Ayer, mientras volvía del concierto de REM, hablabla por teléfono con mi madre quien me informaba sobre los últimos cómputos de las elecciones en EE.UU. Cuelgo y mi amigo me pregunta, por qué tanto interés en una elección presidencial extranjera. No supe bien qué responder. Podría haberle dicho que elegir al presidente de EE.UU. es casi como elegir al Presidente del Mundo y que, por lo tanto, a nadie le debería ser indiferente.
Sin embargo no es esa la razón. Supongo -y hay que ser honesto- que existe una cuota no menor de envidia. Uno que siguió las campañas, los programas, los discursos, etc. Se da cuenta que ésta no era una elección como cualquiera. Un presidente saliente, odiado por todo el mundo y con un apenas 20% de aprobación de su administración. Un candidato republicano que pretende continuarlo a punta de su condición de héroe de guerra, pero que personifica el conservadurismo y el estancamiento y, por la otra parte, un candidato demócrata, negro, hijo de inmigrantes, joven y locuaz, es decir lo más lejos posible de lo que ser un redneck, pero lo que sí es un ciudadano norteamericano común y corriente.
Barack Obama vino a representar las aspiraciones de tanta gente. Un tipo que hace 4 años se hizo mundialmente conocido por sus inspirados discursos, llega hoy a convertirse en presidente a pesar de todas sus condiciones que, hace algunos años, le hubieran valido una eliminación inmediata.
Por otra parte, aun sobrevive la amarga sombra de 2 elecciones presidenciales (Gore y Kerry) que perfectamente pudieron haber tenido otro resultado y que dejaron a un país con los crespos hechos y con la desilución de que por más que lo intentaran, algo más fuerte que ellos ponía a Bush en el poder.
Pero ayer se hizo historia. Lo peor que puede pasar es que no pase nada y seguramente no será así. Y para nosotros, todo este proceso nos da lecciones. Lecciones de que en ese país que tanto puteamos a veces, efectivamente en sus ciudadanos reside la soberanía, para inscribirse cuando quieran no obligados a votar sino por sus conciencias. Que allá logro eregirse como favorito un tipo con ideas, sentido común, aparentemente alejado de la chimuchina politiquera que dirige los destinos mundiales y con una profunda sensibilidad social.
Como leí por ahí ojala en este país hubiera alguien la mitad de inspirador y carismático que Barack Obama. A nosotros se nos vienen elecciones, en que nuestros representantes se esfuerzan porque no votemos, no permitiendo la inscripción automática, el voto voluntario, el voto desde el extranjero y el recambio en las papeletas electorales. Al final, acá más parece un modelo creado a imagen, semejanza e intereses de los que al final son elegidos, y no como un método de que los ciudadanos nos expresemos.
Habrá que ver si algo aprende nuestra fauna política de lo que pasó en EE.UU., claro, si es que tienen idea de lo que pasa, porque eso ya sería un avance. Desde Chile, un abrazo al pueblo norteamericano que supo hacer, tener esperenza y luchar por un genuino cambio.
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