Denominación: Finca de
Artikutza.
Dependencia: Es una finca
propiedad del Ayuntamiento de Donostia-San Sebastián, dentro del Término
Municipal de Goizueta (Navarra).
Extensión: 3.700
hectáreas.
Accesos:
El único acceso
es la carretera que desde Oiartzun conduce al Parque. No existe ninguna línea
de autobuses, con lo que el ingreso a la finca, se realiza a través del
transporte privado.
Servicios:
Existe un
albergue (para grupos) dentro del poblado de Artikutza que pertenece al
patronato municipal de albergues y campings de juventud del Ayuntamiento de Donostia-San
Sebastián (Tfnos: 943 310268 y 943 311293). La entrada al Parque está
controlada por un paso con barrera donde se deben exhibir los permisos
correspondientes para la entrada de vehículos (excepto bicicletas) a la finca. Éstos pueden
obtenerse en el Ayuntamiento de Donostia-San Sebastián. La entrada a pie es
libre (téngase en cuenta que desde la portería hasta el poblado y embalse
existe una distancia de unos 6 Km. Es posible contratar visitas guiadas al
parque, que incluyen el desplazamiento en autobús desde San Sebastián.
Elementos notables:
Estamos ante un
paisaje muy interesante, quizás una de las zonas menos impactadas por la mano
el hombre durante decenas de años, si bien su riqueza natural fue esquilmada
antes de pasar a manos del Ayuntamiento Donostiarra. Por ello cuenta con unos
valores naturales y paisajísticos notables para el estudio científico y el
disfrute dentro de un orden.
Prohibiciones específicas: Está prohibido el acceso de vehículos sin permiso.
Cartografía: Hoja 65-III a
escala 1:25000 del Mapa Topográfico Nacional.
Fiestas: 28 de agosto (San Agustín). Se
permite el acceso de vehículos. Venta de productos autóctonos, partidos de
pelota vasca, bertsolaris, Levantamiento de Piedra, Aizkolaris, romería con
bailes vascos, etc.
Ostatu
zaharra baserria
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La citada finca (3.700 Ha) perteneció
desde 1270 a la Colegiata de Santa María de Roncesvalles y en algunos de los
mojones que se conservan pueden verse grabados báculos, cruces y otros emblemas
distintivos de la Colegiata. La finca fue
desamortizada en 1844 y posteriormente vendida por el Estado. Tras pasar por
varias manos se hizo con ella el empresario, político y periodista Rafael
Picavea, que vendió al Ayuntamiento de San Sebastián(24-12-1903) el derecho a
desviar de la regata de Elama hasta 203 l/sg. de agua con destino al abastecimiento
de San Sebastián. Tras las pertinentes comprobaciones el Ayuntamiento llegó a
la conclusión de que en el estiaje la regata proporcionaba un caudal
considerablemente inferior al contratado, por lo que hizo uso de la cláusula
del contrato que le autorizaba a obtener caudales de agua complementarios de
otras regatas de la finca (Enobieta, Urdallue, Errolarri, etc.), procediendo
inmediatamente a ejecutar las obras pertinentes.
Tal decisión no fue aceptada
ni por Rafael Picavea, ni por el Marqués de Acillona (que compró en 1905 el
80% de la finca). En 1906 Picavea (con su 20%) y el Marqués formaron la Sociedad Explotadora de Articuza.
Algún tiempo después de la disolución de la Sociedad (1908) se constituyó en
San Sebastián la Compañía Explotadora
de Articuza (1912), presidida por José de Acillona.
La situación degeneró en
diversos pleitos que se solucionaron el 27 de enero de 1919 cuando la finca
fue adquirida por el Ayuntamiento de San Sebastián a los herederos del
Marqués de Acillona, incluidas sus aguas, las concesiones mineras, el
ferrocarril, etc.
No habían transcurrido
treinta años cuando la infraestructura de abastecimiento de agua necesitó de
nuevas inversiones. El embalse de Enobieta se construyó en la finca entre
1947 y 1960 y en 1958 entró en servicio el denominado canal de Arrambide-Txorikokieta que, dotado de
una capacidad de 1.100 litros/sg., transcurría por una cota más baja que el
preexistente (90 m, de ahí su denominación de Rubus ulmifolius), o la ortiga (Ulex europaeus), el brezo (Erica
cinerea), (Erica vagans), el
brezo nazareno (Daboecia cantabrica),
la brecina (Calluna vulgaris), el
espino albar (Crataegus monogyna),
el tejo (Taxus baccata) y el
helecho (Pteridium aquilinum).
