El Aleph (cuento)

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Para otros usos de este término véase aleph.

“El Aleph” es un cuento del escritor argentino Jorge Luis Borges, publicado en el libro homónimo en el año 1949. Presenta numerosas posibles interpretaciones, entre ellas la que plantea una lectura desde el existencialismo, basada en la idea de la incapacidad del ser humano de enfrentarse a la eternidad presente en muchos de los cuentos borgeanos, y su lectura y manejo de autores preexistencialistas como Sörem Kierkegaard, Franz Kafka, y Schopenhauer. En este cuento, que se ha convertido en casi un culto, se puede reconocer toda la literatura borgeana, de tal forma que se lo puede designar como el cuento paradigmático de la vasta biblioteca borgeana, abrevando en la ironía, el juego con el lenguaje y la erudición –tanto verídica como apócrifa-. Esto último se deja entrever, por ejemplo en las epígrafes iniciales, en los cuales se cita a Hobbes y Shakespeare, y en la postdata de 1943, en los cuales se hace una supuesta investigación acerca de otros Alephs, citando a autores históricos como Pedro Henríquez Ureña, Burton, Luciano de Samosata y Abenjaldún.


Tabla de contenidos

[editar] Análisis estructural

“El Aleph” contaría con una estructura organizada y bien definida, por lo cual hacer un análisis estructural del relato no sería una anacronía o pérdida de tiempo.

[editar] El Narrador

El cuento está narrado en una perspectiva en primera persona particular, en una puesta en abismo en la cual la voz del narrador se identifica con la del autor y la del protagonista del cuento, que se identifica como Borges: “Beatriz, Beatriz Elena, Beatriz Elena Viterbo, Beatriz querida, Beatriz perdida para siempre, soy yo, soy Borges”. Con esta estrategia, Borges pretende, al incluirse en el texto, confrontar al lector con una representación ficticia de sí mismo, con un objetivo preciso y teóricamente desconocido por el protagonista del cuento. Gracias a esta mise-en-abîme, pues, el autor sugiere la indefinición entre los márgenes muy borrosos de lo real.

[editar] Los personajes

1. Borges, una imagen ficticia, tímida y torpe del mismo autor, que a su vez ejerce la voz del narrador.
2. Carlos Argentino Daneri, un bibliotecario subalterno , de prototipo físico y maneras italianas, que se expresa con un gran rebusque lingüístico, confronta a Borges y compite literariamente con él (aunque de forma casi payasesca).
3. Beatriz Viterbo, la “amada trágica” del protagonista. Muerta, ya no representa un obstáculo para su veneración y representación narrativa. Es objeto de la sacralización y del olvido gradual del narrador.

[editar] Marco temporal

El cuento a la vez está situado temporalmente en un período histórico que va de febrero de 1929 (fecha de muerte de Beatriz), hasta el 1º de marzo de 1943, fecha en la cual se escribiría la postdata, pero estaría enfocado en particular entre el 30 de abril de 1941 y fines de octubre del mismo año.

[editar] Nudos narrativos

Contaría el cuento de tres hilos narrativos que se irían entretejiendo pero manteniendo una estructura uniforme. Los tres hilos corresponderían a:

a) La historia de la veneración de Borges por Beatriz Viterbo, que representaría una historia de amor frustrada y a la vez desobstaculizada por la muerte. En ella se haría notar una tensión entre la sacralización y detención temporal con respecto a la relación, y el cambio inevitable que traen los tiempos y el olvido, lo cual finalmente triunfaría. Esta relación funcionaría como el marco para el desarrollo argumental, al propiciar el ritualismo de Borges como la fuente principal de la relación.
b) La competencia literaria entre Borges y Daneri. Son, además, rivales amorosos y dialécticos, aunque en verdad sea Borges (el narrador) quien perciba tal cosa, y lo ponga en términos de odio mutuo. Daneri parece más bien apegado a Borges, aunque lo subestime, puesto que le cuenta la desgracia de perder su Aleph. Esto funcionaría también como marco interno para la historia fantástica de (c)
c) El Aleph propiamente dicho, y la experiencia del narrador-protagonista con él. Puesta en escena del enfrentamiento del hombre con el infinito, representada por el “punto que contiene todos los puntos del universo” . Se muestra como un pico de hiperrealidad fantástica; está en el sótano de una casa vieja, y es necesario estar tirado en el suelo para verlo. Es interesante notar cómo un objeto que podría ser digno de culto se encuentra en un ámbito sumamente trivial. Funciona como pie para divagaciones metafísico-filosóficas; se encuentra una idea de la réplica, de lo falso. De hecho, el Aleph de calle Garay, según Borges, no es el verdadero. Este Aleph se vería perdido por causa de la venganza de Borges, quien recomienda campo y soledad a Daneri como médicos. Funcionaría argumentalmente como núcleo de la narración.

