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PROFECÍA

 

Uno de los muchos talentos que posee el hombre, y que es parte de su patrimonio inherente, es el don de la profecía. Aunque pocas personas poseen hoy ese don y pocas lo han tenido en el pasado, pertenece al patrimonio de la humanidad ser capaz de entender el significado del tiempo y, por tanto, conocer el futuro. Si repasáis la historia de las antiguas civilizaciones descubriréis que un profeta siempre era considerado con honor. En la antigüedad, el profeta de la corte era un personaje influyente, pero aunque hubo muchos profetas verdaderos también existieron numerosos charlatanes que abusaron de la confianza que la gente colocó en ellos y afirmaron falsamente que poseían poderes. Hoy, como en el pasado, hay entre vosotros profetas o adivinos, hombres con visión que pueden predecir lo que va a suceder.

Son numerosas las pruebas de la capacidad de profecía del hombre, en la Biblia y en otros muchos escritos. Estas testifican que el hombre ha predicho con precisión acontecimientos futuros. En el Antiguo Testamento los profetas predijeron que las murallas de Jericó caerían, que tendría lugar la enfermedad, la muerte y la destrucción de la ciudad. En el Nuevo Testamento, el Nazareno predijo su propia muerte e incluso que su discípulo Pedro lo traicionaría tres veces antes de que cantara el gallo. En el último libro de la Biblia, Juan predijo los acontecimientos que le sucederían, y siguen sucediendo, al mundo: el Apocalipsis. Uno de vuestros novelistas modernos, H. G. Weils, predijo con sorprendente precisión, mucho antes de que tuviera lugar, un viaje a la Luna y a otros planetas. Para cada una de esas personas que reciben la inspiración tiene que haber una fuente que corresponda a la evolución del alma receptora. Para que reconozcan el futuro, éste ha de estar presente en alguna forma.

Vuestro reconocimiento de la profecía, de su significado y propósito y, estrechamente asociado con ello, vuestro reconocimiento de la verdadera función del tiempo, variará de acuerdo con vuestro punto de conciencia. El hombre considera el tiempo como una constante determinada por la traslación de la Tierra alrededor del Sol. Sin embargo, algunos científicos, Einstein entre ellos, han empezado a arrojar una nueva luz sobre la dimensión del tiempo y han comenzado a sugerir que en realidad el tiempo no está tan fijado como el hombre lo pensaba. Sólo un alma extremadamente evolucionada podría reconocer la verdadera naturaleza del tiempo. Incluso un alma como la del Nazareno sólo estaría empezando a comprender su verdadera naturaleza, e incluso él sólo aplicaba su entendimiento de tiempo en tanto en cuanto su conciencia se lo permitía. Sólo un alma más evolucionada que la del Nazareno, sólo uno de los Doce Internos que habitan en el Sol, puede tener una auténtica comprensión del tiempo y, por tanto, una visión mayor de la creación.

Quizá podáis suponer a partir de lo que he dicho que el futuro está tan planificado como el pasado, que el hombre no tiene ninguna influencia sobre él, que el hombre es como una marioneta colocada sobre la Tierra cuyas cuerdas son controladas por un Poder mayor sólo como diversión, y que el hombre es en realidad una manchita infinitesimal sin consecuencias rodeada por fuerzas mayores sobre las que no tiene ningún control. Esa suposición es errónea. Fuisteis creados a imagen de vuestro Creador, y por tanto dentro de vuestro cuerpo físico, con el que habitáis hoy en la materia, tenéis el potencial de vuestro Creador. Si tratáis de limitamos, son vuestras propias limitaciones las que os imponéis, no las de vuestro creador. El hombre fue colocado sobre esta Tierra con el propósito de que evolucionar a su conciencia, y con ella la del planeta Tierra como totalidad. El propósito del hombre es, por tanto, doble: la evolución de sí mismo y la de su planeta, y desde ahí la del Cuerpo Solar, formando así una trinidad.

Para que la conciencia del hombre evolucionase hubo de concedérsele el don divino de la libre elección; pues ¿cómo iba a aprender si no podía elegir, si no podía optar por la luz frente a la oscuridad, si no podía aprender mediante la Ley de los Opuestos, mediante la experiencia de la alegría y la pena, el amor y el tedio, la salud y la enfermedad? Por eso, cuando hace eones de tiempo, en un cierto estadio del desarrollo de la Tierra, reencarnó el hombre, se le concedió la libre elección. Con el ejercicio de esta elección es capaz de influir en lo que ha de venir. Cuando los profetas de la antigüedad predijeron lo que iba a suceder, aunque se hallaban sintonizados con las Fuerzas Superiores, estaban utilizando también el conocimiento divino de la Humanidad que les permitía predecir el futuro con precisión. Entendían cómo pensaba y se comportaba el hombre y los esquemas y auras de la creación, lo que finalmente produciría los acontecimientos que ellos predijeron. El hombre puede, desde luego, cambiar, invalidando así sus predicciones, pues tiene libre elección; pero aquellos profetas, al reconocer su debilidad, pudieron ver que no cambiaría y que los acontecimientos predichos tendrían lugar realmente.

El Plan para esta Tierra es más complejo de lo que el hombre pueda soñar. Sólo se puede comparar al programa de un intrincado computador en el que se haya previsto la libre elección de toda la Humanidad. Si llevamos este enorme Plan al nivel individual y observamos vuestras vidas individuales en la Tierra, también éstas están planificadas: las personas que conocéis, los acontecimientos más importantes de vuestras vidas, los matrimonios, hijos, profesiones y el momento de la muerte. Todo eso está planificado, pero dentro de ese plan se prevé la libre elección que ejerceréis. Cuando se os plantea una alternativa, tenéis siempre libertad para elegir el camino que seguiréis, pero todos los caminos están acomodados dentro del complejo programa computarizado para vuestra vida.

Los grandes Maestros espirituales, almas de una conciencia evolucionada que vivieron sobre esta Tierra, han apreciado la estructura y propósito de la vida aquí y han sido capaces así, incluso sin inspiración de Arriba, de predecir con precisión cómo se producirían los acontecimientos de la vida. A un hombre sabio no le resulta difícil entender que si los pueblos del mundo basan sus vidas en el materialismo, en el deseo de riqueza y posesiones personales, más pronto o más tarde surgirá un conflicto por la posesión de esas riquezas y posesiones. No le es difícil a un hombre sabio entender que cuando ciertos hombres son elevados al poder en un país particular -y recordad que reflejan los pensamientos de ese país-, el poder que ejerzan los elegidos causará determinados acontecimientos. Es tan cierto hoy como hace cinco mil años que la persona espiritualmente consciente profetizará que las nubes de pensamiento desarmonizado provocarán la cólera de la Naturaleza -pues recordad que los pensamientos del hombre se crean en los niveles superiores e inferiores de existencia alrededor de esta tierra - y que el desequilibrio que crea el hombre producirá inevitablemente otro desequilibrio en la Naturaleza. Por tanto, los profetas pueden predecir inundaciones, terremotos, hambres y pestilencias.

Los sabios de la antigüedad entendieron también el esquema de evolución cíclica de esta Tierra. Pudieron predecir el surgimiento y caída de las civilizaciones porque sabían que conforme cambiaran las Eras también lo harían los esquemas de vida de esta Tierra. Sabían que al principio de cada Era, en el alba de una nueva civilización, sería enviado un gran Maestro para enseñar y demostrar el Principio a esa Era, por lo que pudieron predecir la llegada del Maestro Jesús al igual que ahora pueden predecir para finales de este siglo el advenimiento del próximo gran Maestro.

Para ser profeta -y me refiero ahora a un profeta verdadero- no hace falta sólo una conciencia evolucionada, sino también una apreciación del verdadero propósito de esta Tierra, la naturaleza de su evolución, una comprensión de los esquemas de vida existentes en todos los niveles en ella y a su alrededor y una percepción de la naturaleza del hombre. Si poseéis ese conocimiento podréis profetizar de acuerdo con el nivel de vuestra conciencia. Podréis sentir lo que va a sucedemos a vosotros, a vuestra familia o a esta Tierra. Podréis predecir el ganador de una carrera de caballos, la muerte de un estadista e incluso el nacimiento de un niño, pues todo eso son extensiones del mismo don. Sólo estaréis sintonizando con las vibraciones que os rodean a vosotros y a esta Tierra.

El verdadero profeta reconoce que está presente el elemento de la elección, y que si la Humanidad cambiara transformaría lo que va a suceder. La precisión de la profecía se relaciona sólo con la predicibilidad de las acciones del hombre, pues normalmente se comportará de acuerdo con los esquemas de su desarrollo espiritual y los condicionamientos que le son impuestos por su entorno. El modo en que el hombre ha vivido en el pasado sienta las bases de su desarrollo futuro. Lo que el hombre ha hecho no puede deshacerse o destruirse: sólo transmutarse. Aunque al hombre le resulte difícil entenderlo, es cierto que los pecados de los padres son sufridos por los hijos hasta la tercera o cuarta generación.

