ESCRIBANOS
EDICIONES ANTERIORES
LA PRENSA
OTROS SUPLEMENTOS
SUPLEMENTO SEMANAL DEL DIARIO LA PRENSA / SáBADO 14 DE MAYO DE 2005
PORTADA
CUENTO NICARAGÜENSE
POESIA NICARAGÜENSE
LEXICOGRAFIA
KINO-BIO-CINE
ENSAYOS
PINTURA
MUSICA
COMENTARIO
CRITICA
Camilo Minero: muralista de pueblos

Foto  

Detalle de Mural. Camilo Minero.

 

Arnulfo Agüero

Camilo Minero, una de las grandes figuras de la plástica salvadoreña del siglo XX, pintor, muralista y grabador, nacido el 17 de noviembre de 1917, empezó a pintar desde los 13 años los temas del pueblo y no paró hasta el año pasado, que cayó gravemente enfermo de un cáncer en el estómago; muriendo el pasado viernes a la edad de 87 años de un infarto al corazón.

Minero, dejó un valioso legado pictórico, realista, social, de los cuales plasmó durante una década de su vida en nuestro país.

“Yo busco el realismo y lo figurativo, no me interesan otros discursos. Yo pinto al pueblo, a los trabajadores, a los niños panzones que caminan en los mercados, ahí encuentro la belleza”, dijo Minero a la Prensa Gráfica en el 2004. Igual sentir trasmitió, por medio de sus obras y palabras, a las personas que le conocimos en Nicaragua.

AÑOS DE ADOLESCENTE

En sus años de adolescente estudió en México con Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros, pero también recibió formación académica en la Escuela Nacional de Artes Gráficas, (dirigida por Carlos Imery), donde también iniciaron sus primeros trazos Carlos Cañas, Julia Díaz y Rosa Mena Valenzuela, para citar algunos contemporáneos suyos.

Traído a Nicaragua por los aires de esperanza social que entonces emanaban internacionalmente el “boom” de la revolución, y por el resurgimiento de una variante de muralismo “realista-social” —como el vivido en los años de la revolución mexicana—, Camilo llegó en la década de los ochenta (1980-1992), como un refugiado pero cargado de sus composiciones prismáticas irradiantes de tonalidades amarillas, rojas y naranjas fuertes, así como de su “arte social”, material crítico de la guerra civil salvadoreña de los ochenta.

EN NICARAGUA

Lo vemos impartiendo con su manera pausada y reflexiva sus conocimientos sobre pintura y grabados en las aulas de diseño de la Universidad Politécnica, Upoli, a la sazón, dirigida por el arquitecto Américo Tapia. Entonces era uno de sus oyentes. Años después, junto a varios alumnos como Heriberto Mercado, entre otros, Camilo dirigió el primer mural que pintó en Nicaragua, el que aludía la historia de la Upoli, la educación, el trabajo y el desarrollo social.

Vale recordar que en estos días de los albores de la revolución, se dieron cita en la capital figuras del muralismo italiano como Mauricio Gobernatori, Sergio Michillini y Giancarlo Splendiani, que pintaron monumentalmente la historia de Nicaragua y su revolución.

Al igual que los mexicanos Arnold Belkin, que pintó en el Palacio Nacional de Cultura, la obra El prometeo, una apología al héroe mexicano Emiliano Zapata; y Felipe Castellanos, el que pintó El 25 aniversario del terremoto.

LOS MURALES DE LAS CALLES

Pero son Camilo Minero, como el chileno Víctor Canifru, el colombiano Daniel Pulido, y otros de las brigadas panameñas y chicanas, los que prefieren pintar en los muros de las calles sus temas de pueblo e historia, al igual que lo hacían los muralistas del barrio San Judas: Alejandro Canales y Leonel Cerrato.

Uno de los murales de mucho valor estético que pintó Camilo y que se encuentra en el más completo abandono y sin la protección debida, está ubicado en las paredes del parque Las Madres. La imagen de esta sensible obra fue registrada por el investigador David Kunzle, en el texto The mural of revolutionary Nicaragua 1979-1993. Dicha obra, manifiesto del arte público monumental del realismo social salvadoreño, creemos debe ser restaurada a lo inmediato, dado su valor histórico y estético del muralismo del siglo XX. Esta obra alude a la historia ancestral y actual del pueblo salvadoreño, que de alguna forma es la misma en el sentir cultural hispanoamericano.

Se sabe que Minero ha pintado murales en México, Cuba y el mismo El Salvador. Sus pinturas, grabados y serigrafías, se encuentran en diferentes ciudades de América Latina, en el Museo de Arte Moderno de Nueva York y Europa. En 1996, el gobierno de Armando Calderón Sol, tuvo el mérito de distinguirlo con el Premio Nacional de Cultura; asimismo, en el 2001, la Universidad de El Salvador le otorgó un doctorado Honoris Causa. Y el año pasado, la Fundación Paiz y el Consejo Nacional para la Cultura y el Arte (Concultura) le rindieron sendos homenajes.

“El mundo burgués empieza a introducir contra la voluntad del artista de sentimiento social, su prosaico gusto, su culto al dinero, su vulgaridad que resulta incompatible con el verdadero artista,” escribió en un semanario salvadoreño en referencia al arte social que profesaba. Parte de su producción artística, 20 obras fueron donadas hace dos años a la Asociación Ágape de El Salvador, con el sentido de beneficiar a los más desprotegidos. Sus donaciones han sido múltiples. Esta última llevaba el lema: Nuestra identidad pura sin artificios comerciales. El maestro Minero nunca descuidó denunciar la injusticia social, por lo que siempre fue y seguirá siendo en sus obras comprometidas ¡un pintor del pueblo!  
.


---
Camilo Minero: muralista de pueblos