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Martes 15 de mayo de 2001
FUTBOL FEMENINO
Mis Goles
Se llama Andrea Ojeda, tiene 16 años y es la superestrella del tricampeón. Juega de nueve, ama al Bati y en el último torneo hizo 59 goles en 28 partidos.

RAMIRO SCANDOLO. irscandolo@ole.com.ar

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El travesaño medio caído hacia un lado. El paisaje de los tres palos en una cancha castigada por el descuido. El arquero improvisado; el más gordito. Todos los defensores rivales, algunos ya crecidos, maduros. Y una nena de apenas 13 años. De pronto, la pelota llega por arriba. Y como un fantasma, cruza fugazmente. El pique. La pierna derecha que la engancha en el aire. La pelota que, como siempre, poco importa cómo, entra. Su puño en alto. El de la nena de 13 años.

Así una y mil veces, Andrea Ojeda se hizo en los potreros de Glew y se afirmó dos años después en Boca, con 59 goles en 28 partidos y un promedio de gol de 2,11. "Lo perseguía a mi hermano y me ponía a jugar. Me escapaba de mi casa y me iba yo sola a la canchita. Ahora, él tiene 20 años y no juega tanto".

En otra oportunidad, ya en Boca, no recuerda bien qué partido, Andrea se encontró con la pelota y enfrentó a una jungla de piernas femeninas. Aquella tarde, camino al gol, se comió trancazos duros y se dio el lujo de aguantar. Le rompieron la camiseta, la tomaron del brazo y le tiraron una patada. Una defensora grandota, se le plantó adelante. Pero nadie podía parar esa tromba. "Con los chicos del barrio también salí goleadora, aunque jugaba con más grandes. Siempre me gustó el fútbol, pero mis amigas siempre me dejaban sola. Muy pocas chicas se animaban a jugar. En el colegio, por ejemplo, solamente había vóley y no me quedaba otra, aunque yo prefería la pelota de fútbol".

Debutó en Temperley a los 13 años, cuando aún no la dejaban ir a bailar sin su hermano mayor. "Por mi edad no podía participar oficialmente, pero me ponían en todos los amistosos". Con ella en la cancha, el arquero corría peligro. Ya tenía ese sexto sentido que sólo se ve en los goleadores. "La verdad es que no sé cómo hago. Soy una chica con suerte", dice Ojeda quien, según su técnico, es una de las jugadoras con más futuro .

Amalia Flores fue la reina del fútbol femenino a mediados de los años 90, la única que llegó a jugar en el exterior, en el fútbol italiano. En la Argentina, jugó en River y en Boca. Karina Morales, gran estrella de River, fue la mejor hasta no hace mucho tiempo y se hizo famosa por patear penales en TV, en Locos por el Fútbol. Hoy, la jugadora top es Elizabeth Villanueva, de Boca, con más de 100 goles en tres años. Ojeda, con su marca de 59 goles, viene de abajo. Su obra cumbre, el partido del 10 de febrero de este año, por la 24ª fecha, cuando le hizo 10 de los 19 goles que Boca le convirtió a Tigre. "Ya no sabía cómo festejar", cuenta.

Aunque el fútbol femenino en la Argentina progresa muy lentamente y está bastante por debajo de Brasil, donde existen jugadoras que cobran sueldos de 4 ó 5 mil dólares, Boca es el único equipo del país que le puede hacer frente con un equipo totalmente amateur (no cobran sueldos ni viáticos) a ese fútbol casi tan profesional como el de los hombres, asegura Rodríguez Seoane, un tipo que ya lleva 16 años con las chicas. Y según él, "unas cuantas de las chicas de Boca podrían jugar en la Liga de Estados Unidos, la más poderosa del mundo. Pero como la Argentina no participó en el último Mundial no las conocen internacionalmente". Ojeda, con su instinto y apenas 16 años, es una de las que podría llegar lejos. Si hay un rebote en el área, Andy la empuja. Siempre está bien ubicada la muy bruja. Por algo los 59 goles.

Muchos entran a la cancha con el pie derecho y haciendo la señal de la cruz. También están los que meten un gol con el arco vacío. Los goleadores con frecuencia llevan una cintita mágica. Ella no tiene más cábala que peinarse bien prolijo su pelo largo.

-¿No te da ganas de probarte con los varones?
-Nunca le tuve miedo a que sean más grandes ni que sean hombres. También jugué en baby en Longchamps, a los 12 años, y salí goleadora, aunque jugaba con grandes. Al menos cuando les trabo a las chicas, van a parar lejos. Vuelan unos metros.

-¿Y como quién jugás?
-Me gusta Batistuta, ése es mi estilo. Siempre voy al frente.

-¿Eras, por ejemplo, de ver cómo se movía Palermo?
-Sí, iba a la cancha a ver cómo jugaba Palermo. Siempre miro la tele, para ver cómo se mueven en el área. Si hay un partido, lo miro. Y ahora me gusta más el fútbol a mí que a mi hermano.




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