VENERABLE HERMANO FRANCISCO (GABRIEL RIVAT, 1808-1881)

Adaptación del texto biográfico del Hno. José Diez Villacorta, 1999

El presente 2004 es el año del Hermano Francisco en la comunidad Marista. ¿Quién era este hermano que fue elegido por el Padre Champagnat para sucederlo al frente de la Congregación?

Esta es una breve reseña del "hermanito" que recibió la orden como superior de 280 hermanos, y a su retiro dejaba el cargo con 2086.

Nació Gabriel Rivat en la aldea de Maisonnettes, perteneciente a la parroquia y municipio de La Valla-en-Gier (departamento de la Loire), cerca de la ciudad de Saint-Etienne (Francia).

Cuando Gabriel tiene 5 años, su madre lo lleva al santuario de Valfleury y lo consagra a María. El niño llevará durante varios años un hábito azul como señal de su consagración.

El 15 de agosto de 1816 inicia su misión en La Valla como vicario parroquial el joven sacerdote Marcelino Champagnat y enseguida empieza la catequesis de los niños y jóvenes.

Marcelino Champagnat ha iniciado la fundación de su instituto de Hermanos de María el 2 de enero de 1817. Ya tiene 5 Hermanos, todos de la parroquia. Solicitado por el santo y emprendedor vicario, Gabriel es conducido ante Marcelino Champagnat: "Tome a este niño, haga de él lo que a usted le parezca bien: lo he consagrado a la Santísima Virgen y a ella le pertenece".

Gabriel será, pues, el 6º Hermano Marista, a los 10 años de edad: reviste el hábito distintivo y emite sus promesas religiosas el 8 de septiembre de 1819 con el nombre de Hno. Francisco. A los 12 años de edad empieza su labor apostólica en la escuela de Marlhes, haciendo de cocinero y aprendiendo la pedagogía de la enseñanza de manos de su Superior de Comunidad y director de la escuela.

La práctica acompaña a la teoría: por la tarde toma a los alumnos atrasados y les enseña la lectura, el catecismo y la oración.

A su paso por Tarentaise, de vuelta a La Valla el curso terminado, el P. Préher lo tienta de imitar a su hermano Juan Antonio que ya está en el seminario: "Yo no hago mi voluntad sino la de Dios, que se me manifiesta por medio de mi Superior" - replica admirablemente el "hermanito"-.

En 1823 es destinado a la escuela de Vanosc, departamento de la Ardèche. En 1825, a sus 17 años, el Hermano Francisco es nombrado director de la escuela. Marcelino Champagnat compone para él una oración para solicitar la ayuda de la Buena Madre, ya que el cargo lo asusta un poco. Pero, juzgado ya maduro en la vida religiosa a sus 18 años, el Hermano Francisco forma parte del primer grupo en emitir sus votos perpetuos: 11 de octubre de 1826.

 

El brazo derecho del Padre Champagnat

Hecha su profesión, el Fundador lo nombra como director para los cursos del noviciado del Hermitage. Permanecerá en la casa 32 años continuos, formándose y formando en las variadas disciplinas educativas y religiosas a los jóvenes aspirantes y novicios. Una de las ramas que más lo apasionan es la farmacopea: se introduce en el conocimiento de "los simples" medicinales y en la composición de remedios. Esto le permitirá ejercer como enfermero buena parte de su vida, y hasta tener fama de "curandero" en la región. Se conservan nada menos que 848 páginas de apuntes en los que consigna los nombres de enfermedades, su diagnóstico y su terapia.

Poco a poco el P. Champagnat hace del Hermano Francisco algo así como un Secretario General. Incluso le confía la dirección de la casa del Hermitage y del conjunto de los Hermanos en sus ausencias, particularmente durante sus estadías en París gestionando la aprobación legal del Instituto. En las numerosas cartas que le dirige, vemos cómo el Fundador lo va preparando para sucederle al frente del Instituto Marista.

Efectivamente, a su vuelta de París, el P. Champagnat está extenuado, no sólo por las agotadoras correrías de ministerio en ministerio, sino por la enfermedad que lo va minando y que en breve lo conducirá a la tumba.

Convocado un Capítulo General por el Padre Colin, Superior General de la Sociedad de María (de la que el Instituto de Hermanos de María se considera una rama), se reúnen en El Hermitage 92 electores, de los 250 Hermanos que tiene la Congregación, con el fin de nombrarle un sucesor al P. Champagnat. La votación se efectúa el 12 de octubre de 1839 en la que es elegido por mayoría absoluta el Hermano Francisco. Llevará el título de Director General, reservándose el P. Colin el de Superior General de toda la Sociedad (que comprende Padres, Hermanos de Enseñanza y Hermanos Coadjutores, Hermanas y laicos de la llamada entonces Tercera Orden).

