EL PAIS - TENTACIONES  Viernes 3 de julio de 1998
 

* Radio Futura publica Memorias del porvenir, un repaso a su carrera, pero recalca que no significa una vuelta de la banda. Uno de los grupos más íntegros del pop español recuerda cómo fueron sus inicios y por qué decidieron separarse.

Texto: Mikel López Iturriaga
 

NO VOLVEMOS, SE apresura a aclarar Santiago Auserón en cuanto comienza esta entrevista. Tanto el que fuera cantante y guitarrista de los fenecidos Radio Futura como sus compañeros Enrique Sierra (guitarra) y Luis Auserón (bajo) no quieren saber nada de retornos, de reuniones, ni mucho menos de revivals de los ochenta. El grupo que trazó una de las carreras más brillantes del rock español de aquella década, que fue pionero del encuentro de este género con lo latino, que trató de mantener una actitud ética en un negocio lleno de tiburones, y que prefirió autodisolverse antes que oxidarse en 1992, rechaza verse envuelto en operaciones comerciales. No, su nuevo trabajo es un simple recopilatorio, y los tres siguen en sus respectivas carreras separadas: Santiago, como Juan Perro; y Luis y Enrique con una nueva banda llamada Club.

        Quieran o no, el lanzamiento de Memorias del porvenir se asociará con los regresos de Mecano, Golpes Bajos y otras bandas de la llamada "edad de oro del pop español". Los más críticos recelarán de un lo mejor de… en el que no se incluye ningún tema nuevo y se retocan clásicos como La estatua del jardín botánico, Semilla negra o Escuela de calor (estos últimos ya reformados en el álbum de 1992 Tierra para bailar). Pero el trío defiende contra viento y marea la validez artística de su antología y niega cualquier oportunismo.

Insistís en que este disco no supone el retorno de Radio Futura.
 SANTIAGO AUSERÓN. No. Y nos gustaría separar el disco del revival de los ochenta. Nosotros tratamos de hacer frente a esto con dignidad y teniendo en cuenta nuestras propias necesidades. Hemos estado pensando en lo que habíamos hecho y hablando con músicos jóvenesque están oyendo De un país en llamas o La canción de Juan Perro, y les resultan útiles. Eso nos ha animado a considerar la propuesta comercial de la compañía en un terreno válido artísticamente. 

¿Por qué habéis retocado ocho canciones?
 SANTIAGO AUSERÓN. Porque en la lista de lo esencial había temas que no nos sonaban bien.
 ENRIQUE SIERRA. Y esas canciones eran muy importantes; por eso decidimos regrabar o remezclarlas. Hemos usado las técnicas y experiencias de nuestros nuevos proyectos.

¿No es excesivo grabar y regrabar tantas veces temas como Semilla negra o Escuela de calor y no dar material nuevo?
 SANTIAGO AUSERÓN. No damos nada nuevo porque Radio Futura no está en activo. Seguimos defendiendo las razones que nos llevaron a la disolución: nosotros queríamos hacer canciones, no dedicarnos a los negocios. Hemos renunciado a muchos kilos, para luchar, en mi caso, con un doble personaje perruno, y en el suyo, con la tarea de enfrentarse a ser autores e intérpretes de su propia obra.

¿Nunca podría haber una vuelta de Radio Futura?
 SANTIAGO AUSERÓN. Si nosotros sintiéramos la necesidad creativa y encontráramos el canal de comunicación con el sector de público que nos retroalimentara…
 LUIS AUSERÓN. Y con un método nuevo que fuera interesante y educativo. No reproducir los sistemas antiguos.
 SANTIAGO AUSERÓN. Se tendrían que dar condiciones que ahora no se dan. Y si nos pusiéramos a ello, perderíamos el hilo de lo que estamos haciendo por separado, que es prioritario: por un lado, la nueva banda de Luis y Enrique; por otro, la banda de Juan Perro, que está avanzando en el terreno del directo y llegando a un público más joven, que no es el de Radio Futura ni el del panorama de las nuevas músicas, ése que va desde el jazz a lo étnico. A mí me preocupaba un poco ese territorio; ese etnicismo me parece peligroso. Yo no quería que Juan Perro se situara por ahí, prefiero mantenerme fiel al rockerío. En los últimos 10 años se ha vivido una sensación de retroceso en el rock and roll porque éste ya no era una fórmula comercial. Eso es mentira: el rock ha seguido creciendo en la calle, aumentando en su capacidad de producir ideas.
 LUIS AUSERÓN. ¿Cuándo suenan Sonic Youth o PJ Harvey en la radio? Nunca, pero vas a La Riviera [sala de conciertos madrileña] y no se cabe.

¿Entonces estáis convencidos de que la situación del rock es mucho mejor ahora que cuando empezasteis?
 SANTIAGO AUSERÓN. Totalmente. Nosotros vivíamos una situación de déficit cultural absoluto en el posfranquismo. Y el éxito de Radio Futura es hijo de esa precariedad cultural. No había nada: había ansiedad. La movida significa eso: un inmovilismo previo monumental. En cuanto se movió algo, parecía que estaba pasando la de Dios.

