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HOMENAJES: MARIA DE GRACIA IFACH

MANUEL MOLINA

 

 

 
         

HOMENAJES: MARIA DE GRACIA IFACH

 

La reconocida especialista de la vida y obra de Miguel Hernández, María de Gracia Ifach (seudónimo de Josefina Escolano), nació en Caudete (Albacete) en 1905 y murió en Valencia en 1983, lugar donde pasará la mayor parte de su vida. Allí estudió Bachillerato y los estudios universitarios por los que obtuvo el título de Bibliotecas, Archivos y Museos en la Universidad de Valencia en 1938. Estuvo casada con el escritor Francisco Ribes (fallecido el 24 de marzo de 1976).

Una de sus facetas más destacadas será la publicación de multitud de reseñas y trabajos, en revistas de España y Latinoamérica, durante las décadas de 1960 y 1970, y también ensayos y narraciones. También destaca su labor en torno a la figura de Miguel Hernández, sobre el que ha realizado la mayor parte de sus publicaciones.

Se estrenará como escritora con la novela La eterna bestia, en la colección “La novela femenina”, editada por Publicaciones Mundial en 1930.

El primer trabajo que realizó sobre Miguel Hernández fue la edición Dentro- de luz y otras prosas, donde aparece una selección de prosas del poeta oriolano. Curiosamente, su nombre no aparecía a pesar de que la edición corrió a su cargo.

En 1960 la Editorial Losada, de Buenos Aires, publicó la primera Antología con prólogo y selección de inéditos de María de Gracia Ifach, de la que posteriormente se realizaron numerosas ediciones, y las Obras completas de las que realizó el prólogo. En ese mismo año la Editorial Taurus, en su colección “Temas de España”, publicó Cuatro poetas de hoy, con prólogo, notas y selección de María de Gracia Ifach.

La revista El Urogallo ofreció en 1972 una exhaustiva Bibliografía apasionada del poeta de Orihuela, y la Revista Occidente le dedicó el numero 139 en octubre de 1974, homenajes ambos dirigidos por María de Gracia Ifach con la colaboración de Manuel García. También con su colaboración realizó en ese mismo año la presentación y antología de la obra Homenaje a Miguel Hernández, en la colección “Selecciones de Poesía Española”, de Plaza y Janes, con varias ediciones.

Ha escrito además la obra de relatos Locura la vida es (1945), de la que podemos destacar el relato “El Hombrecito”, Espejismos (1951), que pertenece a la colección “Tito y Hombre”, y No lo creerá (1953), de la colección “Mirto y Laurel”.

En 1975 publica Miguel Hernández, rayo que no cesa, la más densa biografía escrita hasta ese momento sobre el poeta, en la que se ofrecen numerosos datos y, lo hace a través de las distintas etapas de su vida. En ella abundan los comentarios impresionistas y las opiniones “visionarias”, las preguntas retóricas, la novelización de pasajes biográficos y una extraña divinización de la actividad artística. De ella se hicieron numerosas reimpresiones.

En 1975 editará la obra Miguel Hernández, reeditada posteriormente en 1989, ambas por la editorial Taurus, y en 1977 la obra Picasso, que fue escrita hasta la mitad por Francisco Ribes y continuada por María de Gracia Ifach, obra que también se reeditó en años posteriores.

Otras de sus publicaciones en la colección “El escritor y la critica”, de la editorial Taurus, el libro de ensayos colectivo en torno a la obra de Miguel Hernández preparado y prologado por María de Gracia Ifach en 1976. También realizó el prólogo-estudio de la Obra poética completa (1976), de José Luis Hidalgo, así como la recopilación y ordenación de inéditos. Después realizará una Antología de José Luis Hidalgo para “Selecciones de poesía española”, de Plaza y Janes.

La editorial Libros Río Nuevo publica Antología poética. Manuel Machado, con prólogo, notas y selección de María de Gracia Ifach, en 1982, año en el que también se publicará Vida de Miguel Hernández, por la editorial Plaza y Janes.

En 1985 junto con M. García, Guillermo Carnero, Ramón Gaya, J.Gil-Albert, Muñoz Suay, y otros, escribe Documenta Miguel Hernández.

Tras su fallecimiento se publicó en 1986 la obra Prosas líricas y aforismos, del poeta Miguel Hernández, que fue recopilada y preparada por María de Gracia Ifach, además de la introducción, realizada con el cariño y la dedicación que mostró siempre en su obra por su poeta preferido.




Goretti Aldeguer
Mariló Ávila


 

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MANUEL MOLINA


Manuel Molina ha sido considerado el epígono o benjamín del grupo oriolano de 1930, en el que Gabriel Miró tuvo una gran influencia.

