Bitácora de Vuelo - Facundo Batista

Fin de semana de paseos

— Enviado por facundo @ 09:18

Viernes tarde-noche: Zaandijk

El viernes a la tarde terminamos el curso temprano, porque los chicos de Grecia tenían que tomar el avión a las 5 de la tarde, y como debían estar dos horas antes, cortamos el curso al mediodía, después de comer. Como teníamos algunas horas de sol por delante decidimos ir a conocer alguna otra ciudad. Tenemos una guía que nos dieron en el primer taxi donde comentaban de una ciudad cercana a Amsterdam, en la que se podían encontrar algunos molinos de viento.

Fuimos a la estación y sacamos los pasajes hasta la ciudad que indicaba la guía. Cuando llegamos allí nos encontramos con un pueblo chico, pero con una peatonal activa (aunque el centro de informaciones para turistas estaba cerrado). Como no sabíamos bien para dónde ir, preguntamos, ¡y nos dijeron que en esa ciudad no había molinos!, y que el lugar al que queríamos ir estaba dos paradas de tren más adelante.

Volvimos a la estación, compramos los tickets correspondientes, y por fin llegamos a la ciudad. También pequeña, sin peatonal, pero mucho más limpia que la anterior. Carteles en la calle nos guiaban y llegamos, luego de caminar unas cuadras, a la zona de molinos. Era a la vera de un río, donde gracias a dos plantas procesadoras (creo que de cereales y cacao) había un olor particular en todos lados.



Es una zona muy muy pacífica, realmente dudábamos si vivia gente allí, ya que estaba todo muy quieto (demasiado quieto: gente vivía en esas casas, pero digamos que la época no era muy turística...). Estaban los molinos, algunos en funcionamiento inclusive. Por lo que pudimos entender, no se usaban para extraer agua ni moler grano, sino para preparar tinturas para ropas.

Tomamos el camino de vuelta y nos desviamos para ver otro molino, este dentro de la ciudad. Luego nos tomamos un cafecito en un bar y fuimos a la estación a esperar el tren de vuelta a Utrecht.


Sábado: Amsterdam

El sábado arrancamos temprano, luego de desayunar. Nos fuimos hasta Amsterdam donde contratamos un paseo en bote por los canales, en el que van explicando un poquito lo que ves, y tienen paradas en las que podés bajarte y volverte a subir en otro bote del mismo recorrido. Es un lindo paseo.

En la primer parada nos bajamos: teníamos una feria (mercado de pulgas) y la Casa Rembrandt para ver. Pensé que la feria iba a ser interesante, pero solamente tenía cosas usadas, viejas, y caras. Pegamos dos o tres vueltas y seguimos camino.

La Casa de Rembrandt estuvo muy interesante. Aparte de estar ambientada como en la época, decorada con los cuadros que él tenía en ese momento (propios y ajenos), hubieron dos demostraciones. La primera fue de etching, y la segunda de cómo preparar óleos.



Etching es un proceso de estampado, donde primero se graba con ácido una plancha de cobre (se cubre la superficie de la plancha con un material resistente al ácido, se "dibuja" sobre ese material, elimininándolo controladamente, y se sumerge la plancha en ácido, con lo que el ácido penetra en el cobre en las partes "dibujadas") y luego se utiliza esa plancha para hacer impresiones (se pone tinta en la plancha, haciendo que la tinta entre en los surcos de la misma, luego se limpia la plancha para eliminar todos los excedentes, y se pasa por la prensa para bajar la tinta al papel). El señor que hacía la demostración usó los mismos materiales que usaba Rembrandt (notable la tinta: de huesos quemados) y la verdad que la impresión quedó muy bien.

La otra demostración fue dada por una chica, y comenzó explicando de dónde se saca cada pigmento para realizar los distintos colores. Piedras, huesos, plantas, tierras; todo es usado para lograr algún color. Luego de procesar cada cosa se obtiene un polvo del color necesitado, el que se mezcla con un aceite especial hasta que se logra el óleo con la consistencia necesaria. En total, el trabajo es largo, complicado y arduo, por lo que normalmente lo hacían los estudiantes de Rembrandt, no él (así cualquiera).