¿Por qué no habéis incluido ningún tema de la primera época de Radio Futura, la de Divina y Enamorado de la moda juvenil?
 SANTIAGO AUSERÓN. Aquello fue un producto tan manipulado desde el punto de vista de la producción y de la comercialización, que no nos reconocemos en él. Somos conscientes de que a gente que le gusta Radio Futura, aquello le hace gracia como objeto cultural histórico. A nosotros nos gusta también. Nos divertíamos con esa actitud ambigua y semiperversa, diciendo: vamos a tocar en plan punki este pasodoble de Herminio Molero [ex componente de Radio Futura] que era Enamorado de la moda juvenil. Pero tanta ambigüedad era extrema: atrae mucho desde el punto de vista del interés publicitario, pero compromete poco con un proceso de creación durable.
 LUIS AUSERÓN. En aquella época éramos colaboradores: la línea la marcaba Herminio. Nosotros nos podemos sentir responsables a partir del single de La estatua del jardín botánico.

¿Cómo vivisteis los primeros años?
 ENRIQUE SIERRA. Imagínate: en el año 79, éramos un grupo que no llevaba batería sino caja de ritmos, cuando prácticamente no existían.
 SANTIAGO AUSERÓN. Íbamos a festivales en los que, antes que nosotros, tocaban Los Rebeldes. Teníamos a todos los tupés delante, y nosotros con la caja de ritmos y esa pinta de banda sexualmente ambigua, por no decir sospechosa.
LUIS AUSERÓN. Sexualmente divergente [risas].
 ENRIQUE SIERRA. Tenía la gracia de la provocación. No se había visto a unos mendas totalmente marcianos haciendo una música tan rara. Pero era una sorpresa más estética que musical.

¿Cuándo os disteis cuenta de que aquello no daba para más?
 SANTIAGO AUSERÓN. Cuando salió Música moderna (1980) a la calle, nos asustamos. En las maquetas aquello sonaba bastante interesante y muy raro. Era experimentación descarada. Pero cuando fue mezclado, acelerado para que las voces sonaran más mariquitas…
 ENRIQUE SIERRA. Una operación de la que aún no sabemos quién fue el responsable…
 SANTIAGO AUSERÓN. Tuvimos que sentarnos los cinco y aclarar qué queríamos hacer: si Warhol u otro tipo de experimentación. Nosotros tres queríamos un cuarteto de rock con modelos como los Clash, que sabían integrar en el rock europeo cadencias del reggae, y Cure, que tenían un gran refinamiento en las melodías. Decidimos profesionalizarnos. Lo dejamos todo, a pesar de tener a la compañía [Hispavox] en contra porque no queríamos entrar por la vía fans. Tuvimos que cambiar el sentido del grupo, lo que costó varios años.

Fueron unos cuatro, ¿no?
 ENRIQUE SIERRA. Presentamos maquetas y maquetas y cada vez la respuesta era más indecente. Cada vez se reían más.

¿Qué fue lo más fuerte que os dijeron?
 ENRIQUE SIERRA. "Mira reinas, vosotras habéis firmado un contrato que, como sois muy jovencitos y no tenéis ni puta idea, no habéis leído la letra pequeña, pero este contrato os obliga de por vida. Entonces, o sacáis lo que queremos que saquéis, o no vais a volver a grabar en vuestra vida".

Después llegó el primer disco en Ariola, La ley del desierto, la ley del mar, en 1984.
 ENRIQUE SIERRA. Sí, y les dijimos: somos unos paranoicos con las compañías porque te nemos una experiencia horrible. No queremos firmar un contrato (no firmamos hasta el siguiente disco) y queremos producir nuestro disco. No teníamos ni idea, pero pedimos un estudio barato en que pudiéramos estar un montón de horas y aprender.

¿Se resiente el disco de esa falta de experiencia?
 LUIS AUSERÓN. Por supuesto. Por eso hemos tenido que regrabar Semilla negra y Escuela de calor tantas veces.

¿Cómo puntuaríais los tres siguientes discos, De un país en llamas (1985), La canción de Juan Perro (1987) y Veneno en la piel (1990)?
 SANTIAGO AUSERÓN. Los que más me gustan son De un país en llamas y La canción de Juan Perro.
 LUIS AUSERÓN. A mí también.
 SANTIAGO AUSERÓN. Son el extremo europeo y el americano de Radio Futura. En La canción de Juan Perro nos hicimos conscientes de que teníamos que abrirnos a una sonoridad americana, porque allí es donde se junta nuestra lengua con la rítmica internacional. De un país en llamas representa un momento más maduro de nuestro periodo de reflexión sobre el pop-rock europeo. Por eso en este disco hay muchos temas de ambos.

¿Cuándo y cómo tomáis la decisión de separaros?
 SANTIAGO AUSERÓN. El ambiente era muy tenso, y la enfermedad de Enrique hacía muy difícil tocar y hacer giras. La cosa se mantuvo durante unos años porque había buen rollo. Nosotros tocábamos muy poquito, pero a base de empecinamiento llegamos a sonar como las bandas internacionales. Ése fue el mérito de Radio Futura, pero costaba mucho curro, y cuando se empezaron a multiplicar las dificultades, todo el mundo llevándose la pasta por todos los lados… estallaron los nervios. Entonces nos miramos y dijimos: ¿Estamos vivos? ¿Qué hacemos después de esto? Hay que parar, esto se nos come.

Arriba

1