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escrito por Diario El Comercio
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martes, 27 de febrero de 2007 |
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No es culpa del actual Gobierno ni del ministro de Energía y Minas Alberto Acosta. La crisis energética es una lacra que soporta el país desde hace más de dos décadas, cuando ciertos planificadores, enemigos de la inversión privada, apostaron todo a un solo proyecto de abastecimiento energético para todo el país.
Así surgió Paute y todos los problemas colaterales de tener que depender de una sola represa hidroeléctrica para abastecer la demanda del país. Hasta hace poco, Paute era responsable -o irresponsable- por el 90 por ciento de todo el consumo nacional. La crisis energética se volvió lugar común. Es que cada vez que surgen iniciativas para emprender nuevos proyectos, aparecen los sindicatos estatales, los ecologistas y cuanto ‘contrera’ asoma por ahí. Sí, oponerse, porque nunca dan una solución acertada. El Ministro hace todo lo posible para evitar los apagones, pero el estiaje en la región de Paute es alarmante. Las turbinas y equipos fueron reparadas (nunca se hizo mantenimiento), pero los caudales que abastecen la represa son insuficientes, están en niveles que obligan a decretar una alerta naranja, paso previo a la roja o al colapso. La generación de energía hídrica es la más limpia que existe, además cuesta menos, sin embargo el poderoso movimiento ecológico y también algunos perversos intereses privados se han opuesto a la ejecución de nuevos planes. Muchos proyectos energéticos han estado dando la vuelta por los escritorios de ministros y burócratas. Parece que llegó la hora de desempolvar las buenas ideas y convertirlas en realidad. La primera acción de prohibir los partidos de fútbol en la noche surtió efectos positivos durante el fin de semana, pero es necesario aplicar otras medidas más exigentes que tienen que ver con el gasto dispendioso de los recursos energéticos. En Alberto Acosta vemos a un ejecutivo activo que quiere evitar los apagones, cuyas secuelas en la economía pueden resultar nefastas. Sus responsabilidades son muy serias, por eso es bueno apoyarlo en sus demandas de ahorro de energía y de emprender soluciones que no solo tengan que ver con comprar luz a nuestros vecinos. Si bien el problema es urgente y delicado, también es bueno que se piense en soluciones a largo plazo. Es difícil pensar en una solución que restrinja el servicio de alumbrado público ya que por problemas de falta de seguridad y control policial efectivo aumentarían los robos, especialmente de las grandes ciudades, pero Acosta plantea sustituir los tradicionales focos por unos ahorradores, cuya instalación equivale a construir una nueva central hídrica. Una buena solución también debe partir por el ahorro casero, que a veces se nos escapa de las manos cuando llegamos a la casa y encontramos todas las luces encendidas o dos televisores que sintonizan el mismo programa. Nadie quisiera que se repita lo que se denominó la ‘hora Sixto’, sería una locura, pero si seguimos derrochando la escasa energía que nos queda, los apagones serán inevitables. http://www.prensaescrita.com/diarios.php?codigo=AME&pagina=http://elcomercio.terra.com.ec
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