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Es otro paso hacia atrás

La pérdida de Josh Childress vuelve a abrir las viejas heridas de los Hawks

Actualizado: 24 de julio de 2008, 2:37 PM ET

Josh Childress

(Getty Images)

La baja de Childress será sensible para una franquicia como los Hawks

Cuando los Hawks se recuperaron para vencer a los Lakers al final de la temporada pasada, uno de los tantos propietarios del equipo se acercó a un reportero y, radiante, le dijo, "Hemos llegado".

Parece que la estadía ha sido corta.

La partida de Josh Childress al club griego Olympiakos, reportada inicialmente por Sekou Smith en el Atlanta Journal-Constitution, fue un fuerte revés para la franquicia en varios niveles. Primero y principal, claro, los priva de uno de los mejores sextos hombres del deporte, alguien capaz de ejercer un gran impacto sin necesidad de jugadas personalizadas gracias su habilidad atacando el aro, anotando en transición y haciendo pases.

Además, les deja un hueco por cubrir en el roster cuando la mayoría de los mejores agentes libres ya fueron contratados por otros equipos. Atlanta sólo tiene ocho jugadores bajo contrato por el momento, y dos de ellos (Speedy Claxton, a menudo lesionado, y Solomon Jones, a menudo inactivado) casi no cuentan. Aunque el equipo logre renovar el contrato de Josh Smith, los Hawks carecen de profundidad.

Pero el verdadero daño aquí no resulta inmediatamente visible. Nada podría haber colaborado más en perpetuar la fama de los Hawks como una de las organizaciones peor manejadas que el hecho de que un jugador al que necesitaban desesperadamente haya decidido mudarse de continente. Las repercusiones se extenderán a largo plazo, cuando otros agentes libres tengan que decidir si firmar o no, o quedarse o no con los Hawks, hasta que la franquicia de claras señales de organización.

Y ese día no está cerca. Mira, las buenas organizaciones no meten la pata así. Se mantienen en contacto con los agentes libres -- se aseguran de que el jugador sepa que lo quieren y que sólo es cuestión de encontrar el precio, completando el trabajo preliminar con mucha anticipación gracias a un funcionamiento de primera clase.

En ese nivel, el hecho de que Childress no dudara en irse -- y que aparentemente Josh Smith estaría feliz de hacer las valijas -- dice mucho del manejo. Y ni hablar del hecho que Atlanta está entre los destinos turísticos preferidos de los jugadores de la NBA, pero nadie quiere jugar aquí.

Y no es que Childress se despertó el 1° de julio con antojo de tzatziki y la música de Yanni. Es un tipo inteligente y culto y le irá bien, pero jugar afuera no era su opción preferida. Fue empujado a esta posición porque los Hawks no le dieron una extensión de contrato hace un año y luego no le hicieron una oferta inicial fuerte en la agencia libre.

Atlanta básicamente hizo una mala jugada, creyendo que Childress, como agente libre restringido, no tenía otra opción más que aceptar la oferta de los Hawks por poco más que la excepción de nivel medio. Pero Childress y su agente vieron que el peso del euro ha convertido el básquetbol europeo en una buena opción para todos menos los jugadores más caros de la liga, y encontraron la manera de esquivar la agencia libre restringida firmando un lucrativo acuerdo de tres años en Grecia -- con opciones al término de cada temporada que le permitirían regresar a la NBA.

Con esta metida de pata, los Hawks pincharon su propio globo tras la serie de siete juegos ante Boston en la primera ronda de los playoffs. El impacto visual fue increíble -- un Philips Arena tan sonoro, involucrado y casi intimidante les dio a los Hawks su primera ventaja de local legítima en años.

En esa serie, parecía que el equipo finalmente había logrado llegar al corazón de una apática base de aficionados. La pérdida de Childress diluyó una importante porción del entusiasmo generado en aquella serie, especialmente considerando que no han firmado a ningún jugador en la agencia libre. Cabe preguntarse si el equipo tenía algún plan B por si perdían a Childress, o si fue un simulacro de incendio en Centennial Tower.

Obviamente, las consecuencias de este fichaje exceden a los Hawks. Este verano ya vimos a Juan Carlos Navarro, Tiago Splitter, Bostjan Nachbar, Pops Mensah-Bonsu, Loren Woods, Primoz Brezec y Carlos Delfino decirle no gracias a la NBA porque recibieron mejores ofertas en el otro continente; y para el final del verano la lista podría agrandarse.

La única diferencia en el caso de Childress es que es estadounidense y su contrato es aún más lucrativo que el de los demás (aunque Nachbar también recibió un buen trato). De modo que Childress podría convertirse en un pionero entre los agentes libres que quieran seguir sus pasos.

Así que a largo plazo, quienes saquen mejor provecho de este suceso seguramente sean los futuros agentes libres restringidos. A corto plazo, el ganador probablemente sea Josh Smith. Como los Hawks todavía se están quitando el barro de la cara, seguramente estarán más motivados para llegar a un acuerdo con él rápidamente y publicar una buena noticia. Y si su agente comienza a insinuar que hay clubes europeos dispuestos a igualar el precio de Smith, los Hawks seguramente se tomarán la amenaza mucho más en serio que con Childress.

Y aunque hay maneras de reparar parte del daño -- como hacerle una oferta al ex destacado de la preparatoria local y agente libre restringido Louis Williams -- en su currículo no existen indicios de que sean capaces de hacerlo. Y la pérdida de Childress sólo reafirma esa impresión.




John Hollinger es colaborador de ESPN Insider. Consulta su archivo de columnas.




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