Por otra parte nos
encontramos con otra unidad como es el
embalse. La presa fue construida entre los años 1947-60 y su capacidad
aproximada es de 1.550.000 métros cúbicos. Estamos ante un ecosistema
artificial, donde se dan cita especies vegetales, muy interesantes como el
sauce (Salix caprea), (Salix atrocinerea), el avellano (Corylus avellana), el aliso (Alnus glutinosa)... todas ellas fuera
del agua. Próximas al agua e incluso sumergidas en parte, se da la existencia
de una serie de juncales con diferentes especies de este género. Sin
enraizarse en el suelo o flotando directamente en el agua contamos entre
otras con la famosa lenteja de agua (Lemna
minor), y diversas clases de potamogetonáceas.
Una e las especies más
representativas y que se relaciona con ámbitos de manantiales y arroyos de
aguas frías es la (Soldanella villosa),
un endemismo vasco-cantábrico muy difícil de encontrar.
Y si Artikutza alberga una
importante comunidad vegetal, no goza de menor interés animal. Una vez más nos vemos en la
obligación de resumir una lista de especies que sería interminable. Para
empezar, en lo que se refiere al embalse, se detecta la presencia de un
endemismo como es el desmán del pirineo (Galemys
pyrenaicos), el martín pescador (Alcedo
atthis), la garza real (Ardea cinerea), la trucha (Alytes obstetricans) y el andarríos chico (Las especies animales más
interesantes dentro del robledal son la musaraña de Millet (Sores coronatus), la ardilla roja (Sciurus vulgaris), el ratonero común (Buteo buteo), el trepador azul (Sitta europaea), el agateador común (Certhia brachydactyla), o la becada (Scolapax rusticola).
Junto al robledal, en el
pinar nos encontramos con especies como el carbonero garrapinos (Parus ater), el pico picapinos (Dendrocopos major), etc.
Ya en el hayedo, existe una
variedad faunística notable detectando la presencia del corzo (Capreolus capreolus), el jabalí (Sus scrofa), la Salamandra pirenaica (Salamandra salamandra), el gavilán (Acipiter nisus), o el lirón gris (Glis glis), mientras que en los
vecinos alerzales encontramos especies muy parecidas y otras nuevas, como el
herrerillo común (Parus caeruleus),
y el herrerillo capuchino (Parus
cristatus).
En la unidad denominada como
landa contamos con el topo común (Talpa
europaea), el ratón de campo (Apodemus
sylvaticus), la alondra común (Alauda
arvensis) o aves rapaces tan importantes como el aguilucho pálido (Circus cyaneus) y el águila culebrera
(Circaëtus gallicus).
Esta riqueza florística,
faunística, de ecosistemas y paisajes es lo que hace que Artikutza sea
denominada como verdadero Parque
Natural donde la labor de conservación debe ser prioritaria.
Como ya se ha comentado anteriormente,
Artikutza ha sido habitada por el hombre desde la prehistoria. Pero quizás,
los restos más numerosos sean los dejados entre la Baja Edad Media (s.XIV) y
el s.XVIII. De esta época son los numerosos ejemplos de ferrerías y estructuras metalúrgicas, como la de Artikutza, Goizarin, Elama, etc.
En ellas, el mineral de hierro era fundido y moldeado, hasta conseguir la
forma y la composición deseada. La existencia de estas ferrerías supone la
presencia de otras estructuras como presas (restos de la presa de madera de Goizarin), puentes (como el que existe sobre
el río Elama), restos del intenso carboneo intenso (plataformas carboneras).
También existen numerosas
estructuras de hornos, bien
realizados para la obtención de cal con la que abonar los campos, o bien
dedicados a la obtención de tejas, ladrillos, etc. El horno tejero más
importante de la zona es el horno
Gorritxo, mientras hornos caleros
destacables son: Elama, Loiola, Egazki, etc...
Por otra parte, existen, dentro
ya del poblado de Artikutza, bonitos ejemplos de lo que es la arquitectura vasca con caseríos como Olaetxea, Almandoz, Ostatu Zaharra,
etc... Dentro del mismo poblado existe una capilla o ermita que se encuentra
bajo la advocación de San Agustín así como diversas estructuras de molinos
hidráulicos muy interesantes. El poblado de Artikutza se dispone en torno a
la antigua ferrería de Elama que era la base económica de la zona antes de la
compra por parte del Ayuntamiento de Donostia-San Sebastián. Además los
habitantes del poblado se dedicaban a actividades madereras, a realizar
carbón vegetal, etc.
En el 1936 se construyó la
carretera que proveniente de Oiartzun, llega hasta el collado de Bianditz y
luego discurre por todo el área hasta llegar al poblado. Por otra parte,
existe una pista forestal que une esta misma zona con Goizueta. Existió
también un ferrocarril minero (1898-1917) de 18 Km de longitud y vía de 60 cm
de anchura que unía la finca con Rentería.
Existen
infinidad de itinerarios a realizar pero, quizás, el más representativo es el
que bordea el pantano partiendo del poblado de Artikutza volviendo a él. En
dicho paseo podemos disfrutar de diferentes ecosistemas, elementos históricos
y etnográficos y de un bonito paisaje.
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