La obra estaría estructurada de la manera A-B-C-B-A . Se irían cerrando abriendo y cerrando los diferentes nudos en orden progresivo, terminando nuevamente con una alusión al inevitable paso del tiempo y la falibilidad del conocimiento humano: “Nuestra mente es porosa para el olvido; yo mismo estoy falseando y perdiendo, bajo la trágica erosión de los años, los rasgos de Beatriz”, frente a la afirmación de voluntad inicial “Cambiarán los años pero no yo”.

[editar] Hacia una interpretación

El cuento ha sido objeto de numerosísimas interpretaciones y trabajos, hecho que lo ha posicionado muy favorablemente en el campo literario, si bien en el caso de Borges, él mismo ya estaba muy bien posicionado allí. Sin embargo, muchos de ellos están muy alejados de lo que dice el texto en sí mismo, y pierden la perspectiva irónica registrada por Borges, perdiéndose en enormes divagaciones metafísicas acerca del posible existencialismo del texto, y cuestiones similares. Una perspectiva quizás más acertada habría que ubicarla por el lado del humor manejado por Borges. Esta lectura se basaría tanto en declaraciones del mismo Borges, en las cuales expresaba la diversión que le había generado escribir el texto, como en el uso satírico del lenguaje de los malos poetas, como el mismo Daneri, que resulta exagerado, pomposo, y de la torpeza explícita de sus personajes y sus sentimientos. Desde todo punto de vista, la obsesión del Borges ficticio con la imagen de Beatriz, su culto hacia ella y su fracaso literario resultan humorísticos por el absurdo. En este punto encajaría también con cierta capacidad de los existencialistas de mostrar un cinismo por el absurdo, de volver risibles situaciones que no lo son (como por ejemplo, el hecho de que Borges renunciara al Aleph por mera venganza). Por supuesto, las lecturas "serias" se verían justificadas por la erudición demostrada por Borges en todo momento, pero también se podría ver como una burla (una de las más usuales de Borges) hacia la credulidad en la erudición, ya que en verdad dentro del cuento mismo y en muchos otros textos, expresa la futilidad de la experiencia del conocimiento humano, y lo ubica como una construcción. Si el universo es infinito y hay infinitas cosas por conocer, necesitamos un tiempo y una capacidad infinita para asimilarlas. Teniendo un Aleph, que puede transmitir todo el conocimiento imaginable instantáneamente, y mostrando un acto de renuncia hacia él, la erudición misma queda invalidada por la contradicción.

[editar] Curiosidades

  • Neil Gaiman, en su historieta de género fantástico Sandman, “Calíope” hace una referencia casi explícita a el Aleph de Borges, de manos de un escritor enloquecido por un cúmulo enorme de ideas que son la maldición del dios del sueño: "Un viejo de Sunderland que poseía el universo y lo tenía en una jarra de mermelada en la alacena llena de polvo, bajo las escaleras"
  • En matemáticas, los números aleph indican la cardinalidad (o tamaño) de conjuntos infinitos. Está relacionado con el concepto de infinito presente en la historia de Borges.
  • En una versión de la historia del Golem, en la mitología hebrea, al escribir la letra aleph en la frente del Golem, éste cobra vida.
  • El Aleph es en ciertos sentidos el opuesto del Zahir, el objeto de otro cuento corto de Borges publicado al mismo tiempo que El Aleph. Mientras que ver el Aleph causa que el observador vea todas las cosas, mirar el Zahir provoca que el observador finalmente lo perciba como único objeto existente.

[editar] Enlaces Externos

El Perro del Mar, cuentos y ensayos

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