Me pediréis que yo, desde mi punto de conciencia, vea el futuro de vuestro mundo en estos tiempos. No me es posible revelaros todo lo que veo, pues ésa es la responsabilidad de mi conciencia, pero puedo daros algunas indicaciones de lo que va a venir. Vivís en los momentos más críticos de la evolución de la Tierra. Tanto los acontecimientos que están dentro del control del hombre, como los que no, llevan un renacimiento de la Tierra hacia el final de este siglo. Los Seres que controlan este planeta de acuerdo con las Leyes Cósmicas, que también ellos han de obedecer, han iniciado cambios para esta Tierra que producirán una transformación de su superficie y de la vida que hay en ella. Esto puede profetizarse con certeza; pero el hombre, que es un factor desconocido sobre la Tierra, es capaz de influir en la naturaleza de este cambio. Si viviera en armonía y aprendiera a sacrificarse, a poner a los otros antes que él, la gran transformación de la Tierra mientras pasa de una Era a otra podría llevarse a cabo con un mínimo de destrucción, no sólo de la Humanidad sino de la Tierra misma. Pero si el hombre continúa por el mismo camino que lleva ahora, la destrucción será grande, pues su influencia reaccionará sobre las Fuerzas Naturales de esta Tierra y las nubes oscuras de la destrucción que el hombre mismo ha creado multiplicarán el efecto de la destrucción natural. Recordad que esa destrucción, que desde su punto de vista el hombre considera como una pérdida que tiene como finalidad la muerte y el desastre, es en realidad no una destrucción sino una transformación, una parte del Plan para la evolución de este planeta. Recordad que destruir no es erradicar, que destruir no es terminar, y que después de toda destrucción hay un renacimiento, un nuevo principio, y que algo mayor surge a menudo de las cenizas.

Cuando veo al hombre de hoy y al camino en que se encuentra puedo deciros que, a menos que cambie, en los próximos veinticinco años verá acontecimientos que no pudo imaginar. Habrá una gran destrucción. Habrá terremotos, lluvias e inundaciones, sequías, hambres y plagas. El esquema de la vida sobre esta Tierra cambiará más de lo que es posible comprender. Ahora, con lo que llamáis «crisis energética», podéis comenzar a anticipar el colapso del mundo tecnológico del hombre. En cualquier caso, la Tierra no va a progresar del modo que imagina. Ha de producirse un cambio drástico en el equilibrio de la civilización. Las Grandes Potencias, como se llama a veces hoy en día a los países más importantes, dejarán de serlo. Habrá un igualitarismo del hombre en toda la Tierra, y pequeños países, como Inglaterra, revelarán cualidades, condiciones de vida, inteligencias y atributos físicos que los convertirán en salvadores del mundo. Las grandes empresas financieras se derrumbarán. Desaparecerá el valor del dinero, al que actualmente se le da tanto aprecio en esta Tierra, y ocupará su lugar un nuevo sistema de intercambio. Por las circunstancias de la vida, el hombre se verá obligado a comerciar con sus enemigos, a ayudarles, a tratar a todos los hombres corno iguales con independencia de sus razas, colores y credos.

Debido a la proximidad de esta gran transformación, hay ahora cerca de la Tierra muchos seres planetarios para servir de ayuda en este delicado proceso, pues, lógicamente, la transformación de una parte del Cuerpo Solar afecta a las otras partes. Esos seres planetarios, cuyo punto de evolución es superior al del hombre, han estado ayudando a la Tierra desde hace muchos años, pero en un futuro muy cercano se presentarán aquí. El hombre los reconocerá como los seres evolucionados que son, y se verá obligado a reconocer que en este Cuerpo Solar existen muchas formas de vida aparte de la suya. Ello producirá la destrucción de todas las religiones organizadas de la Tierra, y el hombre tendrá un nuevo y verdadero despertar al conocimiento de su Creador. Sin embargo, antes de que tal cosa se produzca se establecerá un medio de comunicación con los seres planetarios, pues el hombre no podrá aceptar su presencia si no ha sido preparado de antemano.

Actualmente, vuestra Tierra está amenazada por la guerra. La guerra no será abolida sobre la superficie de este planeta, pues las condiciones conducentes a ella son predominantes en todas partes y habrá guerras en el futuro. Estas guerras se producirán en diversos puntos del globo y no necesariamente, como pensaría el hombre, entre los grupos políticos existentes ahora. Habrá muchos sacrificios y un gran derramamiento de sangre antes de que el hombre entienda verdaderamente la futilidad de la guerra.

Va a producirse una gran revolución en el campo de la curación y la medicina. El camino actual de la investigación médica se diversificará y de ahí surgirá la verdadera inspiración. Se descubrirá la curación de muchas enfermedades que hoy no tienen solución. Aprenderá a curar el cáncer, la esclerosis múltiple y otras dolencias. Se aprenderá a entender la verdadera naturaleza de la enfermedad, y a partir de ahí se descubrirá la verdadera naturaleza de la curación.

Las organizaciones sociales y políticas van a sufrir un renacimiento en todos los aspectos. Entre los jóvenes de hoy hay almas de gran evolución, almas que han encarnado ahora en la Tierra con un propósito específico, y cuando lleguen a la madurez física tratarán de acabar con los modos establecidos por el hombre. Podéis ver ya esta tendencia en el mundo de hoy. Como actualmente son jóvenes, por sus años físicos tienen poca influencia, pero en el futuro madurarán, se harán más sobrios y su importancia será decisiva. Entonces veréis que se produce una ruptura de la sociedad tal como existe hoy y un nuevo reconocimiento del valor de la Humanidad. Los viejos valores serán rechazados y de las cenizas de las antiguas organizaciones surgirá una nueva hermandad del hombre.

No es mi intención describir un cuadro sombrío para esta Tierra: simplemente predigo que va a haber grandes cambios. El hombre aún está a tiempo de evitar gran parte de la destrucción que va a producirse, pues si se transforma aceptará con mayor disposición los cambios que, lo quiera o no, va a haber. Pero al igual que los profetas de la antigüedad, sólo tengo que ver el modo en que se comporta el hombre para saber que mis profecías van a cumplirse. Me gustaría que no fuera así. Ruego con vosotros para que la transformación de la Tierra se produzca modo que debiera ser, pero viendo la conducta hombre sé que lo inevitable no puede dejar de suceder. Por tanto, cumpliendo con el verdadero propósito de un profeta, os digo estas cosas sólo para que os preparéis para lo que ha de venir.

Un profeta puede ser aceptado o ignorado. Debéis rechazar la profecía que se os hace si no podéis aceptarla en el fondo de vuestra propia conciencia. Esa elección es vuestro derecho. Pero si miráis al mundo de hoy, si pensáis en la historia pasada del hombre, si aceptáis el gran futuro planeado no sólo para esta Tierra sino para todo el Cuerpo Solar donde habitáis, si aceptáis la existencia de los Grandes Seres que controlan verdaderamente esta Tierra y vuestro Cuerpo solar, reconoceréis entonces que el cambio no sólo es deseable sino también inminente. Si aceptáis esto, meditaréis en lo que os he dicho y quizá comencéis a transformaros de modo que, como individuos, podáis evitar la destrucción que sufrirán muchos de vuestros semejantes. Donde haya luz, ésta será reconocida en la oscuridad; donde haya armonía no prevalecerá la desarmonía, y donde haya verdad no podrá haber mal. Por tanto, preparaos. Utilizad el don individual de la profecía, que todos poseéis, y dejad que la sabiduría de vuestro Creador ilumine vuestro camino hacia el futuro.

 

 

LA SIMBOLOGÍA DE LA HISTORIA DE LA PASCUA

 

Cuando pensáis en la historia de la Pascua soléis considerarla lógicamente en términos de lo físico. Sólo sois conscientes de sus aplicaciones físicas. Recordáis a un hombre físicamente traicionado y juzgado, convicto por sus jueces terrestres y muerto físicamente en una cruz. Incluso podéis aceptar el concepto de su resurrección física si vuestra conciencia lo permite. Sin embargo, el propósito de todos los grandes Maestros que han encarnado en esta Tierra ha sido siempre el de enseñar al hombre no sólo cómo debe conducir su vida física sobre esta Tierra, sino también el camino a la vida que hay más allá, a la vida en todo el Universo. Veamos, por tanto, algunos de los incidentes particulares que tuvieron lugar en la historia de la Pascua y tratemos de descubrir un significado más profundo tras los acontecimientos físicos.

