La enseñanza confesional
está hoy sólidamente asentada en Logroño. Su historía, sin embargo,
se dilata en más de un siglo, desde que en 1889 se instalara en Logroño
la Compañía de María fundada por Juana de Lestonnac.
Este centro fue creado desde el que tenía la Compañía en Tudela (Navarra),
con una veintena de monjas, y su importancia radica en que por primera
vez se crea en Logroño un centro de enseñanza confesional católica
para la formación de la juventud.
El edificio fue proyectado por el arquitecto municipal Francisco de
Luis y Tomás, iniciándose sus obras el primero de año de 1888. Se
localizó en el mismo lugar que continúa hoy, entonces en las afueras
del sur de Logroño, y muy próximo a una de las zonas más deprimidas
de la ciudad, la constituía por todo el entorno de "El Coso".
Al Colegio de "La enseñanza" seguirían otros, entre los que destacan San José,
las Escuelas Pías, las Agustinas, las Adoratrices, ... y los
Jesuitas, que otorgaron, y siguen dando, un marcado carácter a la
formación de los hijos de logroñeses y de vecinos de poblaciones cercanas.