Presente y futuro de los Centros Vascos en Argentina (I de III)
Gonzalo Javier Auza
Gonzalo Javier Auza 

"El mundo es bueno, pero a condición de mirarlo en conjunto y sin reparar en sus detalles", dijo una escritora europea. La misma fórmula podría aplicarse al conjunto de la colectividad vasca en Argentina.

Este país recibió más inmigrantes vascos que cualquier otro; y conforma, junto a Uruguay y Chile, la región de la diáspora con mayor número de habitantes de ese origen.

El porcentaje de la población con origen vasco se ubica entre el 6,4 por ciento (posición conservadora, contabilizando sólo a los descendientes de los inmigrantes de fines del siglo XIX y comienzos del XX) y el 17 por ciento (según el criterio más amplio, estimando todos los aportes migratorios desde la época de la conquista), según analizamos en "La importancia del aporte vasco en la constitución de la Argentina". En consecuencia, la repetida cifra del 10 por ciento de la población argentina con origen vasco es una razonable posición intermedia.

Quien sepa que sólo en este país hay 90 euskal etxeas puede pensar que es un número razonable para tan importante aporte migratorio y figurarse que existe una buena presencia vasca, una colectividad grande y fuerte y una amplia difusión cultural. De hecho la Argentina es el país con más cantidad de instituciones vascas; y duplica el número en Estados Unidos, el segundo país en el ranking.

Sin embargo la confrontación entre el número de habitantes con origen vasco y el número de asociados a los centros es sorpresiva; y es algo que pone los pelos de punta a los funcionarios del gobierno vasco, a quienes no les cierra que existan alrededor de 3,5 millones de personas con ascendencia vasca y no más de 15.000 asociados a los centros.

Centro Vasco Necochea.

Este cotejo de cifras es el primer escalón en el descenso al nivel de detalle que nos demuestra que el mundo "no es tan bueno" en lo referido a la actualidad y perspectivas de futuro de la colectividad vasca en Argentina.

Resulta urgente analizar los datos de la realidad con una lupa de mayor aumento para hacer un diagnóstico certero y proponer medidas viables que produzcan un cambio de envergadura.

Infraestructura

Del total de 90 centros, hay 45 en formación. Esto significa que la mitad de las instituciones es producto de un puñado de personas con mucha voluntad, que recién empiezan su camino y no tienen aún un sustento sólido para su actividad, ni económico ni cultural; y dependen únicamente de su valioso esfuerzo.

Hay casos, según señala Mikel Ezkerro -uno de los dirigentes que más ha recorrido el país-, en los que no se puede hablar de "centro vasco", pues son "meramente una expresión de deseo... no puede hablarse de centro organizado como tal... es una idea, una voluntad de un grupo que se ha reunido en una casa particular, en un club y ha dicho 'vamos a reunirnos los vascos'".

Entre los 45 centros activos, naturalmente, los de mayor antigüedad -como el Centro Vasco Laurak Bat de Buenos Aires (1877), la Unión Vasca de Bahía Blanca (1899), el Zazpirak Bat de Rosario (1912), el Centro de Arrecifes (1922), el centro de Tandil (1942), el Denak Bat de Mar del Plata (1943), el Euzko Etxea de la Plata (1944), el centro de Necochea (1945) o el de Villa María (1947)- son los que tienen un presente más sólido, con estructura edilicia importante y una vida institucional más activa.

Es importante notar que no todos los centros del país cuenta con una infraestructura de tanta importancia, ni elevados números de asociados, ni pueden desarrollar una labor tan amplia como la que pueden llevar adelante los históricos.

En muchos casos las casas vascas no tienen una sede donde realizar las actividades propias; poseen un número de asociados lo suficientemente bajo como para no permitirles subsistir con la cuota societaria; y no disponen de las herramientas necesarias para extender su accionar a la sociedad.

A pesar de lo dicho, no hay reglas generales. Existen centros históricos que mantienen una muy exigua actividad y otros muy pequeños con un despliegue notable.

