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27 marzo 2007

Integrante de Los Nueve de Little Rock recuerda el conflicto y victoria posterior

Nueva generación de familia Trickey impulsa hacia adelante la historia

 
Minnijean Brown, derecha, sale de Central High School con escolta de tropas.
Minnijean Brown Trickey, de Los 9 de Little Rock, y su hija Spirit (Spirit Trickey photo).

Washington – Hace cincuenta años Minnijean Brown ignoró las amenazas de muerte, a las multitudes violentas e incluso a la Guardia Nacional del estado de Arkansas para entrar a la escuela secundaria Central High School, cuyo alumnado era todo blanco, en la ciudad de Little Rock, en Arkansas. Desde entonces no deja de recibir galardones por su acto de valentía.

El 21 de marzo, en una ceremonia en Washington patrocinada por el Proyecto Nacional de Historia de la Mujer, el congresista Vic Snyder, de Arkansas, recordó a la Minnijean de 1957, de la que dijo que era “una increíble joven de dieciséis años que desafiaba cualquier tipo de estereotipo racista”.

También dijo al público presente que si visitaban hoy en día el lugar histórico donde se encuentra la escuela Central High School conocerían a otra mujer extraordinaria: la guardabosques Spirit Trickey, hija de Minnijean, experta en el papel histórico que desempeñó su madre en la lucha por los derechos civiles.

Minnijean Brown Trickey, que hoy tiene 65 años, estaba a punto de comenzar su tercer año en el colegio secundario cuando se convirtió en una figura histórica. Ella, junto a otros ocho alumnos, todos conocidos como “Los Nueve de Little Rock”, o Little Rock Nine, en inglés– fueron los primeros estudiantes negros en matricularse en Central High School, de conformidad con el plan local para cumplir la decisión del Tribunal Supremo que asignaba carácter ilegal a la segregación racial en las escuelas.

Central High School era una escuela de primera categoría y fue considera como la “escuela más hermosa de Estados Unidos” por el Instituto de Arquitectos de Estados Unidos. Cuando Minnijean aguardaba con ansias el comienzo de su tercer año de estudios, no sabía cuanto le tocaría  aprender sobre el arraigado racismo en aquella época, ni sabía que iba a desatar una crisis entre el gobierno federal y estatal.

“Yo solamente me dije: ‘es una escuela grande, está en mi barrio. Está ahí mismo. Tengo que asistir’”, comentó Minnijean al Servicio Noticioso el día de la ceremonia. “Todos estábamos contentos. Sabíamos que Central High School ofrecía muchas más asignaturas, y arte dramático y elocución y tenía canchas de tenis y un precioso estadio de enorme tamaño”.

Pero Minnijean aprendió lecciones imprevistas y muy duras, que se han arraigado en su persona con el transcurso de los años, tras asistir a la universidad, casarse, criar hijos y ejercer de profesora y asistente social. 

En 1957, el gobernador de Arkansas Orval Faubus, que se había presentado a la reelección y esperaba ganarse votos entre los electores racistas, frenó el plan de integración y ordenó a las tropas de la Guardia Nacional impidir el acceso de los alumnos negros en Central High. El 4 de septiembre Los Nueve de Little Rock fueron a la escuela y enfrentaron a una multitud violenta que les insultó, empujó y escupió.

Minnijean recuerda haberse sentido “horrorizada” al ver que las tropas militares se encontraban allí para impedirle entrar en la escuela, en lugar de protegerla contra la multitud. Recordó el juramento diario a la bandera y los simulacros de emergencia –cuando se escondían de los rusos debajo de los pupitres– que se hacían en su antigua escuela para alumnos negros. Esos ejercicios le habían hecho suponer que cualquiera que llevara el uniforme militar de Estados Unidos la ayudaría. “No se me había ocurrido pensar en quién tenía el poder y cómo lo ejercería”, dijo. “El primer día aprendí verdades difíciles”.

