Edición Nº 1738 |
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Era Una
Marshall Peruana
LA noche del jueves 5 de setiembre los oficiales de la Policía Judicial, James Arnaud, 54 años, y Elizabeth Licera, 30 años, acudieron a una vivienda de los suburbios de Adelphi, en el estado de Maryland. Aunque Adelphi no es una zona muy tranquila que digamos, ésta parecía una misión de rutina. Los padres de James Logan, de 23 años, un técnico de computadoras, casado y con dos hijos, habían llamado para que la Policía llevara a su hijo a una evaluación sicológica, pues su comportamiento en casa, por violento, se hacía insoportable. Logan había sido detenido un mes antes por posesión de un arma y drogas. Mientras esperaba su sentencia, el juez le había impuesto una orden para que fuera visto por un siquiatra, cosa que él no quería aceptar. Testigos y familiares cuentan que los oficiales ya habían arrestado
a Logan, pero que le permitieron volver a su cuarto porque éste
les dijo que se había olvidado algo. Segundos después, el
joven salió empuñando una pistola para disparar contra los
oficiales. Arnaud murió allí mismo, mientras que Licera
en el Hospital de Prince George, dejando esposo y un hijo de tres años.
Dos días después, tras una intensa búsqueda con helicópteros, perros y entrevistas casa por casa, el criminal fue encontrado. Estaba escondido en un almacén en el barrio hispano de Langley Park, en Maryland, a unos tres kilómetros de la escena del crimen. La Policía indicó que se valió de un perro Policía y una pistola paralizante para someterlo y que el animal lo mordió durante el arresto. Ahora a Logan se le acusa de "asesinato en primer grado y uso de un arma de fuego para cometer un crimen", por lo que probablemente pasará muchos años tras las rejas. En la casa de los padres peruanos de Elizabeth Licera se realizó el velatorio. En un altar destacaban fotos suyas de diferentes tamaños, junto a flores y tarjetas de condolencias. Pero la ceremonia religiosa oficial fue más tarde y estuvo llena de honores. Allí las autoridades del condado de Prince George expresaron su dolor y reconocimiento por las primeras muertes de miembros del Departamento del Sheriff durante el cumplimiento de su deber en sus 306 años de historia.
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