Volvimos a tomar el bote, y nos bajamos en la otra parada, para ir al Museo Van Gogh. Un edificio imponente, con mucha seguridad y muchos cuadros caros. Una porquería el hecho de que te obligaban a dejar la mochila pero no se hacían cargo de su seguridad, y que no te dejaban filmar. Pero aprendí bastante sobre la historia de Van Gogh (¡no sabía que sólo había pintado 10 años!) y fue interesante poder ir viendo algunos elementos de su obra en órden cronológico.



Luego fuimos a comer, a un restaurant que encontramos cerca de allí. A la mitad del almuerzo nos sorprendió una manifestación: hombres, mujeres y niños con pancartas que iban desfilando por la plaza donde estaba el restaurant. Averiguamos, y la moza nos dijo que esa manifestación era porque el precio de los alquileres estaba subiendo en Amsterdam, y algunas personas querían que el estado intervenga para forzarlos a permanecer en el valor actual.

Luego del almuerzo, y como faltaba una hora para poder continuar el paseo en bote, decidimos caminar hasta La Casa de Ana Frank. Cuando llegamos allí, nos encontramos de que no íbamos a poder entrar: no se puede ingresar con mochilas y tampoco tienen lugar donde dejarlas. Estuvimos pegando un par de vueltas por el centro, y decidimos entrar a un shopping antes de volvernos. Se llamaba "Magna Shopping", pero era chico, cerraba a las 19 (como todo en Holanda), ¡y hasta había que pagar para ir al baño!


Domingo de Brujas

El domingo nos levantamos bien temprano (antes de que abrieran el lugar para desayunar incluso), ya que teníamos un viaje muy largo: salimos para Brugge, Bélgica. Había que hacer dos combinaciones, y aunque no teníamos demora entre tren y tren, el viaje total era de tres horas y media.

Por suerte el clima nos acompañó y fue un día soleado, diáfano. La ciudad es muy linda, pequeña, pintoresca. Tiene algunos edificios muy viejos, otros más nuevos, pero siempre respetando una arquitectura muy particular. La ciudad en general es muy turística, y todo el tiempo están desfilando contingentes de aquí para allá.



Comimos al mediodía en un lugar que nos pareció lindo, pero no nos quisieron dar agua caliente (¡me contestaron "nosotros no hacemos eso"!), así que me fui enojado de esa porquería de restaurant. Luego de comer seguimos caminando, y nos sorprendió que era avanzada la tarde y seguía habiendo un lindo sol (quizás fue suerte, quizás fue que estábamos un grado más al sur). Cuando empezó a caer la noche enfilamos para la estación de tren, donde nos tomamos un café (acá sí nos dieron agua caliente, y la chica que nos atendió habló todo el tiempo en un castellano forzado pero bueno).

Germán encontró una máquina en la estación que era para imprimir fotos. Teóricamente uno le conectaba la memoria de la cámara, le ponía el dinero correspondiente, y la máquina imprimía las fotos que uno elegía. Era interesante, y quizo probarla, pero no funcionaba.

Volvimos, y lo largo del viaje nos mató: cuando llegamos ni siquiera comimos, nos fuimos a dormir directamente.




Graffitis

— Enviado por facundo @ 11:10

Las pintadas en las paredes son muy similares a las que vi en Zurich. Coloridas, con letras raras, y sólo por el arte estético (o a lo sumo a favor de algun grupo musical joven). Pero tomando en cuenta que no era la primera vez que las veía, y considerando que ahora podía comparar más de tres "culturas" a nivel graffiti, noté un patrón muy claro.



En Argentina hay pintadas en todos lados. En todos lados. En Italia también, en ese sentido son bastante sucios. Pero Zurich y Holanda tienen algo en común: las pintadas son en lugares donde no afectan la estética de la ciudad (nunca vi una casa pintada, o la pared de un negocio todavía en funcionamiento). Por supuesto, hay excepciones. Y en algunas zonas, o barrios, son muy sucios: cuando pintan, pintan (o llenan las paredes de afiches: una porquería).



Pero al punto que quiero llegar, y es de lo que me di cuenta que sucede en Argentina, es que muchas pintadas son políticas. Y cuando un partido respeta "tanto" al ciudadano como para enviar gente a que pinte la pared de su casa con "Vote Fulanito", o "Menganito conducción", ¿cuán buena propaganda se hacen? Si uno lo pensara dos segundos, jamás votaría al tipo que mandó a ensuciarle (o permitió que alguien vaya a ensuciarle) la casa.