El Nazareno había puesto su corazón, su mente, su cuerpo, su existencia física y espiritual cuando fue a Jerusalén. Aunque era consciente de la muerte que le esperaba, con todas sus aplicaciones de dolor e iniciación, no acudió sólo para cumplir un plan trazado eones de tiempo antes, sino porque se dirigía hacia una meta personal. Si veis en la ciudad de Jerusalén un símbolo del paraíso, del nirvana, un estado de perfección espiritual, o como queráis llamarlo, un objetivo al que apuntan todas las personas espirituales, veréis entonces que el viaje del Nazareno a Jerusalén representa al hombre caminando por el sendero para cumplir la Voluntad mayor de su Creador, para conseguir el «conocimiento» espiritual. El Nazareno estaba decidido a ir a Jerusalén para obtener ese estado de perfección, aunque sabía lo que iba a sucederle. Había aceptado la Voluntad de su Creador porque sabía que en ella estaba la llave de su propio progreso espiritual.

Antes de los acontecimientos de la Pascua, el Nazareno y sus doce discípulos compartieron la Cena Pascual, a la que ahora se refieren los cristianos como la Ultima Cena, y de esa cena proceden las palabras que han sido tomadas por las Iglesias Cristianas y se han convertido en un dogma que ha limitado la evolución de millones de almas. Según la Biblia, cuando el Nazareno se sentó a comer con sus discípulos, partió el pan y lo bendijo, diciendo: «Tomad y comed. Este es mi cuerpo que os es dado; comedlo en memoria mía.» Luego tomó la copa de vino y dijo: «Esta es mi sangre del Nuevo Testamento que será derramada por vosotros; bendecidla en memoria mía.» El hombre ha hecho muchas interpretaciones de estas dos frases, pero me gustaría daros una nueva.

Esta Tierra que habitáis es un cuerpo. Cuando utilizo la palabra cuerpo no quiero que penséis en los términos de estructura física humana, sino más bien en los de una forma que cumple funciones al igual que el cuerpo físico. Esta Tierra es un cuerpo con un alma, al igual que vosotros existís ahora con un alma. Esta Tierra forma parte de un cuerpo aún mayor, el Cuerpo Solar, del que sois conscientes. Ese Cuerpo Solar forma parte de un cuerpo aún mayor, del que no sois conscientes, en cuyo centro está la estrella que llamáis Sirio. Dentro del hombre hay también cuerpos, millones de seres de la creación, células individuales de conciencia, que tienen un propósito similar al hombre pero siguen diferentes modos de evolución. Dentro del hombre hay seres con conciencias que llevan sus vidas del modo en que la lleva el hombre sobre la superficie de la Tierra. Por tanto, el hombre no está solo, no es supremo ni único: solamente es un diente infinitamente pequeño de la gigantesca y eterna Rueda de la Creación.

Si el hombre quiere entender la Creación, deberá mirar a su propio cuerpo, pues contenido en él está el plan, el modelo y el propósito no sólo del Cuerpo Solar sino de la Creación como totalidad. Dentro de él hay organismos vivos que cumplen con sus destinos del mismo modo a como lo cumple el hombre sobre la superficie de esta Tierra. Por tanto, el hombre no puede vivir aislado, no puede vivir para sí mismo, pues no sólo es parte de un ser mayor, la Tierra, y el modo en que él actúa en su superficie afecta a la conducta y bienestar del cuerpo que es esta Tierra, sino que como individuo afecta al destino, la vida y el bienestar de los millones de seres que viven en su interior.

Lo que hace el hombre afecta a los niveles de existencia que hay por encima y por debajo de él. Por eso cuando el Nazareno, ensombrecido por el Cristo, hablaba en la Ultima Cena de comer el pan en su memoria, y de que el pan era su cuerpo, estaba invitando a sus discípulos a que recordasen que el pan -que es el símbolo universal de la nutrición de toda la creación, del sostenimiento cósmico, la esencia de la vida- que estaba partiendo y bendiciendo simbolizaba el cuerpo del Creador, o Dios, de vuestro Sistema Solar. El «pan de la vida», como se le llama a veces, es la sabiduría, el conocimiento y la inspiración de vuestro Creador, y es dentro de El y a través de Su cuerpo, Su creación, como el hombre se abriga y descansa, como el hombre aprende y progresa. El Nazareno les estaba pidiendo a sus discípulos que recordasen que el Cristo que lo ensombreció, que el Cristo, el Hijo de vuestro Creador, estaba ofreciendo Su cuerpo, Su modo de vida, para que el hombre compartiese ese cuerpo, para que lo utilizase y progresase a través de él, para que el hombre a su vez pudiera sacrificar su propio cuerpo en el nombre de todos los seres que habitan en su interior. Es el progreso cósmico y eterno de toda la Creación. Formáis parte de algo mayor y contenéis algo menor. El Nazareno estaba recordando también a sus discípulos que cualquier cosa que coman o tomen -no ya en la forma de alimento, aunque éste por supuesto es importante- proviene de su Creador y que, tras utilizar esa vida cósmica, son responsables de lo que pasa en sus cuerpos.

El Nazareno les pidió también a sus discípulos que bebiesen el vino en memoria suya, y dijo que el vino era su sangre. Eligió vino rojo como símbolo de la sangre, el auténtico río de la evolución e1 que fluye por todos los cuerpos físicos. Vuestra sangre física contiene las semillas de la evolución, y al correr por vuestro cuerpo, además de cumplir las funciones que conocen vuestros médicos, también os guía por el camino que tenéis destinado. Contiene el karma de vuestra vida, el destino de vuestra vida y el conocimiento para vuestra vida. Va a todas las partes de vuestro cuerpo físico activando, manipulando y controlando la caja material en la que residís temporalmente. Cuando morís y abandonáis el cuerpo físico, esa corriente sanguínea se transforma en una forma etérica. Se convierte en una energía eléctrica, y la suma total de vuestro ser se eleva junto con el espíritu y regresa a lo que vosotros llamáis campo magnético alrededor de la Tierra, el cual contiene las vibraciones sanguíneas de toda la Humanidad en todas las eras. De este modo, la suma total delas encarnaciones del hombre desde el principio del tiempo en esta Tierra está incluida en este campo de energía magnética que la rodea. Por tanto, las vidas de todos los seres más avanzados que vosotros, de los seres más evolucionados que poseen una conciencia superior, están ahí para que sintonicéis con la Expresión Crística y os armonicéis con esa frecuencia eléctrica. Ello explica el hecho de que el hombre pueda sintonizar con las consecuencias espirituales y con los descubrimientos científicos o tecnológicos. Por tanto, cuando el Nazareno decía que su sangre era la sangre del Nuevo Testamento, del Nuevo Futuro, estaba invitando al hombre a que, después de su muerte física, por medio de su expresión y modo de vida pudiera sintonizar con el conocimiento y sabiduría que él poseía y que lo utilizara en los años y ciclos que iban a venir. Vuestra sangre es vuestra sabiduría, es vuestra conciencia, y en cualquier momento podéis sintonizar con una conciencia mayor.

Me gustaría que pensarais ahora en las implicaciones de la traición, arresto y juicio del Nazareno. Este, aunque estaba ensombrecido por el Cristo y era un gran Maestro, fue rechazado, negado, arrestado, falsamente juzgado y condenado a muerte para ejemplificar el Plan y el Propósito de esta Tierra y para demostrar la Verdad de los Cielos para la Era de Piscis. Debéis aceptar, por tanto, que cuando os esforcéis por seguir un camino similar también vosotros os encontraréis con un tratamiento semejante. Si queréis introducir en la gente la verdadera espiritualidad de la vida, que sean conscientes de una existencia que está más allá de la que observan, os odiarán, os despreciarán y os desearán todos los males. Recordad que fueron los dirigentes religiosos de aquellos días los responsables del juicio y la condena del Nazareno. ¿Sería diferente hoy? Los tribunales de aquellos días, aunque sabían que el Nazareno era inocente, se vieron sometidos a presión política y lo condenaron a muerte. ¡Por conveniencias! ¿Sería diferente hoy?

Recordad que al asemejaros al Cristo os eleváis por encima del nivel de la vida física. No quiero decir con eso que neguéis la vida física, sino más bien que os eleváis por encima de las limitaciones de la vida sobre la Tierra, que estáis demostrando una Expresión Crística que será extraña a muchas personas. La auténtica lección de esta Tierra es el servicio sacrificial por medio de la expresión del amor, y por tanto el sacrificio que hacéis libremente será rápidamente aceptado por aquellos que no entienden. En cualquier momento de su juicio y crucifixión, el Nazareno podía haber evitado los acontecimientos que le estaban destinados, pero no lo hizo. Las personas que lo juzgaron, condenaron, y finalmente mataron, ¿apreciarían el que, sabiendo que esos acontecimientos podían ser evitados, permitió que sucedieran y que sus perseguidores se creyeran supremos, que su modo de vida había triunfado? Y sin embargo, la realidad de esa demostración está en la Expresión Crística de hoy, pues aunque ha cambiado conforme han surgido y desaparecido las civilizaciones, aún continúa existiendo esa Expresión Crística en todo el mundo, ¿y qué podéis decir de las creencias de los fariseos y saduceos que lo mataron?

