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Lunes, 16 de Junio de 2008
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Gran Enciclopedia Rialp: Humanidades y Ciencia. Última actualización 1991
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Torras y Bages, José
Categoria:
Biografía GER
Propiedad del contenido: Ediciones Rialp S.A.
Propiedad de esta edición digital: Canal Social. Montané Comunicación S.L.
Prohibida su copia y reproducción total o parcial por cualquier medio (electrónico, informático, mecánico, fotocopia, etc.)
    Eminente personalidad intelectual y escritor catalán, que fue obispo de Vich con amplia y profunda irradiación pastoral que trascendió los límites de su diócesis.
     
      Primeros años, estudios y actividades. N. el 12 sept. 1846 en Cabanyes, cerca de Villafranca del Panadés; en esta última pasó la infancia en su casa solariega (hoy Biblioteca T. y B.). Se trasladó a Barcelona (1857) para cursar Segunda Enseñanza, y Filosofía y Letras (1863) con los catedráticos Llorens Barba y Milá Fontanals (v.), a quienes posteriormente dedicó estudios y biografías; siguió también la carrera de Derecho (1865) hasta el doctorado. Con vocación sacerdotal cursó los estudios eclesiásticos en el Seminario de Barcelona y más tarde en el de Vich, porque en sus aulas el texto era la Summa de S. Tomás y se guardaba la tradición universitaria de Cervera. Ordenado sacerdote (1871), continuó estudios teológicos hasta la licenciatura en Valencia (1876). Durante estos años vivió las vicisitudes de la Revolución de 1868 (v.), con temporadas de exilio en Francia y un largo viaje a Roma. Ejerció su labor sacerdotal en Barcelona como capellán del Colegio de la Enseñanza, más tarde (1876-91) en el monasterio de Valldoncella, confesor del Seminario y de religiosas, asiduo visitador de hospitales y de los más necesitados, consejero en medios intelectuales y artísticos, al tiempo que realizaba diversos estudios y escritos históricos, filosóficos y teológicos.
     
      Fue consejero (1882) del obispo Urquinaona en las divergencias entre católicos, con cargos de censor de los periódicos más comprometidos y en los procesos canónicos que se promovieron. Importante entre sus escritos en esta época fue su programa de acción ante las mencionadas luchas: El clero en la vida social moderna (1888), libro bendecido por el arzobispo de Tarragona, Vilamitjana, y atacado por Sardá y Salvany como «liberal transaccionista» en su «Rev. popular». Preconiza la unión de los católicos al margen de la política y, quizá por primera vez en España, habla de la necesidad de una acción católica organizada. Cuando en la última década del s. XIX se afianza la «Renaixenga» (v.) de las letras catalanas como fuerza social popular, T. y B. es ya considerado por su fecunda labor, estudios y escritos, como su «Verbo», en expresión del obispo Morgades, y Prat de la Riba lo llamaría «Padre espiritual de Cataluña». De hecho ocupa uno de los lugares más destacados de la literatura e historia catalanas.
     
      Sus escritos regionalistas, principalmente La Tradició Catalana (1892), afirman la tradición cristiana como base histórica de la civilización catalana, y explanan las razones éticas de su afirmación «Cataluña será cristiana o no será». Da un peculiar dinamismo a los valores populares tradicionales puestos al día por el renacimiento literario catalán. Su investigación y labor doctrinal fue acompañada de grandes amistades y diversa actividad: «Asambleas catalanistas» de Manresa (1892) y Reus (1893), consiliario de los artistas en el «Circol de Sant Lluc», socio numerario de la Academias de «Bones Lletres» y «Bellas Artes», director de la «Academia de lengua catalana» en la Congregación Mariana barcelonesa, presidente de los «Jocs Florales» y consejero doctrinal de «La Veu del Montserrat», el periódico catalán católico más importante de entonces. Su acción apostólica se ve reflejada y se reforzó en diversos escritos de ascética y espiritualidad que publicó sobre el Rosario, el Sagrado Corazón de Jesús, S. José, S. Tomás de Aquino, etc., y en la fundación de la «Lliga espiritual de Ntra. Senyora de Montserrat» para la promoción cristiana del laicado.
     
      Obispo de Vich. A la muerte del obispo Catalá, de Barcelona, le sustituyó el de Vich, Morgades; éste, unido al ministro de justicia, Durán y Bas, propuso a Roma y al gobierno el nombramiento de T. y B. para Vich (1899). Averiguado que no era carlista, pero sí dinástico, fue nombrado, aunque él opuso gran resistencia. Para realizar su misión episcopal se propuso ser «el custodio de la Ciudad de Dios». Visitó pastoralmente por tres veces su extensa y agreste diócesis. En contacto constante con la vida diocesana, escribió 55 cartas pastorales y más de 90 instrucciones y documentos, que han tenido múltiples ediciones. Consecutivamente los card. Vives y Tutó así como Plá y Deniel han proclamado su valor, llamando a T. y B. «Santo Padre de la época moderna». Declaró obligatorios para los sacerdotes los ejercicios espirituales al menos cada dos años y restableció las conferencias destinadas a acrecentar en el clero los conocimientos de Teología moral y Liturgia. Por sentirse vinculado a su diócesis en matrimonio espiritual y porque «tenía conciencia de la misión que en Cataluña realizaba», rechazó los arzobispados de Burgos (1909) y Valencia (1913).
     
