CIENCIA FICCION
Creando el reencuentro

Por Gretel Valdivia Rigau
Ilustración: Yury Díaz
Mención Concurso Ciencia Ficción´05

La distancia, cuando nos separa de nuestros seres más queridos, nos perturba y nos hace sentir más solitarios, por tanto traté de solucionar ese problema en alguna medida. Mi tía y primos viven en un lugar muy lejano, así que prácticamente la única manera de comunicarnos es la computadora, a través de salas de chateo por medio de correos electrónicos.

Soy fanática a la computación, así que me decidí un día a tratar de crear un medio de comunicación que fuera más íntimo que las frías letras en pantalla. Como me especializo en software, me dediqué a la creación de algoritmos lógicos basados en la teletransportación. Llamé a uno de mis otros tantos primos, que vive aquí en La Habana, y que siempre ha sido muy cercano a mí.

Es ingeniero en Microelectrónica, y le hablé de mis ideas, porque creí que él entendería mi interés. Entonces, hicimos un trabajo de mesa para plantearle las ideas y me dijo que tal vez podría ayudarme.

Después de algunos meses ya casi estaba listo la WebScan-Convertion. Realizaba un escaneo a una persona de pie, haciendo la captación de cada una de las moléculas del cuerpo y la convertía a un código binario, es decir, a un lenguaje digital legible por la computadora.

Luego de este gran éxito solo faltaba la compilación del software. Me costó varias noches sin dormir, cansancio y dolores de cabeza. Hasta que al cabo de las cinco semanas logré terminarlo. Estaba listo, se basaba en la perfecta colocación ordenada del código binario para restablecer completamente, aunque en forma digital, a un ser humano con todas sus funciones correctamente, y hacer su envío en un paquete, con un peso digital, a una dirección de correo como archivo adjunto, que variaba entre 880 Kb y 1,5 Mb, en dependencia de la estatura, peso y color, sobre todo del color de la ropa, ojos y pelo, porque estos llevan mayor capacidad.

El otro paso era el envío del paquete o persona digital a su destino, y allí a través del mismo software, pero con la opción de tele-personalizar, una WebScan similar realizaría todo el proceso inverso.

El proceso debe hacerse en horarios de la madrugada para que no haya congestión en las líneas y no nos perdamos, ya que no podemos estar por más de una hora, exactamente 58 minutos, pues corremos el riesgo de quedarnos así para siempre. Para realizar el viaje de prueba le mandamos a mi tía otra WebSan-Convertion y un disco con los instaladores del software, al que llamé VDFD 1.0 (Viajes digitales para familias distanciadas). Al parecer todo estaba listo. Mi primo estaba encargado de la computadora junto con la ejecución del programa. Primero se introdujeron mis datos: altura, peso, edad y algunos otros rasgos físicos.

Yo estaba frente a la cámara, vestida con una blusa blanca y un pescador negro, para que no pesara tanto digitalmente, descalza y con el pelo bien recogido. Después de que mi primo terminó los primeros pasos, solo quedaba el clic definitorio que me llevaría, si todo salía bien, a casa de mi tía. Vi como él movió el mouse intranquilo hacia el botón que decía “convertir”, giró la cabeza y me miró a los ojos como preguntándome si lo hacía. Me di cuenta que estaba preocupado, así que le sonreí para darle confianza. Yo estaba decidida, y le dije que sí. Él presionó el mouse e instantáneamente la WebScan dispersó un rayo rojo, lo que llamaríamos nosotros un rayo láser, y lo colocó sobre mi cabeza. Fue entonces cuando comenzaron las cosquillas, que iban bajando sobre mi cuerpo hasta que se apoderaron de mí, me sentí diferente, extraña, pero a la vez completamente  serena, fue una sensación realmente nueva.

No supe más nada hasta que me encontré en un lugar desconocido. Había personas allí con caras de asombro que me resultaban muy familiares, mis primos ya más grandes, y mi tía tan cambiada. Nos corrían a todos lágrimas de emoción por el reencuentro, los abrazaba y besaba incansablemente, era uno de los momentos más emocionantes en mi vida. Fue tan difícil de creer que aquello estaba sucediendo, que todo lo que sucedía era real, que los tenía frente a mí, para abrazarlos, hablarles, tocarlos y besarlos.

La certeza de que estábamos allí en tiempo presente, físicamente, que no estábamos tras las pantallas, ni frías letras, ni millones de cables que nos unían, era completamente    increíble. Pero, el momento indeseado llegó, debía regresar.

Conversé con ellos todo el tiempo que pude, pero tenía que regresar, la transferencia había durado diez minutos y ya faltaban trece  para que se agotaran los 58 minutos. Así que me despedí lo más rápido que pude de mi familia querida, estando segura de que muy pronto los volvería a ver y no perderíamos el contacto jamás.

Esta vez fue mi tía quien haría las cosas, pero ya no tenía que esforzarse tanto, solo dar clic en el botón que decía “reenvío”. Volvieron las cosquillas a mi ya casi adaptado cuerpo y me vi nuevamente frente a mi primo, quien me abrazó fuertemente, me preguntó cómo me sentía, y yo le dije: perfectamente.

Instantes después comenzamos a gritar: ¡Lo logramos!, ¡lo logramos! Y realmente, lo habíamos logrado.

Al día siguiente nos contamos cómo había sido todo, él desde su punto de vista y yo del mío. Me dijo que comenzaba a desaparecer mientras el rayo pasaba sobre mí, luego le apareció un cartel que decía: Transferencia completa. Digital Person # 1895 Kb. Lista para enviar, y le daba las opciones de poner la dirección de correo electrónico, enviar.

Él puso la dirección de correo y dio un clic a enviar. Dice que entró en desesperación cuando aquello le puso otro cartel que decía: Enviando. Espere unos minutos por favor, hasta que le puso: Enviado. Tiempo estimado del envío 10 minutos, tiempo restante: 48 minutos.

Creo que debía haberlo preparado, porque a fin de cuentas eso lo creé yo. Imagínense lo que pasó después, íbamos y veníamos cada vez que se podía, sobre todo en fechas importantes. Ya no nos sentíamos tan distantes, pero como todo ser humano es ambicioso, deseábamos estar más tiempo junto a la familia, pero eso será para próximos proyectos. Mi primo y yo ganamos el primer premio de La creación del Año y esperamos que en este suceda lo mismo con el VDFD 2.0, que estamos preparando, además incluirá un paquete del proyecto VDOI 1.0 (Viajes digitales de objetos inanimados).

A pesar de los logros obtenidos, y hasta ahora no ha sucedido nada extraño, se está llevando a cabo una investigación de los efectos colaterales que podría acarrear el proceso de tele-transportación para cada persona que lo utilice. Cuando termine la investigación trataremos de evitar cualquier mal que pueda causar a través del próximo programa, que queremos sea más complejo. Pero eso es ya otra historia.

 

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