Espíritu

Es destacable que, aunque no exista una infraestructura sólida en todas las locaciones del país, la importante red de centros, personas y grupos es un elemento valiosísimo para la difusión cultural vasca en Argentina.

Centro Vasco Comodoro Rivadavia.

Naturalmente, el conjunto de instituciones se mantiene -como decimos en Argentina- "haciendo de tripa corazón". Sin medios materiales de importancia y con pocos recursos para acceder a la oferta cultural de Euskal Herria, el elemento que todo el mundo destaca en la subsistencia de la colectividad de este país es el tremendo espíritu vasquista.

"En la Argentina, no existiendo prácticamente vascos nativos, sigue existiendo en un importante sector de la población un sentimiento de afecto hacia el pueblo vasco. Es un sentimiento de pertenencia, de carácter étnico, de afecto, de cariño. Lo que pasa es que la gran mayoría llega hasta ahí. La mayor parte de quienes acuden a los centros ha asumido un compromiso con lo vasco de cualidad variada, que significa un paso más que el grueso de gente que sólo lleva el apellido", explica Mikel Ezkerro, Responsable de las Areas de Cultura de FEVA y del Centro Laurak Bat.

Ese sentido de pertenencia étnica, indefinible e inasible, es el elemento vital que da sustento a la colectividad vasca en Argentina; y que le ha permitido subsistir con el paso de las generaciones; pero cuando no se transpone esa frontera del sentimiento, comienzan los problemas: algunos se conforman con que existan muchas personas con un fuerte espíritu vasquista; sin embargo se ve con claridad que eso no apuntala un colectivo.

Es el espíritu el que asegura que muchos directivos, a pesar de las contrariedades, se brinden a su institución hasta el último aliento, como ha sucedido y sucede.

Es ese espíritu, también, el que da fuerzas a los proyectos más renovadores que traen aires de cambio a la colectividad: el trabajo con niños de jardín de infantes, que realiza una joven presidente de su centro en la provincia de Buenos Aires; el sostén de una audición radial a lo largo de muchos años, que lleva adelante un joven dirigente en la ciudad de Paraná; la enseñanza del euskera en una institución oficial en la localidad de José C. Paz, por impulso del centro vasco; por poner sólo algunos ejemplos de actividades originales y positivas, que rompen con los cánones tradicionales de las euskal etxeas.

En estos ejemplos se nota que el sentimiento ha motorizado la acción; y entonces puede valorarse positivamente el empuje que motiva. Ahora bien, cuando se estima el espíritu vasquista de un modo vago, sin referencias a la acción, la situación empieza a degradarse.

¿Alcanza únicamente un fuerte espíritu vasquista para asegurar el futuro? Si seguimos ahondando en los detalles veremos que la respuesta es evidente: No. Es condición necesaria, pero no suficiente.

Uno de los primeros signos que pone en evidencia que el espíritu vasquista por sí mismo no alcanza para mantener una colectividad en estado saludable, es la falta de renovación de los cuadros dirigentes, algo que debería ocurrir naturalmente en cualquier organización a medida que se suceden las generaciones

Socios y cuadros directivos

Según un informe elaborado por Iñaki Martínez de Luna referido al conjunto de las casas vascas del mundo y presentado al Congreso Mundial de Colectividades del año 1999, la distribución de las personas asociadas a los centros según grupos de edad presentaba el siguiente aspecto:

Edad
Porcentaje
< 18 años
4
18 - 29
10
30 - 45
21
46 - 64
35
> = 65
29
NS/NC
1
Total
100

Estas cifras corresponden al total mundial y no sólo a Argentina. Aunque no existan informes estadísticos de los centros de este país, podemos afirmar que hay similaridad en las proporciones.

El segmento de 18 a 45 años -que en cualquier esquema institucional sano debería incluir a gran parte de los cuadros dirigenciales- representa el 31 por ciento del total. En el caso argentino en ese segmento de edad hay muy pocos dirigentes ocupando cargos efectivos.

