del mercado y reforma tributaria.
La medida fue rechazada por la COB
que fue a la huelga, el gobierno respondió
con el estado de sitio y confinamiento
de dirigentes (Lechín terminó su carrera
sindical renunciando en 1987 a la
secretaría ejecutiva de la COB). El
peso que había llegado a cotizarse
en 1.800.000 por dólar fue sustituido
por el boliviano, con seis ceros menos.
Las medidas tuvieron éxito gracias
a una alianza entre Paz y Banzer (octubre
del 85) en el llamado Pacto por la
Democracia que le dio al gobierno
mayoría en el parlamento y le permitió
aprobar las leyes que requería.
En 1986 la brutal caída de los precios del estaño forzó
al gobierno al despido masivo de los
mineros de Comibol (casi 23.000),
lo que provocó una marcha desde Oruro
a La Paz de más de 10.000 trabajadores
que mediante el estado de sitio fueron
detenidos por el ejército a medio
camino. Fue el ultimo intento por
salvar la minería nacionalizada. La
explosión de la actividad del narcotráfico
y la plantación de coca excedentaria
que se había iniciado en la última
etapa del gobierno de Banzer, llegó
a niveles muy graves en los gobiernos
militares de principios de los ochenta.
La exportación de droga hacia los
Estados Unidos y Europa llevó las
relaciones de Bolivia con Estados
Unidos a un grado de extrema dependencia
y de condicionamiento por el tema
coca-cocaína. Esto impulso al gobierno
a dictar la ley 1008, instrumento
implacable contra el tráfico de cocaína
y producción ilegal de coca, así como
la intervención de militares de EE.UU.
en acciones absolutamente ineficaces
contra el narcotráfico.
En 1987 se realizaron elecciones municipales, recuperando
una tradición rota por la Revolución
de 1952. El fortalecimiento de la
democracia municipal fue clave para
darle mayor poder directo al ciudadano.
Desde entonces los procesos electorales
municipales se realizaron regularmente.
En 1988 nacieron dos partidos populistas, Conciencia
de Patria de Carlos Palenque un exfolklorista
y notable comunicador que logró aglutinar
a su alrededor a los sectores más
desposeídos del occidente de Bolivia
y Unidad Cívica Solidaridad de Max
Fernández, empresario cervecero que
sobre la base del poder de la CBN
logró un respaldo de voto importante
en sectores populares del valle y
los llanos del país.
Paz Estenssoro terminó su gobierno habiendo logrado
derrotar la hiperinflación y estabilizar
la economía, una tarea que parecía
imposible al iniciar su gestión, aunque
el costo social traducido en un alto
desempleo y un bajo nivel adquisitivo
de los salarios fue muy alto. Las
elecciones de 1989 contaron con un
inesperado candidato, Gonzalo Sánchez
de Lozada del MNR que ganó las elecciones
por corto margen a Hugo Banzer. La
ulterior elección en el congreso dio
lugar a una sorprendente alianza entre
Banzer y Jaime Paz Zamora, jefe del
MIR, antiguos enemigos ideológicos
aparentemente irreconciliables. Esa
alianza le dio la presidencia a Jaime
Paz que llegó al mando de la nación
a pesar de haber sido tercero con
apenas el 19 % de los votos populares.
El gobierno de Paz Zamora fue de sostenimiento, mantuvo
la estabilidad económica y logró un
crecimiento promedio del 3.4 % del
pib, el más alto en los últimos quince
años. La estructura de las exportaciones
cambió, pasó de la casi exclusividad
de minerales (estaño, zinc, tungsteno,
plomo y plata) al gas en los años
ochenta y a los llamados no tradicionales
en los noventa, fundamentalmente soya
y en menor medida madera. El gobierno
no se atrevió a encarar su mayor desafío,
un proceso de privatización que anunció
y no realizó. El tropiezo mayor fue
la concesión del litio en el salar
de Uyuni que no se hizo ante presión
de sectores radicales de los comités
cívicos.
En 1992 se realizó el censo de población y vivienda,
arrojando un total de 6.4 millones
de habitantes, una mayor población
urbana que rural (57-43 %) y un crecimiento
espectacular de Santa Cruz, consolidada
como segunda ciudad del país y primera
economía de la nación. El analfabetismo
que en 1950 era superior al 70 % había
caído al 20 %.
Comenzó a ser importante el tema de la defensa de la
ecología que requirió de una nueva
legislación en este ámbito, como la
ley de medio ambiente de 1992 y el
reconocimiento de los derechos de
los indígenas del oriente tras las
marcha por el territorio y dignidad
(1990), que estableció el concepto
de territorios indígenas en esa región
del país.