Foto ampliada
Minnijean Brown, derecha, sale de Central High School con escolta de tropas.
Minnijean Brown, derecha, sale de Central High School con escolta de tropas (National Park Service photo).

En los días posteriores, los alumnos negros tuvieron que enfrentar multitudes más grandes y el rechazo de las tropas. Pensando en la situación hoy, dijo Minnijean, le asombra el grado de vulnerabilidad al que estuvieron realmente expuestos. 

Para fines de septiembre, la actitud desafiante del gobernador había desatado una crisis constitucional y el presidente Dwight Eisenhower envió tropas del ejército de Estados Unidos a Little Rock para garantizar la asistencia escolar de los alumnos negros.

Aunque las tropas permanecieron en Little Rock durante el resto del año académico para garantizar la paz, los alumnos blancos acosaban constantemente a Los Nueve de Little Rock. En febrero de 1958, el golpe que una jovencita blanca le dió con un bolso desató algo en Minnijean, quien insultó a la niña. Fue Minnijean la que resultó expulsada de la escuela. (Terminó sus estudios en Nueva York.)

Los medios informativos del mundo entero dejaron constancia de las dificultades que encararon los alumnos negros y ello impulsó al movimiento de derechos civiles que ese momento se hallaba en ciernes en el país. Spirit, de 27 años de edad, ofrece visitas guiadas y le sorprende que los extranjeros recuerden a Los Nueve de Little Rock, a los que vieron por  la televisión. Dijo: “Yo era consciente de ello, estaba orgullosa de mi madre, pero nunca me di cuenta del alcance, en Indonesia, Jamaica, en todo el mundo”.

LA PRÓXIMA GENERACIÓN

Durante su juventud, cuando Spirit formulaba preguntas, su madre se las contestaba. Aprendió el relato básico de lo ocurrido cuando su madre vino un día a su escuela a dar una charla con ocasión del Mes de la Historia Afronorteamericana.

“Yo no les conté a mis hijos las experiencias que viví en Little Rock”, explicó Minnijean. “Era un relato sobre la irracionalidad de la gente, sobre gente que no pensaba. Nunca diré que es un acontecimiento con sentido. No tenía sentido entonces y no lo tiene hoy tampoco”.

Pero Spirit recuerda cuando ella y su hermana, ambas adolescentes, se quejaron y miraron exasperadas a su madre cuando ésta las llevó a un festival de música folklórica.  A Minnijean eso le afectó mucho y las amonestó diciéndoles “ustedes no entienden los privilegios que tienen hoy, que yo no hubiera podido imaginar cuando tenía su edad”. Es algo que cualquier padre diría, pero Spirit sabía que la reprimenda surgía de un lugar profundo.

Hoy, cuando Minnijean pronuncia discursos ante grupos y Spirit está presente, ésta última escucha con atención. “Detalle tras detalle, consigo saber más”, dijo. Spirit confiesa que lee los viejos artículos de los periódicos en los álbumes de recortes que encuentra, aun cuando su madre le advierte que no lo haga porque son “despiadados”.

“Ella sabe más sobre esto que lo que sé yo” explicó Minnijean. “Realmente estoy aprendiendo de ella. Tiene una perspectiva diferente”.

Minnijean dice que se ha enterado que si Spirit tiene un grupo que presta poca atención a sus palabras, le advierte: “Escúchenme. ¡Estoy hablando sobre mi madre!”

“Es genial ser una figura histórica gracias a mis hijos”, dijo Minnijean. “Tal vez no me importaría tanto si no tuviese una familia que aprovecha en su propia vida las lecciones aprendidas. Me siento en particular orgullosa de Spirit; que hace una buena labor”.

El Servicio Noticioso desde Washington es un producto de la Oficina de Programas de Información Internacional del Departamento de Estado de Estados Unidos. Sitio en la Web: http//usinfo.state.gov/esp)

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