Santa Cruz de la Sierra - Bolivia, Lunes 19, Septiembre de 2005
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El fútbol merece respeto
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Presente. Una pelota y esa clásica sonrisa resume la personalidad de Erwin Romero, el ‘10’ que una vez fue
[ Roly Callaú Cruz ]

Erwin Romero Escudero, o simplemente Chichi. Como quiera. Debutó a los 15 años en Destroyers y se retiró por un castigo de un año. Para muchos, fue el mejor número 10 que tuvo el fútbol boliviano.

- ¿Quién es el verdadero maestro, Romero o Ugarte?
- Los verdaderos maestros son los que enseñan en los colegios. Desde que empecé siempre quise ser el mejor, entrenaba esperando que llegara el día domingo y ahí demostrar que era el mejor, y no creo haber defraudado a nadie, siempre respondí a las exigencias del club que me contrató. No sé si estuvo bien o mal que me llamaran ‘Maestro’, pero en mi conciencia está que jugué con el espíritu siempre de ser el mejor. Al ‘Maestro’ Ugarte no lo vi jugar, pero tengo referencias de que fue gran futbolista y un malabarista con el balón.

- Cuando era niño, ¿de qué equipo era hincha y a que jugador admiraba?
- Me acuerdo que era hincha de Destroyers, porque vivía y sigo viviendo en la Máquina Vieja. En ese entonces era el equipo campeón y siempre protagonista, junto a Blooming, en los torneos de la ACF. Y me gustaba como jugaba Tito Melgar, Gerson, Ramón de Almeida...

- ¿A qué jugador temía por su juego recio y malintencionado?
- A nadie. En mis tiempos habían jugadores que metían fuerte la pierna, como Fontana, Martínez o Espinoza, pero nunca les tuve miedo, porque confiaba en mi físico, además que tenía mucha cancha para sacármelos de encima, ellos me respetaban mucho.

- ¿Por qué la gente hasta ahora lo asocia con la cerveza?
- Buena pregunta (se ríe). A mí me gusta hablar a calzón quitao; cuando quería tomarme una o varias cervezas me iba a La Pascana (un lugar concurrido de aquel entonces), porque nunca me escondí, pero sabía cuándo tomármelas. Mi rendimiento siempre fue óptimo en la cancha, nunca nadie se quejó, y creo que por eso jugué 20 años como profesional. Sabía hacer mis cosas.

- Cata Roque decía que no le importaba la vida privada de nadie, con tal de que en la cancha cumpliera...
- Me parece bien, porque todos los extremos son malos. Los técnicos tampoco tienen que ser vigilantes del jugador todo el tiempo, deben aprender a confiar en él, y si le rinde en la cancha, hay que respetarlo en su vida privada.
Hay futbolistas que no saben medir sus emociones, se exceden más de la cuenta y, obviamente, el rendimiento es bajo en los partidos. El jugador que cumple tiene el derecho de hacer la vida que vea conveniente, pero sin fallar a entrenar y rindiendo en la cancha. En mi caso, llegaba el jueves y me empezaba a cuidar, inclusive con las mujeres, porque era la única manera de rendir en el partido. Yo bebía, no lo niego, pero sabía cuándo, en cambio habían otros jugadores que tomaban a escondidas el doble o triple que yo, y no rendían.

- Si hablamos de buenos dirigentes, ¿los de antes o los de ahora?
- (Se ríe) Los de antes, no hay comparación. Entre ellos puedo citar a Edgar Peña Gutiérrez, que supo administrar el poco dinero que existía. Cuando no habían ingresos por derechos de televisación que hay ahora, el dinero salía sólo de las recaudaciones, lo manejó como debía y se dio el lujo de dejar un edificio en Cochabamba. De esa clase de dirigentes ya no existen. Otro buen dirigente fue Guido Loayza que llevó a Bolivia a un Mundial (1994). De ésos son los que vale la pena mencionar.

- ¿Por qué no siguió la carrera de director técnico?
- Un entrenador tiene que tener vocación para enseñar, y yo nunca la tuve. Pero además de eso vi tantas injusticias contra los técnicos, de parte de los dirigentes. Acá no hay respeto, te contratan por un año, pero si no ganás hasta la tercera fecha, te botan. Nunca me gustó esa clase de manoseos y por eso nunca se me cruzó por la cabeza dedicarme para entrenador.
- ¿No le molesta que lo comparen con Etcheverry?
- No, porque aparte de que Marco es mi amigo, él hizo muchos méritos, incluso llegó a un Mundial (1994). Fue maravilloso. Cuando hacen esas comparaciones en vez de enojarme me hagalan, porque estar en la boca de las personas que me comparan con él es un halago.

- ¿Qué recuerdos guarda de aquellos tiempos?
- Haber debutado a los 15 años, ser parte de varias selecciones, haber jugado mi primera eliminatoria a los 19 años, el viaje a Hungría y haber compartido con tantos amigos. Son recuerdos que no se olvidan, además de haber tenido a mis hijos en la época de jugador.

- Haciendo una fusión de los equipos que tuvo Oriente, ¿cuál sería su equipo ideal?
- Tendríamos que armar por lo menos tres en vez de uno. De arquero lo pondría a Ladislao Jiménez, pero destaco a Hoyos y a Trucco; en la defensa a Jorge Campos, William Arias, Marciano Saldías, Erwin Espinoza y Roberto Brunetto; los mediocampistas, Carlos Amodeo, Luis Cristaldo, Jorge Moreno, René Domingo Taritolay, Erwin Romero (se ríe), y la clase de Celio Alves; arriba, Arturo Saucedo Landa, Miguel Aguilar, Tucho Antelo y Arturo García. Hay muchos más, sólo que ahora no se me vienen a la cabeza.