Los acuerdos políticos de 1992 permitieron la sustitución
de una Corte Electoral seriamente
cuestionada y el nombramiento de una
nueva, que garantizó desde entonces
elecciones limpias y libres de toda
sospecha. Se comprometió también la
aprobación de modificaciones a la
Constitución política y se establecieron
las bases de una reforma educativa.
En el ámbito de la lucha contra las
drogas, Paz Zamora planteó la idea
de que coca no es cocaína, lo que
lo enfrentó a Estados Unidos. Un nombramiento
equivocado del jefe de la fuerza contra
las drogas (FELCN), determinó la intervención
abierta del embajador de Estados Unidos
que obligó al Presidente a destituir
a ese funcionario, al ministro del
Interior y al comandante de la policía.
Años después EE.UU. le quitó su visa
de ingreso por supuestas vinculaciones
con el narcotráfico. A fines de 1990
en un operativo para rescatar al empresario
secuestrado Jorge Lonsdale, la policía
mató a sangre fría a tres terroristas
del grupo Néstor Paz Zamora que hicieron
el secuestro, además de torturar y
matar a otro terrorista en prisión.
En las elecciones de 1993 triunfó por segunda vez, pero
en esta ocasión con holgura Gonzalo
Sánchez de Lozada, frente a Hugo Banzer.
El gobierno de Jaime Paz, aliado con
ADN, estaba muy desgastado y acusado
de creciente corrupción. Sánchez de
Lozada y el MNR, presentaron un ambicioso
programa de cambios estructurales
que buscaban consolidar el giro de
Bolivia a la economía de mercado.
Para ello se alió con UCS y con el
MBL de Antonio Araníbar y Miguel Urioste.
Los tres pilares fundamentales del
programa eran la capitalización, la
participación popular y la reforma
educativa.
La capitalización implicó la venta del 50 % de las acciones
de las seis principales empresas del
estado, YPFB, ENFE (ferrocarriles),
ENDE (electricidad), ENAF (fundiciones),
ENTEL (telecomunicaciones) y LAB (línea
aérea). Este proceso representó un
ingreso de 1.671 millones de dólares
por el 50 % de esas empresas, el otro
50 % se destinó a inversión social
directa traducida en acciones para
todos los bolivianos mayores de 21
años en 1995 y en el pago a todos
los mayores de 65 años de un bono
anual individual denominado bonosol,
el primero y único se pagó en 1997
por una valor de 248 dólares. Acusado
de ser una medida electoral, el bono
fue suspendido en el gobierno del
Presidente Banzer.
La participación popular se transformó en una ley que
implicaba la territorialización de
los municipios (se establecieron 311
en el país), se repartieron fondos
de la participación que salían de
un 20 % de los ingresos nacionales
y del 100 % de los ingresos municipales,
los fondos del estado central se repartían
en función de la población de cada
municipio. Esto representó la posibilidad
del ciudadano de administrar los fondos
de su municipio y decidir sobre ellos.
Municipios que antes recibían unos
pocos miles de bolivianos pasaron
a recibir millones (Villa Tunari por
ejemplo, que en 1993 no recibía ni
un peso del erario nacional, en 1994
recibió 1.2 millones de bolivianos).
La reforma educativa estableció cambios administrativos,
incluyó a los padres en el proceso
de fiscalización, estableció la educación
intercultural y bilingüe, la transversalidad
del currículo y una racionalización
en el magisterio. Las medidas fueron
duramente combatidas por la oposición
y el sindicalismo y obligaron a Sánchez
a dictar el estado de sitio para imponerlas.
Adicionalmente, el gobierno estableció la descentralización
administrativa con la creación de
consejos departamentales y la desaparición
de las corporaciones de desarrollo,
la reforma de pensiones que pasó al
ahorro individual y aprobó las reformas
a la Constitución que incluyeron dos
nuevos tribunales, el Constitucional
y el Consejo de la Judicatura, además
de la Defensoría del Pueblo, el mandato
presidencial de cinco años y la mitad
de los diputados elegidos uninominalmente.
En el ámbito de la justicia se hicieron
importantes modificaciones al código
penal y se eliminó la prisión por
deudas y estableció la ley de fianza
juratoria. También se aprobó la ley
del Instituto de Reforma Agraria (INRA)
que fue el paso más importante desde
la reforma agraria del 53, reconociendo
a las comunidades originarias y estableciendo
impuestos a la mediana y gran propiedad
entre otras medidas.