Recordad que una demostración de la Expresión Crística no es para una hora ni para un año, sino para la eternidad, y que cuando seguís al Cristo no sólo estáis cumpliendo el plan de vuestra propia encarnación, sino el plan de la eternidad. Los grandes Maestros se dan cuenta de que están cumpliendo ese plan mayor, que existen no sólo para la vida física de la Tierra sino para la Creación en una escala más universal. Se dan cuenta de que la vida en el cuerpo físico es limitada, pequeña e insignificante si se la compara con la Creación en los planes superiores y con el Espíritu Universal y Cósmico.

Por eso el Nazareno, falsamente condenado, fue crucificado. El hombre ha convertido en emotiva la palabra «crucificado» y le da sólo un sentido físico: ser puesto sobre una cruz, clavado a ella y dejado allí hasta la muerte. Pero en realidad hay muchas formas de crucifixión que son más dolorosas que la física. El Nazareno sintió el dolor físico de ser puesto en la cruz mucho menos que el dolor mental, que el dolor de la conciencia, pues comprendía que él, ensombrecido por el Hijo de Dios, que vino a salvar a la Humanidad, había sido rechazado y crucificado, mientras que un ladrón y un asesino fueron liberados. Muchas personas en muchas vidas han sentido un dolor muy superior al físico. Cualquier gran Maestro que ha progresado y aprendido a controlar su cuerpo puede ignorar el dolor físico. Es uno de los primeros pasos del iniciado que camina por el sendero: aprender a controlar el dolor físico hasta el punto en que carezca de importancia. Una vez que ha conseguido eso ha de aprender a controlar el dolor espiritual, y eso resulta mucho más difícil.

El Nazareno resucitó tres días después de haber muerto sobre la cruz. La creencia en la resurrección es un punto de conciencia. No se cree en ella sólo porque os hablen del tema. Esa creencia sería falsa. Só1o experimentándola y sufriéndola muchas veces entra en vuestra conciencia hasta el punto de que la aceptáis como un hecho y no como una fantasía. Lo importante no es que el hombre vive de nuevo, que ha evitado lo que el hombre no evolucionado llama la sima profunda de la muerte, pues la muerte es una simple transición sin más significado, sino que aunque haya cambiado de forma sigue cumpliendo el plan mayor de su ser. Si murierais mientras estáis leyendo esto seguiríais cumpliendo, aunque en un nivel superior de existencia, el incesante plan de vuestra evolución. No creáis sólo en el plano físico, y cuando morís descansáis hasta otra nueva encarnación.

No resucitáis para evitar la muerte, sino para cumplir un propósito mayor. Aunque el Nazareno demostró la resurrección de su cuerpo físico -lo que puede hacer un alma de su evolución y conciencia-, y aunque apareció ante la gente con ese cuerpo, lo único que significa es que demuestra las Leyes Naturales que gobiernan esta pequeña Tierra sobre la que vivís. El significado real de la demostración del Nazareno está en que continuaba su trabajo, evolución y progreso espiritual en la espiral hacia arriba de la vida. Cuando el Nazareno apareció y habló a sus discípulos y a las otras personas que tuvieron el privilegio de presenciar su resurrección en forma física, en ningún momento condenó a los que le habían perseguido y crucificado; en modo alguno criticó a los sumos sacerdotes; en modo alguno habló de venganza. Sólo habló del futuro, de lo que tendrían que hacer sus discípulos ahora que se había ido, del plan continuo para esta Tierra y para toda la Creación que la rodea, y de la evolución continua de los seres que habitan en ella.

Aún puede escribirse mucho más de la historia de la Pascua, pues el hombre de hoy sólo puede encontrar en la Biblia lo que algunos hombres religiosos del pasado decidieron incluir. El Nazareno sigue apareciéndose. El Nazareno sigue enseñando. La Expresión Crística aún está con vosotros. El Plan para esta Tierra se halla tan claramente definido hoy como hace dos mil años. Nada ha cambiado. Nada ha cesado. Todo continúa de acuerdo con el Plan Mayor. Nada que el hombre pueda hacer, nada de lo que los fariseos y saduceos esperaban conseguir con el asesinato del Nazareno, ha impedido en modo alguno que el Plan Mayor siguiera adelante.

Por eso os pediría que cuando se acerque la Pascua recordaseis el propósito de este planeta: el servicio sacrificial. Os pediría que recordarais el sacrificio que han hecho por vosotros los Seres Superiores, las almas más evolucionadas que las vuestras, y el sacrificio que se espera que hagáis vosotros por los seres menos evolucionados. No sois supremos. No estáis solos. Formáis parte de una compleja cadena de progresión espiritual, y por el momento sois un eslabón débil de esa cadena. La Humanidad tiene que motivarse espiritualmente para cumplir su propósito, que es la evolución conjunta de todos y cada uno de vosotros junto con la evolución del cuerpo terrestre del que por el momento formáis parte. El hombre ha de empezar a sacrificarse en todos los niveles de existencia, desde el alma menos evolucionada hasta la más evolucionada, desde el sacrificio de un minuto de vida para ayudar a un semejante que va por el mismo camino hasta el sacrificio de su vida por la Humanidad como totalidad.

Para aquellos que se sacrifican libremente la recompensa es una conciencia eterna; pues una vez que habéis dado y recibido las verdaderas bendiciones de vuestro Creador, se inicia el estado de alegría, el camino a Jerusalén. Una vez que habéis dado un paso no hay camino de regreso. Con independencia del dolor y el sacrificio, será un sendero por el que querréis caminar con la seguridad de que estáis cumpliendo no sólo la voluntad de Vuestro Creador, la Voluntad del Cuerpo en que vivís, sino también la voluntad de todos los seres que habitan en vosotros. Estará progresando no sólo vuestra conciencia, sino también la Conciencia Universal. Si este poder auténtico de vuestra luz brillara, y lo hiciera en niveles que están más allá del físico, conseguiríais lo que consiguió el Nazareno en un nivel aún más superior de expresión. Estaréis realizando un servicio a todos los niveles de la vida que existe en el Universo, y de ese servicio vendrá un entendimiento de la Creación y de la llamada Rueda de la Vida.

 

 

FEMINEIDAD

 

En la Tierra de hoy pueden verse por todas partes los resultados de la desarmonía del hombre. El desequilibrio del hombre ha desorganizado casi todos los aspectos de la vida. En particular, cuando veo la relación entre el hombre y la mujer, los aspectos masculino y femenino de la creación mientras están en la materia física, veo una gran desarmonía. Cuando hablamos de lo masculino y lo femenino, hablamos de la esencia misma de la vida, y si hay desarmonía en el aspecto más importante, la habrá también en las creaciones de su unión.

Ahora voy a hablar de la femineidad, de su verdadero papel y propósito, para que los que leáis esto podáis volver a considerar el estatus único y verdadero de la mujer, y para que quizá podáis establecer un equilibrio mejor en vuestros matrimonios o en las relaciones con los amigos. Quisiera que todos trataseis de olvidar las ideas que os habéis formado sobre los papeles tradicionales de la mujer, pues están basados en los condicionamientos de vuestra educación. Ni siquiera quiero que penséis en la mujer relacionándola con la forma física femenina.

La razón y naturaleza de la creación de esta Tierra y de la Humanidad que, junto con los otros tres Reinos de la Materia, la habita, sólo puede ser entendida por las almas muy evolucionadas, por los seres que han progresado más allá de esta escuela de la vida que es la Tierra. Por tanto, no profundizaré mucho ahora en el modo y el motivo de la creación de este planeta Tierra. Baste con decir que vuestro Creador, Cuyo espíritu habita en el Sol, creó está Tierra con Su mente. Eónes de tiempo después, cuando la masa fundida se enfrió, cuando la tierra y las aguas se hubieron formado cuando los reinos Mineral, Vegetal y Animal se hubieron manifestado, fue creado el hombre a imagen de su creador. En aquel tiempo el hombre seguía unido a la divinidad y solo conocía la perfección. Caminaba mano con mano con los ángeles. Era hermafrodita, al mismo tiempo macho y hembra, positivo y negativo. El hombre fue creado por un soplo perfecto de acuerdo con la voluntad de su Creador. Luego, por razones que os son inconcebibles, el Dios de este Sistema Solar decidió que para la nueva evolución de la Tierra, y del Cuerpo Solar como totalidad, era necesario que la conciencia e individualidad del hombre se individualizase, que se convirtiera en un alma viva, para que fuera capaz de desarrollarse y realizarse en la materia el poder de su Creador. El hombre podía traer sobre la Tierra los secretos y el conocimiento del Cosmos, y de este modo no sólo evolucionaría él, sino todo el Cuerpo Solar.