      Momentos relevantes de su proyección nacional fueron: la asistencia al «Congreso Católico Nacional» de Santiago de Compostela, siendo encargado de escribir la pastoral colectiva de los obispos presentes (1902), y su discurso en la Semana Social de Sevilla (1908), Lo eterno y lo variable en el Cuerpo social. Éste y dos extensos artículos en la «Revista Social» de Barcelona de ese mismo año precisan su doctrina y moral social y su modernidad. Resonancia nacional tuvo su actitud contra iniciativas antirreligiosas de gobiernos liberales: Alegato en defensa de la libertad de la vida religiosa (1902); Los excesos del Estado contra la supresión de diócesis y el proyecto de ley de asociaciones (1906); El hombre mutilado por la Escuela neutra (1910) y otras intervenciones ante los proyectos de Escuela «neutra» y la supresión de la enseñanza del catecismo en las escuelas. Diversos escritos y pastorales tuvieron eco internacional; con motivo del cese de relaciones gobierno español y Vaticano con el gabinete de Canalejas (v.) publicó la pastoral Dios y el César (1910) en defensa de los derechos de la Iglesia ante la autocracia persecutoria gubernamental, que mereció elogio público del papa Pío X: «realmente te muestras en ella como obispo, tal y como lo deseaba el Apóstol»; la pastoral El internacionalismo papal (1914), escrita con motivo de la I Guerra mundial, fue exaltada por Benedicto XV en una carta pública. En el lecho de agonía aún firmaba T. y B. otra pastoral, con el significativo título La ciéncia del patir; murió en Vich el 7 feb. 1916.
     
      Su espíritu de trabajo y caridad y su recia y sincera piedad unidos a su profunda formación intelectual y dotes literarias dieron a su labor extraordinaria fecundidad, elevando el nivel religioso, práctico y cultural del pueblo, con el que siempre estuvo en contacto. Con su estilo claro y sencillo, pocas veces polémico, comunicó una profunda espiritualidad y doctrina teológica muy coherentes. T. y B. «no demostró nunca la menor veleidad política. No ya siendo obispo. Cuando era modesto sacerdote, habría podido demostrar sus preferencias. Pero tenía su concepción de la misión sacerdotal, y dejaba a las disputas de los hombres lo que Dios les ha dejado a sus peculiares apreciaciones. Si tenía sus ideas acerca de la autoridad y de la libertad y del sentido tradicional y del respeto debido a las características de cada pueblo, no las deducía de lo que comúnmente se llama una idealidad política, sino que había llegado a ellas inspirado por sus extensos conocimientos del pensamiento filosófico de los antepasados tradicionalmente transmitido y de las propias enseñanzas de la Iglesia católica» (L. Durán y Ventosa, La actitud tradicional en Cataluña, Madrid 1961, 21-22). Las diócesis de Vich y Barcelona incoaron el proceso de beatificación (1931). El episcopado español ha acudido a Roma en favor de la beatificación, de lo que es muestra el libro colectivo, con opiniones de 43 obispos, El episcopado español ante la obra apostólica del doctor Torras y Bages (1948).
     
      MBL.: Ediciones: Obres completes, ed. Foment de Pietat, 10 vol., Barcelona 1912-27; Obras escogidas, ed. Ibérica, 3 vol. de pastorales y 1 vol. de escritos apologéticos y sociales, Barcelona 1913; Obres completes, ed. Balmes, pról. I. Casanovas, 18 vol., Barcelona 1935; Obres completes, ed. Perenne, pról. J. Bonet i Baltá (1 vol. papel «biblia» de 2.243 págs.), Barcelona 1948; muchas obras, pastorales, etc., han sido además reeditadas repetidamente por separado, p. ej. La Tradició catalana en cuatro ocasiones (la última en 1966); quedan aún inéditos muchos y extensos escritos; de los varios volúmenes de su epistolario, ya preparado para su publicación, ha aparecido la correspondencia con Collell (1926) y con Maragall (1961).-Biografías: Biografía del Ilm. Sr. Dr. D. Josep Torras i Bages, pról. J. Collell, Vich 1916 (sin nombre de autor); F. SOLA, Biografía del servent de Déu J. Torras i Bages, 4 vol. como introd. a las Obres completes de ed. Balmes, Barcelona 1935; A. GRIERA, El Dr. Josep Torras i Bages, Barcelona 1966. La bibl. sobre aspectos teológicos, morales, ascéticos, filosóficos, históricos, sociales, etc., de su vida y obra es muy copiosa.
      **AU
      J. BONET BALTÁ.
     