El juicio a Luis García Meza iniciado en 1986 e impulsado
por el abogado Juan del Granado, terminó
en 1993 con su condena a 30 años,
el fallo comenzó a cumplirse cuando
el exgeneral prófugo fue detenido
en Brasil y extraditado a Bolivia.
A fines de 1996 se produjo una acción
policial con un saldo trágico de 11mineros
y un capitán de policía muertos, el
operativo manejado irresponsablemente
se hizo para recuperar para sus propietarios
las minas de Amayapampa y Capacirca,
tomadas ilegalmente por los trabajadores.
En el periodo 1982-2000 se hizo énfasis en la infraestructura
vial con obras como la terminación
de la carretera Cochabamba-Santa Cruz
(que pocos años después presentó serios
problemas geológicos en uno de sus
tramos), el asfaltado Patacamaya-Tambo
Quemado que une al país con Arica
y La Paz-Desaguadero. También se hicieron
aeropuertos nuevos como el de Santa
Cruz (Siles) y Cochabamba (Sánchez,
Banzer). Uno de los proyectos más
importantes que se cristalizó en esta
etapa fue la construcción de un gasoducto
entre Bolivia y Brasil para suministrar
gas a los mercados de Sao Paulo y
Porto Alegre. Fue la mayor inversión
económica encarada en Bolivia, solo
el lado boliviano demandó 550 millones
de dólares. Pactado por Paz Zamora,
construido en el gobierno de Sánchez
de Lozada e inaugurado por Banzer.
La venta de gas a Brasil representará
importantes ingresos económicos al
país.
En 1997 se convocó a nuevas elecciones que ganó Hugo
Banzer con el 22 %, por encima de
Juan Carlos Durán del MNR y Remedios
Loza de Condepa. Banzer se alió con
el MIR, UCS, Condepa y NFR (nuevo
partido creado por el alcalde de Cochabamba
Manfred Reyes Villa). En setiembre
de 1997 convocó a un diálogo nacional
del que salió una propuesta programática
basada en cuatro pilares. Dignidad
pilar relativo a la erradicación total
de la coca excedentaria, programa
que lleva adelante con gran éxito,
oportunidad pilar vinculado al crecimiento
económico, con una meta de crecimiento
del 7 % al final del mandato, equidad
pilar relativo a la lucha contra la
pobreza e institucionalidad pilar
referido al fortalecimiento del sistema
judicial y de la democracia. En este
campo se nombró una nueva Corte Suprema,
a los miembros del Tribunal Constitucional,
Consejo de la Judicatura y a la Defensora
del Pueblo.
El gobierno afrontó una severa crisis económica en 1999
que lo obligó a dictar una ley de
reactivación económica con la esperanza
de revertir un indicador de crecimiento
muy bajo para ese periodo. En 1998
prescindió de Condepa y en el 2000
del NFR.
BIBLIOGRAFÍA
ANTEZANA S., Alejandro - Estructura
agraria en el siglo XIX, La Paz 1992,
CID, 218 pp. Con il.
ARANIBAR QUIROGA, Ernesto
- Crecimiento económico y procesos
políticos, La Paz 1978, Los Amigos
del Libro, 140 pp.
CRESPO, Alfonso -
Andrés de Santa Cruz el cóndor indio,
La Paz 1982, Biblioteca Popular Boliviana
de Ultima Hora, 76 pp.
KLEIN, Herbert S.
- Historia de Bolivia, La Paz 1994,
5° ed. Juventud, 328 pp.
LAZARTE R., Jorge
- Movimiento obrero y procesos políticos
en Bolivia (Historia de la COB 1952-1987),
La Paz 1989, I. Edobol, 289 p.
MACHICADO SARAVIA, Flavio
- Actitudes en las políticas económicas
(1952-1989), La Paz 1990, ILDIS, 170
pp.
MESA, José de-GISBERT, Teresa y MESA
GISBERT, Carlos D.
- Historia de Bolivia, La Paz 1999,
3° ed. Gisbert, 809 pp. con il.
MESA GISBERT, Carlos D.
- Presidentes de Bolivia: entre urnas
y fusiles, La Paz 1990, 2° ed. Gisbert,
495 pp. Con il.
ROJAS, Casto - Historia
financiera de Bolivia, La Paz 1977,
2° ed. Editorial Universitaria UMSA,
341 pp.
TRIGO, Ciro Félix -
Las constituciones de Bolivia, Madrid
1958, Instituto de Estudios Políticos
e Instituto de Cultura Hispánica,
531 pp.
Fuente:
Instituto Nacional de Estadística
(INE)