Por eso el hombre reencarnó sobre la superficie de la Tierra, fue separado de su anterior perfección y recibió el don divino de la libre elección. Desde entonces operó con las frecuencias de lo positivo y lo negativo y estuvo sometido a la ley de los opuestos El hombre se convirtió en Adán y Eva, en hombre y mujer, y de esta creación divina realizada hace eones de tiempo han crecido las formas físicas masculinas y femeninas que conocéis hoy. En esa gran reencarnación del hombre perfecto, si así puede llamársele, sus funciones se dividieron en dos aspectos que reflejaban su nuevo patrimonio: el macho, al que podemos considerar como el poder, la energía, el aspecto intelectual, y la hembra a la que podemos considerar como el amor, la receptividad, la intuición, la fuerza de Dios en movimiento. Se trataba de que el hombre y la mujer recorrieran sus caminos individuales por la vida esforzándose por obtener la perfección en sus distintos papeles, pero al mismo tiempo complementándose el uno al otro y equilibrándose mutuamente para que después de eones de tiempo pudieran unirse de nuevo en un plano superior de conciencia.

No es éste el momento de describir cómo la mujer, el aspecto femenino, cohabitó con alguno de los ángeles, los mensajeros de Dios, cómo se abusó del acto de la creación y cómo la Humanidad perdió la gracia y su patrimonio espiritual; pero fue ese acto de desarmonía, ese mal uso de las verdaderas funciones de lo masculino y lo femenino, lo que llevó al estado de desarmonía que existe hoy. Sólo cuando las mujeres vuelvan a obtener su estado original de armonía y demuestren su intuición y sabiduría divinas, la Humanidad podrá volver a la perfección.

He tratado de simplificar al máximo esta breve descripción de la creación inicial del hombre y la mujer, pues es importante que apreciéis lo que sucedió hace eones de tiempo para que podáis entender mejor los papeles individuales del hombre y la mujer de hoy. No trato de condenar a todas las mujeres por todos los problemas a los que ha de enfrentarse ahora la Humanidad, pues el hombre es igualmente condenable, pero fue a causa de aquellas acciones iniciales sucedidas hace eones de tiempo que el aspecto de la sabiduría, lo divino, lo virgen, lo ejemplificador de Dios, perdió la gracia y que el hombre, que miraba a la mujer buscando ejemplo, también cayó. Por eso la estructura de la sociedad en el mundo también cayó en la desarmonía y acabó llegando al estado en que se encuentra hoy, en donde se da una desarmonía y un desequilibrio completos entre lo masculino y lo femenino. En las civilizaciones occidentales, e incluso más en las orientales, el hombre, el poder, el aspecto intelectivo de la creación, tiene una ascendencia completa y domina a la mujer, el aspecto sabio y hasta que se restaure ese desequilibrio la armonía no retornará totalmente a esta Tierra.

 

El hombre y la mujer son chispas totalmente iguales, aunque opuestas de la Creación proceden de una misma fuente, y juntos, como los dos lados de una moneda, forman una totalidad. Se complementan el uno al otro hasta la perfección, pues las funciones originales del hombre perfecto se dividieron igualmente entre ellos. De ello se deduce, por tanto, que un hombre y una mujer totalmente armonizados forman una unidad, y que esa unidad producirá como resultado la perfección en todos los actos y creaciones; pero donde haya desarmonía sólo se producirán imperfecciones. El hombre de hoy ha de armonizarse con la mujer al igual que la mujer ha de reestablecer el aspecto sabio de la Creación. Es por medio de la mujer, el aspecto sabio, como el hombre descubrirá la verdad de la Creación, cómo debería vivirse sobre este planeta y la verdadera naturaleza de la existencia sobre esta Tierra. Pero no lo descubrirá hasta que dé a la mujer la libertad de ser lo que su creador quería que fuera.

Es esencial que las mujeres de todo el mundo sean liberadas de las ataduras en que se ven hoy esclavizadas por las sociedades, que son controladas en gran parte por el aspecto masculino de la creación, el poder y el intelecto, que en su mayor parte tiene pocos sentimientos hacia la vida. Hoy en día muy pocas mujeres tienen influencia política o se encuentran en una posición desde la que puedan influir en los acontecimientos del mundo. ¡Qué grande sería, de suceder eso, la transformación de la vida sobre la superficie de esta Tierra! Una mujer que ha experimentado el dolor del parto, que se ha sacrificado para educar a sus hijos, que ha soportado las pruebas y tribulaciones de la maternidad, ¿sacrificará a sus hijos en actos de violencia y destrucción tan a la ligera como el hombre? ¿Alguna mujer sacrificaría a su hijo, o al hijo de otra mujer, por lograr un fin político o ideológico? Pero la voz de las mujeres está callada hoy. Ha sido suprimida por el hombre y por el mundo material que éste controla.

Por desgracia, hay algunas frases en la Biblia que han sido tomadas por el hombre como revelaciones divinas concernientes al verdadero estado de las mujeres. Debéis recordar, sin embargo, que la Biblia fue escrita y compilada por hombres que tradicionalmente creían en el rol inferior de la mujer, y que el Antiguo Testamento se componía en gran parte de extractos de pergaminos y tablas escritos varios siglos antes, así corno de historias religiosas transmitidas por la memoria. Por tanto, los compiladores de la Biblia seleccionaron aquellos segmentos que reflejaban en mayor medida las actitudes y creencias predominantes en su época. En consecuencia, en la Biblia la mujer es representada como una sierva del hombre; y las civilizaciones occidentales, que tanto han tomado de la Biblia, han mantenido esa posición durante siglos. Pero ahora hay una situación en la que la mujer está empezando a restablecer su correcta posición en la sociedad.

La mujer es en todos los aspectos el igual, y sin embargo lo opuesto, del hombre. ¡Tened por seguro que en la conciencia divina, el hombre, cuando actúa en un cuerpo físico, es el aspecto más débil! El hombre y la mujer no deben ser comparados, pues no son lo mismos: son complementarios. Juntos se unen en una fuerza poderosa, pero en la desarmonía crearan la destrucción. Cuando miráis a vuestro alrededor en el mundo de hoy veis destrucción por todas partes. Ello, se debe en gran parte a la ruptura en las relaciones entre el hombre y la mujer, pues de su desarmonía ha provenido la destrucción y la violencia dé hoy. En esta Tierra ha habido civilizaciones, desconocidas hoy para el hombre, en las que los aspectos masculinos y femeninos cumplieron con sus papeles correctos y en las que vivían como iguales. En esas civilizaciones un hombre estudiaba a los pies de una mujer, un hombre era gobernado por una mujer, un hombre era bendecido por una mujer. En aquellas civilizaciones antiguas las mujeres tenían los papeles de gobernantes, profesoras, profetas y sacerdotisas. En las civilizaciones del antiguo Egipto, de las que el hombre es apenas consciente, podéis ver los restos dé uno de esos sistemas en la jerarquía de los faraones, en donde, como sabéis, era muy normal que una mujer fuera uno de ellos. Ciertamente, fue el equilibrio de los faraones masculinos y femeninos lo que estableció la armonía de poder y sabiduría para dominar y gobernar el reino de Egipto.

¿Tienen las mujeres de vuestro mundo actual papeles similares? Están casi completamente excluidas de la Iglesia, y sin embargo para ese papel deberían ser en número igual o superior al de los hombres, pues fueron creadas para manifestar sobre la Tierra la sabiduría de Dios. La mujer fue creada para mostrar esa sabiduría. Por eso es tan importante que vuelva a su pedestal como auténtica virgen: virginidad significa pureza de pensamiento y acción. La mujer posee intuición para predecir el futuro. Tiene grandes poderes psíquicos y curativos. Con todos esos talentos está bien dotada para ser sacerdotisa. ¿Hay mujeres hoy en día que cumplen el papel de profesoras? Hay profesoras, pero generalmente se encuentran en los puestos inferiores, no en los superiores. Y sin embargo la mujer, por su sabiduría e intuición, está bien dotada para ser una profesora. Tiene la paciencia y la humildad, y la sabiduría innata, que asegurarán que enseñará lo que es la vida verdadera, no lo que es falso. ¿Dónde hay una mujer en el gobierno de hoy? Con unas pocas excepciones, ¿por qué no se encuentra en los parlamentos y reuniones políticas de hoy? En el mundo hay tantas mujeres como hombres, pero por todas partes el hombre domina la escena política. Precisamente porque el aspecto masculino, el intelecto y el poder gobiernan vuestras naciones sin el equilibrio del aspecto femenino, la sabiduría, la receptividad, la femineidad, el mundo se encuentra hoy en ese estado. Por eso hemos de condenar a las mujeres, pues si volvieran a su pedestal original, si demostraran el aspecto divino y virginal de la Creación, si fueran lo que su Creador quería que fuesen -un ejemplo vivo de su sabiduría - el hombre la respetaría y seguiría de nuevo.