Es notorio que el segmento de 0 a 29 años representa sólo el 14 por ciento del total de socios. Este porcentaje es bajísimo para asegurar la continuidad.

Complementariamente, la cifra más importante es la que indica que la mayor parte de los asociados (el 64 por ciento, un número elevado) corresponde al segmento mayor a 46 años.

El problema es agudo en los casos de los centros cuya directiva en pleno tiene un promedio más elevado todavía, lo que no permite la renovación y actualización de su accionar. Existen instituciones donde los dirigentes tienen un término medio de edad mayor a 60 años; y en algunos casos la inmensa mayoría del cuerpo lo supera.

¿Es malo que existan dirigentes de un promedio de edad elevado? Naturalmente no. Es sano para las instituciones que los socios más antiguos aporten su enorme experiencia y sabiduría. Por ello, tampoco sería prudente que todos los directivos tuvieron un promedio de edad muy bajo.

Para cualquier grupo, la lógica indica que debería haber una escala de edades heterogénea, que permitiera conciliar la experiencia con la fuerza juvenil; y donde las responsabilidades que implican mayor agilidad, velocidad de respuesta e ideas nuevas, estuvieran en manos de los jóvenes; y aquellas que conllevan una mayor cuota de madurez y trayectoria contaran con el aporte de los viejos dirigentes.

En las casas vascas de Argentina existe mucha variedad en la conformación de las distintas comisiones directivas, pero es un problema de agenda actual la notoria y general falta de renovación de los cuadros dirigentes; en ocasiones por falta de líderes jóvenes, pero en otras, lamentablemente, porque algunos de los dirigentes de mayor edad no abren los espacios a la sangre nueva.

Los directivos de FEVA (Federación de Entidades Vasco Argentinas) asumen esta realidad como una problemática grave y están generando iniciativas tendientes a alcanzar esa renovación, como detallaremos más adelante.

También Emakume Abertzale Batza está trabajando en la búsqueda de soluciones a la baja participación de los jóvenes: ha iniciado un estudio sociológico sobre ese tema con el apoyo de la Secretaría de Acción Exterior del Gobierno Vasco.

En este escenario es muy importante el dato que aporta Mikel Ezkerro: "el pulso de la comunidad es llevado por contadísimas personas". Son aquellos que hacen que las cosas sucedan, el resto deja que las cosas pasen... o no se entera de que pasan, como indica el dicho. "Podría parafrasear a Winston Churchill: 'Nunca tantos debieron tanto a tan pocos' -asegura Ezkerro- La comunidad vasca son todos los socios y socias, pero ¿quién verdaderamente lleva el pulso de la colectividad? Contadísimas personas; que en algunos centros se pueden calcular con los dedos de una mano. La colectividad depende de esos, con grave riesgo, porque si un día no están... ¿qué ocurrirá?".

Referencias bibliográficas

. Eusko Jaurlaritza - Gobierno Vasco, Euskadi munduan eraikitzen. Congreso Mundial de Colectividades Vascas 1999, Vitoria-Gasteiz, 26-29 octubre, Vitoria-Gasteiz, Servicio Central de Publicaciones del Gobierno Vasco, 2000.


Gonzalo J. Auza, gonzalo@juandegaray.org.ar
http://www.juandegaray.org.ar/fvajg/docs/Gonzalo_J_Auza

Euskonews & Media 214. zbk (2003 / 06 / 13-20)

Dohaneko harpidetza | Suscripción gratuita | Abonnement gratuit |
Free subscription


Aurreko aleak | Números anteriores | Numéros précedents |
Previous issues


Kredituak | Créditos | Crédits | Credits

Euskomedia: Euskal Kultur Informazio Zerbitzua

Eusko Ikaskuntzaren Web Orria

webmaster@euskonews.com



QUIENES SOMOSPolítica de privacidadAvisos LegalesCopyright © 1998 Eusko Ikaskuntza