Entonces, ¿cómo es que esta gente es votada, votada, reelecta, y reelecta? A primera vista, y disfrutando del riesgo de sacar conclusiones apresuradas, me atrevería a llegar a la idea de que al ciudadano argentino no le importa que sus dirigentes no lo respeten (tener en cuenta que estoy afirmando esto para los argentinos, pero no digo que esto no suceda también en otros paises).

Una vez que leemos esa conclusión escrita, creo que podemos entender muchas de las cosas que suceden en nuestra tierra. Y quizás pueda ayudarnos a pensar un poquito mejor cómo cambiar este estado de situación.




El Idioma en Holanda

— Enviado por facundo @ 10:51

Realmente es complicado vivir todo el tiempo en un lugar donde uno no sabe ni jota sobre el idioma. Con el tiempo, se comienzan a reconocer palabras (empujar, con, recorrido, salida... las que uno normalmente ve en la calle) y eso ayuda a encarar avisos o carteles que uno no conoce. Por ejemplo, ya no tenemos ningún problema en buscar en la cartelera que tren tenemos que tomar, horarios, plataformas, etc. Es complicado elegir las comidas, a menos que la carta esté también en inglés (quizás tampoco sabemos lo que es cada cosa, pero deberiamos).

Con respecto a la interacción con otros humanos, el 95% sabe el suficiente inglés como para llevar charlas superficiales, y no es que esto suceda solamente en los ámbitos "turísticos": uno puede hablarle en inglés a cualquiera en cualquier lado. Estuvimos averiguando y la razón de esta difusión es que aprenden inglés durante la primaria y la secundaria. Tiene sentido que sepan tanto inglés: el holandés (o dutch como le dicen ellos) se habla solamente en Holanda, por lo que en dos horas de tren ya tienen que hablar otro idioma.

Muchos saben algo de castellano. Realmente muchos, aunque sean algunas palabras sueltas nada más (esto quizás se deba a Máxima). Y hemos encontrado varios que hablan bastante español: mucha gente estuvo en España, y algunos tambien estuvieron en Argentina, Bolivia, Perú, México, etc.

En general es divertido, y aunque en ocasiones es frustrante no entender lo que hablan, algunas palabras voy aprendiendo ("tot sins" es "hasta luego", por ejemplo, o "dank u" es un "gracias" formal). Podrán imaginarme caminando por la calle practicando en voz alta.


Primeras impresiones de Holanda

— Enviado por facundo @ 07:57

Viaje en avión

La verdad es que siempre es malo generalizar, pero mi única experiencia con Iberia es mala. Desde la atención de las azafatas (en una oportunidad prácticamente tuve que cruzarle el brazo en el pasillo para que me mirara y pedirle un vaso de agua) hasta en el catering.

Aunque debo admitir que las ensaladas y el postre estaban muy bien, la cena fue mediocre y el desayuno hasta ahí, no más. El café era una porquería. Pero si estaba protestón con respecto al viaje principal (Buenos Aires a Madrid, 12 horas), peor fue en el tramo final (Madrid a Holanda, 2 horas): ¡No nos dieron nada! ¡Ni siquiera un café!. Eso sí, te vendían lo que quisieras, pero sinceramente no tenía ganas de pagar 2.5 euros una latita de Coca-Cola.

Pero eso no fue todo: cuando fuí a sentarme a mi asiento, había otra persona. "Un boludo que se sentó en cualquier lado", pensé yo, y le dije a la azafata que el pibe tenía mi asiento. La señorita le pidió entonces el pasaje al mister, y para mi sorpresa... ¡tenía el mismo asiento! Yo no lo podía creer. Piola estuvo Germán, que le dijo a la mina: "Esto pasa porque sobrevenden los vuelos...". Se pueden imaginar la cara de la azafata.

Como el tipo, mal que bien, estaba correctamente sentado, me dijo si no hacía el favor de tomar uno de los asientos de atrás. Fuimos con Germán, con tan mala suerte que nos pusimos justo en unos que sí estaban vendidos... ¡a los de R.E.M.! Al final nos terminaron ubicando en una fila de tres asientos, a nosotros dos solos, con lo que volamos más cómodos, así que esta terminó bien.


