Armando
Morales, ciertamente uno de los pintores latinoamericanos
más importantes que han existido, es un artista único.
Su pasión por el arte, su gran dedicación
y su extraordinario talento se han conjugado perfectamente
para brindarnos, en cada lienzo, una obra de arte
que traspasa el tiempo y las fronteras.
El arte mágico
de Armando Morales
Por: Diana Moreinis
Sentarse a conversar con alguien
de su trayectoria es una oportunidad como pocas, más
aún cuando a través de sus pausadas palabras
descubrimos detalles de ese mundo interior que inspira
y maravilla a tantos alrededor del mundo. Armando Morales
es una persona muy interesante, un artista en todo el sentido
de la palabra. Que visitara nuestro país hace unos
meses para participar en la muestra colectiva “Maestros
Latinoamericanos”, en el Museo de Arte Contemporáneo,
en la cual se exhibieron cuatro de sus obras, fue un verdadero
privilegio para los panameños.
Armando Morales nació en Granada, Nicaragua, el
15 de enero de 1927. A los dos años se mudaría,
con su familia, a Managua. Desde muy pequeño, este
gran maestro mostraría interés por el arte:
a los 11 años ya estaba pintando paisajes imaginarios.
Su talento fue reconocido tempranamente, cuando a los 19
años obtuvo una beca para ir a estudiar a los Estados
Unidos, pero por no contar con el dinero suficiente para
cubrir el resto de los gastos los planes tuvieron que ser
aplazados más de una década. En 1960, con
33 años de edad, recibió nuevamente una beca,
esta vez del John Simon Guggenheim Memorial Foundation de Nueva York. Antes de irse, hizo un viaje inolvidable
a la Bienal de Sao Paulo donde ganó el premio Ernest
Wolf como el Mejor Artista Latinoamericano, y luego viajó por
la Amazonía en Brasil. Las selvas tropicales que
vio en ese viaje quedaron grabadas en su memoria y las
sigue pintando hasta el día de hoy.
Al llegar a Nueva York, la obra del maestro Morales fue
influenciada por la tendencia abstracta que prevalecía
entre los artistas americanos y europeos del momento. Después
de 1966, dejó la abstracción, volviendo a
lo figurativo, y comenzó a pintar paisajes tropicales
y la figura humana, pero siempre con elementos contemporáneos
como lo son las gamas de colores impresionistas, la textura
y los fondos misteriosos. La combinación de lo contemporáneo
con elementos de su tierra natal forma su estilo personal,
un estilo realmente único y que le pertenece sólo
a él. Y es que cuando un conocedor se encuentra
frente a uno de sus cuadros sabe a primera vista, indiscutiblemente,
que se trata de un Morales.
Armando Morales ha vivido en Nueva York, París
y Londres. Actualmente, pasa parte de su tiempo entre sus
estudios de París, Madrid y su tierra natal, Granada,
Nicaragua. Es un hombre incansable, inspirado, que sigue
trabajando apasionada y arduamente.
Su inspiración...
Las obras de Armando Morales logran transportarnos, de
inmediato, a un mundo mágico. Dentro del ambiente
artístico, hablaríamos del realismo mágico
de sus obras. Deseábamos saber qué le inspiraba,
si tenía que ver con sus sueños o si simplemente
seguía un estilo metafísico de algunos
de sus contemporáneos. Con holgura y sinceridad,
Morales nos explicó de primera mano de dónde
proviene su inspiración, de la técnica
que usa para lograr ese efecto místico en las
superficies y, poco a poco, nos ayudó a comprender
de dónde provienen los temas de sus obras.
“Yo digo en broma, pero sólo medio en broma”,
nos comenta, “que en la noche, yo me voy a otro mundo
y visito o hago contacto con otros seres, porque yo tengo
sueños muy extraños y muchas veces, después
de despertarme pienso eso… Eso probablemente es falso,
pero tu sabes que lo falso muchas veces es cierto… En
el arte no hay nada más falso que la verdad”.