      **REC
      TORRECIUDAD, SANTUARIO DE
      Santuario existente en la provincia de Huesca (España), a 24 Km. al norte de la ciudad de Barbastro, en la margen izquierda del río Cinca, junto al embalse de El Grado. Se venera allí, desde el s. XI, una talla románica de Nuestra Señora, bajo la advocación de Torreciudad. El culto, desarrollado a lo largo de nueve siglos en una ermita románica, se renueva ahora en un santuario de nueva planta que la piedad mariana ha erigido para el fomento de la devoción a la Virgen, la práctica de los sacramentos -especialmente la Confesión- y el desarrollo de cursos de formación doctrinal cristiana. Un Patronato de personas de diversas regiones y países vela por el funcionamiento material de las actividades, de las que el Opus Dei (v.) lleva la dirección espiritual.
     
      Según la tradición, en 1084, a raíz de la reconquista por Sancho Ramírez de las riberas del Cinca, se edificó en aquellos lugares una ermita para dar culto a una imagen de la Virgen hallada no lejos del pueblo de Bolturina, escondida entre la maleza. La devoción a esta imagen fue creciendo y extendiéndose por todos los pueblos del Somontano aragonés, y aun por otras zonas de los condados de Sobrarbe y Ribagorza, tierras catalanas y hasta el sur de Francia. La imagen, de las denominadas «Majestad de Nuestra Señora», pertenece a la escuela de Clermont, y es de madera de álamo. Tallada al parecer por un artista local, presenta a la Virgen en actitud sedente, con el Niño sobre el regazo, que bendice con su mano derecha mientras en la izquierda presenta un libro abierto. Originalmente policromada, fue perdiendo poco a poco la coloración primitiva, siéndole sustituida, en diversos periodos, por otra de estilo más popular. En 1969 se inicia la restauración definitiva, dirigida por el arquitecto Manuel González Simancas, que devuelve a la talla sus características originales y completa su aspecto externo con el tradicional chapado -en fina lámina de oro- de este tipo iconográfico.
     
      Durante todos estos siglos ha sido constante la afluencia de peregrinos que, por caminos de herradura entre los precipicios de esta escarpada zona del Cinca, acudían a rezar a la Virgen y a solicitar sus favores. «Ha sido grande la devoción que siempre se le ha tributado, y muchos los milagros y prodigios que se le atribuyen» (López Novoa). Clemente IX concedió a la Cofradía erigida en esta ermita varias indulgencias plenarias anuales con ocasión de las romerías organizadas al santuario.
     
      Desde 1956 los esfuerzos de muchos devotos de la Virgen se aunaron para dar cima al proyecto de construcción de un nuevo santuario y de un conjunto de centros de formación espiritual y cultural para personas de todo el mundo. Esta idea fue especialmente alentada por el Fundador y Presidente General del Opus Dei, mons. Josemaría Escrivá de Balaguer (v.), muy devoto de esta advocación, de la que recibió singulares favores. «Espero -dijo en cierta ocasión al referirse a los fines del santuario- frutos espirituales: gracias que el Señor querrá dar a quienes acudan a venerar a Su Madre Bendita... Estos son los milagros que yo deseo: la conversión y la paz para muchas almas». La realización material de este proyecto -hecho gracias a la ayuda de católicos de todo el mundo- ha motivado un resurgimiento de la devoción a la Virgen.
     
      Durante todo el año, especialmente en los meses de mayo a septiembre, muchas personas de distintos países acuden, individual o colectivamente, a rezar ante la imagen. En la cripta bajo la Basílica, unas galerías con confesonarios facilitan la recepción del sacramento de la Penitencia a los peregrinos. En los centros de formación, previstos para cursos de duración reducida, unas 5.000 personas pueden recibir anualmente instrucción sobre temas espirituales. Un centro de investigadores desarrolla, en instalaciones anexas, una labor cultural de investigación, en especial sobre la historia de los antiguos condados del Pirineo central.
     
     
MIGUEL ÁNGEL MATUTE.
    BIBL.: J. A. VIDAL-QUADRAS, La Virgen de Torreciudad, Madrid 1971; S. LÓPEz NOVOA, Historia de la Ciudad de Barbastro y descripción geográfica histórica de su diócesis, Barcelona 1961; J. CARDOS LLANAS, Turismo Altoaragonés, 3 vol., Zaragoza 1969-71; A. DURÁN GUDIOL, Arte Altoaragonés de los siglos X y XI, Zaragoza 1973; RICARDO DEL ARCO, Catálogo Monumental de España: Huesca, Madrid 1942; artículos sobre Imaginería románica del Alto Aragón, en «Cruzado Aragonés» mayo-junio 1969; VARIOS, Torreciudad, Madrid 1988.
     

Propiedad del contenido: Ediciones Rialp S.A. Gran Enciclopedia Rialp, 1991.
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