La llegada

Dos horas después por fin llegamos al aeropuerto de Amsterdam: realmente grande. Desde que aterrizó el avión, hasta que "estacionó" para que bajemos, habrá carreteado unos veinte minutos. Bajamos y fuimos a buscar las valijas (diez minutos de caminata). Cuando salimos, la decisión fue si nos tomábamos un taxi o el tren. Considerando que era tarde, bien entrada la noche, y no entendíamos ni jota de lo que hablaban los "locales", decidimos tomarnos un taxi.

La distancia era considerable, desde el aeropuerto de Amsterdam hasta el centro de Utrecht, pero fuimos charlando con el chofer, qué sabía perfectamente inglés, muy cómodos en un Mercedes Benz que era un despelote. Eso sí, la tarifa fue de 93 euros. Encima, y aunque le mostramos la dirección que llevábamos anotada, el imbécil nos dejó en el hotel equivocado (misma ciudad, mismo nombre de hotel, pero otro). Cuando entramos y la recepcionista nos dijo "Se equivocaron de hotel" nos queríamos morir.

Por suerte el otro estaba a unas quince cuadras de distancia, y aunque las valijas pesaban y estábamos cansadísimos, la caminata estuvo buena, porque nos sirvió para ir conociendo a los ciclistas.


Ciclistas

Uno ve por la calle más bicicletas que autos, y en la calle existen cuatro zonas: las de adorno (pasto, monumentos, etc), las habilitadas para caminar (vereda, que le dicen), la calle común y corriente para los autos, y la calle para las bicicletas. No, no son bicisendas, son calles en todo su esplendor para las bicicletas.

Similar sucede con los semáforos: están los de los automovilistas (redondos, tres colores, comunes, bah), los de los peatones (típico hombrecito verde o rojo), y los de las bicicletas, reconocibles facilmente porque tienen dibujada una bicicleta verde o roja. Lo interesante es que cuando uno camina por la calle, los automovilistas paran y te dejan cruzar sin problema, pero los ciclistas te tocan la bocinita-timbre y te pasan zumbando por al lado.

Para colmo es normal que no existan cordones, por lo que las dos calles y la vereda están a la misma altura y definidas por el tipo de empedrado, etc. En algunos casos aunque uno se quede parado mirándolas con atención, no es capaz de diferenciarlas (por supuesto, hasta que pasa la primer bicicleta, momento en que uno se da cuenta que estaba en el lugar equivocado).


Hotel y primera noche

El hotel está lindo, pero baratón. O sea, no creo que no sea caro, pero algunas cosas te dan la pauta de que es de un nivel medio: cama individual, no tiene cajones, no tiene frigobar, no tiene caja de seguridad en la habitación, etcétera. Pero si no contamos eso, está bien: es cómodo, limpio, y hace calorcito en la habitación; el baño está bueno (aunque chico, se ve que los europeos no pasan mucho tiempo en el baño) y tiene una tele.

Luego de dejar las cosas queríamos ir a comer pero no parecía haber nada cerca. Con la excepción de que justo al lado había un bar/restaurant. Estuvo piola, porque Estela y yo pedimos comidas raras (Germán comió un churrasco con papa a la crema), y eran ricas. Y el café es bueno en ese lugar. Casualmente es el mismo restaurant donde sirven el desayuno del hotel, dónde te podés servir un montón de cosas distintas: jugos, té, café, leche, panes, tostadas, mermeladas, miel, manteca, fiambres, frutas, e incluso hay salchichas y otras cosas calientes (tipo desayuno yanqui).


Primer paseo

Fuimos a Amsterdam, en tren. Todavía estamos medios perdidos con el idioma, y muchas cosas no entendemos. Pero hay cosas que te despistan. Luego de encontrar el tren que nos teníamos que tomar, y llegar al andén correcto, debíamos que esperar diez minutos. En cartelera figuraba el tren anterior, y había un montón de gente esperando. En un momento dicen algo por los parlantes y la gente comenzó a bajar por las escaleras, para pasar por el túnel subterraneo a otro andén. Nosotros no sabíamos que hacer, pero confiamos en que cuando refrescaran la cartelera, nos iba a indicar que ahí venía nuestro tren. La cartelera se refrescó.... ¡y quedó en blanco! Acto seguido Estela le preguntó a un señor y nos dijo que habían cambiado el tren de andén: salimos corriendo y por suerte lo agarramos sin problemas.

