Fernando Fader
(1882 - 1935)



La mañanita (perteneciente a la serie La vida de un día), 1917
óleo sobre tela- 80 x 100 cm
Firmado y fechado en el ángulo inferior izquierdo.
Ingresó en 1918. Adquisición.



La mañana (perteneciente a la serie La vida de un día)
, 1917
óleo sobre tela- 80 x 100 cm
Firmado y fechado en el ángulo inferior izquierdo.
Ingresó en 1918. Adquisición.


Mediodía (perteneciente a la serie La vida de un día), 1917
óleo sobre tela- 80 x 100 cm
Firmado y fechado en el ángulo inferior izquierdo.
Ingresó en 1918. Adquisición.


La nube blanca (perteneciente a la serie La vida de un día), 1917
óleo sobre tela- 80 x 100 cm
Firmado y fechado en el ángulo inferior izquierdo.
Ingresó en 1918. Adquisición.


La tarde (perteneciente a la serie La vida de un día), 1917
óleo sobre tela- 80 x 100 cm
Firmado y fechado en el ángulo inferior izquierdo.
Ingresó en 1918. Adquisición.


La puesta de sol (perteneciente a la serie La vida de un día), 1917
óleo sobre tela- 80 x 100 cm
Firmado y fechado en el ángulo inferior izquierdo.
Ingresó en 1918. Adquisición.



Crepúsculo (perteneciente a la serie La vida de un día)
, 1917
óleo sobre tela- 80 x 100 cm
Firmado y fechado en el ángulo inferior izquierdo.
Ingresó en 1918. Adquisición.


Anochecer (perteneciente a la serie La vida de un día), 1917
óleo sobre tela- 80 x 100 cm
Firmado y fechado en el ángulo inferior izquierdo.
Ingresó en 1918. Adquisición.




Desnudo
, 1921
óleo sobre tela- 110 x 150 cm
Ingresó en 1935. Adquisición de la CMBA.




Autorretrato
, 1925
óleo sobre tela- 75 x 65 cm
Ingresó en 1935. Adquisición de la CMBA.




Mañana tibia
, 1923
óleo sobre tela- 90 x 110 cm
Firmada y fechada en ángulo inferior izquierdo
Ingresó al Museo Castagnino en 1935. Donación Presidencia de la Nación.
Procedencia: Galería Muller. (Exposición póstuma)



La chacra
, 1926
óleo sobre tela- 90 x 110 cm
Sin firma ni fecha (?)
Ingresó al Museo Castagnino en 1935. Adquirida por la Comisión Municipal de Bellas Artes
Procedencia: Galería Muller (Exposición póstuma)


El alto, 1905
acuarela sobre papel - 32 x 16 cm
Ingresó al Museo Castagnino en 1935. Adquirida por la Comisión Municipal de Bellas Artes
Procedencia: Galería Muller (exposición póstuma)



Ruinas de Mendoza
, 1908
óleo sobre tela- 40 x 56 cm
Firmada y fechada en ángulo inferior izquierdo
Ingresó al Museo en 1939. Adquisición.
Procedencia: Galería Muller


La vaquita hosca, 1907
óleo sobre tela- 51 x 70 cm
Firmado y fechado en ángulo inferior izquierdo
Ingresó al Museo Castagnino en 1939. Adquisición.
Procedencia. Sr. Rafael Ferrara


