D.R.M.
El historiador y escritor Antonio Lara Ramos presenta esta tarde a las 19.30 horasm en la Fundación Euroárabe –acompañado de Luis García Montero y Antonio-Claret García– su novela ‘La renta del dolor’, en la que narra la historia de una granadina que tras la Guerra Civil tuvo que exiliarse de España y que, 30 años después, volvió a Granada .
–¿Cuál es el origen de esta novela?
–Responde en mucho a la realidad, porque el personaje principal está inspirado en alguien real. Durante mucho tiempo me rondó la idea de contar la vida de alguien obligado al exilio y que, años después, regresa a la Granada de los años 60 y encuentra que su tierra ha cambiado pero que aún es una ciudad que no ha evolucionado ni en lo social ni en lo cultural.
–Entonces Matilde Santos existió.
–Sí, se trata de una señora mayor que a su regreso empieza a echar una mirada hacia atrás, siempre desde la perspectiva de que por delante aún le quedaba mucho por vivir. Conocí a Matilde en los setenta y mantuve una estrecha relación con ella. Su apellido real era Cantos. Ella tenía necesidad de contar su historia y yo, un chico joven entonces, fui la excusa perfecta.
–¿Qué fue lo que más le llamó la atención de su vida?
–Ella estuvo exiliada 30 años en México. Fue una mujer que rompió con su tiempo. No encajaba en la sociedad tradicional de la Granada de las dos primeras décadas del siglo XX, porque ella tenía un espíritu por encima de lo que representaba la ciudad. Por eso salió a Madrid, a finales de la dictadura de Primo de Rivera. Allí gana unas oposiciones como funcionaria de prisiones y empieza a desarrollar una nueva etapa, cuando tenía poco más de treinta años. Desde el punto de vista político también tiene su importancia, ya que mantenía contacto con las altas instancias de la II República. Cuando el Gobierno republicano se traslada, al final de la guerra, a Barcelona, llegó a ser directora general de Prisiones, pero al ganar la guerra los fascistas tiene que salir a la aventura, como muchos españoles. Primero a Francia, donde no llegó a estar un año por el empuje de las tropas alemanas, y de ahí a México.
–Pero en la novela Granada es protagonista.
–Me seduce más su vuelta a Granada, la Matilde que aporta una visión sobre nuestro pasado que probablemente muchos de los que vivían aquí no eran capaces de ver. Cuando ella regresa trae una bagaje, una madurez y una perspectiva de la España de su tiempo muy diferente, y aporta muchas cosas en una ciudad que tiene que redescubrir a cada paso.
–Parece que la Guerra Civil y el exilio son temas que no dejan de interesar a los novelistas.
–No puede disminuir, es imposible. Algunos vivimos aquellos años como adolescentes. Es completamente normal, dentro de la lógica interna de la sociedad española, recurrir a ese momento, porque es un tiempo que marcó muchísimo la trayectoria histórica del país y la vida de muchas personas. Aún, durante mucho tiempo, estaremos mirando hacia esa época.
–¿Cree que España está preparada para afrontar de manera madura la memoria histórica?
–Es necesario porque hay gente que lo reclama. No creo que se busque, en absoluto, hurgar en heridas ni ir en contra de nadie. Simplemente se persigue la dignidad de unas personas que en un momento determinado murieron en unas circunstancias muy lamentables. No entiendo por qué hay gente que se muestra tan contraria, porque no se trata de remover las viejas heridas.
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