Una nota de color: en el andén, aunque es abierto, al aire libre, con techos altos, etc, etc, tiene sectores para fumadores. Son como postes con ceniceros, y el único lugar en donde se pueden fumar es alrededor de ellos.


Amsterdam

Amsterdam está bueno, mucha noche (por lo menos a comparación de Utrecht, que no hay nada abierto después de las once), aunque la mayoría son restaurants de comidas de otros paises. Chinos, japoneses, mexicanos, indonesios, y muchos (¡muchos!) lugares de comidas argentinas. Por supuesto, a 6 euros una empanada, no entramos ni a ganchazos en ninguno.



Pasamos por la zona roja: pura fama. Unas minas, detrás de unas vidrieras, en ropa interior. Los holandeses se escandalizarían si pasasen por nuestra zona roja; la de ellos, a comparación, es un poroto (aunque quizás es porque pasamos demasiado temprano). Lo que sí estaba divertido de ver eran los lugares que despachaban hierbas alucinógenas (la mayoría era marihuana) y diversos elementos para su consumo. Incluso había un lugar que vendían caramelos, galletitas, etc, todos hechos en parte con cannabis.


¿Pero a qué fuimos?

¡Ah! Y por supuesto, también fuimos al curso: estamos nosotros tres (Estela, Germán y yo) con un irlandés y un pibe y una piba de Grecia. Gente copada, como el instructor, aunque estuvo medio aburrido. Toca los temas muy superficialmente, la mayoría de las cosas las sabemos, y encima habla lento, por lo que se pone bastante pesado. Igual algunas cosas interesantes se sacan.

El Martes, como el profesor explicaba UCP (que es un protocolo que no usamos ni usaremos, ya que es viejo) arreglamos con LogicaCMG para que nos den un paseo por sus instalaciones, así que nos estuvieron mostrando productos hasta el mediodía, luego comimos en el comedor de la empresa (me reservo este capítulo para otro día) y luego fuimos a una de las plantas que HP tiene en Holanda, dónde prácticamente trabajan solamente para LogicaCMG. Allí nos explicaron todos los pasos desde que obtienen las partes que encargaron a los distintos proveedores hasta que obtienen el producto armado (dos de esos productos los tenemos actualmente en Barracas trabajando para Unifón).


Gouda

Cuando salimos de HP con el "guía turístico de LogicaCMG" ya había terminado el día laboral/estudiantil, y nos dejó en la ciudad de Gouda (de dónde es originario el famoso queso del mismo nombre). Allí recorrimos bastante, conociendo las distintas partes del canal que rodea la ciudad, y compramos algo que no me acuerdo como se llaman pero son como galletitas del material de los cucuruchos de la heladería con un dulce adentro. Muy ricas.



Luego caminamos hasta el tren y nos volvimos a Utrech. Ya estamos cancheros, no tuvimos problemas con elegir el trén, el andén, ni dónde bajarnos. Ah, y cuando llegamos a la estación Utrech Centraal pasé a buscar mi mochila que ya estaba arreglada, :)

Bueno, eso es todo por ahora. Esto lo tenía escrito de antes pero estuvimos complicados con la conexión a Internet. En sucesivos blogs iré describiendo cosas más puntuales, no tanto relato minuto a minuto. ¡Manténganse sintonizados! (el que tenga una traducción mejor a "stay tuned" que avise...)




Camino a Holanda

— Enviado por facundo @ 11:25

Bueno, logré finalmente configurar la Internet Inalámbrica en el Aeropuerto de Madrid Barajas, España.

La primera parte (la más larga) del viaje fue sin novedad: sólo que el servicio es tres veces mejor por Swiss Air que por Iberia. Bueno, realmente sí hay novedad: se me rompió la mochila, :(. Se descosió un poquitito nada más, al final del cierre, pero tengo que arreglarlo.

Así que supongo que cuando llegue a Holanda me compraré La Gotita. No se cómo pedirlo, supongo que iré al kioskero y le pediré algo como Gotten Droppen, o podría ponerme a cantarle "lo que la gotita pega nada nada lo despega"...

Nada, si se enteran de que estoy en un loquero ya saben por qué...




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