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San
Alexis, bautizado como Eleuterio, hijo de un boyardo de la ciudad de Chernigov
llamado Fedor Biakont, nació en Moscú y tuvo como padrino
en la Santa pila bautismal al príncipe Juan Kalitá. Cuando
tenía 13 años tuvo un llamado especial de Dios. Un día
instaló las redes para cazar los pájaros y de repente escucha
una voz diciéndole: "¿Por qué cazas a los pájaros
Alexis? Tú debes ser el cazador de los hombres." El joven
Eleuterio decidió dedicar su vida al servicio de Dios y se ordenó
monje en el Monasterio de Epifanía en Moscú, con el nombre
de Alexis.
Vivió 20 años en este monasterio y se hizo conocer por su
sabiduría y sus esfuerzos espirituales. Para poder comprender mejor
los escritos por los Santos Padres de la Iglesia aprendió el idioma
griego. El Metropolita Teognosto, de origen griego, estaba necesitando
un ayudante ruso para la dirección de la diócesis y eligió
a Alexis. Durante 12 años vivió Alexis en la casa del metropolita
como su ayudante. Poco tiempo antes de la muerte del metropolita Teognosto
lo nombraron obispo de Vladimir. Después del fallecimiento del
metropolita Teognosto (año 1353) lo eligieron como su sucesor.
San metropolita Alexis dirigía a la Iglesia en aquel peligroso
tiempo cuando el poder del Gran Duque, quien gobernaba en Moscú,
disminuyó y hasta gobernaban otros. Esto ocurría en los
tiempos del Gran Duque Juan El Rojo y empeoró después de
su fallecimiento en el año 1359. Como heredero al trono se quedó
Demetrio de 8 años de edad (más tarde el héroe de
Don). El príncipe de Suzdal se convirtió en Gran Duque.
San Alexis, a pesar de la persuasión del nuevo Gran Duque para
que se aleje de Moscú, se quedó. Trataba de que el joven
de edad Demetrio no pierda su dignidad de Gran Duque. Ayudaba a Demetrio
con sus consejos, apaciguaba a los príncipes feudales y algunas
veces utilizaba severas medidas. El metropolita Alexis recibía
la ayuda y colaboración de su contemporáneo Santo Venerable
Sergio, abad de Radonezh, quien cumplía los encargos del metropolita.
Iba a Nizhny Novgorod y Riazan para apaciguar a los revoltosos príncipes.
Preocupándose
por el bien de la Iglesia y de la Patria, Santo Alexis viajó 3
veces a La Horda. La primera vez - según la tradición de
aquellos tiempos, en el comienzo de su cargo como metropolita; la segunda
vez llamado por el Khan Chanibek. La esposa del Khan Chanibek, Taidulá,
hacía 3 años que estaba muy enferma y había perdido
la vista. Mientras tanto a la Horda llegó el rumor sobre la santa
vida de Alexis. El Khan Chanibek escribió al Gran Duque pidiendo
que el Santo metropolita fuera a La Horda y curara a Taidula. De lo contrario
él amenazaba devastar la tierra rusa. No hubo la posibilidad de
rechazo. El Santo confió en Dios y fue apoyado con un signo alentador:
cuando oficiaba el tedéum en la Catedral delante del relicario
del metropolita Pedro se prendió, por sí sola, una vela.
Al llegar a La Horda, el metropolita Alexis ofició un tedéum
por la curación de Taidulá y cuando la bendijo con el agua
bendita, inesperadamente ella recuperó la vista. Para recordar
este milagro se edificó el monasterio del Milagro, ubicado en Kremlin
sobre la tierra regalada por Taidulá.
Ni bien regresó de La Horda, el Santo metropolita tuvo que viajar
allí por tercera vez. El nuevo Khan Berdibek exigía de los
príncipes rusos el aumento del tríbuto. Estaba preparando
la guerra contra la tierra rusa. Con la ayuda de Taiduá, Santo
Alexis tranquilizó la furia del Khan Berdibek y hasta recibió
el nuevo sello que confirmaba los derechos de la Iglesia y del clero.
Antes de su muerte (12 de febrero de 1378) santo Alexis tuvo el consuelo
de ver reafirmado el trono del Gran Ducado de Moscú y la Rusia
en el camino de liberación del duro y multisecular yugo de los
tártaros. |