Nació en Burdeos, Francia, el 11 de abril de 1882.
Su familia se trasladó a Argentina dos años más tarde, radicándose en Mendoza. Allí, transcurrió su infancia pero realizó sus estudios primarios y secundarios en Francia y Alemania, respectivamente.
En 1898 regresó al país y llevó a cabo sus primeros dibujos y acuarelas, plasmando calles y plazas de dicha provincia.
Viajó nuevamente a Europa en 1900. Hasta 1904 se instaló en Munich, ingresando en la Escuela de Artes y Oficios. Luego concurrió a la Academia de Bellas Artes y tomó clases con Heinrich Von Zügel, pintor animalista.
En 1906, realizó una exposición en el Salón Costa de Buenos Aires. En esa muestra se hizo evidente tanto su inclinación hacia la pintura de paisajes como el desprendimiento del estilo aprehendido en Munich.
Ya consagrado, en 1907 conformó el Grupo Nexus junto con Pío Collivadino y Carlos Ripamonte, entre otros. También adhirieron Rogelio Yrurtia y Cesáreo Bernaldo de Quirós, quienes en ese momento residían en el viejo continente. A los integrantes de esa agrupación los unió la necesidad de sentar las bases de un arte genuinamente nacional, encontrando en las tradiciones y escenarios naturales argentinos, los tópicos fundamentales para construir un discurso artístico de pertenencia.
Fader se instaló en Buenos Aires en 1914. Ese mismo año obtuvo el Primer Premio de Pintura por su obra Mantones de Manila, en el IV Salón Nacional de Bellas Artes de dicha ciudad. Debido a una afección pulmonar se radicó en Córdoba en 1916. Allí, inició una instancia de mayor libertad expresiva y realizó su producción pictórica más comprometida con el paisaje argentino, sus tipos y costumbres.
En las escenas serranas pintadas, cargadas de cierto tinte lírico, el artista plasmó inquietudes neorrománticas, donde sus emociones se tradujeron mediante el uso de la paleta.
En ese período, bajo la influencia del Impresionismo, su pintura derivó hacia una visión luminosa del ambiente, sin descuidar por ello otros aspectos de la composición. No obstante, a diferencia de los impresionistas, no representó la pura percepción de la luz. Por el contrario, los efectos lumínicos fueron realizados mediante el uso de colores claros. Rosas, azules y lilas se neutralizaron con grises a fin de representar los diferentes estados de la atmósfera. Las telas realizadas fueron resueltas con pinceladas cortas y empastadas. Algunas veces con una técnica sumamente minuciosa, de pequeños toques de pincel. Otras, empleando espátula y colores saturados, vibrantes y luminosos.
Las obras pertenecientes a la serie La vida de un día corresponden a dichas características y se instauran dentro de su período cordobés. Pintadas a plein air, el autor realizó ocho lienzos de un mismo paisaje, planteando la construcción de cada obra en base al registro de los cambios producidos por la luz del día. Es ineludible la referencia a las series de Monet, aunque Fader se mantuvo en un planteo naturalista con cierta inclinación hacia el simbolismo. Cada cuadro lleva como título el momento del día en que fue llevado a cabo, poniendo en evidencia las transformaciones sucedidas entre la Mañanita y el Anochecer. En su totalidad, estas telas constituyen la única serie unitaria por él pintada.
Fader se transformó en uno de los artistas más apreciados y reconocidos del país. Los paisajes realizados reflejaron el gusto argentino y representaron la pintura nacional. Sus muestras individuales, inauguradas año tras año en el mes de septiembre, se convirtieron en uno de los acontecimientos más importantes de la temporada artística de Buenos Aires.
En 1921, debido a su estado de salud y al mal tiempo, se vio obligado a suspender las incursiones al aire libre. Por lo tanto, debió buscar otros motivos para representar. Las series de desnudos nacieron como consecuencia de dicha situación. Desnudo pertenece a esa etapa y se diferencia de otras obras suyas ya que el cuerpo en reposo de la modelo se muestra en su totalidad, a la manera de los clásicos desnudos de la historia del arte. Con empastes y pinceladas vigorosas, el artista construyó con firmeza y expresividad la anatomía de la mujer, en un espacio apenas sugerido. Los colores potentes reflejan los estudios de luz sobre su piel nacarada y el jarrón con flores amarillas se repite en su obra Desnudo (rosas), perteneciente al MPBAEGCF.
En 1925 pintó Autorretrato. Bajo una apariencia inconclusa debido tanto a la técnica abocetada como a una paleta restringida al uso de dos tintes complementarios -naranjas y azules-, el autor representó su propia imagen reflejada frente al espejo, lugar que hoy ocupa el espectador.
Además de dedicarse a la pintura, fue nombrado Profesor Titular de la Cátedra de Paisaje de la ANBA.
Exhibió sus obras en el país, en España y Alemania. En 1915 participó en la Exposición Internacional en San Francisco, Estados Unidos, en la que consiguió una Medalla de Oro por su tela La comida de los cerdos.
En 1924 se realizó en AABA, su primera retrospectiva, y una Muestra Homenaje por sus 50 años, en los salones de la CNBA, en 1932. Allí se presentaron 119 obras concretadas entre 1904 y 1930. El artista no pudo asistir a causa de su enfermedad.
Finalmente, murió en Loza Corral, Córdoba, el 25 de febrero de 1935.