- ¿Qué le dice el nombre de Marcelo Ortubé?
- Fue con el que tuve el roce y me castigaron un año. Estaba empezando como árbitro y tal vez magnificó las cosas y obligó a que abandonara el fútbol. Hubiera querido despedirme de otra manera, pero no se pudo. Reconozco que me equivoqué y pagué caro mi error.

- ¿Con quién no le gustaría que lo compararan nunca?
- Con un jugador irresponsable o flojo, de los que conocí muchos. No me gustaría que me comparen con un jugador sin espíritu. Hay de ésos que se conforman con ganar el sueldo y nada más. Yo siempre quería ser el mejor.

- ¿Le quedó algún sueño pendiente?
- Ninguno, más bien creo que el fútbol me dio bastante. Hay mucha gente que me dice que lo que yo hacía era algo grande, majestuoso, y sin embargo para mí era algo normal, quizás porque tenía un don de hacer las cosas bien fácil, agradable a la vista del público. Jugaba porque me divertía.

- Si le dieran a elegir entre ir al estadio o a una reunión entre amigos, ¿qué haría?
- Me quedo con mis amigos, o me voy a la Mutual de ex jugadores. Al estadio no iría porque el fútbol nuestro no está bien. La última vez que fui fue para la final del nacional sub 18 que ganó Santa Cruz. Salí decepcionado, el nivel es muy bajo. Llegué para ver el segundo tiempo, pero los muchachos me defraudaron, la pelota la tiraban a las tribunas, les falta técnica, más presencia física, no hay un trabajo táctico. Pero quienes están fallando son las escuelas, porque a esa edad (18 años) ya tienen que saber todo, ser más cancheros.

- Si el fútbol tuviera una sola cabeza y usted fuera el presidente de la FBF, ¿quiénes serían sus colaboradores?
- Primero me rodearía de gente que le entienda al fútbol, porque es la única manera de que la cosa marche, que tengan en mente el trabajo constante y sincero, pero comenzaría desde abajo, formando nuevos valores. Olvidémonos de seguir engañando a la gente, al hincha que va al estadio, al que apoya a su selección; no vamos a llegar a ninguna parte. Estamos como de aquí a la Luna para ir a un Mundial. Hay que trabajar en las inferiores, pero de verdad. Antes, Cochabamba era el semillero del fútbol, ahora se dedican al racquet o pelota frontón, pero ya no al fútbol. Algo está fallando.

- ¿La selección debería seguir jugando en La Paz?
- Sabemos que es una ventaja jugar en la altura, pero si no llegamos aclimatados a los partidos es una desventaja para nosotros mismos. Un caso patético es el de Raldes, que es figura en Argentina y en La Paz no rinde ni la mitad, y no es porque él no quiera, sino porque su físico no responde. Si vamos a seguir jugando allá, que la selección sea sólo con jugadores de Bolívar y The Strongest, para no perjudicar a los que vienen de afuera, como Botero, Álvarez, Peña, etc.

- ¿Algún jugador que hubiera sido el más correcto?
- Caballeros habían, pero pocos. Uno de ésos era el ‘Chato’ Vargas, de Wilstermann, después Carlos Huguenett, y Celio Alves, un ejemplo de lealtad.

- ¿Cuál sería la selección de Erwin Romero para el partido contra Brasil?
- Al único que conozco es al técnico (se ríe). Lo que pasa es que nuestro fútbol anda tan mal que no me dan ganas ni de ir al estadio. Sólo conozco al arquero Arias, y .... al muchachito de The Strongest que juega de 7 (por Líder Paz), pero después no podría dar nombres porque no voy al estadio, me enoja el fútbol mediocre.

- ¿Por qué está tan mal?
- Es fácil. Porque todos sabemos que los que están manejando el fútbol son mediocres en lo futbolístico, no le entienden al asunto. Y encima, hay muchos que viven del fútbol, y hablo de los que están a la cabeza del fútbol, porque a los chicos no los salva nadie, y lo que es peor, primero están sus apetitos personales que el bien del fútbol. Sólo para dar un ejemplo, desde la época de José Saavedra y Sergio Asbún en la FBF, se han malgastado más de $us 30 millones y no han hecho una sola cancha. Ellos creen que con entregar 50 pelotas y poleras a las asociaciones ya cumplieron, y así no es. El fútbol merece respeto.

 Su perfil

Nombre: Erwin Romero Escudero
Fecha de nacimiento: 27 de julio de 1957
Lugar de nacimiento: Camiri
Su debut: en Destroyers, a los 15 años, frente a Guabirá
Sus hijos: Adauyisa, María Alejandra, Gabriela, Erwin e Isis Arminda
Sus padres: Fortunato Romero (+) y Arminda Escudero
Sus hermanos: Milton, Alfredo, Lupe, David y María Teresa
Su presente: trabaja en la Dirección Municipal de Deportes de la Alcaldía
Hincha: de Oriente, y Destroyers
Jugó en: Destroyers, Oriente Petrolero, Quilmes (Argentina), Bolívar, Real Santa Cruz, Bucaramanga (Colombia), Blooming, The Strongest, Orcobol y Wilstermann