Nace el 17 de octubre de 1917 en Orihuela, de su infancia recuerda la excesiva rigidez y dureza de los métodos educativos. Sus años de estudio fueron pocos, abandonando el bachillerato a los 15 años para trabajar con su padre, propietario de una contrata de explotación de carreteras. Pero su inclinación por los libros hace que no consiga adaptarse al oficio, y movido por sus inquietudes acude a la tahona de la calle de Arriba. En ella conoce a Carlos y Efrén Fenoll, Miguel Hernández, los hermanos Sijé, y será también allí donde surja su amistad con Adolfo Lizón.

En 1935 se traslada con su familia a Alicante, quedando desligado momentáneamente de sus amistades literarias de Orihuela. Al año siguiente será nombrado secretario de las Juventudes de Unión Republicana, donde conoce a Vicente Ramos.

Durante la posguerra desempeñará diferentes empleos y será en esos momentos cuando forme parte activa del grupo literario integrado por Vicente Ramos, Rafael Azuar, José Albi, Francisco García Sempere, Reolid y Adolfo Lizón.

Alicante hervía de actividad, a pesar de la censura, con la publicación de multitud de libros, la celebración de recitales o tertulias, pero sobre todo, con la publicación de revistas literarias como Arte Joven, Ifach, Sigüenza y Verbo, donde Manuel Molina intervendrá implicándose cada vez más en la vida cultural de la capital alicantina.

Su producción literaria se inicia a principios de la década de 1940 con el libro Renacer del silencio, del que solo se realizó un ejemplar, hoy perdido. Más adelante publica Otoño adolescente (1943), que fue el primer volumen de la colección Leila, del cual reniega por considerarlo inmaduro.

En 1950 aparece su primer libro reconocido Hombres a la deriva, en el que se aprecian los rasgos que estarán presentes en toda su producción. En él predominan el tema del tiempo y el choque con todo aquello que le rodea, un ejemplo claro es el poema “Preludio final (Oda a los falsos)”. A este le seguirán Camino adelante (1953), Versos en la calle (1955), en el que rememora su adolescencia; Poemas (1958), El suceso (1960), Mar del Miedo (1962), Coral de pueblo (1968), donde guarda similitudes con Carlos Fenoll; Veinte sonetos tópicos (1969), Balada de la Vega Baja (1970), en la que recuerda su Orihuela natal; La belleza y el fuego (1972), aludiendo a las mujeres y a las fiestas de Alicante; y finalmente Versos de la vida (1977), donde aparecen dos poemas dedicados a Miguel Hernández. En 1978 edita y prologa Canto encadenado (de Carlos Fenoll), ofreciendo uno de los primeros estudios sobre Carlos Fenoll y en el que demuestra que domina tanto el verso como la prosa, además de ser el primero que incluye correspondencia y bibliografía.

En cuanto a prosa tenemos Miguel Hernández y sus amigos de Orihuela (1969), que consta de una serie de artículos periodísticos aparecidos en la prensa alicantina y en los que se trata de desvelar el circulo de amistades de Miguel Hernández, con una visión muy personal. Este libro tendrá una continuidad en 1971 con Amistad con Miguel Hernández, en el que también se recopilan artículos de la prensa aunque se apoya en el elemento gráfico. En colaboración con Vicente Ramos escribe Miguel Hernández en Alicante (1976). Con motivo del XXXV aniversario de la muerte de Miguel Hernández publica Un mito llamado Miguel (1977), en el que denuncia falsedades y mantiene la memoria del poeta.

Se pueden ver en Molina influencias de Miguel Hernández, de la poesía popular de García Lorca, Alberti y Juan Ramón Jiménez.

También colaborará en distintos periódicos y revistas que le llevarán a ejercer la crítica literaria, centrando su atención sobre todo, en la poesía, lo que permitirá por un lado conocer la poesía provincial y, por otro, confeccionar su Antología de la poesía alicantina actual (1973). Sus labores como crítico las realizará principalmente desde la revista Idealidad, aunque también desde otras publicaciones.

Desde 1952 será una constante en todas las fiestas de poesía que se celebren en la provincia, pronunciando charlas y conferencias, recitando, etc. Su experiencia fue aprovechada por el Instituto de Estudios Alicantinos, del cual era miembro de número.

Su trayectoria literaria evidencia una primacía por el sentimiento y la emotividad, especialmente con una constante temporal, con una añoranza por el pasado que le ayudará a superar el presente. También la exaltación de la belleza femenina y de la fiesta por antonomasia de Alicante, las Hogueras de San Juan. Su preocupación ética y un lenguaje más o menos coloquial recuerdan a Miguel Hernández.

Métricamente se aprecia un dominio del endecasílabo y del soneto y destaca una habilidad para ajustar la métrica tradicional a los distintos niveles de su producción lírica.

En cuanto a su prosa, emplea gran cantidad de imágenes en sus descripciones. Su temprana “alicantinización” no ha impedido que siga recreando determinados ambientes de su añorada Orihuela.

La sencillez, la bondad y la humildad son las notas características de Manuel Molina, que no hace distinción entre el mundo poético y el real.

Mariló Ávila
Goretti Aldeguer

                 
             
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