Por eso invito a todas las mujeres que lean esto a que recuerden sus responsabilidades que les vinieron hace eones de tiempo con el acto de la creación. Os corresponde estar de nuevo en vuestros pedestales. Tenéis que mantener lo que creéis en vuestro interior si ello está en gran conflicto con las costumbres del hombre y la sociedad moderna. A vosotras os corresponde decir que los sistemas políticos y financieros del hombre están equivocados, y que también lo están los valores en los que el hombre basa su vida y el camino que ha tomado hoy el mundo. Si os levantáis, os unís y mostráis vuestra sabiduría divina salvaréis este mundo del holocausto que ha de venir.

 

Un hombre sabio dijo una vez que detrás de cada gran hombre hay una mujer. Esto suele ser cierto, pues cuando un hombre y una mujer se unen en armonía se convierten en un gran poder. Se complementan un a otro, y juntos, en equilibrio de igualdad, forman una unidad. Pueden ser una gran fuerza para el bien en este mundo. Pero para que se establezca ese equilibrio hace falta que cada uno respete al otro como la chispa individual de la creación que cada uno es, y que cada uno reconozca en el otro las facetas de la creación de las que es responsable.

Los hombres y las mujeres son necesarios para iniciar la concepción, pero es la mujer la que pare al niño después de llevarlo en su vientre, quien lo alimenta y nutre, quien lo enseña y forma. El desarrollo y educación de un niño es también primordialmente responsabilidad del aspecto sabio. Una de las razones de que la sociedad de hoy se esté desmoronando estriba en que las mujeres no cumplen con el papel de educar a los hijos que les estaba destinado. Es ante todo la madre, con su sabiduría innata, la responsable de la educación de su hijo. Esto no quiere decir que la presencia del padre no sea importante y necesaria, pues debe haber un equilibrio entre los dos, pero el hijo que ha elegido venir a través de una madre lo ha hecho porque es precisamente la sabiduría de ella la que busca conforme se forma y madura su cuerpo físico.

Las sociedades antiguas que hoy el hombre desconoce tenían métodos más avanzados de educar a los hijos. Ha habido sociedades en las que una vez concebido un hijo, los padres sólo se preocupaban de la preparación, el nacimiento, la enseñanza y educación de ese hijo. Se consideraba como una tarea que ocupaba todo el tiempo, y ni el hombre ni la mujer trabajaban fuera de casa hasta que el niño tenía doce años. Es un concepto que os convendría considerar en el mundo de hoy, en donde una mujer tiene un hijo pero luego, a una edad temprana, se lo entrega a otras gentes para poder trabajar. Cuando una mujer entrega a su hijo a un extraño lo esta privando de la posesión más inapreciable que tendría que darle. Una madre debería entregarse completamente a su hijo hasta que éste tuviera doce años. Ningún profesor debería darle a un niño lo que podría darle su madre, y una madre que entrega la responsabilidad de su hijo corre el riesgo de incurrir en gran karma.

La mayor parte de las mujeres se unen al hombre en el acto del matrimonio, pues el matrimonio es un estado necesario en el punto actual de la evolución del hombre; pero el hecho de que se hayan casado no significa que automáticamente deban tener hijos. Me gustaría resaltar que el hecho de que el papel del matrimonio no es sólo concebir hijos. Muchos de los matrimonios no deberían tener niños, y si no podéis cumplir el papel de una madre con total responsabilidad ante vuestros hijos, no deberíais tenerlos. Si todas las madres fueran conscientes de este hecho antes de concebir a sus hijos habría menos hijos desequilibrados en el mundo de hoy. El incorrecto papel matrimonio y el incorrecto papel de la mujer es la causa es la causa de la destrucción y violencia que predominan en el mundo de hoy. El hombre y la mujer se unen en matrimonio, y con la armonización de sus poderes y talentos individuales pueden conseguir grandes cosas, no sólo produciendo hijos, sino también en las esferas del arte, la música, la ciencia, la política y la religión. El hombre y la mujer cuando están en armonía son una fuerza poderosa, no solo para aprender el uno del otro, sino también porque con la combinación de sus talentos individuales pueden lograr una gran cosa: convertirse en los verdaderos faraones.

Cuando el hombre y la mujer procreen hijos deberían recordar su responsabilidad por ese acto de procreación. El hombre debe recordar que es tan responsable de los hijos como la mujer, y que los papeles de madre y padre definidos por la sociedad moderna no son necesariamente correctos. Es difícil salirse de las normas sociales establecidas, pero el hombre no tiene que ser siempre el que trabaje y la mujer quien cuide de la casa y los hijos. La mujer no debería ser considerada siempre como la que prepara la comida y limpia la casa. Esto puede hacerlo cualquiera de los dos. La mujer no debería estar atada siempre a la casa, al fuego de la cocina, pues tiene dentro de sí, igual que el varón, su propia chispa individual de expresión. ¿Por qué ha de ser la mujer y no el hombre quien se ve limitada por ese papel? Por la naturaleza de su ser, la mujer que tiene un hijo se sacrifica voluntariamente y permanece en casa, pero cuando el hijo haya cumplido doce años su sacrificio ha terminado y es libre. Ciertamente es esencial que reafirme su individualidad y establezca una vez más el equilibrio del matrimonio.

Resulta obvio que en la sociedad actual es difícil que la mujer cumpla su verdadero papel. Necesita un gran esfuerzo para lograrlo, pero debe hacerlo. Las almas antiguas que están encarnando ahora en cuerpos femeninos en este principio de la Era de Acuario están comenzando a revolverse contra las cadenas del servilismo que han sido creadas por el hombre. Ya no aceptarán el concepto de desigualdad de los sexos, pues en realidad esa desigualdad sólo existe en la mente del hombre. Están comenzando a exigir lo que es su derecho, una vida igual a la del hombre, y conforme pidan esa igualdad y se mantengan firmes en sus creencias, que conocen por su intuición interior, mejorarán la faz de esta Tierra.

Finalmente, he de decir a todas las mujeres, con independencia de su edad, que recuerden la responsabilidad de la mujer. Es una responsabilidad que va más allá de tener hijos, de ser una madre y una esposa. Es la responsabilidad de una mitad de la creación y si esa mitad no está en equilibrio, también la Creación estará en desarmonía. Recordad lo que dije al principio de esta charla: las dos mitades en equilibrio de igualdad se unirán finalmente en una forma para convertirse en el ser evolucionado de esta Tierra. Así serán los seres de la Nueva Era, quienes caminarán por esta Tierra cumpliendo y ejemplificando la vida tal como verdaderamente debería ser vivida sin la división que existe ahora en todo el mundo.

Las mujeres deben tratar de ejemplificar lo que es su derecho de nacimiento: la femineidad, lo receptivo, la sabiduría, el amor, la fuerza de Dios en movimiento. Sí todas las mujeres comenzaran a hacerlo transformarían ésta Tierra. Recordad que cada vez que fracasáis en esta tarea, cada vez que os inclináis a la voluntad del varón porque es el varón, sólo porque esa es la costumbre en esta sociedad, porque así se ha hecho durante cientos de años, no sólo os estáis traicionando a vosotras mismas, no sólo a las mujeres en el mundo de hoy, no sólo a las mujeres de las Eras que han pasado, sino que estáis traicionando a la misma Creación, pues estáis negando el propósito mismo de vuestra existencia.

 

 

LOS GUARDIANES FÍSICOS Y ESPIRITUALES DEL HOMBRE

 

El hombre no se halla nunca solo mientras vive en la materia física. No está en el plan que deba descubrir sin ayuda su camino de regreso al Espíritu Infinito. Como sucedió con los otros aspectos de la Creación, al hombre se le dio guía divina para que cumpla su papel en el plan de evolución de la Tierra y en su propia evolución individual. Muchas influencias invisibles, de las que el hombre es en gran parte inconsciente, existen a su lado cuando vive en este mundo tridimensional y limitado por los cinco sentidos. Sin embargo, dentro de poco tiempo habrá de desarrollar su sexto sentido y pasar a un mundo cuatridimensional en el que será consciente de esas influencias.