El auge de la Congregación fue espectacular después de la muerte del Fundador. No sólo fueron numerosísimas las nuevas fundaciones de escuelas, sino que los miembros del Instituto se vieron acrecentados por la unión de 2 Congregaciones jóvenes con la nuestra: en 1842 son los Hermanos de la Instrucción Cristiana de Valence, con sede en Saint-Paul-Trois-Châteaux; y en 1844 los Hermanos de la Doctrina Cristiana de Viviers. Ambas fusiones darán origen a 2 prósperas "Provincias" y, por ende, a la descentralización de la administración del Instituto.

Otra importante adquisición: el reconocimiento legal del Instituto, en el año 1851, que tantos desvelos había ocasionado al Fundador. La firma del decreto de reconocimiento se estampó el 20 de junio. Contaba entonces la Congregación con 826 Hermanos, de los cuales 565 estaban dando clase; los demás, o en formación o ya en retiro.

Cuentan que fue la intervención directa del Fundador la que salvó al Hermano Francisco en persona en una cruda noche de invierno. Fue en 1842, en Usson. El Hermano Francisco había ido a visitar la escuela, pero llegó muy tarde, y fueron en vano los golpes reiterados en diversas puertas y ventanas: los Hermanos estaban profundamente dormidos. Invoca entonces al Padre Champagnat quien acude enseguida en su auxilio: el Hermano Camilo (en lo civil Jean-Marie Vialleton), Director de la escuela, siente la mano revestida con roquete que lo despierta y la voz que claramente le dice: "Levántate, el Hermano Francisco está a la puerta".

En 1854, habiendo renunciado el Reverendo Padre Colin a su título de Superior General del conjunto de la Sociedad de María, el Hermano Francisco asumió el título de Reverendo Hermano Superior General de los Pequeños Hermanos de María.

En 1858, junto con su Asistente el H. Luis María, el Hermano Francisco va a Roma para gestionar el reconocimiento del Instituto por la Santa Sede. A su regreso convencido de que debía presentar su dimisión, solicita se le otorguen al Hermano Luis María plenos poderes para la administración y gobierno general del Instituto. Sólo mantiene, pues, el título de Superior General, pero no las funciones. El 20 de julio de 1860 se despide y se retira al Hermitage. Escribe: "He tenido 20 años para prepararme a ser Superior y 20 años para su ejercicio; ¿tendré otros 20 para la reparación?"

Los tendría, efectivamente. Dejaba a su sucesor 2086 Hermanos, de los cuales 1445 en actividad.

Nombrado Superior de la comunidad del Hermitage, en lo sucesivo su vida será más y más contemplativa. El Reverendo Hermano Néstor, nuevo Superior General elegido en 1880, declara: "El Hermano Francisco merece el título de Fundador: 1º porque ha desarrollado considerablemente nuestro Instituto; 2º porque le ha adjuntado 2 magníficas Provincias, la de Saint-Paul-Trois-Châteaux y la de Aubenas, y ha creado una nueva, la del Norte; y 3º porque le ha dado la vida civilmente, obteniendo del gobierno la autorización del Instituto".

El día del Señor llegó para el Hermano Francisco el 22 de enero de 1881. Como estuviera ausente en la visita comunitaria del mediodía al Santísimo Sacramento, se lo fue a buscar a su habitación: estaba de rodillas ante su cama, sin conocimiento. Después de administrarle la unción de los enfermos, murió el mismo día a las 20 hs.

Multitudes acudieron a la exposición de su cuerpo y a su entierro, particularmente quienes a toda costa querían tocar objetos sobre sus despojos mortales. La expresión unánime en la región era: "Ha muerto el Santo". El Papa lo declaró venerable en 1968, reconociendo la práctica heroica de todas las virtudes cristianas, particularmente las virtudes teologales de fe, esperanza y caridad, y las cardinales de prudencia, justicia, fortaleza y templanza.

 

Oración al Hermano Francisco

Venerable Hermano Francisco, el Señor te llamó a su servicio desde tu infancia, invitándote a servirlo en una vida verdaderamente santa. Por tu intercesión, obténnos la sabiduría de llegar "A Jesús por María", mediante la buena voluntad, la sencillez y el abandono filial. Que tu oración, unida a la de María, nos obtenga también la gracia de …………………

junto con la de alabar al Señor que siempre escucha nuestras oraciones, ya sea de manera visible o invisible. Amén.

Padre Nuestro, Avemaría, Gloria.

Venerable Hermano Francisco, ruega por nosotros.