Recitando la ilógica del capitalismo

Antonio Orihuela, uno de los mayores impulsores de la poesía social española actual (encomiable su labor en los encuentros Voces del Extremo de Moguer), recoge en este pequeño poemario una serie de poemas sintéticos y directos que ponen de manifiesto la ilógica del capitalismo y de los mecanismos del Poder (justicia, mercado, alienación). El poeta, así, plasma la sinrazón que posibilita que “para el mundo que está fuera de mi cerebro / todo mi cuerpo es mercancía”, donde se cuela la rabia (“dilo con adoquines”) pero también cierto desencanto y pesimismo, que no resignación. La obra se compone de versos libres, discursivos, donde la metáfora y los símbolos se cargan de significado antes que buscar la belleza estética.

Orihuela combina la denuncia, sólo puntualmente concreta, pues es radical y global, dotada de la perspectiva necesaria incluso para enjuiciar la Historia (“todo lo que se levanta como Historia / lo hace sobre montones de cadáveres”), con piezas que buscan, como él dice, “reencantar el mundo”, y otras de tono más existencial; pero siempre partiendo del humanismo y apelando a la sencillez. Pues la poesía de Orihuela trata de construir un nuevo mundo, no sólo destruir el presente, ya que pretende “escribir poemas como comprar el pan / esperando que nutran y alimenten”.