Voy a examinar ahora las influencias que son responsables de la protección del hombre, de guardarle mientras se esfuerza por cumplir la voluntad de su Creador y de instruirle, guiarle y enseñarle Sus caminos. Esta es la responsabilidad de los seres conocidos con los nombres de Ángeles, Maestros, Guías, Guardianes de la Puerta, Profesores o Controladores. En la Tierra, el hombre ha dado muchos nombres a estos seres para definir los diversos grados de sus conciencias y sus lugares en la evolución de la Tierra. Por medio de esos grandes seres, el hombre es inspirado, enseñado y corregido. Juegan un importante papel en el progreso del hombre, a pesar de vivir hoy en una Era en la que la mayoría de las personas niegan su existencia y no sienten las impresiones de estos seres, confiando por entero en su propio intelecto y en la facultad del razonamiento. Pero estáis entrando en una Era en que la Humanidad reconocerá y verá físicamente a esos seres, por lo que ha llegado el momento de que les sean presentados.

Durante toda la historia de la Humanidad conocida por vosotros, el hombre ha reconocido siempre la presencia de los ángeles. Las historias de la Biblia, especialmente las del Antiguo Testamento, sobre ángeles que se aparecieron a los dirigentes espirituales de tiempos antiguos son muy numerosas. También en el Nuevo Testamento está escrito que los ángeles estuvieron presentes en todos los acontecimientos espiritualmente significativos que afectaron a la vida del Nazareno: en su nacimiento, su bautismo, su transfiguración, su crucifixión y su resurrección. Fueron vistos por muchas personas. Incluso en los tiempos modernos los ángeles siguen siendo vistos. Recordaréis que durante la Primera Guerra Mundial muchos soldados que combaten en bandos opuestos presenciaron lo que ha acabado siendo conocido como el Ángel de Mons. Incluso hoy los niños pequeños ven ángeles aunque sus padres no los crean. Estos grandes seres existen verdaderamente y pueden ser vistos por aquellos que hayan extendido sus sentidos, de modo consciente o inconsciente, más allá de la esfera limitada de la materia.

Los ángeles han existido desde el principio de la Creación. Desde antes de que el hombre fuera creado sobre esta Tierra. Es imposible que vosotros o yo comprendamos plenamente la Creación; sin embargo, he de tratar de describirla lo más ampliamente posible para que podáis entender el papel que juegan los ángeles en ella. Basta con que diga que cuando el Espíritu Infinito creó el Universo que conocéis lo hizo con su hálito perfecto. El Espíritu Infinito respiró y millones y millones de vibraciones abandonaron Su corazón y se convirtieron en las chispas de la vida en el Universo. Estas chispas de la vida despertaron gradualmente a la conciencia y tomaron forma cuando les llegó el momento. Cada una de esas formas emprendió un trabajo determinado en la construcción del Universo de acuerdo con la vibración con que operaban. Esto se realizó bajo la dirección de la Mente Infinita. Estas chispas del espíritu se formularon a sí mismas de acuerdo con el Plan Divino y con la conciencia inherente a la semilla en todo nivel vibratorio de existencia que hay en el Universo de hoy.

Los ángeles también fueron creados en ese tiempo. Estaban vinculados al Espíritu Infinito. Vibraban ante el poder y la voluntad del Espíritu Infinito. Obedecían Sus órdenes y cumplían automáticamente Su plan para el Universo, pues no tenían libertad de elección como la tiene el hombre. Palpitaban con el Corazón Divino y pensaban con la Mente Divina. Los ángeles deben ser considerados como los mensajeros del Espíritu Infinito. Existen en todos los niveles de la creación. Por tanto, cuando vuestro Dios, el Logos Solar cuyo espíritu habita en el Sol, respiró y creó el Sistema Solar del que formáis parte, los ángeles fueron los responsables de ayudar a la formación del plan de vuestro Creador para Su Cuerpo. Fueron los responsables de cada uno de los doce planetas que hay en el Cuerpo Solar y de todos los niveles de existencia presentes en esos planetas. Hay una esfera angélica para cada nivel de la Creación, para toda vibración de la vida.

Cuando la Tierra fue creada, los ángeles habitaron en ella y se responsabilizaron de ella. Como estaban vinculados por medio de sus corazones con el Espíritu Infinito, vibraban y vivían en perfección, y por tanto la armonía y la perfección predominaban en todas las partes de la superficie de la Tierra. Cuando por motivos que no podéis concebir se decidió la creación del ser conocido como el hombre sobre la superficie de esta Tierra, en un principio también fue creado por la perfecta respiración, no mediante el proceso físico de reproducción que utilizáis hoy. El hombre fue creado un poco más inferior que los ángeles. Caminaba mano con mano junto a ellos obedeciendo la voluntad del Espíritu Infinito y de su Creador, pues en aquella etapa el hombre no tenía cerebro y no poseía el don divino de la libertad de elección. Só1o podía obedecer y cumplir la voluntad de su Creador. Estaba dirigido por la fuerza del amor perfecto y gobernado por la perfecta sabiduría

.Durante eones de tiempo el hombre mantuvo ese estado de perfección, hasta que la Jerarquía Espiritual que controla esta Tierra y el Cuerpo Solar decidió que al hombre se le permitiría evolucionar, entender la Creación, comer del Árbol del Conocimiento como dice la Biblia, y entender el motivo y propósito de la Creación. El hombre renació entonces sobre la superficie de la Tierra con el don divino de la libertad de elección y la capacidad de reproducirse. Los ángeles no poseen esos dones. No entienden la Creación, sólo la llevan a cabo. Carecen de intelecto, de cerebro, y por tanto no tienen libertad de elección. No pueden reproducirse como el hombre. Por eso el hombre fue abandonado en su camino para alcanzar el conocimiento de la Creación. Utilizó su cerebro físico, el intelecto que Dios le había dado, el razonamiento, para guiarse por su sendero. Sin embargo, el hombre decidió utilizar sus talentos para obtener riquezas materiales y gratificaciones personales, y conforme su modo de vida se hacía más bajo y su vibración más densa se fue separando del contacto con los ángeles. Antes el hombre había caminado sobre la Tierra mano con mano con los ángeles, pero al cambiar su frecuencia, aquellos desaparecieron de su vista. Pero el contacto con los ángeles aún está presente, pues el hombre no es un ser físico sino un ser espiritual.

Cuando al hombre se le concedió el don de la libertad de elección y se le dejó sobre su camino fue conectado con las esferas angélicas por medio de su cuerpo físico. Se decretó que toda alma que encarnase en la superficie de esta Tierra tuviese dos ángeles guardianes. Ellos conducirían al hombre hacia la realización más completa posible de las Leyes de la Creación que concernían a la Tierra. Asumieron por tanto la forma física del hombre, motivo por el cual los ángeles son vistos como hombres o mujeres, aunque con cuerpos más finos. Están con el hombre desde el momento de la concepción física hasta el de la muerte física. Son responsables de guiarlo y ayudarlo por el camino previsto para cumplir la voluntad de su Creador. Los ángeles son los responsables de que se cumpla la voluntad de Dios.

 

Cada uno de vosotros tiene dos ángeles guardianes. El uno tiene una vibración masculina, trabaja con la radiación positiva del poder espiritual y está vinculado al hombre a través de la región de su glándula pituitaria. El otro es de vibración femenina, trabaja con la radiación negativa o receptiva, la radiación de la sabiduría espiritual, y se vincula con el hombre por medio de la región de su glándula pineal. Estos dos ángeles guardianes se hallan con el hombre en todo momento mientras camina por la vida. Están particularmente cerca de, él cuando encarna por primera vez en el cuerpo físico y hasta la edad de siete años, que marca el final del primer ciclo de la progresión terrena de setenta años del hombre. Durante los primeros siete años, cuando el alma se está estableciendo en el cuerpo físico, los dos ángeles guardianes se encuentran muy cerca de él, y ése es el motivo de que con tanta frecuencia los niños pequeños vean a sus ángeles guardianes, que están cerca para protegerlos y guiarlos.

Por tanto, esos ángeles guardianes guían al hombre durante una encarnación particular. Nunca se interfieren con la libre elección del hombre, pero siempre están dispuestos a ayudarle en su camino de progresión espiritual si se les pide ayuda y dirección. Só1o se ocupan del cumplimiento del destino del hombre y de su parte en el Plan Mayor. Se ocupan de la Fuerza Universal, no de la individual. Carecen de emociones. Son los suministradores de Poder. Son vínculos con el Espíritu Infinito. Cada planeta tiene sus distintas esferas angélicas, que le sirven durante sus diversas etapas de evolución. Hay reinos angélicos para todas las vibraciones de la vida sobre la Tierra. Hay un reino angélico que trabaja dentro del centro de la Tierra para ayudar al Reino Mineral. Otro trabaja en el Reino Vegetal dirigiendo en su trabajo a los espíritus de la naturaleza. Otro trabaja con el Reino Animal gobernando al grupo de almas de los animales.