Y prosigue: “El cuadro quiere decir algo… y
uno hereda cosas que ha visto en el pasado… y a través
de la genética recibimos información de nuestros
antepasados. Puede que algunos de ellos tuviesen algún
talento artístico pero no tenían la forma
de expresarlo. Entonces resulta que yo, que soy un descendiente,
tengo una cantidad de características que ellos
no tenían. Tengo disciplina, tengo trabajo, tengo
buena memoria, buena vista, leo mucho, estoy muy informado,… A
veces me siento utilizado, sólo un vehículo
para que el cuadro sea hecho”.
Definitivamente, es posible que el origen de sus ideas
provenga de otra dimensión, pero también
es cierto que en su pintura podríamos encontrar
cierta influencia de importantes pintores como el artista
metafísico italiano Giorgio De Chirico. La ambigüedad,
la ausencia del tiempo y las sombras misteriosas nos podrían
recordar escenas similares en la pintura de De Chirico.
El tema de las mujeres sin extremidades y sin rostros también
se podría considerar una influencia de él.
Al preguntarle al maestro cuáles otros artistas
son los que él admira, mencionó a Piero de
la Francesca, Morandi, Tiziano, Velásquez y Tamayo.
Una textura diferente para crear ese efecto “mágico”
El maestro Morales logra una superficie única
en su pintura, que parece vibrar, porque elabora la obra
a través de miles de rayitas que producen ese
efecto. Al mismo tiempo, la escena se ve toda cubierta
con una especie de velo que da la sensación de
ser parte de un sueño. Los árboles, el
agua, el cielo y la tierra, todos parecen estar hechos
de la misma sustancia, no se diferencia tanto entre el
uno y el otro.
Al explicarnos el proceso y la técnica de su obra,
y cómo logra ese efecto, Morales nos comenta: “Yo
trabajo con bocetos de memorias y pienso en un arreglo
de colores… cuando veo que el boceto ya está organizado,
lo pinto con guache o con óleo o carboncillo, lo
que tenga a la mano,… llega un punto en que digo
que ya está listo y empiezo a cuadricularlo para
traspasar la composición. Ahí todavía
no hay hojas, no hay detalles, y luego lo copio. Después
lo dejo secar y le hecho una capa de “scumbling”,
que es una mezcla de pintura sucia que queda como un velo
oscuro sobre la obra y da un toque mágico. Después
de eso, el cuadro ya está casi listo. Lo dejo secar
y luego pinto otra capa que es como “scumbling” pero
más oscuro, y luego lo trabajo por áreas.
Todas las demás capas ya están bastante secas
y, antes de que se sequen finalmente, las afeito con cuchillas
de afeitar hasta lograr ese efecto”.
Las obras, por lo tanto, aparentan tener más de
dos dimensiones. El artista comenta que lo que trata de
lograr “no es la tercera dimensión, sino la
segunda y media”. Además cuenta el maestro
Morales que nunca ha pintado con fotos como referencia.
El simplemente pinta las imágenes grabadas en su
memoria y las obras van saliendo solas. “Siempre
he tenido temor que piensen que uso fotografía.
Una vez demostré ante un público mientras
pintaba para comprobarlo… en unos minutos salía
una selva, pintada de mi memoria. Estas imágenes
vienen principalmente de un viaje al Amazonas al que fui
con un amigo, vi todo lo mágico de la selva… muchos
animales, insectos,… tengo una memoria visual muy
buena... Nunca he tomado fotos. Nunca he tenido cámara,
ni sé tomar fotos…”.
Una excelente memoria nutre sus temas: selvas,
bañistas, bodegones
“Yo voy almacenando como quien va recogiendo retazos de la selva, de
tantas ramas, de tantas hojas, tantas raíces, tantos bejucos, tantas
flores, y las voy clasificando, ellas se van clasificando en un lugar que se
llama el tálamo… es donde se almacenan, en la memoria subliminal… todo
lo que estamos viendo, oyendo, sintiendo, tocando, y lo más curioso
es que no tiene ubicación anatómica...”, nos comenta el
maestro Morales, y continúa: “Casi todo lo que pinto viene de
esos recuerdos... y también del Río San Juan, en Nicaragua, donde
hay una reserva tropical de lluvia que es más o menos del mismo tipo,
hay especies en común y tiene el mismo impacto. Llegando a México
y en Costa Rica también he visitado selvas, pero yo nunca describo la
selva… ningún trazo que hago es planeado… va saliendo… no
sé que va a salir...”.
