La
máxima autoridad en la Nueva España era el Virrey, quien venía a estas
tierras como representante del rey de España y tenía muchas responsabilidades:
dirigía la política de la Nueva España, veía que se hiciera justicia,
administraba la economía, era el jefe del ejército y debía proteger
a la Iglesia. En el año de 1702 su majestad Felipe V, envió a Francisco
Fernández de la Cueva, Duque de Albuquerque y Marqués de Cuellar,
como Virrey de Nueva España, quien era sobrino del que gobernó de 1653
a 1660 con igual título.
Además
del virrey, había alcaldes mayores y corregidores que gobernaban territorios
más pequeños. Por su parte, los arzobispos se encargaban de atender
todos los asuntos religiosos en la Nueva España. Hubo varias ocasiones
en que algún arzobispo también tenía el cargo de virrey, entonces era
la máxima autoridad en asuntos políticos, jurídicos, económicos y religiosos.
Estas autoridades eran las responsables de dar la bienvenida al Virrey
y preparar su entrada al Castillo de Chapultepec.*