Además de sus dos ángeles guardianes, el hombre tiene a otro ser que lo protege y guía mientras camina por el sendero de la vida. Este ser suele ser conocido como Guía o Portero. Por tanto, tenéis a tres seres que os vigilan: los dos ángeles guardianes y el guía. Este suele ser un alma de considerable evolución que ha vivido muchas vidas en la Tierra y ha evolucionado hasta un estado comparable al vuestro, si no más adelantado. Por tanto, tenéis a un guía cuya vibración anímica es por lo menos igual que la vuestra, el cual entenderá vuestro punto de conciencia y vuestro destino. Como ha vivido muchas vidas sobre esta Tierra, entenderá la naturaleza y limitaciones de la vida física. Por tanto, podrá ayudaros cuando tratéis de avanzar. El es realmente quien tiene la llave de la puerta de los distintos planos de conciencia que están por encima y por debajo del físico. El es quien ayudará a ir a esos planos, y de ahí el nombre de portero.

Un guía es aquel que por su gran amor a la Humanidad y a la Creación en general está dispuesto a sacrificar un destino en un plano superior de conciencia para estar con el hombre en el aura física de la Tierra. Vuestro guía puede sentirse atraído por vosotros por dos razones. En primer lugar, puede sentirse atraído porque como también él está aprendiendo en el camino eterno del progreso, y como conoce el destino que habréis de seguir y que vosotros elegís en el momento mismo en que os son asignados vuestros ángeles guardianes en las esferas superiores de la vida, se dará cuenta de que aprenderá al veros cumplir ese destino. En segundo lugar vuestro guía, y vosotros quizá estéis vinculados por alguna obligación kármica. Por los actos de las otras vidas podéis tener con él, o él con vosotros, una deuda, la cual puede desaparecer con su ofrecimiento a guiaros mientras estáis en esta encarnación física.

Vuestro guía se halla muy cerca de vosotros en todo momento mientras os halláis en lo físico, y los que estáis intentando desarrollar facultades psíquicas tendréis su guía y protección. Vuestro guía no os dirá, ni podría hacerlo, lo que debéis hacer, pues reconoce el don divino de libertad de elección que poseéis. Só1o es responsable de guiaros y protegeros mientras camináis por el sendero do vuestra vida. A veces os urgirá a que vayáis hacia el camino del destino que habíais elegido antes de encarnar si os habéis separado de él, y os pedirá siempre que sigáis la voluntad del Espíritu Infinito. Muchas personas son conscientes de sus guías, si no por el nombre por su presencia, y por medio del fenómeno psíquico del medíumnismo hay algunos medios de comunicación, siempre que el guía quiera realmente hablaros a vosotros y a otras personas.

Muchos de los escritos esotéricos utilizan el término «Maestro». ¿Qué es un Maestro? Es un ser, una chispa del Espíritu Infinito al igual que vosotros, que durante eones de tiempo y muchas encarnaciones ha progresado hasta el nivel de Maestro dentro del plano al que ha evolucionado. Ha luchado por entender completamente la Luz mediante el descubrimiento y obediencia de las Leves del Cosmos. Ha aprendido a trascender la dualidad de la luz y la oscuridad, la bondad y la maldad, el pesar y la felicidad. Ha alcanzado un plano de perfección en el plano al que ha evolucionado en un período de tiempo dado. Hay siete planos de existencia dentro del aura de la Tierra. soís conscientes del plano físico o terreno, pero por encima de vosotros están los planos etérico, astral, emocional, vital, mental y espiritual. Hay Maestros en cada uno de ellos. Cuando hayáis progresado más allá del dominio del físico aún tendréis que dominar otros seis niveles. Es posible lograr el dominio de uno de los niveles superiores sin haber dominado el físico pero antes de ser maestro en el plano espiritual, el superior de todos, hay que haber dominado antes todos los otros planos.

Los Maestros son grandes seres con un alto grado de sabiduría y conciencia. Cumplen el Servicio Universal. No pertenecen o están vinculados a un alma individual sobre la Tierra, como sucede con los ángeles guardianes y con vuestro guía. Sirven a una causa mayor, y cuando vienen a esta Tierra no lo hacen por individuo sino por la Humanidad como totalidad. Hablarán por canales inspirados para dar mensajes a la Humanidad. Cuando encarnan sobre la Tierra -han sido Maestros seres tales como Moisés, Buda, Pitágoras y Jesús- vienen para servir a la Humanidad y traer sabiduría y conocimiento a toda la Tierra. No se ocupan de lo individual, sino el Plan Mayor. El Conocimiento es relevado a esta Tierra y dado a la Humanidad por medio de esos Maestro; y por medio de ellos también es revelado y llevado a cabo el Plan para esta Tierra.

Hay también un grupo de seres, con una vibración interior a la de los Maestros, que son conocidos como los Profesores o Controladores. Son seres evolucionados que a través de muchas encarnaciones en los diferentes planos de la existencia han desarrollado un conocimiento especializado en algún aspecto particular. Si os sentís atraídos por un tema particular, el profesor apropiado se une al grupo de profesores que hay a vuestro alrededor para daros su mensaje. Se le da el nombre de grupo a los siervos que os siguen en vuestra existencia física, y todos tenéis muchos profesores dentro de vuestro grupo. Esos profesores son seres evolucionados que se sienten atraídos a vosotros por Vuestras emanaciones anímicas y os enseñan el aspecto particular para el que están calificados. Por tanto, vuestros profesores cambiaran conforme caminéis por la vida y progrese vuestra conciencia.

Un profesor puede reflejar sólo su punto de conciencia. Ello explica que haya canales inspirados en todo el mundo que dan conocimientos que entran en conflicto, pues el hecho de que los profesores estén en un plano superior de la existencia no significa que hayan adquirido repentinamente el conocimiento y la sabiduría absolutos. Pueden estar reflejando tan sólo su punto de conciencia, el punto de la escala hasta el que han evolucionado. Por ejemplo, si un profesor no creía en la reencarnación mientras estaba en el plano físico de la existencia, opinara lo mismo en un plano superior, y ese será, por tanto, el punto de vista que enseñará. Un profesor que esté imbuido por los conceptos y principios del cristianismo enseñará desde ese aspecto, y quizá no esté de acuerdo con las enseñanzas de otro. Por tanto, en todos esos aspectos sois vosotros, el individuo, quienes tenéis que decidir de acuerdo con vuestra propia conciencia si las palabras de los profesores son correctas y aplicables a vosotros, pues en vuestra Tierra no existe la sabiduría o el conocimiento absolutos. Sólo se os presenta una fracción de la totalidad, y vuestro Dios os ha dado el derecho de decidir por vosotros mismos.

Hay muchos falsos profetas, muchas fuerzas malignas, y especialmente en vuestro mundo de hoy podéis conocer muchos casos de comunicaciones y acciones erróneas entre las fuerzas de planos superiores de la existencia y el hombre en el nivel físico. Es posible que el hombre atraiga, y sea afectado por ello, a las vibraciones desarmónicas y malignas de más allá de lo físico, pues no todo es pureza más allá de ese nivel. La desarmonía también se halla presente en los otros niveles de la existencia, pero como en todos los otros casos sois protegidos por vuestro Creador, pues una de las grandes Leyes Naturales del Universo es la Ley de la Atracción y Repulsión, que establece que la vibración más baja es capaz de atraer a la que es más alta, solo la vibración superior es capaz de atraer a la inferior. Por tanto, si sois mas evolucionados que esas fuerzas malignas, no podrán afectaros a menos que con vuestras conductas -vuestros pensamientos, palabras y hechos -atraigáis hacia vosotros a esas fuerzas.

Tenéis, por tanto, muchos guardianes mientras camináis por la faz de esta Tierra. No camináis solos. Estáis rodeados por muchas influencias que van desde la trinidad de vuestros dos guardianes y el guía a los miles de Maestros y profesores de los que podéis disponer. Continuamente se os da ayuda para que seáis capaces de entender la vida sobre esta Tierra y recorráis el camino correcto. Durante los últimos mil años el hombre ha caminado en la oscuridad, ignorando en gran medida las directrices de esas influencias. Ha quedado para el sabio o adivino ocasional el ver el uso correcto de esas influencias, y quienes así lo hicieron fueron perseguidos con frecuencia por personas ignorantes o inconscientes. Vais a entrar en una Era en la que esas influencias serán reconocidas de nuevo. Como en épocas pasadas, podréis ver y reconocer a los Maestros, ver las Salas del Aprendizaje, sentaros a los pies de grandes seres y entender, en tanto en cuanto os lo permita vuestra conciencia, la verdadera naturaleza de la vida en este Universo.

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