Además de las selvas, otro de los temas que pinta frecuentemente es
el de las bañistas. Ellas se bañan en escenas de lagos con fondos
de selvas o en escenarios ficticios, siempre gozando del baño como si
fuera una reunión social. Tienen un toque de surrealismo ya que parecen
ser parte de un sueño. Esto especialmente lo notamos cuando pinta los
cuerpos mutilados y los maniquís, que son menos reales. El artista comenta
que le gusta este tema simplemente porque le gusta el agua y le gustan mucho
las mujeres. Para él, el baño es algo muy placentero y es un
tema que seguirá pintando. A veces las mujeres tienen espejos donde
se miran y esto también puede ser una referencia a la dualidad de la
mujer, de la vida y de su obra.
Los bodegones también son un tema frecuente en su obra. Plasma frutas como peras, manzanas, mangos, papayas
e higos que coloca en ambientes de la misma intensidad mística que sus otras obras y, por lo tanto, no
son un simple bodegón. No es coincidencia, según el artista, que las frutas tienen un elemento carnal como
si fueran cuerpos humanos sensuales y voluptuosos, mientras que las mujeres tienen un elemento frutal. Es todo parte
del mismo mundo mágico que pinta el artista.
Una historia que se sigue escribiendo...
En 1983, cuando Morales fue a París, conoció al galerista Claude
Bernard, uno de los más reconocidos dentro del mundo artístico
y quien luego se convirtió en su principal representante hasta el día
de hoy. Con Bernard, Morales ha tenido exposiciones individuales en la Galeria
Claude Bernard de París y Nueva York, y en las ferias FIAC y Art Miami en
varias ocasiones.
El maestro ha tenido, además, exposiciones en los
principales museos de Perú, Bogotá, Caracas
y México, entre otros. Ha exhibido en reputadas
galerías en Estados Unidos, Latinoamérica
y Europa, y en varias ferias de arte internacionales. Sus
obras se encuentran en importantes museos y en reconocidas
colecciones públicas y privadas alrededor del mundo.
En la renombrada subasta de arte latinoamericano de Sotheby´s,
en noviembre de 1999, una selva de Morales, tamaño
162 x 186 cm., marcó uno de los precios récord
alcanzados por sus obras al venderse por $425,000. En mayo,
Armando Morales planea terminar un Catálogo Razonado
de sus obras en París, algo muy anhelado e inusualmente
alcanzado por un artista en vida, debido a que requiere
un nivel de éxito y una trayectoria artística
sin precedentes.
El éxito de Armando Morales en el mundo del arte
radica en la combinación de su talento artístico,
de su estilo y técnica tan original, y en que los
temas de su obra son fieles a sus raíces y muy reales.
De su obra, el maestro nos dice: “Aun si mi pintura
no tiene los colores brillantes, vistosos que se identifican
con la idea que se tiene de lo latinoamericano, es muy
latinoamericana en la forma de acercarse a la pintura y
a sus temas. El hecho que trabaje mis cuadros en París,
Londres o Nicaragua es circunstancial. Siempre son mis
bodegones, mis desnudos y mis selvas”.
Gabriel García Márquez, en el prólogo
del catálogo de la exposición en la Feria
Internacional de Arte Contemporáneo en París,
1992, comenta: “Armando Morales es capaz de pintar
cualquier cosa, cualquier instante, cualquier sentimiento,
sin someterlo a la servidumbre de ninguna moda. Es realista
de una realidad que sólo él conoce y que
lo mismo puede ser del siglo XVI que del siglo XXI: el
tema determina el modo”.
Créditos fotográficos:
Fotos del maestro Morales en blanco y negro: Juan Rodrigo
Llaguno, México.
Fotos de obras cortesía de:
Armando Morales, Mariana Benítez, Yaco García
Arte Latinoamericano.